Disclaimer: los personajes no son mios,sólo lo es la protagonista.
Una chica de largos cabellos naranjos caminaba por un bosque. Miraba distraída al cielo, murmurando, tal vez cantando para sí misma. Nada perturbaba la paz que reinaba en el bosque, solo se escuchaba un par de grillos, que cantaban a la noche.
-Que hermosa estas madre luna – susurró la joven, con una voz triste y suave - ¿Te sientes sola? Pero no lo estas… las estrellas te acompañan.
De pronto la chica detuvo su andar, se giró rápidamente y miró atenta, sus grandes ojos color chocolate no dejaban de moverse, intentando ver algo en la oscuridad. No logró ver gran cosa, pero en cambió escucho. Eran pasos, varias personas que corrían, escuchó ladrar a unos perros. No lo dudó ni un instante. Corrió rápidamente aplastando bajo sus pies la tierra, dejando marcas de sus pies. Los perros ladraban más cerca de ella, las voces gritaban cosas que no podía ni quería entender. Sólo tenía una cosa en mente. Escapar.
Cazadores – pensó la joven, mientras apuraba el paso sujetando su vestido.
Al poco rato llegó a un lago. Se tiró al agua sujetando fuertemente un bolso que llevaba, esperaba que hubiese alguna cueva submarina en la que se pudiera esconder. Algo poco probable si se piensa que necesitaba aire. Buceó hacia abajo, estaba oscuro y apenas podía verse la punta de la nariz. 'Mejor, así les costará más dar conmigo'. Pensó.
Su cuerpo comenzaba a enfriarse mucho, el agua congelada era, por supuesto, la causante de esto. Pero no podía salir del lago ya que si lo hacia ellos la descubrirían. Era preferible morir de frío. Poco a poco comenzó a perder las fuerzas, llevaba mucho tiempo despierta y no había podido comer mucho, era lógico que las fuerzas la abandonasen.
De a poco comenzó a subir a la superficie. 'Floto como un corcho'. Pensó la joven. Vio una luz blanca que la rodeaba y una suave voz le susurró:
- Pobrecilla, tan joven… tan triste… tan sola…te llevaré a otro lugar, a otro…- la chica no logró comprender qué más dijo la misteriosa voz.
La joven buscó con la mirada a quien le hablaba, pero no lograba ver nada. Cuando terminó de subir nadó hacia la tierra. Miró intrigada en todas las direcciones, no había nadie, no se escuchaba nada. Caminó desconfiada por el bosque. Estaba cansada. Muy cansada. El pasto que pisaban sus pies estaba seco y mullido. Intentó subirse a un árbol, pero las fuerzas no le dieron por lo que decidió recostarse contra un árbol. No sabía donde estaba, pero ya no tenía fuerzas para hacer nada.
