Prólogo: Un nuevo amanecer
Cuando la vida da muchas vueltas nunca sabes donde te llevará, simplemente estás mareado y con paso desequilibrado a veces caes en un charco de mierda o, si tienes suerte, simple lodo. Una sola persona puede dar cientos de vuelta a lo largo de su existencia pero seguir siempre un sendero fijo, un camino el cual lo lleva a su meta final la cual puede ser terrible o gloriosa, la cual puede ser encerrado en el Purgatorio de Almas o con una gran jarra de aguamiel y bellas mujeres en Sovngarde. Esto puede ser un breve resumen de la vida de Scott, nórdico de nacimiento con su cabello rubio puro, sus ojos azules, su pálida piel resistente al frio, su hercúleo cuerpo o su simple honor natural en su subespecie.
Solía contemplar el horizonte desde su casa cada mañana y el cielo estrellado cada noche con una esperanza en su corazón. Solía entrenar con la espada para segar cuellos o rebanar arterias como un guardia rojo; su sigilo para colarse donde hiciera falta o su arte para robar todo lo posible como un khajita; su magia de todo tipo para domarla por completo como un altmer; sus pulmones para aguantar debajo del agua lo imposible como un argoniano; su elocuencia para seducir con palabras melosas a todo ser capaz de comprender un lenguaje como un imperial; su herrería para forjar con cualquier material un arma lo suficientemente afilada como para atravesar una armadura daédrica como un orco y su mejor don; el arco, con el cual una sola flecha supone el cambio de una batalla en contra, con la cual arrebatar a kilómetros la vida de su objetivo, con la cual poder alimentar toda una familia, con la cual ser tan mortal como el mismísimo Molag Bal tal y como los bosmer. Estaba destinado a ser el mejor guerrero, el campeón de los espadachines, el Hércules de los escudos, el erudito de toda magia, el arquero entre arqueros, el asesino perfecto.
─ Lo haces mal niño, si cortas ahí no lo matarás, simplemente estará medio muerto pero con suficiente vida como para rebanarte el cuello. ─ Colocó la espada del chaval en el punto adecuado. ─ Aquí es donde has de sajar si quieres eliminar al objetivo. ─ El hombre, un guardia rojo ya entrado en años entrenaba al crío. Con su vieja armadura de la Hermandad Oscura pretendía volverlo el asesino perfecto para que fuera el futuro líder de la organización y darle a la familia la gloria de antaño. El pequeño nórdico demostraba potencial en todos los aspectos del combate y una gran inteligencia que no se solía presentar en los de su especie pero era normal, lo llevaba entrenando desde que lo encontró en su última misión cuando era solo un bebé de apenas unos días muriéndose de frío en mitad del Pálido. Se lo llevó a su casa de las a fueras de Cyrodiil nada más retirarse como líder de la orden y se dispuso a ser su mentor. Le enseñó a caminar, a hablar, lo educó, entrenó y quiso como a un hijo pero también fue estricto pues si salía un niño blando todo sería en vano. Por suerte hizo honor a su especie y era valiente pero sin llegar a temerario. Tenía paciencia y su habilidad como arquero era digna de un bosmer bien entrenado: tenía futuro.
─ ¿Cuándo podré entrenar con el arco Ali? ─ Lo miró. ─ Quisiera poder acertar más de 50 en el centro para mañana.
─ Paciencia. ─ Acarició su cabeza. ─ Eres joven y tienes mucho tiempo. Recuerda que los nórdicos son los humanos que por promedio más viven y pienso hacer que mueras de viejo. ─ Era sabido por todos que, entre los humanos, los nórdico serán los más longevos pero con tanta guerra, lo estúpidos que son y lo temerario que pueden llegar a ser no se suelen ver personas de esta especie muy mayores exceptuando a las mujeres que no se hacen guerreras.
─ Ali. ─ Observó a los ojos a su "padre". ─ ¡Te quiero! ─ Lo abrazó con fuerza.
─ Espero que no desarrolles sentimientos por tus víctimas, sino estarás jodido. ─ Rio y correspondió el abrazo.
─ Tranquilo, al que ose tocar a alguien de mi familia lo lamentará y pagará con su vida. Y con una orden de la Madre Noche pondré el alma de mi objetivo ante Arkai. ─ Sonrió radiantemente. ─ Soy el asesino perfecto entrenado por el mismísimo Ali'Karah, soy Scott'Karah.
