Esta historia pertenece a Beth Reklees, desde que vi la película me di la tarea de encontrar el libro para poder adaptar esta fantástica historia de amor con mis personajes favoritos, mi pareja perfecta de anime. Los personajes le pertenecen a CLAMP de la serie Sakura Card Captor.

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Capítulo 1.

-¿Quieres algo de tomas?- me pregunto Eriol desde la cocina mientras yo cerraba la puerta de la calle.

-No, gracias-, conteste, -Iré a tu habitación.

-Claro.

Nunca había dejado de maravillarme lo grande que era la casa de Eriol Li; prácticamente una mansión. Había una habitación abajo con una tele de cincuenta pulgadas y sonido envolvente, por no hablar de la mesa de billar y la piscina exterior.

Aunque para mí era como mi segunda casa, el único lugar donde de versas me sentía cómoda era en la habitación de Eriol.

Abrí la puerta y vi el sol entrando por la ranura de la puerta abierta que daba a su pequeño balcón. Las paredes estaban cubiertas de posters de grupos, su piano y guitarra en un rincón y su iMac estaba sobre un elegante escritorio de caoba que hacia juego con el resto de los muebles.

Pero, al igual que en la habitación de cualquier otro chico de dieciséis años, había camisetas, calzoncillos y calcetines malolientes tirados por todo el suelo; un sándwich a medio comer que se secaba junto a su iMac y las latas vacías que descansaban por todas partes.

Me tire sobre la cama de Eriol; me encantaba la forma en que rebotaba.

Éramos amigos íntimos desde que nacimos. Nuestras madres se conocían de la universidad, y yo vivía solo a unos diez minutos andando. Eriol y yo habíamos crecido juntos, podríamos haber sido gemelos, porque daba la casualidad de que habíamos nacido el mismo día.

Era mi mejor amigo. Siempre lo había sido y siempre lo seria. Incluso anqué a veces me hiciera enojar de verdad.

El entro en ese momento con dos botellas abiertas de soda de naranja, porque sabía que, si no, en algún momento me hubiera bebido el suyo.

-Tenemos que decidir que vamos a hacer para la feria-, dije.

-Lo sé-, suspiro el, mientras se alborotaba el cabello castaño y hacia una mueca con su cara llena de pecas, -¿No podemos hacer eso del coco? Ya sabes, eso en que se tirar bolsas para tratar de derribar los cocos.

Asentí con la cabeza, asombrada.

-Estaba pensando justo en eso…

-Claro que sí.

Sonreí.

-Pero no podemos; ya la hará alguien.

-¿Y porque tenemos que poner un puesto? ¿No podríamos organizar todo el montaje y dejar que otros se encarguen de pensar en los puestos?

-Fuiste tú quien dijo que estar en el consejo escolar quedaría muy bien en nuestras solicitudes de universidad.

-Y tú fuiste quien estuvo de acuerdo.

-Porque quería estar en el comité del baile-, le explique, -No pensé que tendríamos que ocuparnos también de la feria.

-Es una mierda.

-Lo sé. ¿Y si hacemos uno de esos…, hum…, ya sabes-, hice un gesto de golpear algo, -esas cosas con un martillo?

-¿Dónde mides tu fuerza?

-Si. Uno de esos.

-No. Ya han pedido uno.

Suspire.

-Entonces no sé. No queda mucho tiempo; ya lo han tomado todo.

Nos miramos.

-Ya te dije que teníamos que haber empezado a planear esto antes-, dijimos ambos a la vez.

Nos echamos a reír, y Eriol se sentó ante su computadora, haciendo girar la silla lentamente.

-¿Una casa encantada?

Lo mire con cara de póker; bueno, lo intente. No era fácil mirarlo a los ojos mientras el seguir girando así.

-Es primavera, Eriol, no Halloween.

-Sí, ¿Y qué?-

-No, nada de casas encantadas.

-Bien-, gruño el, -Entonces ¿Qué sugieres?

-Me encogí de hombros. La verdad, no tenía ni idea. Estábamos bastante confundidos. Si no se nos ocurría algún tipo de puesto, acabarías de echarnos del consejo escolar, lo que representaría no poder incluirlo en nuestras solicitudes para la universidad.

-No sé. No puedo pensar con tanto calor.

-Entonces, quítate el suéter y piensa en algo.

Puse los ojos en blanco, y Eriol entro en Google para buscar ideas para un puesto de la feria de primavera. Me quite el suéter y note el sol sobre mi estómago desnudo. Intente que no se me subiera la camisa de tenia debajo.

-Eriol-, dije, con la voz ahogada debajo del suéter, -¿Me ayudas?

El soltó una risita y lo oí levantarse. En ese momento se abrió la puerta de la habitación, y por un minuto pensé que Eriol me estaba abandonado, pero al instante siguiente oí una voz diferente.

-Vaya, al menos cierren la puerta si van a hacer eso.

Me quede paralizada; las mejillas se me pusieron tan rojo como un tomate mientras Eriol tiraba hacia debajo de mi camisa y me quitaba el suéter de un tirón, con lo que hiso que me despeinaba.

Vi a su hermano mayor apoyado en el marco de la puerta, con una media sonrisa.

-Eh, Saku-, me saludo. Sabía que odiaba que me llamaran Saku. Se lo permitía a Eriol, pero con Syaoran era diferente. Solo lo hacía para fastidiarme. Nadie más se atrevía a llamarme Saku después de que en cuarto le pegara de gritos a Yoshiro por hacerlo. Todos me llamaban Sakura. Igual nadie se atrevía a llamarlo Syaoran. Excepto Eriol y sus padres, el resto lo llamaba Li

-Hola Syaoran-, le respondí sonriéndole con dulzura.

El apretó los dientes y alzo un poco sus cejas oscuras, como si me estuviera retando a seguir llamándolo así. Yo solo le volví a sonreír, y la media sonrisa sexy regreso a su rostro.

Syaoran era el chico más guapo de la tierra; créanme, no exagero, cabello café rebelde que caía en sus ojos color ámbar, alto y ancho de espaldas. Tenía la nariz un poco torcida, de cuando se la rompió en una pelea y no se le había puesto completamente bien. Syaoran no huía de las peleas, pero en la escuela nunca lo habían castigado. Aparte de alguna que otra "sacudida", como Eriol y yo las llamábamos, era un alumno modelo: sus notas nunca bajaban de sobresaliente y también era la estrella del equipo de futbol americano.

A los trece o catorce años, yo estaba colada por él. Aunque se me paso bien rápido cundo me di cuenta de que se encontraba fuera de mi alcance y siempre lo estaría. Y aunque estaba buenísimo, yo me comportaba de un modo natural con él. Porque sabía que no tenía ni la más mínima posibilidad de que llegara a mirarme como algo más que la mejor amiga de su hermano pequeño.

-Ya sé que, al parecer, causo ese efecto en las damas, pero, por favor, ¿Te importa trata de no quitarte la ropa en mi presencia?

Reí sarcástica.

-Sigue soñando.

-¿Y qué están haciendo?

Por un instante me pregunte porque le interesa, pero luego ya no le di importancia.

-Tenemos que pensar en un estúpido puesto para la feria.

-Parece…una mierda.

-Y que lo digas-, replique, poniendo los ojos en blanco, -Todos los puestos que valen la pena ya están tomados. Acabaremos con algo como…como, como esa cosa en la que pescas un patao con un gancho.

Los dos me miraron como si no se me pudiera haber ocurrido una idea peor, y me encogí de hombros.

-Lo que sea. Eh, Eriol…, mamá y papá estarán fuera esta noche, así que fiesta a las ocho.

-Genial.

-Y, Sakura, esta noche trata de no desnudarte delante de todos para impresionarme.

-Ya sabes que solo tengo ojos para Eriol-, replique con inocencia.

Syaoran rio un poco. Ya estaba escribiendo en su móvil, seguramente enviando el mensaje sobre la fiesta, igual que Eriol. Salió de la habitación como un gato perezoso o algo así. No pude evitar que se me fueran los ojos a su bonito trasero.

-Eh, puedes parar de mirar a mi hermano durante un par de segundos…-, bromeo Eriol.

Me sonroje y le di un empujón.

-Cierra el pico.

-Pensaba que ya no sentías nada por él.

-Es cierto, pero eso no hace que este menos bueno.

Eriol puso los ojos en blanco.

-Lo que tú digas. A veces te pasas, ¿Sabes?

Me senté ante la computadora con Eriol mirando desde detrás, apoye mi barbilla en su cabeza.

Clique la siguiente página buscando resultados y fui pasando la pantalla; note que los ojos se me iban quedado vidriosos al pasarlos por la página.

Me detuve. Algo me había llamado la atención,

-Para-, dijo Eriol, que también lo había visto.

Ambos miramos la pantalla durante unos segundos; luego, él se puso de pie y yo me volvió en la silla para mirarlo. Sonrisas idénticas nos adornaban el rostro.

-Un puesto de besos-, dijimos a la vez con emoción. Eriol alzo la mano y yo se la choque.

Iba a ser tan genial…