Digimon no me pertenece ni tampoco ninguno de los personajes que aparecen en esta historia.

Escribo esto sin fines de lucro, solo para satisfacer mi obsesión por digimon y las parejas que deberían haber sido y no fueron, esperemos que en Adventure Tri puedan hacer algo por eso 3

Miré nuevamente el reloj, hace 10 minutos que llegué. Empecé a jugar con mis pies, en realidad con cualquier cosa que estuviera a mi alcance. ¿Por qué demoraba tanto?

Miré la escalera, impaciente, esperando a que bajara. Escuché cerrarse una puerta en el piso de arriba y sus tacos resonando contra el suelo.

Enfoqué mi vista en el piso superior, y la vi, tan hermosa con siempre, su cabello castaño estaba suelto ondeando tras su espalda, y su sonrisa era tan cautivadora, tan perfecta, todo en ella lo era. Me miró con esos ojos marrones tan hermosos que poseía, yo podría perderme en ellos todos los días. Tenía una sonrisa culpable en el rostro, sabía lo que iba a decir, la conocía tan bien.

Me miró indecisa, y yo solo pude sonreírle, ¿cómo podría molestarme con ella?, aunque me hiciera esperar horas por intentar quedar más hermosa de lo que ya es. Yo solo le sonreí con ternura, y le tendí la mano.

Ella sonrió radiante y me tomó de ella, era tan difícil dejar de verla, aunque no quisiera, mis ojos siempre regresaban a ella, a sus hermosos ojos, a su bella sonrisa.

Salimos y le abrí la puerta de mi auto y subió.

¿A dónde quieres ir Mimi? – pregunté.

Mmm… ¿Qué te parece la feria? ¿Te gustaría ir? - se veía tan ilusionada

Claro, vamos – dio un pequeño grito emocionado y arranque.

Ella me hablaba acerca de un nuevo libro que había conseguido, pero yo no podía escucharla. No podía dejar de pensar.

¿Cómo había logrado clavarse tan hondo en mi corazón? ¿Cómo había logrado destruir todas mis barreras, esas que yo mismo había puesto para no sufrir?

Recuerdo haber oído una vez "El amor es un juego que no me gusta jugar, porque cada vez que lo juego lo pierdo", no podía darle más razón, el amor solo te provocaba sufrimiento y dolor.

Yo lo sabía, lo había visto en mis padres, un día mi madre solo decidió que mi padre no le daba todo lo que necesitaba para ser feliz. Y él se había quedado destruido sin poder unir todas las piezas de su corazón. Aun ahora nunca se volvió a ver rastro de felicidad en sus facciones.

Después de lo que había pasado con mis padres, yo ya no creía en el amor, no podía. ¿Cómo hacerlo cuando las personas que tenían la obligación de mostrármelo no podían estar en el mismo cuarto sin empezar una pelea?

Incluso sabiendo todo eso, ¿cómo fue que la dejé entrar en mi corazón? Apenas la conocí debí haberme alejado, pero no pude.

La primera vez que la vi éramos tan solo unos niños, nos sentábamos juntos en las clases, ella siempre intentaba empezar una conversación conmigo, yo creo que era por parecer amable, aunque ella asegura que yo parecía una persona muy interesante. Después de unos días de sentarnos juntos no pude evitar notar que éramos completamente diferentes, como polos opuestos, seguimos siéndolo aun ahora, después de tantos años de amistad. Ella siempre sonreía dulcemente, era amable y linda con todos, solía emocionarse por todo, era una reina del drama y un tanto mimada por sus padres, se le hacía muy fácil abrirle su corazón a los demás y conseguir amigos.

Mientras que yo siempre me mantenía calmado, siempre llevando una máscara de serenidad. Nunca pudiendo abrirle mi corazón a los demás, sin arriesgarme a salir lastimado, sin darme una oportunidad de conseguir amigos.

Por esa razón fue una verdadera sorpresa cuando empezamos a hablar, incluso a mí me sorprendió, yo me había resignado a quedarme solo hasta que apareció ella, dándome una de sus sonrisas tan típicas. A pesar de que intenté mantenerme alejado, ella se resistía y al final solo me quedó ceder.

Después de un tiempo me di cuenta, nosotros nos equilibrábamos, ella era la dosis perfecta de alegría y dulzura que necesitaba en mi vida y yo era la dosis exacta de realidad y madurez que tanto le faltaban a ella.

Una cálida mano sujetando la mía me sacó de mis pensamientos y me recordó donde estaba. Bajé la mirada para encontrarme con la de ella, sus ojos me veían preocupados.

¿Estás bien Matt? – Me susurró – te he estado llamando desde hace un buen rato, ya llegamos.

Mire hacia el frente y me percaté de que tenía razón, ya estábamos allí y ni siquiera sé cómo hemos llegado.

Sí, estoy bien Mimi no te preocupes – le respondí mientras bajábamos

Al entrar a la feria, salió corriendo hacia la primera atracción que vio mientras yo la seguía. Entre juegos extremos y recolección de peluches llegó la noche.

Quiero ir a la rueda de la fortuna, desde allí podemos ver mejor los fuegos artificiales. ¿Podemos ir? – me preguntó emocionada

Está bien – le dije mientras la tomaba de la mano y dejaba que me jalara hasta allí. Ella me recordaba a un pequeño parajito, siempre emocionada, siempre inquieta.

Llegamos – la escuché decir – pero que cola más grande – volteé a verla y no pude evitar reír, arrugaba suavemente su frente y hacía una mueca de disgusto con los labios.

Seguro todos quieren ver los fuegos artificiales – le respondí – tu quédate haciendo la cola mientras yo voy por los tickets, ¿está bien?

La cola de la boletería era casi tan grande como la del juego, cuando llegué a donde estaba ella casi era nuestro turno. Subimos y esperamos a que iniciara. Llegamos lentamente a la cima, en ese mismo momento los fuegos artificiales reventaron y empezaron a iluminar la oscuridad el cielo, ella se levantó, yendo hacia la ventana. Se quedó allí, con las manos sobre el vidrio mientras miraba todo fascinada.

Y cuando la vi sonreír con las luces de los fuegos reflejándose en su cara, caí en cuenta, estaba completamente perdido.

Todo lo que había intentado para no rendirme a ese sentimiento se fue por la borda, porque una de sus sonrisas fue lo único que necesitó para destruir completamente mi fuerza de voluntad.

No pude evitar cuando esas palabras salieron de mi boca.

Te amo - le dije y al instante me arrepentí. ¿Qué había pasado con las malditas barreras que había puesto? ¡¿Cómo era posible que le hubiera dicho justo eso ¡a mi mejor amiga?! ¿Es que acaso me había vuelto masoquista?, ¿o qué?

La tensión y el pánico se apoderaron de mí, ¿qué pasaría si ella no siente lo mismo por mí?, no me había puesto a pensar en eso antes, ¿se arruinaría nuestra amistad?

Ella volteó lentamente mirándome sorprendida.

Así que… ¿me responderás? - no quería presionarla, pero esperar su respuesta tanto tiempo no le hacía nada bien a mis nervios.

Ella solo se puso a reír, y sentí como el sonido destrozaba mi corazón.

Solo tenías que decir que no sentías lo mismo ¿sabes? - le dije sin poder evitar el tono de cólera en mi voz.

No, no entiendes – dijo aun con la sonrisa en su rostro - estoy aliviada, por eso me río, pensé que tendría que esconder lo que siento por ti siempre, no soy tan fuerte ¿sabes?

E- Entonces tu... – ella se acercó a mí y me abrazó.

También te amo – podría jurar que es la oración más maravillosa que he oído en toda mi vida. Juntó sus labios con los míos y de pronto ya nada importaba, ni mis temores, ni mis demonios del pasado, tan solo ella.

Solo me quedó sonreír, sonreír como solo podía con ella, porque si me quedaba a su lado todo estaría bien, porque si ella se quedaba a mi lado yo podría ser verdaderamente feliz.

Porque yo daría lo que fuera tan solo por tener una vida junto a ella.

…..

Comentarios, amenazas de muerte y tomatazos son totalmente aceptados :3