Disclaimer: Digimon no es de mi propiedad.


El parque de las palomas


Caminaba, sólo caminaba, sin importarle la gente que pasaba a su lado, para él, sólo existía su persona y un mundo oscuro. Jamás lo pensó de ella, ¿cómo podía hacerle eso? Después de todas las cosas, locuras que hizo, no lo creía, simplemente no lo creía, en el momento que los vio juntos, besándose apasionadamente, sintió tanta rabia pero a la vez un dolor infinito en su interior, empuñó las manos dispuesto de ir a partirle la cara al moreno, pero en eso se quedó, con los puños, los cuales apretaba con tanta fuerza que hasta blancos se habían puesto por la presión ejercida, la rabia era tanta que no evitó derramar unas lágrimas, no valía la pena golpearlo, reclamar, todo se puso negro dentro de él. Dio media vuelta dejando atrás aquella imagen de dos jóvenes abrazándose y besándose con tanta pasión, tanto amor, ése amor que él no tuvo de ella.

No sabía a dónde se dirigía, sólo caminaba, perdió la noción del tiempo, sólo sentía pesados sus pies, seguro ya llevaba caminando muchísimo tiempo, pero no le importaba. Se detuvo a contemplar un lugar lleno de vida, niños jugando, parejas paseando, otros sentados, pero en especial a una jovencita con un estilo algo hippie, de cabello suelto color castaña claro y unos hermosos ojos miel, sonriendo dulcemente, de su bolsa sacaba migajas de pan que arrojaba a un puñado de palomas que comían, vio como la jovencita atrapó una bella paloma blanca y la llevó a su mejilla para acariciarla.

—Me alegro que ya estés bien de tu patita, Lilith —escuchó la dulce y melodiosa voz de aquella jovencita, seguro le hablaba a la paloma—. ¡Hasta estás más gorda, pesas más que la vez anterior!

Aquella dulce jovencita irradiaba felicidad, inocencia, ternura. La chica se levantó y le dirigió una mirada a él, seguro se había percatado de que la estaba observando desde hacía rato. La muchachita vestía de blanco, falda larga que le llegaba a media pantorrilla, sandalias y una blusa de tirantes, también una bolsa bordada que se veía abultada.

—¿Quieres alimentar a las palomas? —preguntó la chica con esa hermosa voz que a él lo embeleso.

—Eh, no, yo ya me iba —respondió el joven.

—Te la pasaras bien, además las palomas tienen hambre y yo necesito ayuda para partir el pan y hacerlo migajas, aunque no lo creas me lleve casi toda la mañana haciéndoles migajas y ya se lo han acabado —platicó la chica.

Estaba impresionado, una desconocida platicándole cómo si lo conociera toda la vida.

—¿Me acompañas a buscar comida para las palomas?

—Esta bien —Aceptó el chico.

—Gracias. Pensaras que soy muy atrevida, pero tienes unos ojos muy hermosos, ¿eres extranjero? —interrogó la chica.

Aquel comentario le apenó un poco, pero aún así sonrió.

—No, soy de aquí, herede el mismo color de ojos que mi madre.

—Oh, tu mamá debe ser muy hermosa como para tener a un hijo tan guapo como tú —la chica le mostró una bella sonrisa que él sintió como le entibiaba el corazón.

Caminaron un tanto, curiosamente aunque los pies le estaban doliendo por lo mucho que había caminado hacía rato, al lado de ella, sentía andar sobre un lecho de pétalos de rosas.

—Me llamo Mimi, ¿cuál es tu nombre?

—Matt —respondió seco, no sentía que debía de mentirle a ésa chica que misteriosamente lo estaba calmando de una manera tan sutil y dulce que empezaba a olvidar el coraje y tristeza que traía encima.

La chica entró a una panadería, escogió los panes, él iba tras de ella, se sintió algo extraño cuando la muchacha le tomó de la mano y de repente se veía a él corriendo tras de la chica quien lo jalaba y salían de la tienda, tras de ellos, el dueño salió gritándoles.

—¡Ladrones, devuélvanme mi pan!

—¡Corre más rápido! —decía ella.

Se detuvieron a unas cuadras, jadeantes, la chica miró el pan en la bolsa.

—¿Por qué robaste ése pan? Si no tenía dinero podías haberme dicho y yo lo pagaba —dijo Matt respirando agitado entre palabras.

—Es el pan más barato, el señor no lo sentirá, además no es mucho y no tengo dinero para pagarlo —respondió la chica como si nada—. En sí, sólo le he quitado una migaja.

—¿No te arriesgas mucho por pan para las palomas? —interrogó Matt un poco más repuesto.

—Nunca me arriesgo demasiado para las palomas, ven acompañe para alimentarlas —Mimi le tomó de la mano.

Matt se soltó.

—Lo siento pero debo de irme —dijo seriamente el muchacho.

—Por qué tu mirada dice que quieres acompañarme, ¿entonces?, sí no fuera así, yo no te hubiera hablado. Tú querías hablar conmigo y acompañarme, no sé qué te habrá sucedido, pero tu vibra era algo oscura hace rato, pero ahora ya no —respondió la jovencita.

El rubio se quedó estupefacto, ¿quién era esa muchachita?

—Ven, te aseguro que te la pasaras muy bien y descansaras. Vamos al parque de las palomas —Mimi le tomó de la mano y esta vez, el chico la siguió.

No había escuchado hablar antes de ése parque, seguro había muchísimas palomas por algo se llamaba así. Caminó junto con ella, se sentía tan bien, la suave mano de ella tomando la suya lo llenaba de ternura y de algo muy bello que antes en su vida había sentido.

La caminata era larga pero ni la sentía, entonces llegaron a un callejón sin salida, ¿y sí le había engañado para robarle?, poco le faltaba para darse media vuelta e irse, pero entonces la chica abrió una puerta que él no había visto, se tuvieron que agachar un poco para entrar ahí.

El lugar era una casa vieja, pero estaba muy limpia, había una sala inservible, muebles rotos, una mesa que le hacía falta una pata y para compensarla se detenía a base de libros, revistas y periódicos viejos. Sobre aquella mesa, Mimi dejó la bolsa de pan.

—Ya llegue —gritó la castaña.

De la nada empezaron a aparecer varios niños, entre 7 y 11 años, una niña como de 10 tenía en sus brazos a un pequeño que tal vez ni los 2 años tenía. Mimi le acarició la cabeza a un niño moreno que se veía todo sucio.

—¿Qué nos trajiste, Mimi? —preguntó la pequeña que tenía al bebé.

—Pan, leche, ¡galletas! Las hice yo misma. Es todo lo que pude traerles —respondió la aludida.

Matt estaba impresionado, veía a 7 niños, pero a ninguna paloma, pero también estaba muy enternecido por la buena acción de la castaña.

—¿Es tu novio? —cuestionó un niño a Mimi.

—No, es un amigo, se llama Matt —señaló Mimi.

—Hola —saludó el ojiazul.

—Ellos son las palomas: Lilith, Miranda, Josh, Will, Brenda, Nick y el bebé es Dany —presentó Mimi a los pequeños que de inmediato identificó porque sonreían cuando escuchaban su nombre.

Mimi le mostró la casa a Matt, estaba limpia a pesar del mal estado en que se encontraba, llegaron a la cocina, dónde no había estufa, unos niños llegaron con varios trozos de madera y los empilaron, luego Mimi le prendió fuego para cocinar.

La castaña cargó al bebé mientras le daba de comer.

Matt se la estaba pasando muy bien porque los pequeños platicaban de todo lo que hacían en la casa y le preguntaban a él.

—¿Entonces tocas la guitarra? ¡Fantástico! Algún día yo también tocaré la guitarra —exclamó Will muy emocionado.

—Y también cantas, ¿por qué no nos cantas una canción? Bueno, aunque no tengamos algo con que acompañarla —pidió Miranda, algo desanimada.

—No te equivocas, cualquier cosa es bueno como instrumento musical, incluido nuestras manos, podemos hacer música aplaudiendo, claro, si nuestro amigo Matt se anima a cantar —dijo Mimi.

Matt aceptó y les cantó, si les dieran a escoger a que publico prefería, sí al montón de chicas gritando eufóricas su nombre, pidiéndole matrimonio y tantas cosas más o a esos niños que lo veía fascinados y hacían música con sus palmas, sin duda alguna se quedaría con aquellos pequeños.

—¡Cantas como un ángel! —apuntó Brenda, encantada con la voz de Matt.

—Gracias —era el gracias más sincero que él había dado.

Estaba ya oscureciendo.

—Bueno, niños, hora de dormir, y recuerden, no hagan mucho ruido, los veré mañana para traerles más migajas —Mimi les dio beso a todos los pequeños.

—Me cae muy bien tu novio —le susurró Josh.

La castaña sonrió. Matt lo había alcanzado a oír.

El rubio estaba muy curioso.

—¿Cuándo conociste a las palomas? —interrogó Matt.

—Hace tres meses, uno de ellos me robo la bolsa del súper y yo lo seguí y fui como di con ellos, desde entonces, la mayor parte que gano, compro para ayudarles y bueno, también, aunque no es muy bonito robo, pero todo tiene justificación, al señor del pan le robé, por que en una ocasión, Lilith fue a pedirle pan y éste no se lo dio, entonces ella lo tomó, pero el señor la empujo que terminó lastimada. Por eso le robé.

—Entiendo… ¿y por qué están en esa casa? Ya esta vieja y puede caerse en cualquier momento, ¿no crees que estarán más seguros en una casa hogar? Pueden adoptarlos y vivir con una familia —propuso el joven.

—Si yo también pensaba eso, pero ellos ya son una familia, y aunque son pequeños, son muy maduros, Lilith y Dany son hermanos, ellos huyeron de su casa por que sus padres los trataban muy mal, Will y Miranda los encontraron y le ofrecieron refugio en el parque de las palomas… —Mimi se entristeció—. Son una familia.

—Pero tendrán los cuidados necesarios en caso de que uno de ellos se enfermen, comerán a sus horas, tendrán una buena alimentación, vivirán en un lugar muy seguro…

—Tengo un amigo que es doctor y él viene a verlos cuando se enferman, de hecho me hice amiga de él gracias a los niños, él los ha atendido desde hace más tiempo que yo y también se hace cargo de traerles comida, es muy buena persona.

—Tienes un gran corazón, Mimi —Matt quería estrujarla en sus brazos, pero la chica era delgada, se veía tan frágil que prefirió sólo ponerle una mano en el hombro.

Mimi tomó la mano y la llevó a su mejilla.

—Espero que me puedas ayudar.

—Por supuesto, cuenta con mi ayuda.

Quedaron de verse al día siguiente en el mismo parque dónde la encontró alimentando a las palomas.

Estaba ahí, parecía gustarle mucho los colores claros, pues ahora vestía una falda azul claro y una blusa del mismo color pero esta contaba con mangas, e igual su bolso bordado y dos bolsas extras.

—Hola —saludó el chico que se sentó junto a ella.

—Hola —respondió la chica mientras sacaba migajas de pan y se las arrojaba a las palomas.

—Anoche busqué en internet y encontré muchos lugares donde pueden estar los niños —Matt sacó de su mochila varias hojas y se las mostró a Mimi.

La chica hizo a un lado los papeles.

—Los separaríamos.

—Sí, pero su seguridad es primero.

—Sí una familia llega, sólo se llevara a uno de ellos, y eso les dolería en el alma, son como hermanitos.

—Es un riesgo que se corre, pero estarán muy bien atendidos, bien alimentados y sin peligro de que un rato a otro esa casa se les venga encima.

—Comprendo que quieras ayudar de ésta manera Matt, pero no es posible.

—¿Y por qué no los llevas a vivir contigo?

—Mi departamento es muy pequeño, mis papás trabajan casi todo el día, yo también trabajo.

—Bueno, con tu amigo el doctor.

—Por él los adoptaría a todos, pero su esposa es algo especial, él tiene una casa preciosa y sí tiene con qué mantenerlos —Mimi suspiro hondamente—. Las palomas son libres y pueden volar a donde quieran.

Matt miró a las palomas que comían y de repente salieron volando todas.

—De acuerdo, no hablaré más, pero podemos buscar otro lugar donde estén más seguro sin separarlos.

—Esa idea me encanta Matt, eres un genio —Mimi le dio un beso en la mejilla y llena de energía se levantó.

Matt estaba encantado con aquel beso. La ayudó con las bolsas, llevaba muchas cosa de comer y él también había puesto su granito de arena.

—En la mañana me pagaron y pues me fui de compras, aunque ahora me haya quedado sin nada, me hubiera encantado comprarles un pastel, hoy es el cumpleaños de Nick, cumple 9 añitos… —decía Mimi que iba a paso rápido, como si el parque de las palomas se fuera a mudar.

—Pues yo lo compro, espera unos minutos, conozco una pastelería por aquí cerca que hace unos pasteles muy ricos.

Llegaron al parque de las palomas y la sorpresa fue tan grande para Nick al ver un pastel que hasta lloro de alegría. Los niños se comieron el pastel deseando que hubiera otro, Mimi les dio lo que llevaba, ahí había algunos dulces que los niños rápido los desaparecieron.

Matt recordó que él y su hermano tenían juguetes que ya ni los jugaban, seguro a los niños les encantarían.

—Niños, vendré hasta dentro de tres días, debo de trabajar muy duro, cuídense mucho y espero que esto les dure para entonces —avisó Mimi.

—No te preocupes Mimi, nosotros también podemos obtener nuestros alimentos —dijo Nick—. Gracias por el fantástico pastel.

—Ah, eso deben de agradecérselo al buen de Matt —aclaró la castaña.

Todos los niños se fueron a Matt, abrazándolo.

—¿En serio no eres novio de Mimi? —preguntó Miranda.

—No —respondió Matt, aunque a pesar de conocerla el día anterior, era lo que más deseaba.

Al salir, Matt le preguntó a Mimi dónde trabajaba y la chica le señaló una librería.

—También trabajo en una farmacia en las noches. En la librería trabajo tres días a la semana, casi todo el día, la paga no es muy buena, y en la farmacia también trabajo por tres noches, hoy fue mi día libre entre los dos trabajos. ¿Conoces algún lugar donde soliciten meseras los fines de semana?

—Eres muy trabajadora —observó el joven rubio.

—En vacaciones me gusta trabajar, para que así mis padres no se vean tan estresados con los gastos de mis estudios, psicología…

—¿Cuántos años tienes? —interrogó Matt, pensando que Mimi era una estudiante de primero de preparatoria.

—21 —sonrió divertida.

—¡¿Qué? —La sorpresa fue tal en Matt que se quedó boquiabierto, el juraría que la chica tenía máximo 15 años.

—Sí, tengo 21 y este es mi último semestre de carrera, mis padres están orgullosos de que haya adelantado un año. De hecho estoy becada en la Universidad de Waseda.

Había escuchado de esa universidad, una escuela que admitía sólo a los mejores, además de ser muy exclusiva, pues era una de las más caras de Tokio, y que la chica con apariencia hippie estudiará ahí, decía que era una persona muy inteligente.

—Woow —Matt simplemente no salía de su asombro. Por curiosidad una vez investigó y si su memoria no fallaba, la carrera de psicología era de 8 semestres.

—Adivinaré tu edad… cerca de los 23.

—Sí —reconoció Matt, muy cerca de los 23, en una semana sería su cumpleaños.

Pasaron los días y no verla, le estaba haciendo más daño incluso más del que su ex novia le había causado cuando la vio besándose con otro. Iba al parque a darle de comer a las palomas en ausencia de la castaña, notó que las palomas eran un poco renuentes con él, pero después se acostumbraron a su presencia.

Iba al parque de las palomas y ahí se enteró más acerca de Mimi, era una chica simplemente increíble, todo lo que ella era capaz de hacer por ellos. Mimi cada vez estaba más dentro de su corazón, fue tan rápida y silenciosa que no se había dado cuenta que ya no podía dejar de pensar en ella.


Continuará...


N/A:

Hola! bueno yo aquí presentandome con un nuevo fic que será corto, creo que no pasara de los 2 capitulos, sólo que aquí me quedé, ¿por qué? Bueno, es de noche y extrañamente no me ha dado muxo sueño y eso que me dolía la cabeza horrores, entonces tratando de dormir, se me ocurrió la idea y dije, voy a escribirla igual y así me duermo más rapido, me metí tanto en está idea no muy bien planeada que el dolor se esfumó (ni los analgesicos hicieron eso ¬¬) y no esperaba más para compartirla, espero que dentro de casi nada este publicando la segunda parte de la historia, ¿por qué no lo dejé en un one-shot? xq eso tenía planeado, pero noté que iba a ser mucho me iba a enrollar demasiado y se volvería aburrido por eso decidí en hacerlo dos partes.

En lo personal me ha parecido una historia muy dulce, espero que sea de su agrado, ya saben, ustedes tienen la ultima palabra, deseo que disfruten de esta pequeña historia y que dentro de casi nada ya ande publicando el segundo y último capitulo :D

muchas gracias, las quiero n_n

un beso y un abrazo

con cariño: XANHEX