Personajes de Rurouni Kenshin no me pertenecen, este fanfic esta hecho de una fan para fans sin animo de lucro.

Capitulo 1: La máscara de cuero.

Kaoru Kamiya había tenido un día bastante duro. Su mejor amiga: Megumi Takani había contraído matrimonio con el bobo de Sanosuke Sagara, eso no era lo peor, lo peor es que había tenido que aguantar a más de una petarda en la boda cuando a Kaoru por error le cayó encima el ramo de la novia ( ni siquiera había hecho el amago de intentar agarrarlo).

-¿Se supone que la siguiente en casarse vas a ser tú?¡Entonces vamos a morir solteras!

Kaoru chirrió sus dientes de la rabia que esas burlas le provocaban.

-No hacía falta que Kaoru tomara el ramo de Megumi para saber que te vas a quedar más sola que la una, Misako. – Misao Makimachi arremetió contra aquella metomentodo.

Kaoru sonrió a su amiga, miró el ramo de rosas blancas y flores de cerezo blanco y se los llevo a la nariz para aspirar su aroma.

-¡Uggh! - Kaoru se tapó la nariz y alejó el ramo de la cara.

-¿Kaoru-chan? ¿Qué pasó?

-Es el olor de la flor de cerezo blanco me trae muy malos recuerdos… - dijo apoyando el ramo en la mesa del convite.

-¡Kaoru han pasado años de eso!

-6 años, 2 meses y 15 días. – dijo Kaoru en un suspiro.

-¿llevas la cuenta de los días?- Misao se llevó las manos a la cabeza. Había pasado mucho tiempo desde que su amiga perdió a su prometido por culpa de un horrible incendio.

- no puedo evitarlo, Misao, aun extraño a Kenshin. – Kaoru vio como Misao negaba con la cabeza en un signo de reproche.

- Kaoru, siento de veras la muerte de Kenshin, en serio pero… o sea el no se merece que lo extrañes tanto… el…

- ¡lo sé! pero aun así no se mereció ese final.

De repente las luces del salón se apagaron y ambas mujeres quedaron en silencio, la música del vals nupcial daba comienzo, Megumi estaba radiante con aquel vestido de Valentino, sin duda era la mujer más radiante de aquella noche, Kaoru suspiro y sonrió, se alegraba mucho por su amiga y por aquel zopenco, al principio no había dado un solo céntimo por aquella pareja pero el pasar de los años habían acallado muchas bocas, incluida la suya.

La brisa fresca juguetona de esa noche de febrero golpeo su cabello recogido en una trenza de espiga que le caía por el hombro derecho ya casi desecha por las horas que llevaban ya de fiesta, Kaoru se peinó un poco con los dedos y miró a uno de los balcones, si, le apetecía tomar aire, agarró su chal azul a juego con el vestido y dejó a Misao que miraba embelesada el baile de los novios como todos los demás y se dirigió al balcón. Era una noche preciosa, luna llena y un montón de estrellas en el cielo, se colocó un poco su vestido de seda azul claro trapeado con escote en forma de corazón y se miró los pies ¡malditos tacones! Mañana le dolería andar, se dirigió a la barandilla para ver el estanque de carpas que había en el jardín, no había mucha altura y se podría ver los peces perfectamente, entonces algo cruzo por el jardín a toda velocidad.

-¿señor Takeda?

Takeda Kanryu era uno de los invitados de la boda de Megumi, era el director del hospital donde trabajaba Megumi y hasta había dado un discurso de brindis por los novios, aunque a Kaoru le parecía un tipo desagradable, había muchos que le lamian el trasero. Lo vio correr como un poseso, como si le persiguiera el mismísimo diablo, Kanryu se tropezó y cayó en un matorral de rosas, Kaoru se rio por lo bajo de seguro ese hombre iba ya borracho.

La sonrisa de Kaoru se borró al instante del rostro cuando vio a un segundo personaje acercándose al matorral.

Iba vestido de negro riguroso, guantes, Jean y camiseta negra abrigado con una cazadora de cuero larga del mismo color con capucha que ocultaba su cabello, pero eso no era lo más llamativo de la vestimenta de aquel tipo. Llevaba una máscara, una máscara de cuero negra que le cubría toda la cara exceptuando los ojos. Aquel tipo era aterrador.

-¡Por favor no me mates! Te daré lo que quieras: ¡dinero, joyas, mujeres!

Kaoru se agazapó al oír semejantes palabras, esto no podía estar pasando y menos en la boda de una amiga. El tipo de negro susurró algo que Kaoru no pudo oír, pero fuera lo que fuese había provocado una mueca de horror en Takeda. Acto seguido y en un pestañeo el tipo sacó de debajo del abrigo una katana que llevaba oculta. Kaoru no respiro cuando aquel sujeto le rebanó el cuello de un tajo limpio.

La joven dejo escapar un poco de aire de sus pulmones que se convirtió en un quejido de terror, fue sin querer, Kaoru se maldijo a si misma por hacer ruido, el tipo seguía inmóvil mirando el cadáver parecía que no la había escuchado ¡qué suerte! Tomo su bolsito azul donde llevaba su teléfono,¡ tenía que avisar a la policía!

-oh, ¿ va a llamar a la policía? ¿Podría ser usted más amable y dejar deleitarme mientras veo a ese cerdo sangrar?

Kaoru parpadeo y dirigió su mirada a la barandilla del balcón, el tipo de la máscara le miraba subido a ella agachado en cuclillas con la cabeza ladeada, como divertido ante lo que observaba.

La joven se levantó de golpe y retrocedió unos pasos asustada. La máscara de cuero dejaba ver dos ojos de color ámbar, que la miraban tan fijamente que a Kaoru le dolía el alma. Nunca había visto nada igual, unos ojos que expresaban una rabia, dolor y odio intenso.

-Por favor no…. No me mate yo….

-No pienso hacerla daño señorita Kamiya.

- ¿Cómo sabe mi nombre?

El enmascarado saltó al suelo y se puso a unos centímetros del cuerpo de Kaoru.

-Oh, simplemente me interese por saber el nombre de la chica más hermosa de la fiesta.- tomó una de las manos de la chica mientras hacia una reverencia e hizo como si se la besara.

Kaoru se ruborizó y se maldijo a si misma porque el hombre enmascarado se rio debajo de aquel cuero al ver la reacción de la mujer.

-¿se está burlando de mí?

- solo un poco. – el enmascarado hizo una pose juntando ambas manos como de pedir perdón.

- ¿Kaoru? – Misao se asomó desde el interior al balcón buscando a su amiga. – Kaoru que haces aquí sola, vas a agarrar un resfriado.

Kaoru parpadeo, se había girado un instante para ver a la persona que la llamaba ¿sola? Se giró sobre sí misma y el tipo de la máscara ya no estaba. ¿la había dejado viva? ¿Por qué?

Un grito alarmo a Kaoru y a Misao, ambas se asomaron al balcón una mujer del servicio del salón había encontrado el cadáver de Takeda.

-¡Oh dios mío! – grito Misao llevándose las manos a la boca.

Al día siguiente era la comidilla de todos los noticieros en TV y prensa. Kaoru había comprado ese día absolutamente todos los periódicos que hablaban del suceso, incluso había recopilado números antiguos (tenía un amigo periodista) que hablaban del asesino, estaba sentada en el sofá de la casa de los Sagara y ojeaba un periódico.

.Hitokiri Battosai… asique así se hace llamar… - dijo la joven colocándose bien las gafas de leer.

-Vaya mierda de nombre, ¡que pretende ese tipo destrozando mi boda! – Megumi se tiraba de los pelos

- Tranquilízate mi amor, mañana cogemos un vuelo a hawaii y si sigues así de histérica no nos dejaran embarcar. – Sanosuke perseguía a su mujer por toda la sala.

- ¡como lo pille, lo desangro, lo juro!

Kaoru dejo a un lado el periódico y fue a tranquilizar a su amiga que la abrazo con fuerza. Esa mañana ya había prestado declaración a la policía, el inspector Aoshi Shinomori, un amigo íntimo de Misao era el encargado de llevar el caso, según le contó a Kaoru, llevaban 2 años detrás de él, había asesinado a más de una veintena de personas, era aterrador y ella lo había tenido a escasos centímetros de su cuerpo, tan cerca… tan íntimo. Un escalofrío el recorrió la espina dorsal.

-Sera mejor que me vaya a mi departamento, se está haciendo de noche.

-oh está bien querida, descansa, tú has sido la más perjudicada en todo este lio. – dijo Megumi acariciándole el pelo a modo de hermana mayor.

Kaoru conducía su Auris color negro a toda velocidad, quería llegar a casa, tomar una ducha y leer minuciosamente toda esa fila de periódicos, paró en un semáforo en rojo y suspiró, sus ojos se fueron hacia la pila de periódicos del asiento del copiloto y de repente agarró el primero con fuerza, no podía creerlo, el periódico era de hacía 5 meses, en la portada un cadáver, el cadáver de una persona que conocía bien.

-¡Kiyosato! ¡No puede ser! Esta… ¿muerto…?

Kaoru dejo caer el periódico de sus manos, entonces como una tormenta los recuerdos que siempre la acompañan le volvieron a recorrer el cuerpo.

FLASH BACK.

Hace seis años el mundo de Kaoru Kamiya era muy diferente, vivía en un dojo grande con muchos alumnos, ella era la joven promesa de la familia, su padre estaba tan orgulloso de ella…

Un día fueron visitados por el patriarca y matriarca de la familia Himura, querían a Kaoru como prometida de su único hijo: Kenshin Himura.

Los Himura también eran dueños de un gran número de Dojos por todo Japón, eran inclusive más influyentes que los Kamiya, Kojiro no dudo en darles la mano de Kaoru.

Kaoru y Kenshin se reunieron por primera vez como prometidos en una fiesta que dieron las dos familias en casa de los Himura, Kenshin era el hombre más guapo que Kaoru había conocido, sus ojos violetas contrastaban con su pelo rojo, recogido en una coleta alta, aquel cabello era una autentica lava volcánica. Pero… Kaoru no tardó en darse cuenta que Kenshin no era feliz en ese compromiso.

De la nada en la mente de Kaoru surgió la imagen de una mujer muy hermosa… Tomoe Yukishiro…

En la fiesta de compromiso de Kaoru, Tomoe acaparó todas las miradas con aquel vestido rojo tan inapropiadamente corto, Kaoru la miraba con el ceño fruncido desde una esquina ataviada con un kimono apropiado para la ocasión ¿Quién era aquella mujer tan poco recatada? Kenshin apareció a su lado.

-Kaoru te traje el té frio que querías.

- gracias Kenshin – Kaoru se ruborizo nada más verle y con agradecimiento le tomo el vaso de las manos.

Se veía tan condenadamente guapo con ese traje negro, para tener solo 19 años era muy atractivo, Kaoru no puso ninguna queja en ese compromiso, conocía a Kenshin de antes, el campeón de Japón de kendo, era su admiradora, cuando le comunicaron su compromiso con él, ella había llorado de alegría.

-Oye… Kenshin…

-Sabes Kaoru creo que voy a ir a tomar el aire, tanta gente me esta agobiado.

-Oh, ¡quieres que te acompañe? – sonrió la joven.

-¡No! – Dijo casi en un grito de horror, Kaoru se encogió del susto – quiero decir… perdóname, hace frio y no quiero que te resfríes, iré yo solo, volveré antes de que te termines el té.

Kaoru asintió y vio cómo se alejaba de ella con cierta rapidez y salió por una de las puertas, Kaoru no le dio más importancia y siguió sorbiendo del té mientras había entablado una conversación con la madre de Kenshin.

Paso media hora, y el té de Kaoru había terminado hace tiempo, Kenshin no apareció. Algo la estaba incomodando, algo iba mal, aquella mujer del vestido rojo tampoco estaba en la sala

-disculpe señora Himura, ¿podía indicarme donde están los aseos?

La mansión Himura era enorme, pasillos largos y sobrios, todo en ese hogar era muy recto y correcto, por eso Kenshin Himura era tan callado había tenido una educación exquisita, las veces que habían coincidido en los torneos ella lo había comprobado de primera mano, siempre la había sonreído y siempre había sido educado con ella, Kaoru lo había amado en secreto, desde que había sido una niña de 12 años, cuando lo vio participar por primera vez en un campeonato, aquella vez, Kenshin quedo segundo, detrás de Akira Kiyosato, pero eso no había apagado la luz de la estrella de Kenshin el cual, al año siguiente, se hizo con el primer puesto ganándolo 5 años más consecutivos. Cuando a Kaoru le anunciaron el compromiso su corazón se llenó de alegría y orgullo, pensaba que Kenshin sentiría lo mismo, siempre la había tratado con cariño y en su fantasía de niña adolescente eso equivalía a un mutuo sentimiento. Nada más lejos de la realidad.

Había llegado al fin al Dojo buscando a Kenshin, y lo había encontrado si… lo había encontrado. Las lágrimas de Kaoru cayeron de sus ojos en silencio mientras observaba aquella escena, Kenshin semi desnudo acorralando a aquella mujer del vestido rojo contra una de las pareces, mientras se besaban apasionadamente, como si no hubiera un mañana. Tomoe se percató de la recién llegada y la sonrió lascivamente mientras Kenshin, ajeno a ella, seguía besando el cuello de la mujer.

Kaoru los dejo a solas, no pudo, no tuvo valor de interrumpir la escena, ¿Qué iba a exigir? Se dio cuenta de que todo había sido una fantasía de su cabeza, que ella era la única tonta a la que habían impuesto un matrimonio que a ella le parecía bien, jamás se detuvo a pensar si realmente Kenshin estaba a favor de aquello, todo había sido un producto de su imaginación, ella solita se había metido esa romántica historia en la cabeza.


Los padres de Kaoru no entendían por qué esa repentina negación de su hija de casarse con el joven Himura, ella había estado de acuerdo desde el principio y ahora la joven quería romper el trato. Aquella tarde se dispusieron a ir a casa de los Himura para pedir perdón y retractarse del compromiso, Kamiya Kojiro era un hombre de honor, pero también era un padre que amaba a su hija por encima de todas las cosas, y si su hija no era feliz con el joven Himura como él pensaba en un principio no tenía más que pensar.

El coche se iba acercando a la mansión de los Himura cruzando unos viñedos propiedad de la familia, el padre de Kenshin era aficionado al vino, Kaoru observaba el paisaje desde la ventanilla del asiento trasero, no había hablado en todo el trayecto.

-dios mío ¿qué es eso?- grito Kojiro.

Kaoru miro al frente y lo que vio la dejo horrorizada, a lo lejos la mansión Himura junto con el dojo, ardían en llamas, una columna de humo negro se hacía camino hasta el cielo. Cuando llegaron a la mansión una ola de calor los abrasó.

-Kenshiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiin!

-Kaoru no te acerques, llamare a emergencias. – dijo Kojiro agarrando a su hija la cual se lanzaba hacia la casa en llamas.

Kenshin Himura fue el único superviviente de aquella tragedia, pero tardó mucho en recuperar la conciencia en el hospital, estaba vendado de pies a cabeza, había sufrido quemaduras muy graves en su cuerpo y su cabeza había recibido varios golpes, todo lo que veía Kaoru era una momia inerte que llevaba dos semanas en coma inducido. Todas, absolutamente todas las tardes después del instituto Kaoru iba a la habitación de Kenshin a leerle libros y hablarle, ella pensaba que tal vez así no se sentía solo. Muy pocos familiares le fueron a ver al hospital, eso a Kaoru le dio mucha pena, y la mujer del vestido rojo… no dio señales de vida.

Una tarde Kaoru vio salir al doctor de Kenshin de la habitación.

-¡Doctor Gensai! ¿Cómo esta Kenshin?

-Oh, señorita Kamiya ¿otra vez por aquí?

-Vengo todas las tardes.

-Si eso me ha dicho Kenshin, le encantan tus historias dice que se divierte mucho – el doctor sonrió.

-… ¿Cómo que se lo ha dicho Kenshin? – dijo Kaoru alzando una ceja.

Kaoru entro en trompa en la habitación de Kenshin furiosa, y miro a la momia inerte en la cama.

-Kenshin Himura deja de fingir que estas en coma, ¡llevas 5 días despierto!

Al fin el joven abrió los ojos violetas y la observo enfadada, Kenshin empezó a reírse mientras se quejaba del dolor que eso le provocaba en el cuerpo.

-Kaoru perdóname, era divertido ver lo que me contabas, sin que tartamudearas.

- ¡yo no tartamudeo!

- un poco si, al menos es lo que yo recuerdo cuando hablábamos en los torneos.

- ¡eso es porque me daba vergüenza hablar contigo! – Kaoru se tapó la boca y se sonrojo.

Kenshin la observaba desde la cama, Kaoru hubiera dado todo su dinero por saber que pensaba Kenshin en esos momentos de ella.

Así paso un mes, todos los días le hacían diagnóstico y pruebas para ver como evolucionaba, seguía en estado de observación y grave, era un milagro que estuviera vivo.

Kenshin y Kaoru habían creado un fuerte lazo de amistad, todos los días Kaoru le contaba sus historias al joven y este se reía de sus ocurrencias.

-Kaoru me alegro mucho de tenerte a mi lado, me haces mucho bien.

- gracias Kenshin.

- quiero preguntarte algo…

-dime.

-¿Por qué ese día ibais a mi casa tu padre y tú? Me dijeron que fuisteis vosotros los que disteis la voz de alarma y que gracias a que aparecisteis sigo vivo.

- …..

- ¿Kaoru?

- veras, Kenshin yo… iba a romper el compromiso.

Vio como los ojos de Kenshin se agrandaban de la sorpresa entre los vendajes.

-¿Por qué?

Kaoru frunció el ceño, ¿sería cínico? ¿O realmente le preocupaba la ruptura del compromiso?

- Kenshin deja de fingir ya y de hacerte el niño bueno yo se…

La puerta del cuarto se abrió de golpe y dejo pasar una figura femenina despampanante envuelta en un vestido azul oscuro, otra vez inapropiadamente corto.

-¡Tomoe! – dijo Kenshin intentando incorporarse.

-oh mi pobre Kenshin que alivio que estés bien, estaba sufriendo mucho por ti.

La mujer se acercó ignorando completamente a la joven Kamiya, la cual se levantó de la silla dispuesta a irse de la habitación. Cuando Kaoru tomó el pomo de la puerta para abrirla escucho un grito ahogado, se giró del golpe alarmada y lo que vio la dejó helada.

Las manos vendadas de Kenshin intentaban estrangular a la hermosa mujer, que ya se estaba poniendo azul de la falta de aire.

-¡TU! ¡TU! ¡TÚ Y KIYOSATO!

Kaoru corrió para separar a ambos con toda su fuerza que hizo que ambas mujeres cayeran al suelo. Tomoe se levantó tosiendo.

-¡Maldito estorbo! ¡Tenías que haber muerto con tus padres! ¡Tu le robaste la felicidad a Kiyosato! ¡Tendrías que estar pudriéndote bajo tierra!

- vete Tomoe a juro que acabare contigo, si descubro que tú y Kiyosato habéis tenido que ver en esto…

FIN FLASH BACK

Un auto toco la bocina varias veces eso hizo reacción en Kaoru que se despertó de su ensoñación y miró el semáforo que ya estaba en verde. Llegó a su apartamento donde no fue recibida por nadie, hacia cosa de dos años su padre había muerto después de padecer un horrible cáncer, su madre había vuelto a su ciudad natal con sus abuelos, no soportaba estar en el dojo sin su marido. El dojo familiar había caído en desgracia, desde que su padre enfermó los alumnos dejaron de ir y no tuvieron más remedio que venderlo a la familia Kiyosato.

Aún recuerda la cara de gusto de la señora Tomoe Kiyosato el día del contrato de compraventa, ese horrible olor a perfume de cerezo blanco… la odiaba, odiaba a esa arpía, no paso ni dos semanas del entierro de Kenshin cuando esa mujer contrajo nupcias con su marido. ¿No se suponía que eran amantes? Kaoru siempre había sentido que le faltaba una parte de la historia para comprender del todo lo ocurrido hace años, por qué Kenshin reacciono así en el hospital.

Kaoru abrió la llave del agua caliente y aprovecho mientras esperaba que saliera a temperatura adecuada para quitarse la ropa entonces recordó una cosa.

Unos días antes de la muerte de Kenshin, hubo una visita de un hombre extraño, alto y muy corpulento con cara de comerse el mundo si le diera la gana, decía ser el tío por parte de madre de Kenshin ¿Cómo se llamaba?

-Seijuro Hiko…. – susurro Kaoru

FLASH BACK

-Así que esta es tu prometida… no tiene muchas curvas… - dijo aquel hombre recién llegado mientras se dejaba caer al asiento de invitado de la habitación de Kenshin.

Kaoru lo miro con rabia.

-Tío, por favor… - dijo Kenshin desde la cama.

- sí, sí, perdón, supongo que es porque aún es una niña ¿Cuántos años tienes? ¿13?

-¡tengo 17! – Kaoru se puso roja.

- entonces vas un poco retrasada con el metabolismo niña.

Era el colmo, agarró su bolso de la escuela y abrió la puerta de mala gana, no tenía ni tiempo ni paciencia para aguantar estupideces de un desconocido.

-Muy poca teta pero mucho mal genio – escucho decir a aquel bribón.

-¡HIKO POR DIOS! – Kenshin parecía estar igual de hastiado que ella.

FIN FLASH BACK.

Kaoru rechino los dientes ante ese recuerdo, y se miró al espejo que se iba empañando en vaho por el agua caliente, Hiko tenía razón su metabolismo había estado durmiendo hasta que un buen día decidió hacer acto de presencia, el cuerpo de Kaoru empezó a cambiar casi al cumplir 18 años sus pechos crecieron y su cuerpo se llenó de curvas que a más de uno han mareado. En la universidad fue una de las más deseadas, el cabello siempre iba suelto y se lo ondulaba un poco con la plancha, menos cuando iba a su trabajo de instructora en el dojo Maekawa que se lo recogía en una coleta alta. Había muchos chicos que solo iban cuando ella daba clases, era un poco pretencioso pero a Kaoru eso le gustaba, saberse deseada, al menos se sentía atractiva. El complejo que había sentido hacia años aquella noche ante aquella hermosa mujer se había prácticamente borrado.

Se duchó, se enrollo en una toalla gigante y salió hacia la cocina donde se sirvió un jugo de naranja. Miró a la terraza donde tenía tendida su ropa interior que seguramente ya estaba seca, salió rápidamente y ni se molestó en encender las luces para ver mejor , ya era tarde cuando se quiso dar cuenta que en la terracita había alguien.

Kaoru estaba inmóvil agarrando la toalla que era la única barrera que había hasta su desnudez absoluta.

El hombre enmascarado apoyado en una de las paredes de brazos cruzados observándola en silencio, Kaoru podía ver una pizca de diversión en sus ojos albariños. Podía notar como se la comía con los ojos, como observaba divertido como las gotitas de agua caían desde su cuello y se perdían en su escote.

-Estoy pensando… que esa toalla está estorbando.- dijo divertido.

- ¿qué hace usted aquí? ¿Qué quiere? Ya he hablado con la policía.

-si… eso ya lo sé…. – dijo suspirando- he venido a pedirle un favor. – el hombre se acercó a Kaoru despacio.

- ¿favor? ¿Qué favor? ¿Por qué le haría un favor? – Kaoru retrocedió hasta chocarse contra la pared. Estaba acorralada.

- vera, cometí un… pequeño error de cálculos, estoy buscando una cosita que creía que estaría en el laboratorio de ese cerdo de Takeda, pero resulta… ¡que lo llevaba encima la noche que le raje el cuello! Y ahora lo tiene la jodida policía… en poder de Aoshi Shinomori, su amigo…

-¿y qué quiere que haga yo?

- Bueno usted es amiga íntima de su novia ¿no? Cómo se llama…. A si, Misao.

-Misao no es su novia.

- oh, amor mío, entonces Misao no es tan buena amiga, no te ha contado lo suyo con ese poli.

Kaoru abrió la boca para protestar pero no sabía muy bien de que, Del hecho de que lo de Misao fuera verdad, o del hecho de que la había llamado ''amor mío''.

El tipo siniestro la atrapó en la pared apoyando su cuerpo en ella dejando atrapada a Kaoru entre sus brazos.

-Un dispositivo USB color rojo, lo llevaba en uno de sus bolsillos, contiene información valiosa para mí, escúchame atentamente: vas a ir a casa de tu amiga y ¡oh, sorpresa¡ vas a descubrir que el inspector Shinomori vive allí, en el tercer cajón de la mesilla izquierda de la habitación de tu amiga encontraras el USB, llevaras una tablet que te llegara mañana por correo urgente, conectaras el USB no tendrás que hacer nada más, yo hare el resto desde mi propio computador que estará conectado desde el principio a la tablet, veré si intentas abrir el contenido, como vuele esa idea por esa linda cabecita tuya, te juro que te rebanare ese lindo cuello como hice con Takeda.

Ya se colmó el vaso, Kaoru lo empujo fuerte.

-Y que si no quiero hacerlo imbécil, vamos, mátame ya, ¿crees que eres el único que sabe manejar una espada?¡ veamos quien rebana el cuello a quien!

- oh, no, no, muy mal, no debes revelarte así, no hasta que termine de contarte el final de mi plan.

- ¿Qué final?

- tu mama, está en Nagano, ¿verdad?

Kaoru abrió los ojos como platos.

-Veras tengo un… amigo que vive cerca, es más, se ha hecho amigo suyo y está esperando ordenes mías, y si tu no cumples…

- eres un cerdo. – Kaoru parpadeo varias veces para no llorar de rabia ante él. – ¡porque no lo robas tu si tan listo eres!

- ¿crees que a esa casa podría entrar cualquiera?, desde que esta Shinomori ahí la casa de tu amiga está bien fortificada, créeme respeto mucho a Shinomori en ese aspecto, a esa casa solo pasan los invitados.

Kaoru no entendía nada, se le estaban escapando muchas cosas, cosas que ella no comprendía. ¿Misao con Aoshi y no le había dicho nada? ¿Por qué Aoshi guardaría una prueba en casa de su amiga? ¿Cómo había acabado siendo amenazada por un esquizofrénico amante del cuero?

Fue rápido, ensimismada como estaba no prestó atención en lo que estaba haciendo el tipo enmascarado y de repente…

La besó, se había levantado un poco la máscara lo justo para dejar su boca al descubierto, fue todo tan rápido que ni siquiera vio un trozo de piel, cerró los ojos con fuerza y empujó con los brazos intentando alejarlo de ella, pero fue imposible, la volvió acorralar contra la pared, sintió unos labios masculinos que ardían como el fuego, eran suaves y duros a la vez, sintió algo húmedo que exigía colarse en su propia boca, la lengua de aquel tipo exigía bailar con la suya, por un instante Kaoru se dejó llevar, tal vez por el miedo o tal vez porque había algo de erótico en todo aquello.

Notó como aquel tipo sonreía satisfecho contra sus labios al ver que ella iba rindiéndose, eso la enfado y la devolvió a la realidad.

-¡suéltame bastardo!

El tipo se volvió a colocar la máscara rápidamente y miró a Kaoru intensamente.

-Haz lo que te digo y nadie sufrirá, te lo prometo.

- prométeme que no te volveré a ver por aquí y que mi madre no sufrirá daño alguno.

- prometido, no me veras más aquí y tu madre estará sana y salva, siempre que tu cumplas con tu cometido.

Kaoru asintió y apretó sus puños hasta que los nudillos se quedaron blancos, tenía que hacerlo no le quedaba otra, aquel enmascarado que ahora se alejaba de su terraza de un salto a la calle, tenía en su poder la vida de su madre.

CONTINUARA.