Nadie podía creerse lo que estaba pasando, era imposible y totalmente surrealista, aunque pensándolo mejor, después de todo lo visto en los mares del caribe pocas cosas podían resultar inverosímiles…

-Bueno- dijo entre dientes aquel hombre que aun siendo conocido no dejaba de resultar inquietante y misterioso, Barbosa, mientras tragaba el pedazo de una verde y sana manzana-… ¿cuál es el plan?

Will tardó unos segundos en reaccionar, pero una vez hubo asimilado que lo imposible no existía en aquellas latitudes decidió centrarse en lo realmente importante…

-Salvar a Jack…- hubo un silencio afirmativo por parte de la tripulación, a lo que Barbosa solo pudo reír.

-Gran plan el tuyo…- dijo irónicamente masticando otro pedazo de fruta.

Tía Dalma sonrió como solo ella lo hacia, denotando cierto deje de locura en sus gestos.

-tengo lo que necesitáis- se mordió el labio inferior sin dejar de sonreír, acercándose lentamente a Elizabeth. Esta no pudo evitar contener la respiración, no sabia que temerse... pero en un rápido movimiento tía Dalma se acercó a su cara, juntando frente con frente, sin quitar esa inquietante sonrisa, y con delicadeza se acerco a su oído, de modo que nadie mas lo pudiera oír

-…tú…

El corazón de Elizabeth comenzó a latir desbocadamente mientras sus ojos se abrieron en un gesto de tensión e incomprensión, tratando de negar que existiera el mínimo conocimiento en su interior sobre lo que tía Dalma trataba de advertirla.

-¿Y qué es eso, según vos?- preguntó Gibbs perdiendo un poco la paciencia ante la demencia de aquella excéntrica hechicera. Como respuesta solo le miró con los ojos muy abiertos.

-Si algo es deseado con el corazón no hay barrera que le impida avanzar hacia ello, el amor de verdad es lo único que ha salvado imperios, pero también destruido vidas…

Con esto ultimo Elizabeth noto que el nudo en su estomago cada vez pesaba mas, tanto que creyó no poderlo deshacer nunca. Todos los presentes, salvo Elizabeth estaban pensando que aquellas palabras estaban vacías de cualquier información que les resultase valida para solucionar lo que se les venia encima.

-Precioso-dijo Gibbs- pero no necesitamos palabrería, sino información concreta…no se ofenda, pero sin barco, sin mapa, casi sin tripulación…poco conseguiremos.

Tía Dalma pareció olvidar cualquier conversación anterior, y como si de unos invitados nuevos y repentinos se tratase les empezó a hablar de forma un tanto mas grave y seca…sin metáforas ni tramas enredadas, sin "palabrería".

-Barbossa os guiará en la travesia hacia el fin del mundo, solo el ha estado alli dos veces y ha vuelto para contarlo... él será vuestro capitán, vuestro mapa…y en cuanto al barco- dijo contestando a las preguntas mentales que probablemente todos se estaban haciendo- encontrareis al otro lado de la isla un hermoso barco de velas grises…listo para zarpar.

-Bien, entonces no hay tiempo que perder- dijo Barbosa- continuaremos esta hermosa y agradable charla en cubierta, señores.

Y en el mismo silencio que les caracterizó en su entrada a la cabaña volvieron al bote, aquel bote que les salvo, pero que a Elizabeth la condenó a vivir con la culpabilidad sobre su conciencia, una culpabilidad que difícilmente habría sentido alguien como Jack Sparrow, esto era algo que demostró a Elizabeth su incapacidad como pirata y la incapacidad de un pirata como Jack para amar y dar su vida por los demas, se habia defraudado a si misma…y no solo eso, sino que se sentía terriblemente mal por condenar a alguien, por elegir el devenir de, no solo un pirata, sino del hombre a quien había besado, a quien cual Judas había condenado a una muerte segura… absorta en su culpabilidad se sobresaltó cuando al salir de la cabaña un brazo la agarró con firmeza

-no lo olvides, solo tú puedes salvarle...

-pero…no será gracias a mi si aparece su cuerpo con vida, sino que será gracias a mi si este aparece muerto…

-si, condenaste su vida, condenaste a un cuerpo a ser pasto del infierno...

Elizabeth pensó en este punto de la conversación que tía Dalma no estaba resultando ser de gran ayuda emocional

-ehm…no tuve elección- dijo mirando al suelo.

-¿Qué añora el canalla y mueve la flecha del deseo, qué es lo único inmortal del ser humano, aquello que pierden los cobardes solo por salvar lo vano, lo material de la vida, ¿Qué es lo que puede salvar a Jack, querida?...podréis rescatarle mil veces, en mil lugares del mundo diferentes…y seguirá cayendo y levantándose, a falta de una salvación de verdad…que le impida caer de nuevo…ayúdale

Elizabeth quiso contestar, pero no supo como…

-Vamos, señorita Swann- le gritó gibbs desde el bote-no hay tiempo que perder.