Disclaimer: Los personajes son de S. Meyer, Alan es todo mio C:


¡La buena acción del día!

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MillaC:

Isabella Swan se despertó de mal humor. Primero; Jake, su perro había mordisqueado sus converse favoritas dejándolas prácticamente inutilizables. Segundo; la última caja de sus cereales favoritos había vencido y no podía arriesgarse a comerlos. Tercero; su maldita camioneta había decidido no partir y por ende tuvo que usar al transporte publico, que en realidad era una basura.

Producto de su mala racha mañanera estaba irritable, enojona… en otras palabras no estaba de humor para bancar a nadie.

Y eso se hizo notorio cuando una ancianita cargada de paquetes se acerco a ella para que le cediera su asiento e Isabella le lanzó una mirada tan fría que la pobre mujer no tuvo más remedio que alejarse y pedir el asiento a una joven que estuviera dispuesta a cedérselo.

Cuando Isabella, o Bella para los amigos se bajo del autobús la mayor parte de los pasajeros soltaron un suspiro de alivio. La castaña con cara de psicópata no había causado una buena impresión con su mirada asesina y esas cadenas que le colgaban del cuello, ni mucho menos lo había hecho su falta de educación al no cederle el asiento a la anciana, ni como le había gritado al chofer cuando este no abrió la puerta en la parada que ella quería.

Ajena a esos pensamientos Bella Swan camino hasta su trabajo de medio tiempo como mesera en la cafetería del pueblo. Odiaba andar en autobús, lo odiaba. Las ancianas se creían superiores solo porque tenían la cara arrugada y llevaban paquetes.

¿Acaso ella no tenia derecho a sentarse? Había pagado su pasaje y su mochila –que estaba llena con los libros que tenía que devolver a la biblioteca− también estaba pesada. No tenía porque darle el asiento a esa mujer, que además de todo la asfixiaba con la enorme cantidad de perfume que se había puesto encima.

La Cafetería de Ellie se encontraba frente a una enorme plaza. Era un edificio antiguo de color mostaza, que en la parte superior tenía un enorme letrero con letras luminosas en el cual se leía el nombre de la cafetería.

Por fuera tenía ventanales, los cuales estaban cubiertos por enormes cortinas de encaje.

Bella abrió empujo la puerta y una campanita sonó. Se sacudió los pies y sin decir ni una palabra a nadie camino hasta los vestidores.

Los vestidores, era una pequeña bodega desocupada donde habían unos casilleros y un espejo roto. La bodega era de color blanco, y tenía un aspecto tétrico con las luces que colgaban del techo.

Dentro de los vestidores solo se encontraba Michael, el chico encargado de la caja quien se estaba desvistiendo.

Al ver llegar a Bella le sonrió coquetamente y abrió su camisa para dejar a la vista su pecho. Isabella lo ignoro olímpicamente y camino hacia la otra parte de la bodega donde se encontraba su casillero.

− ¡Eh Bella! ¿No te gusta cómo me veo?

Ella no respondió.

En realidad para Bella, el joven de cabello rubio era guapo, pero su actitud arrogante no la soportaba y eso le quitaba los puntos necesarios para que ella decidiera enrollarse con él.

Además la otra camarera; Jessica. Había dicho que Michael era prepotente y que no valía la pena echarse un polvo con él. Y para Bella era primordial que un hombre dejara complacida a sus ligues, si no lo hacía no existía razón para que ella dejara que él pusiera sus manos encima.

Isabella se saco las cadenas y las dejo dentro del casillero. Luego se saco la camiseta, quedando solamente en brasier. Escucho el jadeo de Michael pero no le importo. Si el chico se ponía caliente con tan solo verla en brasier quería decir que en realidad era un zopenco en el arte carnal.

Y que Jessica tenía razón.

Tomo la blusa color crema que era parte de su uniforme. La estiro y se la puso, estaba abrochándose los botones cuando sintió las manos de Michael sobre sus caderas. El joven la guio hasta que su trasero rozo con su parte masculina.

Michael jadeo ante la fricción y Bella sonrió.

Bella Swan a sus veintitrés años tenía un cuerpo bastante proporcionado. Las caderas eras lo suficientemente grandes como para no parecer un fideo, más su cintura de avispa y sus siempre apreciables senos la hacían muy atractiva a la vista del género masculino. Pero su cuerpo sumado a su actitud sangrona la hacía una combinación letal, sobre todo para los novatos como Michael.

Levanto su trasero haciendo que el roce fuera mayor. Escucho el gemido de Michael y las manos del joven rápidamente fueron a parar a zona superior de Bella donde sus senos sobresalían por entre el pequeño brasier.

Bella soltó un suspiro cuando Michael comenzó a acariciar sus pechos. Las manos del rubio eran suaves…

"Manos de niñito…" se dijo Bella mentalmente llevando una de las manos del chico a sus labios para morder uno de los dedos.

El paquete del chico aumento de tamaño y Bella mantuvo su sonrisa. Si había algo que le gustara era cuando un hombre crecía sobre ella… aunque más lo hacía cuando estaba dentro

−Tócame−dijo Michael con la voz ronca.

Pero al contrario de lo que pensó el joven Isabella se alejo. Luego se dio vuelta y le sonrió al chico que parecía estar en trance…

−No pierdo mi tiempo con novatos, para eso tienes a la zorra de Jessica−dijo abrochándose la blusa y acomodándose el pelo en una coleta.

−Pero Bella…

−Michael…, no soy una zorra. Solo porque me visto de negro y ocupo delineador no significa que vaya a tener un polvo contigo. Menos en mi trabajo…

Y dicho esto salió de la bodega dejando a Michael con la cara descompuesta y con el sabor amargo de haber sido rechazado por la belleza de Isabella.

"Tengo a Jessica…" se recordó en un intento vano de mantener su orgullo intacto.

− ¡Hola Bella!−saludo alegre Jessica. Bella le dedico una media sonrisa y paso por su lado hasta donde se encontraban los anotadores y los lápices.

−Jessica−dijo Bella volviéndose a la rubia− Michael tiene problemas con la bragueta.

Jessica rio encantada antes de hacer un gesto con la mano y desaparecer detrás de los vestidores.

"Por lo menos ella se encargara de su problema" se dijo soltando una risita.

El trabajo había estado terrible. Debido a que habían pronosticado una tormenta de nieve para esta tarde la mayoría de las personas habían decidido quedarse en sus casas. Durante el día Bella había atendido con suerte diez mesas, lo cual significaba menos dinero y más tiempo perdido…

Jessica se había retirado casi al medio día ya que a la chica le había tocado el turno de noche en compañía de Michael, mientras que a Bella le tocaba el turno extendido en compañía de Ángela, la otra cajera.

−Quiero irme a casa−dijo la morena llamada Ángela−Anoche tuve que cuidar a mis hermanos y estoy muerta. Jamás pensé que tener hermanos pequeños era tan agotador…

−Por eso mismo decidí ser hija única −respondió Bella mientras cambiaba de canal el televisor.

−Ojala mis padres me hubieran hecho caso cuando les dije que no quería hermanos…

Ambas jóvenes estaban sentadas sobre la encimera, mirando uno de los programas de lucha libre que a Bella le gustaba ver. La nieve se había largado hace un par de horas y por lo que habían escuchado por la radio estarían encerradas hasta que anocheciera, y si tenían suerte encontrarían un taxi que las llevara a sus respectivos hogares.

− ¿Mañana vendrás a trabajar?

−No, como hoy hice un turno largo mañana me toca descanso ¿Y tú?

−No, yo tengo que trabajar mañana… pero solo un par de horas porque luego tengo que ir al médico−respondió Ángela sonriendo y recordando al hermoso chico que la había atendido en su anterior consulta.

−Voy por un café… ¿Quieres uno?

−No gracias…−dijo Isabella intentando acomodarse en el pequeño asiento que estaba detrás de la barra.

Odiaba la nieve… por culpa de la nieve los clientes no entraban, y sin clientes no había propina. Y para remate tenía que hablar con Ángela…

No era que Ángela fuese desagradable, en realidad era una joven encantadora. El problema era que Bella no soportaba que nadie se le acercara, ¿raro?

La personalidad de Isabella, y la misma Isabella era un misterio para la mayoría de las personas. Nadie entendía de donde salía tanta antipatía, nadie entendía su rechazo a las personas.

Solo ella…

Su infancia había sido demasiado solitaria, su madre había muerto cuando ella apenas tenía siete años y su padre no había podido superar haber perdido a la mujer de su vida. Charlie Swan no se recupero nunca de aquel golpe, ni siquiera por su hija.

Isabella era demasiado pequeña como para valerse por sí sola, y los encargados sociales al ver la situación emocional en la que se encontraba Charlie habían determinado que la pequeña viviera con sus tíos maternos, los Hale.

Aquello había sido la muerte para ella…

¿Cómo podía encajar en esa familia? Ella había sido criada en un hogar lleno de amor, un hogar donde su padre llegaba a casa con regalos sencillos para su madre. Un hogar donde sus padres bailaban cuando creían que ella no los veía… ¿Cómo iba a encajar con los Hale?

Ellos eran tan fríos... y Bella lo notaba. Cada minuto que pasaba en esa casa era un pedazo de su corazón muerto. Porque los Hale eran el recordatorio de lo que jamás volvería a tener, una familia.

A medida que fue creciendo los recuerdos de sus padres se fueron perdiendo en su memoria. Casi ni recordaba el rostro de su madre, ni su olor… si no fuera por la fotografía que estaba sobre su repisa hubiera olvidado hasta de qué color tenía el cabello.

Y así como iba olvidando también fue observando.

Rosalie Hale era una prima desagradable, la típica niñita de papá que si no tenía un juguete nuevo cada semana armaba un berrinche digno de recordar. Ella era un año mayor que Isabella, y desde que se conocieron jamás pudieron encajar.

Aunque hay que admitir que Bella tampoco hizo el empeño de mejorar la relación. Para Bella, su prima era una idiota.

Rosalie soñaba con casarse de blanco, soñaba con un príncipe encantado que la rescataba de los dragones. Pero Bella no, ella era más simple y realista.

¿Rosalie de verdad creía que con lo sangrona que era alguien querría casarse con ella? Se preguntaba Bella mirando como su prima de cabello rubio hablaba con su espejo, o mejor dicho "su príncipe". Bella siempre reía a escondidas de Rosalie, o a veces incluso en su cara provocando que la rubia se enojara y comenzara a gritar cosas bastante hirientes incluso para alguien tan frio como Isabella.

"Tu mamá se murió porque no te quería y tu papá es un borracho"

Bella recordaba con dolor esas palabras, porque aunque ella no demostrara abiertamente sus sentimientos como si lo hacia la exagerada y atolondrada de Rosalie, ella también sentía… y muchas veces a lo largo de su vida había sentido que lo dicho por Rosalie era cierto.

Pero la relación de odio con Rosalie no era lo único que gano Bella durante el tiempo que vivió con los Hale. También estaba Jaspe o Jazz como se había acostumbrado a llamarlo.

Jasper era el hermano menor de Rosalie, y al contrario de su hermana él era un chico adorable. Jasper era un chico tímido y taciturno que prefería estar en su habitación jugando juegos de ordenador que pasar un tiempo con su familia.

Al contrario del resto de los Hale, él era una persona que vivía con la verdad y no con el cuento de ser la familia perfecta.

Porque Jasper sabía que su familia era solo una ilusión que se mostraba a todos aquellos que quisieran ver por fuera de la ventana. Pero que por dentro era un verdadero caos. Jasper aceptaba a su familia, amaba a sus padres y a su hermana pero por sobre ellos siempre estaba Isabella.

Su prima era la única cosa real que él podía ver a su alrededor. Con sus piercings en sus labios, con el tatuaje de fénix en su espalda… Isabella era real. No era una careta ni una ilusión, claro que no lo era y por eso la admiraba.

Admiraba la valentía de Isabella de enfrentarse a sus padres y ser capaz de decirles "Yo no me trago su cuento de familia feliz, ustedes no son más que unos jodidos mentirosos" la admiraba por ello, porque él no había sido capaz de decirlo.

Producto de esa admiración y de las situaciones de la vida ambos habían mantenido una estrecha relación de compañerismo y amistad. Ellos eran los únicos que se conocían realmente, o por lo menos se mostraban lo más reales entre ellos.

Jasper era simplemente el hacker de ordenadores que se había enamorado de una de las hijas de un famoso doctor en Seattle, y Bella era la muchacha ruda y necesitada de amor…

Tantas cosas habían ocurrido en la vida de Isabella que la habían hecho cerrarse al mundo que ahora cuando conocía a alguien bueno y encantador como Ángela no sabía cómo tratar con esa persona. Había estado acostumbrada a reconocer lo malo de cada persona y esperar a que hicieran algo para que la fe que le tenías se perdiera que cuando estaba frente de alguien bueno no sabía cómo reaccionar. Y siempre terminaba yéndose, ocultándose y huyendo incomoda con su presencia…

Sí, eso era lo que le ocurría con Ángela. No sabía cómo reaccionar con ella y por eso prefería evitarla. Pero como estaban las dos solas debido a la nieve no podía hacerlo muy bien y eso aumentaba su mal humor.

− ¿Estas bien?

Bella levanto la vista ante la pregunta de Ángela que sostenía dos vasos de café. La morena tenía una dulce sonrisa en el rostro que provoco que Bella se preguntara si acaso no le dolía la cara por mantener esa sonrisa por tanto tiempo.

−Si, solo estaba pensando. Nada importarte−agrego rápidamente para evitar que Ángela le preguntase al respecto.

−Te traje un café porque hace mucho frio y es mejor que estemos calentitas para no pescar un resfriado.

−Te dije que no quería…−murmuro Bella debatiéndose entre recibirlo o mandarla a la mierda por no respetar sus deseos.

−Acéptalo, lo prepare yo misma−añadió con esa sonrisita que tanto le fastidiaba a Bella.

Isabella suspiro derrotada y recibió el café que le ofrecía la otra joven.

Ambas bebieron del café sin pronunciar una palabra. Bella porque estaba demasiado metida en sus pensamientos y Ángela porque no sabía que decir sin que la castaña terminara golpeándola o gritándole…

Ángela dejo la vista fija en la puerta del local. Y fue ahí cuando vio una diminuta sombra de un niño apoyado en la puerta.

Miro a Isabella pero esta parecía ajena a todo eso. Volvió su vista a la sombra para ver si no había sido una ilusión de su mente pero no. La sombra del pequeño aun estaba ahí. Sin siquiera pensarlo se puso de pie y camino hacia la entrada del local.

− ¡Eh!−grito Isabella detrás de ella − ¿Qué ocurre? No salgas te vas a congelar las pesuñas…

Pero Ángela ya había abierto la puerta y con el viento que hacia afuera la nieve comenzó a entrar.

Isabella maldijo por lo bajo antes de dejar el vaso de café y seguir a la morena que había desaparecido detrás de la puerta.

Muy dulce y todo… ¡Pero es muy rara!−dijo Isabella mentalmente ante la repentina acción de Ángela.

Abrió la puerta de la entrada, y el viento y la nieve le dieron la bienvenida. Ella jadeo ante el frio y se llevo las manos al delantal del uniforme.

− ¡Bella!

Se volteo para seguir la voz de la morena. Cuando la localizo unos metros más allá no pudo evitar soltar una maldición entre dientes.

Ángela estaba cubierta de nieve, pero eso no llamo la atención de Bella sino que lo hizo el pequeño niño que estaba a su lado tiritando brutalmente.

Bella corrió lo que quedaba para alcanzarlos, aunque con esfuerzo ya que la cantidad de nieve que había quedado en la entrada hacia dificultoso el paso. Antes de que lo pensara Bella había tomado al niño en brazos y lo llevaba dentro de la cafetería siendo ayudada por una muy preocupada Ángela.

Cuando entraron a la cafetería Bella llevo al niño hasta uno de los sillones que usaban para los clientes que usaban el lado con "privacidad" dentro de la cafetería. El niño soltó un lloriqueo al perder la fuente de calor que le había dado Bella con su pecho.

−Tranquilo pequeño…−musito Bella acariciando su frente− ¡Ángela, calienta agua caliente y llévala al baño!

La morena estaba muy asustada ya que el niño tenía los labios azules y cuando ella lo había movido al abrir la puerta el niño había caminado un par de pasos antes de caer al suelo como si estuviera muerto.

− ¡Ángela!

Bella le saco la cazadora al pequeño, la cual estaba completamente empapada y ya no cumplía su función primordial "Mantener seco al niño que la usase" Bella gruño al sentir la temperatura del niño, el chico estaba demasiado frio…

Bella corrió hacia los vestidores. Saco la ropa que había dejado en la mañana y corrió nuevamente hasta donde estaba el niño. Con cuidado lo despojo de la ropa dejándolo solamente en su bóxer infantiles con diseños de autos.

−El agua ya está caliente− dijo Ángela apareciendo detrás de Bella− ¿Te ayudo a llevarlo?

−Si por favor… pero ten cuidado porque su piel puede estar sensible…

−Está bien…

Entre ambas llevaron al muchacho al baño utilizado por el personal. Ahí no había una tina, solo una vieja ducha que ni siquiera tenía agua caliente pero por lo menos podrían hacer que el niño recuperara el calor con un baño con jarras de agua tibia.

Bella se saco el delantal y la blusa, también los pantalones quedando solamente en ropa interior. Tomo al niño con cuidado e hizo que se apoyara en ella. El niño al sentir el agua tibia que Ángela dejaba correr con una de las jarras que utilizaban para servir los jugos comenzó a removerse. Isabella lo sostenía con cuidado para que no resbalara.

− ¿Dónde… dónde estoy?−pregunto el niño con voz temblorosa.

El niño movió su cabeza tratando de localizar a alguien que le pareciera familiar pero no había nadie…

− ¿Edward?−pregunto con miedo− ¡Edward!−grito con lagrimas en los ojos.

Ninguna de las dos mujeres supo qué hacer. Ángela estaba a punto de echarse a llorar por la tristeza con laque el niño llamaba al tal Edward y Bella no sabía que decirle al niño para que no la tildara de violadora o algo…

¿Sabría lo que significa violadora?

− ¡Edward! ¡Ayúdame!

−Tranquilo muchacho…−dijo Bella sujetándolo con fuerza al sentir como el chico se movía inquieto entre sus brazos−Si te mueves vamos a caernos y nos va a doler.

El niño la miro con sus expresivos ojos esmeraldas y luego desvió su vista hasta el cuerpo de la joven, inmediatamente sus mejillas de tiñeron de rosa al notar en qué condiciones estaban.

− ¿Por qué… porque no tengo ropa?

−Si la tienes campeón, solo que para bañarse hay que estar sin ropa y tuve que quitártela−respondió con simpleza Bella.

El niño pareció comprender y luego miro a Ángela.

− ¿Por qué ella si esta vestida?

−Simple, ella nos da el agua y no necesita mojarse.

−Ah…

− ¿Tienes frio?

El niño pareció reaccionar ante esa pregunta y comenzó a temblar.

−Yo… yo me perdí y estaba nevando y tenía frio… ¡Edward!

− ¿Quién es Edward?−pregunto Ángela interesada por saber a quién pertenecía el nombre que nombraba el pequeño.

−Es mi hermano mayor. Yo estaba con él en la plaza y luego me perdí…

−Excelente hermano mayor−bufo Bella ganándose una mirada encolerizada del pequeño.

−No digas eso de mi hermano, él me cuida bien solo que yo no le hice caso y me aleje cuando vi que en la otra esquina había más nieve…

−Okey, perdón− dijo Bella levantando las manos provocando que el chico riera−Tenemos que sacarte de aquí, y llevarte a tu casa…

−Vivo un poco lejos del pueblo…

− ¿Un poco? ¿Cuánto?

El niño se encogió levemente incomodo.

−En el bosque…−musito esperando que la chica bonita que lo estaba cuidando dijera "No te preocupes, yo te llevare hasta ahí"

− ¡QUE!

Okey, eso no era lo que esperaba−pensó el niño.

− ¿En… el bosque?−pregunto la otra chica. Él la miro, la morena no era tan bonita como la otra chica, además era muy callada y a él le gustaban las chicas ruidosas como…

− ¿Cómo te llamas?

− ¿Eh?− respondió confundida Bella al semejante cambio de conversación. Luego recayó en que ella tampoco sabía cómo se llamaba el muchacho. Quiso golpearse por ser tan idiota−Bella, Bella Swan ¿Y tú?

−Alan, Alan Cullen.

− ¿Dijiste Cullen…?−pregunto Ángela con la cara llena de sorpresa− ¿Eres algo del Doctor Carlisle Cullen?

De pronto los ojitos de Alan comenzaron a brillar y dio un brinco.

− ¡Si!

−Okey, antes de que comiences a contarnos tu historia familiar vamos a vestirte, corrección; vamos a vestirnos.−dijo Bella tomando a Alan de la mano para así sacarlo de la ducha.

Alan quiso decirle que ya no era un niño, pero se arrepintió porque lo más seguro era que Bella le respondiese con algo como "Solo los niños se pierden en una plaza"…

Ángela les paso unas toallas que había encontrado en el casillero de Jessica. Eran toallas de colores y tenían impregnado el olor de su perfume. Alan hizo arcadas cuando Ángela lo seco y Bella no pudo evitar soltar una risa.

Iba a recomendarle a Jessica que no usara perfumes con fragancia a cementerio…

Bella se fue a los camarines mientras dejaba a Ángela vestir a Alan. Prefería que ella lo hiciera porque ella no tenía idea de cómo vestir a un niño, y como Ángela tenia hermanos de seguro tenía experiencia.

Fue incomodo tener que vestirse teniendo aun el cuerpo húmedo, pero lo más incomodo fue tener que ponerse el pantalón sin ropa interior. La parte de arriba daba igual porque Bella casi siempre en su departamento andaba sin brasier, pero la parte inferior…

Eso le pasaba por ser amable… ¿Por qué no había dejado que Ángela lo bañara? ¡Duh! A veces era tan estúpida. Por impulsiva se iba a morir de frio ya que le había pasado su ropa a Alan…

¡Qué estúpida! ¿Con que se iría a casa?

Un pensamiento cruzo por la mente de Isabella y quedo perpleja… ¿Cómo mierda iban a devolver a Alan?

Corrió hasta el baño, y entro sin tocar. Alan estaba vestido con su ropa, la cual obviamente le quedaba gigante. El pequeño parecía un oso pequeño… ¡no, era un koala! Sin darse cuenta Isabella soltaba grandes carcajadas, risas de verdad. Ángela la miro asombrada. Del tiempo que conocía a Bella ella jamás se había reído de esa manera, en realidad ella nunca se había reído de ninguna manera. Siempre que algo le parecía gracioso solo daba una media sonrisa y se marchaba… pero durante ese día ella había reído dos veces.

¡Dos veces!

Ángela tuvo ganas de dar brincos pero se contuvo. Si Bella se daba cuenta de lo que ella pensaba lo más probable era que dejara de reír, y jamás volviera a dirigirle ni la mirada.

− ¿¡De que te ríes! –grito el pequeño enojado mirándola "amenazadoramente", todo lo que se podía esperar de un niño con una cazadora gigante de cuero y unos pantalones que estaban demasiado doblados.

Bella apretó los labios tratando de ahogar la risa, pero sencillamente no podía.

− ¡Deja de reírte!

−Es que… no puedo.

− ¡Ugh! –dijo Alan golpeando el piso con el pie.

−okey, bandera blanca−dijo Bella sonriéndole−Vamos por un chocolate caliente para que te abrigues.

−Está bien.

Alan e Isabella salieron del baño y caminaron en silencio hasta la entrada donde se ubicaban las mesas y las encimeras. Alan se sentó en una de las mesas que comúnmente utilizaban las parejas y soltó un gemido cuando vio la carta del menú que estaba sobre la mesa.

Todo lucia tan apetitoso, sobre todo para él que lo único que había comido habían sido unos panqueques que Edward había cocinado y que en verdad habían estado terriblemente malos. ¿Qué podría pedir…? Recordó que no traía dinero y se entristeció. Ya le había causado muchas molestias a Bella, además ella no lucia como la chica que prestaba dinero a un desconocido. Observo a Bella quien estaba preparando una bebida caliente, ella lucia como la chica que Edward necesitaba.

Era guapa, y era muy inteligente. Alan lo había notado en la manera que miraba o en la que se comportaba. Bella parecía mucho más a la bruja del cuento que a la princesa, pero eso era justo lo que su hermano mayor necesitaba. Una chica que le enseñara el lado malo…

Bella hizo un movimiento y su blusa se levanto dejando a la vista un piercing que tenía en el ombligo. Alan sonrió victorioso recordando algo que Edward había dicho hace mucho tiempo mientras miraban una película.

"Para que una chica llame mi atención tiene que tener uno de esos" había dicho señalando a la mujer de la película… ¡Bingo! Alan se felicito a sí mismo por ser tan inteligente.

Ahora que sabía que Bella seria su… ¿Cuñada? Quizás podría pedirle dinero ya que en teoría no eran desconocidos, no después de que él la uniera a su hermano mayor en su desarrollada mente.

− ¿Bella?

−Dime

− ¿Me puedes prestar dinero? Tengo hambre de una de estas cosas−dijo Alan apuntando el menú.

Isabella rodo los ojos y tuvo ganas de decirle que no. Poder mirar al pequeño demonio y decirle "No tonto, no te presto" pero había algo en el pequeño Alan que no lo permitía. Era como si ella lo conociera de antes y lo quisiera…

¡Alto! –se ordeno a sí misma− Una cosa en que el niño me caiga bien y otra es que lo quiera adoptar como mi cachorro.

−Está bien, pero no elijas las tortas de mil hojas, las que venden aquí saben a cemento.

Alan asintió y descarto de inmediato las tortitas que Bella le había dicho.

− ¿Cuál me recomiendas?

La joven pareció pensarlo. Para ella lo más delicioso del menú era la tarta de fresa, pero quizás al niño no le gustase…

−Tarta de fresa

− ¡Es mi favorita!−exclamo Alan sonriendo abiertamente mostrando que le faltaba uno de los dientes delanteros.

Bella no supo si creerle o no. El niño parecía querer simpatizarle… y eso le causaba gracia. La última vez que alguien había querido caerle bien había sido en la secundaria, y el chico solo lo había hecho porque creía que acostándose con Bella, Rosalie le haría caso.

Bella sonrió ante el recuerdo.

Ella se había enamorado de Emmett, pero él lo había cagado todo. La había utilizado y eso Bella jamás se lo perdono…, aunque después cuando ella fue la que rio y gano se olvido del joven y solo lo dejo como un recuerdo de adolescente.

Hasta ahora, años más tarde le causaba gracia recordar que Rosalie engaño a Emmett con el primo de este, Royce. La cara de Emmett cuando se entero no tuvo precio, pero saber que había sido ella quien se lo dijo hizo que la venganza fuera el sabor más dulce que ella había probado.

Por eso no le importo mucho cuando Rosalie le grito que había arruinado su vida porque ella se había enamorado de Emmett y que cuando Bella y Emmett habían visto a Rosalie y Royce besándose no era más que una mera apuesta.

Pero a Bella le dio igual. Para ella hasta el día de hoy Rosalie había sido una zorra y Emmett un estúpido.

Volviendo al presente Bella abrió la vitrina donde estaba la tarta de fresa y cortó un buen trozo para Alan quien la miraba desde la mesita balanceándose los pies.

Bella le sirvió la tarta en uno de los platos de diseños que tenia la cafetería para los clientes infantiles como Alan.

−Toma, aquí tienes. Tengo una pregunta para ti−dijo Bella sentándose frente al pequeño− ¿Cómo te perdiste?

Alan dejo de comer y miro a Bella con tristeza.

−Mamá murió el verano pasado− dijo apretando los puños y cerrando los ojos− Fue un accidente de coche, Edward y yo salimos ilesos pero mamá no…−Bella sintió un profundo dolor al reconocerse a sí misma a esa edad hablando acerca de la muerte de su mamá− Mamá le dijo a Edward que me cuidara, y Edward lo hizo. Mi hermano es súper genial… él toca el piano, da clases en una escuela para niños ciegos y está estudiando para ser maestro de música. Hoy salimos al parque, Edward me dijo que abría mucha nieve y podía ser peligroso andar en coche… pero yo insistí hasta que me trajo. Estábamos jugando pero luego llego la amiga de mi hermano, Jane y yo me aleje. Edward me dijo que me quedara cerca y yo no le hice caso y empecé a correr por la nieve y luego cuando deje de jugar me di cuenta que ya no estaba en la plaza y que Edward no estaba…

Al final del relato Alan estaba llorando y Bella no sabía qué hacer. Estaba demasiado emocionada por el relato, por la devoción que sentía Alan por su hermano mayor…

−No te preocupes, vamos a llamar a Edward para que te venga a buscar.

−Gracias Bella…

La puerta de la cafetería de abrió de un golpe. Bella y Alan saltaron asustados. Bella enfoco bien la vista y reconoció al instante la cabellera rubia despeinada y los ojos azules…

− ¡Jasper!

− ¡Bella!−exclamo el rubio acercándose para abrazar a su prima−Vine a buscarte, en las noticias salió que los negocios están cerrados hasta que la tormenta pase.

− ¿Qué?

−Si, salió en la mañana pero por lo que veo no miraste la televisión.

−En realidad no, ¿Trajiste el auto?

−Cuando llegue a casa vi tu camioneta estacionada, primero pensé "Bella vio las noticias y se quedo en casa" pero luego entre y no estabas así que supuse que tu camioneta no partió y por eso tuviste que usar la locomoción, ¿Me equivoco?

−En nada−respondió Bella

− ¿Nos vamos?

−Está bien, pero… ¿podemos pasar a dejar a Ángela?

− ¿La chica sexy?−pregunto levantando las cejas sugestivamente− ¿la rubia?

Bella rodó los ojos sabiendo a quien se refería…

−No, esa es Jessica. Ángela es una señorita…

La cara de desilusión de Jasper desapareció de inmediato cuando Ángela apareció en escena.

−Hola−saludo tímidamente la morena− ¿Quién es?−pregunto mirando al rubio que le sonreía descaradamente.

−Jasper Hale, primo de Bella ¿Eres Ángela cierto? Un hermoso nombre para una encantadora joven.

Las mejillas de la pobre Ángela se tiñeron de un rosa profundo, mientras que Bella simplemente rodaba los ojos ante el descarado filtreo de su primo.

− ¡Bella, se te olvido nombrarme!−exclamo Alan haciendo que todos volvieran la vista a él. El chico se acerco a Jasper y le extendió la mano como todo un caballero−Mi nombre es Alan Nicholas Cullen, tengo siete años y estudio en la escuela primaria de Forks, y soy el primero en la clase−dijo con orgullo.

Jasper lo miro anonadado antes de soltar una carcajada. Alan le miro molesto y le frunció el seño a Bella.

−Es igual de maleducado que tu.

−Sí, lo sabemos−dijeron al mismo tiempo Bella y Jasper sonriendo con esa complicidad fraternal que solo tenían entre ellos dos.

−Bueno, ¿A quién voy a dejar primero?−dijo Jasper con su tono jovial y alegre de siempre.

−A mí, porque vivo más cerca−respondió la tímida y aun avergonzada Ángela.

Alan internamente hizo un baile de victoria. Si todo salía como su mente lo estaba trabajando pronto tendría dos nuevos integrantes en su familia, la molesta y grosera Bella y el risueño y galán Jasper…

¡Si! Ahora lo único que faltaba era que Edward y Bella se conociesen, el amor se iba a dar solo entre ellos porque él estaba seguro que Bella era la mujer ideal para su siempre correcto hermano…

Miro a Jasper y sonrió. Y el rubio parecía calzar muy bien con la personalidad loca e hiperactiva de su prima Alice…

¡Eres un genio!− se felicito− Alice con Jasper… tal como decía mi mamá… "todo queda en familia"

− ¡Alan sube al auto ya!−grito Bella asomando la mitad de su cuerpo por la ventana− ¡Te dejare abajo y caminaras solo hasta tu casa!

− ¡Ya voy Bella!

Mi futura cuñada−añadió para sí riendo feliz por haberse perdido en la nieve y por haber encontrado a Bella y a su primo.


¡Hola! Aquí les traigo la primera parte de este two-shot que inicialmente solo tenia 1 y que por cosas de mi loca mente se alargo demasiado XD Espero que les guste y me dejen su review para saber que tal les parecio y si merece la continuacion o simplemente lo dejo ahi XD

Espero que tengan una buena semana, personalmente estoy en las globales y son un calvario pero escribiendo por lo menos me relajo (:

¡Un beso a todas las lectoras!

MillaC: