Gui: Este fic participa en el reto "La flecha de Cupido" del foro El Escorpión que coleccionaba Rosas y por supuesto, es un Scorse. Se sortean primeras veces y me ha tocado "primer amor a primera vista", así que casi todo está escrito ya. Vamos a dirigirnos al famoso epílogo a hacer algo novedoso y guay. Espero que disfrutéis.

Disclaimer: Rowling no ha hecho ni hablar a Rose o a Scorpius en los libros, les daré vida entonces.


Soplo
¿Cuándo es la primera vez?

-¡Hola! -dijo Albus con patente alivio. Rose lo miró sonriente.

Estaba bastante contenta de estar con él, aunque no tenía la seguridad de que él estuviese contento con ella. Siempre había creído que se pegaba demasiado a su primo, además, siempre le había gustado, igual por pasar tanto tiempo juntos. Pero no decía nada, intentaba actuar distante para no parecer una lapa. Por lo menos podía quedarse con un poco de dignidad (en el severo autoanálisis que se practicaba) y no parecer una loca pegada a su primo.

El silencio reinaba entre los dos, pero seguían el uno al lado del otro. Ron se puso a hablar de las casas de Hogwarts con Lily y Hugo y ante la posibilidad de que les desheredara si caían en Slytherin (uno de sus mayores miedos) tanto Rose como Albus pusieron caras de terror que no se aliviaron con la afirmación de Hermione de que era una broma. Pero Ron ya no prestaba atención a la conversación. Señalaba entre los humos del andén nueve y tres cuartos a un grupo de tres personas.

Rose y Albus miraron para allá. Era una familia: el padre, la madre y... ¡qué guapo!

Rose miró al hijo como nunca había mirado a nadie. Solo se le veía de perfil, estaba mirando al tren. Los adultos decían no sé qué, papá le dijo que le superase en las notas al chico ese, mamá replicó no sé qué, Rose seguía mirando la cara de ángulos redondeados, piel suave y blanca, nariz recta y ojos perdidos en la lejanía a la que miraba. Pero papá dijo su nombre de nuevo y tuvo que mirarlo, o escucharlo mientras intentaba no perder de vista al chico. Concentrarse en las palabras de Ron le hizo perder la concentración en el chico.

Scorpius miró hacia donde miraba su padre y vio a muchos pelirrojos.

-Los Weasley.

Una chica pelirroja hablaba con un adulto pelirrojo. A su lado, un niño idéntico a Harry Potter escuchaba. Detrás de él, Harry Potter y otra adulta pelirroja, y entre los humos, otra mujer con dos niños pelirrojos.

Volvió a ver a algunos integrantes de la familia en el tren. De pasada. Y luego al llegar a Hogwarts, entre los niños de su curso. En un momento dado estuvo más bien cerca del chico moreno idéntico a Harry Potter y le preguntó si él también se apellidaba Weasley. El niño lo miró extrañado y no tuvo tiempo de contestar. Cuando abrió la boca, una manaza lo plantó en un bote acompañada por una voz gutural que le indicó a Scorpius que el niño se llamaba Albus.

Albus le contó el incidente a Rose.

-Era el chico que dijo tu padre. El rubio. Me preguntó que si yo también me apellidaba Weasley. ¿No te parece raro?

-Igual no sabe que eres hijo de Harry Potter. O no se ha dado cuenta de que si él es tu padre, te apellidas Potter.

Rose ya tenía una excusa para hablar con el niño. Cuando se bajaron de los botes se alejó un moento de Albus para acercarse al rubito. Y dijo:

-No, Albus se apellida Potter, como su padre. Pero su madre sí es una Weasley.

Dibujó una sonrisa encantada para el chico que la miró sorprendido pero que asintió. A la luz de luna parecía muy guapo. Rose se acordaría de su cara najo esa luz toda su vida. Sobretodo cuando, al día siguiente, le vio a la luz del sol. Perdía mucho con las desperfecciones al descubierto. Ella que pensaba que nunca se cansaría de mirarlo descubrió que era capaz de despegar fácilmente los ojos de él.


Rose Weasley siempre había sido una conocida simpática, nada mucho más interesante. Era pelirroja, coincidía con ella a menudo, era prima de Albus y Albus y él se habían acabado haciendo más amigos porque Albus no se llevaba muy bien con sus compañeros de Slytherin y frecuentaba más a los Ravenclaw. Rose también estaba en Ravenclaw, pero los chicos y las chicas no se cruzaban mucho. Rose Weasley nunca le había llamado especialmente la atención.

Hasta ahora.

-Al, ¡tu prima!

-¿Qué le pasa?

-Pero, ¿tú la has visto?

-¿Qué? Claro. ¿Qué pasa?

-La he visto contigo en el andén y no parece ella. Parece... diferente.

-Pero si es igual

-No, Al, no es igual. ¿Dónde está?

-Con sus amigas, yo qué sé.

No volvieron a hablar del tema en todo el trayecto, pero a Scorpius se le iba el pensamiento. Cuando llegaron a la estación de Hogsmeade, Scorpius buscaba a Rose con la mirada. ¿Dónde se había metido? Albus lo entendió.

-¿Qué pasa con mi prima tío? Ni que fuera la primera vez que la ves.

-Es la primera vez que la veo -Scorpius se señaló los ojos-, que la veo de verdad.

Se separaron en el Gran Comedor. A Scorpius le caía bien Albus pero no le importó la separación. Significaba que Rose aparecería por fin. Y entró por la sala. ¿Qué era nuevo en ella? No recordaba ninguna Rose, no recordaba su cara de antes, sus rasgos de antes, era un fantasme indefinido con nombre. La Rose de ahora era distinta, era perfecta. Era quizás el pelo, que llevaba suelto y cortado de manera que le quedaba perfecto, amoldado. O quizás era la túnica, que no estaba inmaculada y planchada como recién salida de la fábrica. O quizás era que llevaba una mochilita de un solo lado. O que se adivinaban sus piernas bajo la túnica: hacía calor ese uno de septiembre y muchas chicas llevaban faldas o pantalones cortos.

Rose se sentó bastante cerca de Scorpius, y le saludó cuando saludó a los demás. Sus ojos... eran sus ojos, que se pararon un instante en los de él y sonrieron. ¡Esa sonrisa!

Scopius se fue a meditar a su cuarto al final del banquete, y estuvo meditando y mirando a Rose al menos un mes. Y un día se acercó a Albus y empezó con pies de plomo, indeciso, intranquilo, algo asustado.

-Me está pasando algo que nunca creí que me podría pasar.

Silencio que alienta a continuar.

-Me gusta Rose.

Albus se quedó en estado de shock durante dos segundos. Y después su cerebro empezó a funcionar. A Rose le gustaba Scorpius... ¡desde siempre! ¿Se lo decía a Scorpius a bocajarro o esperaba a charlarlo con Rose? Igual mejor esperaba. Aunque no cabía en sí de gozo. No pudo esperar ni medio día.

-Rose, ¿qué harías si Scorpius te pidiese salir?


Nunca había visto a Scorpius tan nervioso. Le temblaban las manos y era adorable. No encontraba las palabras. Qué mono. Era gracioso, porque ella sabía lo que le iba a preguntar y él sabía lo que ella respondería. Aún así se les hacía cuesta arriba a ambos. Hubo un silencio incómodo después de que Rose murmurase un corto sí como respuesta a la pregunta temblorosa que Scorpius había tardado un siglo en formular.

No se miraban a los ojos hasta que se miraron. Rose alzó la cabeza y Scorpius reaccionó al movimiento. Se miraban y estaban muy nerviosos, pero ya lo habían visto muchas veces, sabían lo que venía ahora y estaban expectantes. Rose no se atrevía a acercarse y consideraba que Scorpius tenía que acercarse primero. Scorpius tampoco se atrevía pero sentía que tenía que hacerlo él. Y en el fondo le apetecía. La única vez en la que había rozado sus labios con los de alguien había sido en un beso fallido al abuelo Lucius. Ese recuerdo le hizo querer borrarlo.

Se acercó, mirando a Rose a los ojos, o a los labios. Y Rose se acercó un poco también, imperceptible. A Scorpius ya sólo le quedaba un milímetro por recorrer cuando Rose cerró los ojos y se acercó el final, cerrándole los ojos a Scorpius.

Al principio se quedaron quietos. Y luego Rose (o Scorpius) los movió. El otro contestó. Saborearon los labios del otro, sin tocarse. No duró mucho pero los corazones se les salían del pecho. Repitieron la operación tras una sonrisa. Se dieron la mano hasta despedirse. Aprendieron a besarse, a tocarse. Se contaron chistes, mentiras graciosas, secretos y recuerdos. Rose le contó su flechazo, lo fuerte que había sido en un primer momento y lo que había durado. Scorpius le explicó su nueva adquisición de la visión capaz de ver a Rose.

También se tocaron de más, probaron un poco, sin llegar a mucho. Luego cortaron por no sé qué razón, intentaron no hablarse y acabaron juntos en todas las clases, así que se hicieron amigos. O algo así, eso es otra historia.


Fin. Igual habría continuación, si me dejáis muchos reviews (con más de uno de más de una línea me conformo). Quería dedicarle esto a M.W y P.M, porque son mi modelo a seguir, les quiero mucho aunque nos veamos poco y no hablemos nada y me gustan mucho, los dos. He tomado prestados elementos de vuestras vidas, con cariño

Gui
SdlN