Prólogo
El alma es aquella esencia que le da a un ser vivo algo muy simple, pero a la vez importante, las emociones.
Estas emociones nos permiten crear lazos con otras personas, y con otros seres. Sin ellas, quien sabe en qué nos podríamos convertir… eso, por ahora, es un gran misterio.
Pero, lo que sí se sabe, es que los lazos pueden vencer al tiempo y al espacio. Uno nunca sabe, que tan importante se puede volver una persona para otra en un determinado periodo de tiempo.
— El destino ha preparado algo muy importante para nuestro futuro. — Recitó la voz de una mujer con un tono suave, firme y gentil a la vez. — Quién diría que la leyenda resultó ser cierta, y ahora, el destino de todo lo que conocemos caerá en las manos de valientes personas que lucharán para salvar el universo mismo de las garras de la oscuridad. —
— Perdone, Yuuko-san. — Dijo un joven con un tono de voz lleno de curiosidad.
— ¿Qué deseas, Watanuki? — Preguntó Yuuko en un tono suave.
— ¿Hay algo que pueda hacer por usted? — Respondió Watanuki en son de pregunta.
— Por ahora no, Watanuki. — Dijo Yuuko en un tono amable mientras sonreía. — Ya eres libre de irte a tu casa. —
— Muchas gracias por todo. — Dijo Watanuki mientras se despedía de Yuuko. — Hoy ha sido un gran día. —
Una vez que Watanuki salió, Yuuko se quedó mirando las estrellas de una manera perdida, como si estuviese tratando de escapar de la realidad en la que se encontraba.
— Me pregunto en donde estarán… — Se cuestionó Yuuko con un tono de duda. — Aunque logren despertar, ellos solos no serán capaces de detener esta amenaza por su cuenta, tengo que ayudarlos de alguna manera. —
Y fue así como Yuuko Ichihara comenzó a preparar un plan para ayudar a estos tres misteriosos individuos en total confidencialidad pero, ¿la situación era así de complicada?
— He estado teniendo estos pensamientos extraños últimamente. — Recitó la voz de una joven en un tono de miedo. — ¿Serán reales o falsos? —
Esta joven tenía más o menos unos catorce años de edad, y se encontraba flotando en un vacío oscuro, bastante profundo y misterioso, poco después, ella empezaba a abrir lentamente sus ojos, para encontrarse en la costa de una isla desértica, donde no habían árboles o arbustos, nada más que arena y rocas.
Su atuendo consistía en una blusa de color rosa con una camiseta interior de color blanco, junto con una falda de color rojo y unos zapatos cómodos. Sus ojos eran de color verde esmeralda, y su cabello era de color castaño, el cual le llegaba hasta los hombros.
Justo cuando el impacto del repentino cambio de ubicación estaba pasando, Sakura logró distinguir a una extraña figura a unos cuantos metros de distancia. Debido a la intensa luz solar, la joven apenas podía reconocer que se trataba de una figura humana.
— ¿Quién está ahí? — Exclamó la joven mientras tapaba sus ojos con su mano izquierda para poder ver mejor a quien sea que se encontrase en frente de ella.
Tras varios segundos de tensión, Sakura quedó paralizada, perpleja y atónita, al ver a alguien que aparentemente se encontraba desaparecido, justo en sus narices.
La figura en cuestión resulto ser un joven de unos catorce años de edad, poseedor de un cabello de color castaño y corto, con unos ojos de color dorado ámbar y una vestimenta algo inusual. Además, tenía una camisa sin mangas de color negro con unos pantalones largos de color gris, botas bastante largas y de color café claro, por último, algo en el denotaba un aura de incertidumbre, de negatividad…
— Sakura. — Dijo este misterioso joven.
— Esa voz… — Pensó Sakura al escuchar aquella palabra de la boca de este joven. ¿Sería posible que aquella persona que ella añoraba tanto, finalmente regresase a su lado?
— Syaoran, ¿eres tú? — Añadió en un tono de impresión.
— Sí, mi querida Sakura. — Respondió Syaoran en un tono de sátira, que casi parecía una burla. —Dime, ¿te gustaría venir conmigo? — Preguntó mientras extendía su mano derecha hacia Sakura, mientras hacia una sonrisa neutra.
Sakura estaba muy impactada ante la actitud de Syaoran, pero a la vez sentía un gran alivio tras haberse reencontrado con él. Después de todo, había pasado un largo tiempo desde el momento en que Syaoran desapareció.
— Sí, quiero ir contigo. — Respondió Sakura mientras comenzaba a acercarse hacia su amigo, poco a poco, dando pasos lentos, pero a la vez seguros. Tras analizar mejor la situación, y salir de un profundo estado de ilusión, Sakura se dio cuenta que el agua a su alrededor comenzaba a retraerse, de manera similar al preludio de un maremoto. Temiendo por la seguridad de Syaoran, ella miró al horizonte, solo para ver a una enorme ola, de unos tres metros de altura aproximadamente, acercándose a toda velocidad hacia ambos.
— ¡Syaoran, ten cuidado!— Gritó desesperadamente Sakura mientras corría a pasos agigantados para socorrer a Syaoran de la ola, pensando que aún había esperanza de salvarle.
Justo cuando Sakura estaba a punto de alcanzarlo, este desapareció sin dejar rastro alguno, dejando el paso libre a la enorme ola, la cual aplastó a Sakura con una gran fuerza, arrastrándola hacia la costa, con velocidades muy potentes.
En medio del brutal oleaje, Sakura logró abrir los ojos para ver nuevamente a Syaoran, quien seguía con su mano extendida, igual que hace no mucho tiempo. Temiendo perderlo otra vez, Sakura intentó desesperadamente luchar contra la poderosa corriente para alcanzarlo, pero este solo continuaba alejándose cada vez más, hasta que la corriente ganó la batalla con muy poco esfuerzo, haciendo que Sakura perdiese el conocimiento, lo cual era de esperarse.
A medida que pasaba el tiempo, Sakura logró recuperar parcialmente la conciencia, aunque aún no era capaz de ver o escuchar nada, con la excepción de sus propios pensamientos.
— ¿Pero qué demonios está pasando? — Pensó Sakura con zozobra mientras trataba de asimilar su actual situación. Ella sentía que el agua era cada vez más profunda, aunque claro está que esto no tenía sentido alguno. Hace no mucho, todo este lugar era una playa, por lo que era prácticamente imposible que una ola de no más de tres metros hiciese tanto daño.
Este abismo hacía que Sakura sintiese el verdadero terror, a pesar de no ser capaz de ver o escuchar, si era capaz de sentir el rose del agua en su piel, mientras caía de manera vertical hacia el lecho marino. Tras una larga espera agónica, Sakura finalmente pudo tocar el fondo, para luego abrir sus ojos por primera vez desde que esa enorme ola la golpeó.
— ¿Cómo es posible que aún siga con vida? — Analizó Sakura mientras intentaba darle sentido a todo esto, ya que ningún humano era capaz de respirar en el agua, y aun así, ella pudo respirar en medio de ese "abismo".
— Ahora, ¿en dónde rayos estoy? — Se preguntó Sakura a si misma mientras caminaba sobre el lecho, tratando de buscar una salida. Curiosamente, el agua no era muy densa, por lo que movilizarse no le daba problemas. A medida que exploraba el lugar, Sakura sentía que el lugar no era lo que parecía ser, y su sospecha fue confirmada cuando una simple pisada fue el catalizador de una hermosa transformación. Unas palomas blancas con líneas rosadas fueron liberadas junto a una centellante luz, las cuales avanzaban a la par, dejando al descubierto una plataforma gigante, que de alguna manera recordaba a aquellas imágenes plasmadas en vidrio, muy comunes en las iglesias y templos del mundo.
La impresión fue inmediata, Sakura no podía creer lo que veía, esto se parecía a los sueños que había tenido antes de convertirse en una cazadora de cartas, aunque, esto tenía una pinta de diferente que era bastante notoria.
Para tener una mejor visión del lugar, Sakura empezó a caminar hacia el centro de la plataforma, sintiendo que algo allí la estaba atrayendo. Al llegar, su impresión superó los límites, al verse a ella misma plasmada como una obra de arte, sosteniendo una misteriosa espada. Además, a su lado, yacían cuatro círculos de color rosa con rostros de personas que eran muy cercanas a Sakura, o bueno, eso parecía.
En uno de esos cuatro círculos, estaba la imagen de la mejor amiga de Sakura, una chica amable, de buen corazón y de alma sincera. Tenía el cabello largo y ondulante, de color púrpura claro, por supuesto que en la vida real su color de cabello no tenía estos tonos, pero dado a que la plataforma sí los poseía, era una excepción. El nombre de esta chica es Tomoyo Daidouji.
En otro, yacía la imagen de un ser parecido a un León con una armadura que le protegía la cabeza, su pelaje se mostraba como un color púrpura bastante claro, resaltando la gema que tenía en medio de su cabeza, de un color púrpura profundo. El nombre de este ser es Kerberos, guardián de las Cartas Clow y fiel amigo de Sakura.
En el tercer círculo, la imagen de un joven con cabello corto y picudo aparecía por debajo de donde se encontraba Tomoyo, tenía el cabello de un color púrpura ligeramente oscuro, mientras que sus ojos se mostraban de un tono dorado centellante, casi igual al mismísimo oro, este joven, era Syaoran, el mismo que había aparecido hace no mucho tiempo en aquella enigmática playa.
— Tomoyo, Kero y Syaoran. — Pensó Sakura. — Es una gran alegría poder ver a rostros familiares, pero, ¿quién es aquel que está al lado de Syaoran? —
Al mirar, Sakura denotó un rostro que nunca había visto en su vida, con unos rasgos salidos de otro mundo. Este joven, tenía un cabello de color púrpura claro, muy similar al de Syaoran, pero mucho más picudo. Es más, este cabello parecía desafiar las mismísimas leyes de la gravedad, pero al final, ella no le tomó mucha importancia.
Lo que si le impactó, es que este joven era alguien completamente desconocido para ella, pero aun así, se encontraba ahí, justo en frente de ella. Pero, ella no descartó la posibilidad de que ese joven fuese alguien que estuviese conectado a ella de manera indirecta, pero a la vez inevitable. Eso le hizo remembrar la frase dicha por la señorita Kaho Mizuki: "En esta vida no existen las coincidencias, solo lo inevitable."
— Inevitable… — Pensó. — Bueno, lo mejor será ignorar a este chico. — Añadió mientras se alejaba de los círculos para dirigirse hacia los bordes de la plataforma. Después de todo, lo mejor sería continuar con la investigación de la plataforma.
Una detalle curioso es que los bordes también poseían círculos, solo que no poseían rostro alguno. En su lugar, se encontraban múltiples figuras de corazones, uno en cada círculo respectivamente. Estos corazones tenían líneas de color rosado oscuro que parecían formar otro corazón dentro, otorgando una sensación de serenidad a Sakura.
Por último, Sakura se dio cuenta que había un paisaje muy bello por debajo de los rostros de sus amigos y aquel desconocido, era una puesta de sol en un pequeño pueblo, que sin lugar a dudas; era Tomoeda.
— Vaya, este lugar sí que es todo un misterio. — Pensó nuevamente Sakura mientras se acercaba nuevamente al centro de la plataforma, habiendo ya analizado toda la estructura.
Repentinamente, el suelo comenzó a temblar de manera escalofriante, lo cual hizo que Sakura instintivamente se arrodillase en el suelo, cubriendo su cabeza con sus brazos, de la misma manera en que se lo enseñaron durante los incontables simulacros en su escuela, ya que Japón es un país muy propenso a sufrir terremotos.
Tras unos interminables minutos, el temblor finalmente cesó. Cuando Sakura abrió los ojos, se dio cuenta que habían unos tres pilares que se encontraban formando un triángulo equilátero, dándole a la plataforma una apariencia más mística.
— Tantas cosas que hacer, pero a la vez tan poco tiempo… — Susurró una voz en un tono firme, pero a la vez sereno.
— ¿Quién eres? — Preguntó Sakura mientras miraba a todos lados para tratar de identificar la fuente de aquella voz, pero nunca fue capaz de localizar su origen, todo lo que se le ocurrió es que esa voz le hablaba telepáticamente.
— No tengas miedo. — Respondió la voz en un tono sereno.
— No estoy aquí para hacerte daño, al contrario, mi deseo es guiarte. Pero para hacerlo, primero deberás elegir un camino. —
Repentinamente, un hermoso brillo comenzó a emerger en los tres pilares, fue tan brillante que parecía tener la luminosidad de pequeños soles, pero esto no duro mucho, ya que la luz se desvaneció para dejar paso a tres objetos, cada uno en un pilar.
En el primero, que se encontraba a la izquierda de Sakura, tenía una espada muy rudimentaria, cuyo filo tenía un delicado color plateado mientras que el mango tenía un color rosa pálido. Este objeto irradiaba un aura de poder, de imponencia y de fiereza.
— Que espada más bonita… — Pensó Sakura mientras se acercaba a este misterioso objeto. Al tocarlo, ella sintió que su cuerpo se llenaba de fuerza y valor, además de otorgarle una extraña sensación de paz.
— El poder del guerrero. — Dijo la misteriosa voz. — Coraje invencible, una espada de terrible destrucción. ¿Es este el poder que buscas? — Preguntó.
— No estoy segura del todo. — Expresó Sakura mientras dejaba a la imponente espada en el pilar donde se encontraba.
Sakura no lograba entender por qué tenía que elegir un arma, si ella ya tenía las Cartas Sakura, aunque no en ese lugar, obviamente. No era necesario tener que elegir una nueva arma, era como darle una espada a un policía poseedor de un revólver, ¿o acaso esto era por algo más?
El pilar que se encontraba a la derecha tenía un escudo redondo, tenía como color principal un rojo oscuro bastante deslumbrante, junto con una hermosa flor de cerezo de color blanco estampada en el centro.
Al tomar el escudo, Sakura sintió que tenía la obligación de proteger a quien sea, sin importar que fuese un completo desconocido. Esto era algo muy importante para ella, ya que su misión como maestra de las cartas era usarlas para evitar que cayesen desgracias en el mundo.
— El poder del guardián. Bondad para ayudar a los amigos, un escudo para repelerlo todo. — Dijo la misteriosa voz. — ¿Es este el poder que buscas? — Volvió a preguntar.
— Aún no lo he decidido. — Dijo Sakura en un tono de duda. — Después de todo, tengo una opción más por ver. —
Tras unos minutos más, Sakura finalmente se dirigió hacia él último pilar, donde reposaba una vara mágica exactamente igual a la que ella usaba, salvo que su gama de colores era algo diferente.
La punta era de color rosa claro, mientras que el resto era de color rojo oscuro.
Al tomarlo, Sakura sintió una sensación de seguridad, ya que estaba cerca de su elemento. Sentía como si pudiese tener todo el poder del universo en la palma de su mano, era simplemente increíble.
— El poder místico. Fuerza oculta, una vara de maravillas y ruina. —Dijo la misteriosa voz. — ¿Es este el poder que buscas? — Preguntó una vez más.
Sakura ahora se sentía muy indecisa, cada uno de estos poderes la iba a ayudar de una u otra manera, pero a la vez, nada le parecía suficiente. Le tomo un gran tiempo, unos veinte minutos aproximadamente, para poder ejecutar la difícil decisión.
— ¿Ya lo has decidido? — Preguntó la misteriosa voz.
— Sí. — Respondió brevemente Sakura. — Elijo el poder del escudo. —
— Tu destino está sellado. — Dijo la voz mientras el escudo se desvanecía delante de Sakura, llenándola de esa sensación y deseo de luchar por el bien de los demás, algo que sin duda era una de sus mejores cualidades.
— Debes dar algo a cambio, después de todo, nada es gratis en esta vida. — Dijo la voz una vez más mientras Sakura pensaba cuál de los dos poderes debía rechazar.
Sakura usualmente no era alguien que tuviera el deseo innato de buscar un conflicto ante cualquier situación, en cambio, ella solo quería evitarlos a toda costa. Pero, sin lugar a dudas, ella aceptaba que un gran poder oculto habitaba en su interior, por lo que jamás desearía perderlo.
— He tomado otra decisión. — Indicó Sakura mientras señalaba a la espada. — Rechazo el poder del guerrero. —
En ese mismo momento, Sakura sintió que una parte de ella se desvanecía, una parte que nunca pudo percibir sino hasta estos momentos.
— Has elegido el poder del escudo para proteger a los otros, así como has rechazado el poder del guerrero junto con todo su esplendor. — Dijo la voz en un tono neutro. — Vuelvo y lo repito, ¿son estos los poderes que deseas? —
— Sí. — Dijo Sakura en un tono de alegría. — No tengo duda alguna. —
En ese instante, las estructuras comenzaron a fragmentarse, mientras una hermosa luz destellante aparecía en la mano de Sakura, aumentando su luminosidad cada vez más.
— ¿Qué está pasando? — Pensó Sakura mientras veía como una hermosa espada emergía de esa luz. Tenía un diseño muy bello, que parecía haber salido de un cuento de ciencia ficción. Poseía un color rosado claro de un lado de su cuerpo, mientras que el otro era de un color rojo cereza. Su mango parecía estar hecho con pétalos de flor de cerezo, que rodeaban la empuñadura dándole un toque de elegancia.
También tenía una punta que mostraba dos pétalos filosos apuntando en direcciones opuestas para luego unirse y formar una X. Esa X tenía pequeñas líneas de color dorado que atravesaban los pétalos de color rosa claro, aunque estas eran muy finas.
Por último, al final del mango, había una cadena que terminaba con una hermosa pluma de color blanco con líneas rosas y doradas que la atravesaban, dándole una apariencia única en su tipo.
— Pero que espada más extraña. — Dijo Sakura mientras sostenía su nueva arma en sus manos. Claro está que ella aún seguía sin comprender por qué tenía que elegir un arma nueva, si con las Cartas Sakura era más que suficiente, o bueno, eso es lo que parecía.
— Has ganado el poder para luchar. — Dijo la misteriosa voz en un tono de seriedad mientras unas creaturas de color blanco-grisáceo aparecían desde más allá de los límites de la plataforma. Tenían una apariencia espectral, similar a la de un fantasma, con largos brazos y piernas carentes de dedos. Otro detalle fascinante es que estos seres tenían unas líneas de color azul neón en su plano coronal, y, por último; sus cabezas mostraban características muy extrañas. Sus bocas parecían ser cierres de abrigos, con varias estructuras parecidas a dientes. Además, sus cabezas tenían un extraño símbolo que Sakura nunca antes había visto, pero que parecía ser poseedor de un verdadero enigma.
— Fantasmas… — Pensó Sakura al ver a estas creaturas, mientras trataba de huir de ellas, intentando correr a toda velocidad, pero una vez que se dio cuenta que más allá de la plataforma no había nada más que oscuridad, no le quedó más opción que luchar.
— No tengas miedo. — Dijo la misteriosa voz con un tono de motivación. — Tienes un arma cuya majestuosidad excede a todas las demás. —
— Si tú lo dices… — Pensó Sakura mientras se ponía en posición defensiva, recordando una técnica de artes marciales que Syaoran le enseñó. Esta consistía en poner la espada por encima del brazo izquierdo, mientras ambos se unían para formar la letra X.
Previa
— Tú, has sido elegida. —
— No te dejaré hacer esto sola… —
— De acuerdo, lo haremos. —
Siguiente capítulo: El comienzo de un viaje.
