¡Konichiwa!

Este es un fanfic con una temática algo extraña. No doy muchas explicaciones de cómo pasó simplemente lo puse y ya xD

Dejare en claro una cosa Este fanfic no es Yaoi Y dudo que lo sea no estoy segura~ En definitiva~ No creo que lo sea. Bueno, de igual forma dejo en claro que a lo mejor hay un poco de Shonen-ai ~~ [No lo sé, en serio] ~~

Algunas partes irán en POV (Punto de vista de algún personaje, etc.). Hay algunas cosas que cambie, a lo mejor está un poco OoC. Estás estarán en cursiva.

Capítulo I: ¡Soy una chica!

Sin más que decir aquí el fanfic:

Los personajes de Inazuma Eleven Go, Chrono Stone o Galaxy no me pertenecen le pertenecen a Level-5. Si me perteneciera, Inazuma no sería lo que es~.


Shindou Takuto, un chico excepcional, maravilloso, guapo, de grandes modales, de buena familia, por el que toda chica moriría por tener, sin embargo, él en toda su vida ha estado lejano a los tratos cercanos con cualquier tipo de muchacha, siempre ha estado junto a sus compañeros de fútbol o con su mejor amigo, Kirino Ranmaru. Desde que se conocieron se convirtieron en los mejores amigos, a pesar de que todo, a pesar de que Shindou sea un tanto exigente y que Kirino la mayoría del tiempo fuera molesta por su aspecto tan poco común. Pero a ninguno de los dos le importaba la opinión de los demás, de hecho es por eso mismo que ambos en sus quince años de su vida nunca han tenido novia, amiguita, mejor amiga, o amante. De hecho su trato hacía las chicas es un tanto frío, puesto que ninguno de los dos conoce bien a las chicas, tachándolas de "complicadas".

Imagínense a cientos de chicas en San Valentín tratando de salir con alguno de los dos, es obvio que no consiguen, pero ni una caminata juntos, todas esas chicas siempre son "rechazadas amablemente", pero a lo mejor más de alguna no se lo toma tan bien como debería. De hecho, puede que alguna de ellas quiera vengarse y trate de cambiarle por completo la vida a uno de los dos chicos, tal vez hasta el punto de poner su vida desde otro punto de vista. Desde el punto de vista femenino.

Pero, el principio de esta historia comienza con Kirino y Shindou, ambos en la misma cama… ¡No malinterpreten la situación! Ambos son mejores amigos desde hace muchísimo tiempo por lo que de vez en cuando el pianista invita al peli-rosa a dormir a su casa. Y como se pasan casi toda la noche hablando, es obvio que ambos caen cansadísimos en allí mismo, pero eso no es la cuestión, lo importante es que en esa mañana, era un día precioso, el cielo se despejado, las aves cantaban, y todo era tan pacifico. El castaño se removió en la cama semi-dormido, abrió ligeramente sus ojos, bostezo, y miró despreocupado hacía su mejor amigo. Siempre en las mañanas cuando Kirino se quedaba a dormir con él, lo miraba, pero… esa vez… sentía algo cálido en el rostro… ¿Un rubor acaso?

Sí, eso era, sin embargo no había razón. Era algo tan típico que lo viera… ¿Por qué…?

―¿Qué me pasa? ―se preguntó y miró de nuevo a Ranmaru, pero es que parecía que su figura y su rostro no eran los de siempre, eran más refinadas y delicadas―. De-debo estar alucinando, mejor me voy al baño.

Hizo lo dicho, cepilló los dientes, y sin dudarlo, se metió a la regadera para darse una buena ducha. Aun pensando en lo ocurrido apenas unos minutos, definitivamente su día se estaba poniendo extraño. Oh, pero eso era sólo el principio. Mientras él se encontraba en el baño, una de las sirvientas entró en la habitación, para dejarle la ropa limpia en la cama a Shindou, sin embargo esta miró en la cama para observar si quien estaba allí era el jovencito Takuto, pero no… vio otra cosa, vio a otra persona… vio a una chica… ¿Chica?

―No puede ser… el joven Takuto ha… ―masculló y un sonrojó apareció en su rostro, no podía imaginarse… eso―. Hum… no debería comentarlo con nadie, tampoco debería opinar… mejor me voy…

Y tan pronto como vino, se fue. Dejando a Shindou en la bañera y a Kirino semi-dormido en la cama. Esperen… ¿Semi-dormido? O sea que…

―Ah… ―susurró para después abrir los ojos y encontrarse con una molesta luz―, ha de ser muy tarde… ―se levantó y sintió algo extraño, el pijama que tenía le quedaba algo grande―. Qué raro. ¿Dónde estará Shindou?

Caminó un poco más adelante, y tan sólo pudo escuchar la voz de su amigo en el baño, así que no dudo en entrar. Se vio al espejo y vio muchas cosas raras: su cabello estaba un tanto más largo, su rostro parecía más femenino y ni que decir de su cuerpo… ¡Oh! Bajo la vista y se encontró con algo inesperado… tenía… algo que no tenía antes… tenía… ¿Pechos?

―¡Oh, por Dios! ¡Shindou! ―exclamó con su nueva voz, porque su voz también era más angelical, rápidamente el castaño salió del baño, obviamente colocándose una toalla en la cintura.

―¿Qué? ―cuestionó algo fastidiado y mojado, muy mojado.

―Yo… yo…

―Tú… ―murmuró y se dio cuenta de algo muy importante: del cuerpo de su amigo… o amiga, lo que sea―, ¿eres una chica? ¡¿Eres una chica?!

―¡Waaaaaa! ―gritó fuertemente Kirino en un intento desesperado por desahogarse.

Y Shindou estaba más asqueado que otra cosa. Su amigo se había convertido en chica de la noche a la mañana y…

―¡Y encima dormí contigo! ―exclamó nuevamente la chica o chico.

―Oye, no es momento para pensar en eso. Además lo hacemos desde hace mucho tiempo y no hicimos nada malo.

―Oh, claro, pero yo no era, ¡una chica!

―Cálmate, que harás que todos se enteren y eso no es bueno.

―¡Como si no se notara!

―¡No hay mucha diferencia!

Silencio, una de las mil y un cosas que le molestaban a Kirino era que lo fastidiaran por su apariencia. Shindou como su mejor amigo lo sabe muy bien, pero no midió sus palabras, hiriendo a su actual sensible amigo. Sí, es que ahora a Kirino le dio por bajar la mirada para ponerse a llorar.

―¡Es-espera! No quise ofenderte.

―Idiota ―reclamó con su voz angelical y con un par de lagrimitas en los ojos―. ¿No es suficiente con lo que me pasó? ¡Encima hieres mis sentimientos! ¡Estúpido!

El pianista nunca, nunca definitivamente nunca había visto a Kirino tan sensible. Ha de ser cortesía de su nueva vida.

―Mira… lo siento ―se disculpó mientras se acercaba a ella o él―. ¿Me perdonas?

El peli-rosa lo vio a los ojos y soltó una risa, una gran risa.

―¡¿Ah?! ―volvió a cuestionar Shindou―. ¿Qué te causa tanta risa?

―Nada. Es sólo que me doy cuenta que te pusiste más amable ahora que no soy un chico. Y me molesta un poco, pero me da risa que te disculpes por algo que me dicen tan seguido.

―¡Pero si tú mismo me has dicho que te hice sentir mal!

―Bah~ Son tonterías, digo, le restó importancia al final…

―Lo he dicho: "Las chicas son complicadas".

―No te pases, que mi mente sigue siendo la de un chico.

―¡JA! Claro, como digas.

―Me estoy molestando.

―Huy, Kirino Ranmaru se va a enojar conmigo. ¿Qué me hará? ¿Golpearme con su bolso?

―Muy gracioso, pianista de segunda, pero de diré algo, esto que me está pasando no es normal y debo saber cómo diablos termine así.

―En primera, no soy un pianista de segunda, segundo ya dejare las bromas, en tercera voy por el desayuno, que tengo mucha hambre.

―¿Me traerás el desayuno?

―… Pues… ¿Por qué no vas tú…?

―Claro, si no tienes problemas en que vean que "dormiste" con una "chica".

―Bien, te traeré algo.

―¡Gracias! ―gritó burlonamente Kirino.

El castaño bajo hasta la cocina, tomó una bandeja y comenzó a poner lo que él pensó que le gustaría desayunar, sin embargo una de las sirvientas entró a la cocina. Y no era cualquier sirvienta, era la que había visto a Kirino.

―Buenos días joven Takuto.

―Buenos días.

―Supongo que durmió muy bien.

Shindou se extrañó un poco por tal comentario, pero igual respondió:

―Sí, fue una noche tranquila.

―¿Sabe? Tiene buenos gustos ―opinó con una sonrisa pícara y el castaño sólo la miró arqueando una ceja―. Sí, con sus amigos, su ropa, en la comida, con las chicas… en especial en lo último, esa chica que está en su habitación es muy linda.

Shindou proceso la información: Sirvienta, Kirino, chica…

―N-no es lo que piensa…

―¿De verdad? Es una lástima.

―¡Ese es mi amigo Kirino!

―¿Amigo?

―Sí, anoche se quedó a dormir aquí.

―Oh, pero que yo sepa sus padres no dejan que sus amigos duerman aquí. ¿Los desobedeció?

―Bue-bueno…

Era verdad, sus padres eran muy estrictos. Más con ese tipo de cosas, por lo que cada vez que Kirino se quedaba en su casa, siempre era a escondidas.

―Ay, pensé que era una chica. Pero lo es… ¿no?

―Es que… sí, pero no…

―Discúlpeme, no lo comprendo.

El pianista echó un gran suspiró y le explicó la situación, la sirvienta sólo asintió y lo miró algo incrédula. Sin embargo, para que le creyera la llevo a su habitación donde se dio cuenta que sí era verdad lo que decía.

Shindou comenzó a preocuparse. Kirino se sentía confundido al no saber qué hacer, la sirvienta solamente observaba todo.

Oh, a Shindou se le erizaba la piel de imaginar lo que pasaría después, Kirino además de estar confundido quería: llorar, matar, reír, dormir, comer, romper algo…

Hormonas por todas partes.


Explicaciones finales:

Espero que lo hayan disfrutado. Ideas locas que salen de la nada.

Gracias por leer, y habrá que esperar a ver qué pasa, porque Kirino y Shindou guardaran el secreto y tendrán que afrontarse a nuevas situaciones… y encima, la escuela, el fútbol, y muchas cosas.

Sin más ojala y les haya gustado. ¡Sayonara! Hasta la otra, en el próximo capítulo.

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