CAPÍTULO 1.
El día había llegado. Tras meses de audiciones, pruebas y lecturas de guión, hoy empezaba la nueva etapa de la vida de Lea Michele. Glee había llegado en el momento idóneo, ya que el estrés de Brodway comenzaba a ser difícil de soportar. Lea contaba con 23 años, y desde los 8 llevaba actuando seguidamente en diferentes funciones y obras teatrales en la meca de los musicales. Cuando, hacía ya un tiempo, se había enterado de las audiciones para una nueva serie musical, no se lo había pensado dos veces. Ese papel debía ser suyo. Le proporcionaría un cambio radical de vida: nueva ciudad, nuevos métodos de trabajo, nuevas amistades, y sobretodo, tiempo para sí misma, algo con lo que le resultaba imposible contar en Nueva York. Sus padres, compromisos familiares, amistades y, sobretodo su novio, Theo, no dejaban ni que respirase. Theo era su pareja desde hacía unos meses, y la cosa empezaba a no ir bien. Después de los primeros e idílicos momentos de todo romance, la cosa comenzó a torcerse mucho antes de lo esperado. Theo era posesivo, y excesivamente celoso. No había aceptado de buen gusto la decisión de su novia de marcharse a Los Ángeles para un nuevo proyecto, pero ella se mantuvo firme en su idea. Necesitaba un cambio, y se le había puesto ante los ojos la oportunidad ideal. Además, ese tiempo separados podría ayudarla a aclarar sus sentimientos hacia él, que empezaban a emborronarse.
Lea aparcó cerca del estudio, cogió sus gafas de sol, el bolso y sus llaves y salió del coche, centrada en sus cosas. A decir verdad estaba nerviosa, cosa que no era común en ella. Cuando se lleva desde niña enfrentándose noche tras noche al exigente público de Brodway, pocas cosas puede haber que intimiden y causen nervios. Pero conocer a sus nuevos compañeros había logrado alterarla. ¿Y si no les caía bien? ¿Y si no se integraba? Sacudió la cabeza e intentó pensar en positivo. Colocó una ligera sonrisa en su rostro, pensando que, con una sonrisa, siempre sería más sencillo empezar con buen pie. Entró a los estudios, y pasó por delante de un mostrador con un recepcionista.
-Hola, buenos días, vengo para Glee –dijo con una ligera sonrisa, quitándose las gafas de sol y guardándolas en su funda dentro del bolso-
-Claro, dígame su nombre –contestó el muchacho mirándola-
-Lea, Lea Michele –respondió-
-Está bien señorita Michele –dijo tachando con fluorescente un nombre de la lista que tenía en su mesa- diríjase al estudio 2. Allí encontrará varios de sus nuevos compañeros, espere junto a ellos. En aproximadamente 20 minutos se les conducirá a una reunión.
-Ok, muchas gracias –dijo sonriendo de nuevo- ah, y llamame Lea –comentó antes de girarse y comenzar a caminar hacia el estudio nombrado.
Siguiendo los letreros que ilustraban las paredes, Lea consiguió llegar hasta una puerta en la que había un rotulo con las palabras ESTUDIO 2 y bajo el cual se encontraba un cartel con la palabra "GLEE". Lea supo que era el momento de comenzar su cambio. Suspiró profundamente y llamó a la puerta antes de abrirla. Asomó la cabeza y vio una sala con numerosos sofás y una puerta más adelante, que parecía dar a un despacho. Sentados en los sillones, había tres chicos y dos chicas. Entró en la habitación y saludó con un ligero hola y una tímida sonrisa. Los actores que esperaban en la sala lo hacían charlando animadamente entre ellos, conociéndose, puesto que a partir de ese día tendrían que pasar bastante tiempo juntos. La primera que se levantó fue una chica de color, algo entradita en carnes, que se acercó a Lea con una sonrisa amable.
-Hola, ¿qué tal? Yo soy Amber, encantada
-Lea, un placer –su sonrisa se ensanchó, y vio que todos los actores presentes se iban acercando a ellas. El siguiente que la saludó fue un muchacho con rasgos orientales, que, según dijo, se llamaba Mike. Después de él, una rubia con piernas largas y ojos azules se le acercó con una gran sonrisa-
-Hola, yo me llamo Heather, pero suelen llamarme HeMo, es por mi apellido –sonrió y le dio un abrazo, a lo que Lea respondió sonriendo aun más-
-Encantada HeMo, yo soy Lea.
Finalmente conoció también a un chico llamado Kevin y a otro que parecía más mayor, y que lucía una cresta de mohicano, llamado Mark.
Todos ellos iban a ser integrantes del Glee club, según le dijeron, por lo que compartirían horas de ensayos y escenas. Lea tenía la sensación de que acabarían siendo una pequeña familia. Según lo que iba hablando con sus nuevos compañeros, ninguno de ellos tenía la trama principal junto a ella. El personaje de Lea, Rachel Berry, era la protagonista principal de la serie, una chica con gran talento que sueña con llegar a Brodway, pero que vive despreciada en el instituto, donde todos la ven como una loser. Que vueltas da la vida, pensaba Lea, yo estoy aquí interpretándola para huir de Brodway, cansada del rol de estrella y necesitando mi espacio. Las tramas que debía interpretar se llevarían principalmente a cabo con Finn, el chico del que Rachel se enamoraría, y Quinn, la novia de éste. Al menos, en los primeros guiones que había leído, las relaciones principales se basaban en ello. Pero sus compañeros aun no habían llegado.
Lea observó como la puerta se abría, y miró hacia ella intrigada. Aparecieron tres personas: un chico bajito, castaño, muy pálido de piel, con los ojos claros; una muchacha con rasgos latinos y un chico muy alto, moreno y con cara de niño. Lea sonrió e imitó a sus compañeros que se acercaban a recibir a las nuevas llegadas. El chico pálido se llamaba Chris, y sería Kurt, y Lea no pudo evitar pensar cuanto le pegaba el papel, ya que parecía tener algo de la personalidad de él en sí mismo. La chica, llamada Naya, sería Santana, una de las animadoras y secuaces de Quinn. Lea se echó a reir cuando le dijo que debería hacerle la vida imposible. La chica era muy agradable, y se veía que tendría un buen sentido del humor. Por último, el chico alto la sorprendió claramente cuando le anunció que sería Finn. Su nombre real era Cory, y parecía realmente majo. Pero Lea no podía dejar de preguntarse si su gran altura no sería un inconveniente en sus escenas, ya que la diferencia entre ambos era abismal.
Lea se sentó junto a HeMo y Naya, que parecían haber hecho muy buenas migas, cuando la puerta del despacho se abrió, provocando un súbito silencio en la sala. De la habitación contigua salieron tres personas, que se colocaron frente a ellos, mirándoles.
-Buenos días a todos, mi nombre es Ryan Murphy, aunque algunos ya me conoceréis de vuestras audiciones, y soy el productor ejecutivo de Glee. A mi lado se encuentran Ian Brennan y Brad Falchuk, coocreadores y coguionistas de la serie. Quería daros la bienvenida formalmente a este…
El productor ejecutivo se vió interrumpido por unos golpes en la puerta del estudio. Cuando se abrió, aparecieron dos chicas tras ella. Una rubia y una muchacha de rasgos asiáticos miraban al frente algo avergonzadas, y entraron en la sala con la cabeza algo gacha.
-Hola, disculpen el retraso… es que tuvimos una pequeña avería de camino –comentó la asiática intentando salir del aprieto-
Lea no pudo evitar mirar a la rubia que entraba tras ella. Algo le resultaba extraño en ella… incluso diría que familiar. No podía retirar la vista de la chica rubia, no entendía por qué.
-No os preocupéis, chicas, sentaos por allí –dijo Brad- esto no es más que una reunión para conoceros antes de comenzar los ensayos –sonrió-
Las chicas se sentaron en el sofá de la derecha, al lado de Chris y Amber, que las miraron con una pequeña sonrisa. En un momento, mientras se sentaban, las miradas de las chicas se cruzaron, haciendo a Lea sentirse aún más rara.
-Cómo iba diciendo –prosiguió Ryan- quería daros la bienvenida a este nuevo proyecto, que comienza cargado de ilusiones. Estoy seguro de que vamos a triunfar chicos, tenemos un elenco envidiable, y vamos a hacer de este sueño una realidad segura –dijo con una amplia sonrisa- cómo ha dicho Brad, el objetivo de esta reunión es que os conozcáis entre vosotros, por eso quiero que vayáis saliendo aquí y vayáis diciendo vuestro nombre, el personaje que interpretaréis y por qué queréis formar parte de este proyecto. ¿Quién se atreve a empezar?
Poco a poco, fueron saliendo los actores. Lea no podía dejar de mirar a la chica rubia que se sentaba a la derecha de su sillón. Realmente le era familiar, no tenía ninguna duda, la había visto antes. Pero… ¿dónde? Al fin, el momento llegó, y la rubia se levantó dispuesta a hacer su presentación. Lea esperaba impaciente, ya que esperaba suponer más sobre su nueva compañera si al menos conocía su nombre. La chica se colocó al frente, suspiró y comenzó a hablar.
-Hola, soy Dianna Agron, aunque podéis llamarme Di, si queréis. En Glee interpretaré a Quinn Fabray, la jefa de las animadoras. Y la razón por la que quiero pertenecer a Glee es porque mi sueño siempre ha sido formar parte de algo especial, y tengo la sensación de que este proyecto lo será, sin ninguna duda –dijo sonriendo sin parar. Lea abrió mucho los ojos. ¿Dianna? ¿De verdad había dicho que se llamaba Dianna?
En cuanto terminó la reunión, decidió abordarla, tenía que ser ella, no tenía ninguna duda. Cogió rápidamente su bolso y se dirigió hacia la rubia, cuando Mark se interpuso en su camino.
-Ey, Lea, que vamos a ir a tomar algo todo el elenco, te vienes, ¿no? –esta frase la sacó de sus pensamientos-
-Sí, claro, contad conmigo… déjame un momento que he de comentarle algo a Dianna.
-¿A Dianna? Acabo de verla salir, si corres la pillarás antes de que salga del estudio –contestó Mark-
-¿No viene con todos?
-No, bueno, sí, vendrá más tarde, según me ha dicho Jenna tenía que arreglar unos pequeños asuntos.
Lea no contestó y echó a correr por los pasillos del edificio. Finalmente vio su melena rubia unos metros por delante suya.
-¡Dianna! –gritó, a lo que la rubia contestó dándose la vuelta-
-¿si? –dijo con una sonrisa, lo que hizo convencerse a Lea. Definitivamente, era ella. Su sonrisa era imposible de confundir, aun después de todos aquellos años.
-No me lo puedo creer –dijo Lea riéndose-
-¿Qué pasa? –dijo la rubia confundida-
-¿No me reconoces –contestó la morena aun riendo y se acercó al oído de Dianna- Lady Di?
Dianna abrió muchísimo los ojos. No podía creer lo que estaba viendo. Se había quedado paralizada, y sólo atinó a decir dos palabras.
-¿Sweet Lea?
