Sueños rotos.
Cap. 1. ¿Cuál es tu precio, Lita?
Yorkshire, Inglaterra. Año de 1857…
-¡Ya te lo he dicho muchas veces que no Andrew!- Exclamó Lita saliendo desnuda de la cama.- ¿Acaso no lo entiendes?
-¡No!.- Exclamó Andrew molesto.- Discúlpame, pero no entiendo tu manera de negarme un favor, aunque ni siquiera es un favor Lita. Sabes que te pagaría.
Lita esbozó una sonrisa y se acercó coquetamente a él, dándole un beso en los labios para ver si de esa manera borraba aquel gesto de disgusto del rostro de su amante favorito.
-Ya sabes que no tienes que pagarme Andrew.- Dijo Lita.- Tú eres un exquisito placer que yo me doy… ¿Por qué habría de cobrarte si lo disfruto?
Andrew la tomó del brazo fuertemente, lo suficiente como para que ella no pudiera separarse fácilmente de él, pero no tanto que pudiera lastimarla. No la comprendía, ¿Por qué Lita tenia que ser tan difícil?... A veces sentía odiarla por lo que le había echo en el pasado, por haber preferido la vida como cortesana antes que el amor que él le ofrecía. Se había jurado por años que cuando la volviera a encontrar descargaría en ella toda su rabia; pero al final, hacia un año cuando la había vuelto a ver en Yorkshire no había capaz de insultarla, y pese a saber a que se dedicaba fue tanto el gusto de volverla a ver que no le reclamó el pasado. Aquel pasado en el que se habían prometido amor eterno.
Hacia un año, cuando se habían vuelto a ver retomaron la vieja amistad que habían tenido y por supuesto las palabras no hicieron falta para que esa misma noche sin mas terminaran en la cama de la mansión donde ella vivía, pero poco le había durado el gusto de gozar a su amada pues a la semana siguiente había regresado aquel conde francés que era amante suyo y las visitas se vieron suspendidas por dos meses; por supuesto nada mas desaparecer el conde Andrew volvió a reanudar sus visitas, pero claro, siempre tenia que conformarse con los días que Lita tenia libres, aquellos en que no debía atender a algún amante.
En mas de una ocasión Andrew le había ofrecido mantenerla y darle todos los lujos que quisiera para que ella fuera su mujer exclusiva todas las noches, sin que nadie se los impidiera pero Lita nunca lo había aceptado e incluso cuando aparecía un cliente de una sola noche o de alguna temporada siempre Andrew debía esperar a que de nuevo pudieran verse.
-¿Por qué siempre me rechazas Lita?- Reclamó Andrew.- Si tanto te gusto no se porque no me aceptas… ¿No seria mejor tener un cliente que además de pagarte bien también te guste?... Porque hasta donde se te encanta que me meta bajo tus sabanas Lita… ¿Qué no te parece suficiente lo que te ofrezco?... ¿Por qué no me pones tú el precio entonces?... ¡Vamos Lita, pide lo que quieras, estoy dispuesto a pagarlo y sabes que puedo hacerlo!
Cualquier otra mujer dedicada a su mismo oficio no la hubiera comprendido. La aspiración de toda prostituta o incluso de una cortesana fina era lograr atrapar a un amante que le pusiera una casa donde vivir, que mantuviera todos sus gastos y encima la llenara de lujos; sin importar siquiera si este era atractivo y Andrew si que lo era bastante, además de claro un buen amante; pero ella aun guardaba como el mas hermoso de sus recuerdos su niñez en la que había sido amiga de Andrew o aquellos años en que se convirtió en una doncella y en que había tenido un romance con Andrew, un romance que aunque casto y puro había estado lleno de promesas y sueños de amor, Andrew era lo mejor que le había sucedido y por aquel amor que sintió y que no se había marchitado ni con el paso del tiempo no quería que aquella extraña relación entre ellos se convirtiera en un negocio como el que tenia con el resto de sus amantes.
-Por nuestra amistad Andrew, por los amigos que un día fuimos.- Dijo Lita, aunque hubiera querido decirle que porque aun lo amaba.- Además te he dicho mas de una vez que he estado considerando dejar este oficio, tengo la fortuna suficiente como para dedicarme al comercio, a invertir en otras cosas y no tener que vender mi cuerpo… Es absurdo que me quieras tener como exclusiva y pagarme cuando me puedes tener gratis, además no te puedes quejar, desde hace mas de un mes no tengo clientes así que me vez todos los días y creo que ya he decidido retirarme.
-Lita, sabes que no es solo eso.- Insistió Andrew.-¿Acaso quieres que Dante se quede con el dinero del tío Albert?
Lita tomó una bocanada de aire, tratando de no impacientarse.
-Yo no tengo la culpa de que tu mujer este seca Andrew.- Dijo Lita.- Mira, yo no deseo embarazarme y tener que soportar 9 meses con los achaques de una mujer preñada.- Lita hizo una pausa, se sentó en la cama y continuó hablando.- Pero creo tener la solución Andrew. Conozco a meretrices bonitas que son nuevas en el oficio, otras ya tienen experiencia pero no han hecho fortuna, este no es un trabajo en el que te hagas rica, lo mío fue un golpe de suerte, pero estoy segura de que si le ofreces a una de esas mujeres pagarles el alquiler por el tiempo del embarazo y la lactancia, ropa, comida y además le das una gratificación mas de una estaría bien dispuesta… Aunque no tiene caso tonto, eres muy atractivo, seguro mas de alguna te haría el favor sin cobrarte… ¿Qué tal con alguna de las sirvientas de tu casa?
-¡No!- Exclamó Andrew.- Ya te dije que quiero que seas tú. No quiero mezclar mi sangre con cualquier mujer y tú me agradas, además nos conocemos desde la infancia Lita.
-¡No!- Le habló Lita enérgicamente.- Entiende y que sea la última vez que insistes, es mi última palabra. Lamento si el viejo idiota de tu tío hizo así su testamento, pero yo no me voy a quedar embarazada nada más por eso. La tienes fácil Andrew, prostitutas sobran y si no quieres embarazar a alguna es tu problema.
Lita tomó su bata que estaba en el piso, se la puso sobre el cuerpo y después se sentó en la silla frente al tocador, peinando sus cabellos mientras miraba su reflejo en el espejo. No quería discutir con Andrew, así que mejor guardó silencio, total, ya se le pasaría, pero entonces Andrew se paró tras ella y a través del espejo miró su mirada endurecida, destilando rabia.
-¿Por qué Lita?
-Ya te lo dije, no pienso repetirlo y si vas a estar molestándome con lo mismo entonces puedes tomar tus cosas e irte a tu casa a rezar el rosario con tu esposa.- Dijo Lita.- No quiero pelear contigo.
-¿Por qué Lita?- Insistió él y puso una mano sobre su hombro.- ¿Por qué cambiaste tanto?.- Le preguntó… ¿Acaso aquello era un reclamo?.- ¿Por qué un día te fuiste de mi vida y ni siquiera te despediste?... Nunca creí que fueras una mujer ambiciosa… ¿Por qué te convertiste en una pros…- Andrew guardó silencio, arrepintiéndose de lo que había estado a punto de decir; pero ya era demasiado tarde, Lita se había dado cuenta y clavó su mirada en él, como si quiera asesinarlo.
-Dilo Andrew.- Se puso de pie y se dio media vuelta, quedando frente a él.- Puta, prostituta, ramera, golfa, furcia… como mas te guste.
-A Mr. Miller no le hubiera gustado ver en lo que se convirtió su pequeña Lita. Su inocente, pura y casta Lita.
Lita se sintió ofendida, Andrew ni siquiera se había retractado de lo que iba a decir y aunque muchas veces la habían llamado de esa manera, de los labios de él le dolía. Sabia que a su padre tampoco le hubiera agradado ver en lo que se había convertido, pero también estaba segura de que donde sea que él estuviera la comprendería, le dolió el pecho al recordar todas sus ilusiones rotas, la manera tan tierna con que Andrew siempre la había tratado, incluso cuando al volverá a ver ya era todo menos una doncella.
-Largate.- Le dijo Lita.- Pon tus pies fuera de mi casa y no vuelvas a pararte por aquí.
Andrew tomó su ropa, rápidamente se puso el pantalón, pero no le dio tiempo a terminar de vestirse, pues Lita le aventó con una botella de perfume.
-Te dije que te largues
-Tranquila Lita.- Dijo Andrew.- Discúlpame por favor, yo no quise.
-No me importa que no quisiste.- Dijo Lita.- Pensé que eras distinto a los demás pero ya veo que eres igual que todos, lárgate.
Andrew hizo de nuevo un intento por tranquilizarla, se disculpó de lo que había estado a punto de decir, pero al ver un florero en la mano de Lita rápidamente salió de la habitación, encontrándose con una de las sirvientas de Lita que al verlo salir con el torso desnudo se sonrojó y salió corriendo en dirección contraria.
Lita se quedó un momento de pie tratando de tranquilizarse. Muchas veces, desde que había iniciado en aquel oficio había escuchado que la llamaran prostituta, ramera, furcia e incluso en una ocasión le había tocado que un cliente la golpeara y abusara de ella; a todo se había acostumbrado pero algo que no podía soportar era que Andrew se hubiera atrevido a estar a punto de llamarla con alguno de esos adjetivos. No era pues una santa pero por Andrew sentía algo especial, lo había amado desde su tierna infancia, desde el momento en que había pisado Hansford House y él la había consolado por la muerte de su madre:
16 años atrás…
La pequeña niña de cabellos castaños se había ocultado entre los espesos jardines de Hansford House aprovechando que su padre estaba ocupado dándoles la clase a la hija y a los dos sobrinos del señor Albert Hansford.
Dos meses atrás su vida era demasiado feliz en la pequeña casa donde había estado viviendo a las afueras de Yorkshire con su padre y su madre. Había estado muy emocionada esperando el nacimiento de aquel hermanito o hermanita que pronto nacería y a quien ella iba a cuidar mucho pero las cosas habían salido mal, su madre dio a luz a una niña que nació muerta y a los pocos días la señora Marie Miller había fallecido de fiebre puerperal
Lita había llorado desconsoladamente por la muerte de su madre, le aterraba saber que ella ya no estaría ahí para curarle cuando se sentía mal, que ya no irían juntas a recoger flores del jardín pero lo que mas le dolía en su corazón era saber que ya no podría recurrir a ella cuando en las noches tenia una pesadilla, para que la curara cuando se lastimaba por andar jugando, para contarle cuentos por las noches o simplemente para abrazarla y escuchar cuando le decía lo mucho que la quería.
Por su parte, su padre se había mostrado fuerte, le había dicho que mamá y su hermanita estaban en el cielo, con dios, que ahí estaban mejor y que cuidarían de ella; pero aun así, mas de una vez en la noche Lita había escuchado llorar a su padre cuando ella se fingía dormida para no preocuparlo.
Al haber transcurrido dos semanas de la muerte de su madre, su tío Robert, hermano de su madre le había pedido a su padre que abandonara la casa. Lita sabia que su tío Robert y su padre nunca se habían querido y muchas veces había escuchado decir a su padre que algun dia compraria una casa donde vivirían, una casa tal vez en Yorkshire o tal vez en Paris que era el lugar donde sus padres se habían conocido (su difunta madre era francesa y su padre, aunque era Ingles era hijo de madre francesa y había vivido parte de su infancia en aquel lugar). Sin embargo, un mes antes de que su papá decidiera tomar rumbo fue contratado por el señor Albert Hansford para que diera clases de Frances y Pintura a sus sobrinos y a su hija; y bueno, Lita había escuchado decir a su padre que el señor Hansford le pagaría muy bien y que además le prestaría una pequeña cabaña donde podría vivir durante el tiempo que laborara para la familia lo cual le permitiría ahorrar mas dinero que serviría para su dote cuando creciera.
Lita siguió mirando al cielo, había obscurecido, su mirada parecía querer encontrar a su madre y a su hermanita… ¿Por qué no las podía ver si tanto le habían dicho que ahí estaban ahora?
-¿Estas bien?- Escuchó que alguien le preguntaba. Al principio se sobresaltó al escuchar que alguien interrumpía sus pensamientos pero después se tranquilizó al mirar de pie frente a ella a Andrew, uno de los sobrinos del señor Albert.
-Si.- Respondió sin saber si dirigirse a él como señorito o llamarlo por su nombre, después de todo no debía tener muchos años más que ella.
-No lo parece.- Le respondió y se sentó junto a ella.- ¿Quieres chocolates?- Le preguntó sacando de entre su saco una caja llena de pequeños chocolates que llevaba escondidos. Lita se le quedó mirando por un momento sin saber que responder.- Pero por favor no le digas nada a mi tío, tampoco a mis primos, ni siquiera al señor Miller, me reprenderían por robármelos de la cocina.
Lita no pudo evitar esbozar una sonrisa, era curioso como a aquel niño le parecía tan grave aquello y sin decir nada tomó un chocolate, después otro y otro y mientras comían y obscurecía Lita le fue contando sobre lo triste que se sentía por la muerte de su madre y su hermanita, derramando de vez en cuando alguna lagrima.
-No llores Li.- Le susurró Andrew en algún momento, pasando uno de sus brazos alrededor de ella.- Tú padre no te miente, en verdad tu mamá está en el cielo y no quiere verte triste, además, tú tienes a tu papá y se nota que el señor Miller te quiera mucho, yo en cambio no tengo a ninguno de los dos, papá y mamá murieron hace dos años y a mi no me quedó de otra mas que venir a vivir con el viejo gruñón de tío Albert.
-¿Y tú como sabes que van al cielo?
-Bueno, no se como sea lo que llaman cielo o Paraíso, pero Jane me dijo que quienes mueren van a un lugar mejor, pero no es solo eso, a veces cuando cierro los ojos la siento cercas o he soñado con ella y con papá
A Lita le reconfortaron las palabras de Andrew y poco a poco comenzaron a charlar de otras cosas; Lita le contó que le gustaban mas los chocolates con cerezas y después estuvieron jugando un rato entre los arboles hasta que había caído la noche y de pronto el señor Miller y algunos criados habían ido a buscarlos preocupados por su desaparición. Esa noche los dos habían recibido su respectiva reprimenda pero poco las importo, pues así, al siguiente día, y al siguiente y todos los que le siguieron se estuvieron buscando para jugar, para robarse los chocolates de la cocina o simplemente para platicar de sus fantasías.
Lita de vez en cuando seguía triste, aunque bueno, aquel niño de cabellos claros y ojos azules siempre tuvo como arrancarle una sonrisa.
Burdel Delirium…
Después de haber terminado con aquella botella de Whysky Andrew inmediatamente pidió otra y comenzó a beberla con ansiedad, sintiendo como el licor le quemaba la garganta. Hacia ya un año que no visitaba aquel fino burdel donde solía pasar las noches dándole rienda suelta a sus bajos instintos, lo cual había sucedido desde que había vuelto Lita a Yorkshire convertida en una rica y elegante cortesana, y de nuevo había acudido para tratar de olvidar la rabia que por momentos sentía y también, porque no, el arrepentimiento que le causaba el haberle siquiera insinuado que era una furcia.
¿Y para que lo iba a negar?... Le gustara o no y aunque le doliera su querida Lita, o Li, como el la había llamado desde siempre no era tan distinta de las prostitutas que él visitaba en ese fino burdel; que va, era igual a ellas, solo el dinero la diferenciaba de las prostitutas que se vendían en los callejones por unos cuantos chelines.
¿Por qué Lita tenia que haberlo dejado?... ¿Por qué habría roto su promesa de esperarlo?... ¿Dónde había quedado aquella doncella pura e inocente que él había visto crecer y de la que se había enamorado perdidamente?
8 años atrás…
Andrew caminaba apresuradamente por el jardín de Hansford House en medio de aquella noche de luna llena; había abandonado apenas hace unos minutos el baile que su tío había echo con la intención de presentar a su prima Minna en sociedad y porque no, para ver si así él si interesaba en Wanda, una doncella hija de un acaudalado comerciante y que por cierto a su tío bien le convendría que tomara por esposa; pero aunque Wanda Lancaster era una doncella muy bonita él corazón de Andrew ya tenia dueña. Así pues, llegó a la cabaña donde el señor Miller y su hija Vivian y tras tocar varias veces la ventana del cuarto de Lita esta se abrió y entonces miró a la mujer que tanto amaba asomándose, vestida con una bata en color blanco que cubría su cuerpo y con el cabello trenzado.
-¿Qué quieres Andrew?- Le preguntó Lita con un dejo de molestia en su voz.- ¿No deberías estar acaso en el baile con lady Lancaster?
-Debería.- Le respondió Andrew.- Pero es una mujer muy aburrida y a decir verdad tenia ganas de verte… ¿Por qué estas tan enojada conmigo?
Hacia ya mas de un mes que Lita estaba distante con él para conversar como de costumbre o simplemente pasear por el jardín. Lita se había convertido en una hermosa doncella, tenía 16 años y él tenia 18. Sabia por Lita que el señor Miller le había prohibido que siguiera llevándose con tanta confianza con él y encontrándose a solas, no era propio para una señorita, pero ninguno de los dos estaba dispuesto a acatar aquella orden así que siempre se las apañaban para verse a escondidas. Mas sin embargo, desde el ultimo mes Lita estaba distante con él, precisamente desde que la señorita Lancaster y su familia solían visitarlos y a Andrew el dolía, la echaba de menos y muchas veces había odiado tener que salir a pasear con su prima y Wanda teniendo que dejar a Lita a un lado, quien por cierto, siempre se negaba a ir a los paseos por mas que Minna la invitaba de buena gana.
-No estoy enojada, es sólo que no es propio que nos veamos a solas Andrew.- Le respondió Lita.- Tal vez a ti no te preocupe, pero a mi si, la gente puede pensar mal y entonces seria difícil conseguirme un buen matrimonio.
-¿Casarte?- Le preguntó Andrew, sintiendo como se le hacia difícil respirar de solo imaginársela con otro.- ¿Con quien?... ¿Acaso el señor Miller ya tiene a alguien que le interese para ti? -¡No!- Le respondió Lita.- Pero si seguimos viéndonos a solas y se dan cuenta dudo mucho que alguien me tome en serio. Además, dudo que a la señorita Lancaster le guste la idea de que su futuro marido desaparezca del baile. Lita dio por finalizada la conversación, estaba dispuesta a cerrar la ventana pero entonces Andrew de nuevo volvió a abrirla y la tomó del brazo con fuerza. -A mi no me interesa la señorita Lancaster.- Le respondió Andrew, mirando sus ojos verdes que parecían querer lanzar chispas. -Pues es muy bonita. -Si, es muy bonita, elegante, una mujer de clase, de buena familia y con una muy buena dote.- Dijo Andrew, dándose cuenta de que a Lita le molestaba el comentario.- Pero no me interesa casarme con ella Li. Lita no dijo nada, sentía como los ojos le ardían y la garganta le quemaba, sentía rabia de que Andrew pasara tiempo con aquella mujer. -No por favor, no llores Li.- Le dijo Andrew y entonces ella percibió que lloraba. No se había dado cuenta en que momento las lagrimas se le habían escapado.- No creo que seas tan tonta como para no darte cuenta de que yo te amo a ti. Al escuchar aquellas palabras Lita sintió que el corazón se le saldría del pecho y el rubor subió intensamente tiñendo sus mejillas... ¿Porque le decía eso Andrew? -¿Estas bromeando?- Preguntó ella un tanto indignada. -Creí que ya lo sabias. -No puede ser cierto.- Dijo Lita.- Yo no tengo vestidos tan lindos como tu señorita Wanda, no tengo dote, no... Andrew no la dejó seguir hablando, pues con un beso puso fin a las palabras de Lita; un beso en el que apenas rozó los labios de la mujer que tanto amaba y de la que no sabia en que momento se había enamorado perdidamente. Lita ante aquel beso sintió un cumulo de emociones recorriéndola, era ese el primer beso que le daban y siempre había deseado que fuera Andrew esa primera vez, pero pronto también sintió vergüenza al creer que estaba haciendo algo impropio, miedo de que alguien los descubriera y claro, también de que a Andrew no le gustara tanto. Los labios de ambos se separaron apenas un poco, pero sus rostros estaban demasiado cerca, tan cerca que podían percibir el sonido de su respiración pero no pasaron mucho tiempo así pues Andrew de nuevo la atrajo hacia él, la tomó de la nuca, enredando sus dedos en el cabello castaño de ella y la besó nuevamente pero ahora con mas intensidad. Lita abrió los labios al sentir como la lengua de su amante seguía su camino dentro, saboreándola, besándola de manera posesiva como si quisiera devorarla y ella entonces solo se dejo llevar hasta que momentos después y por la necesidad de aire se separaron. Por un momento no se dijeron nada, Andrew tan solo la abrazo y se limitó a acariciar su cabello hasta que ella entonces rompió el silencio. -Andrew, no quisiera que pienses mal de mi, yo no soy una... Andrew la tomó de la barbilla, la miró y la hizo callar de nuevo con un beso corto. -Solo eres una mujer enamorada... ¿Porque habría de pensar mal de ti, Li? -Estas en mi habitación, tú y yo solos. -Nadie lo sabrá y además no estamos haciendo nada. -Pero y si tu tío... -Espero no noten mi ausencia y si se dan cuenta no me importa. El tarde o temprano se dará cuenta de que no me interesa la señorita Wanda.- Dijo Andrew.- No podría interesarme otra mujer porque es a ti a quien amo Lita Miller, es contigo con quien me quiero casar algún día... ¿Como es posible que no te hayas dado cuenta de lo que siento por ti? -Sera porque nunca me lo dijiste.- Le reprochó ella. Andrew se quedó pensativo un momento y después sonrió. Lita tenia razón, nunca se lo había dicho pero daba por echo que ella lo sabia y que no era necesario decírselo; solía regalarle rosas de vez en cuando, seguido le compraba los chocolates con cereza que tanto le gustaban, cuando salía de viaje solía traerle dulces, peinetas para su cabello y en su ultimo cumpleaños le había regalado un juego de pendientes en forma de rosa elaborados con zafiro color rosa, ya ni decir que siempre buscaba pasar momentos a solas para conversar con ella; en pocas palabras se desvivía mas por Lita que por su prima Minna... ¿Y todavía se atrevía a reclamarle que no le dijera que la amaba? -Pensé que había echo lo suficiente para demostrarte mis sentimientos. -Pues yo necesitaba que lo dijeras. -Te amo, te amo, te amo, te amo Lita Miller y me encantaría que algún día seas Lita Hansford.- Le dijo Andrew.- Mi adorada Lita.
-Siento que esto es un sueño.- Respondió Lita.- Tú, aquí conmigo, diciéndome que me amas.- Pero no creo que a tu tío le agrade que digas amar a una chica que no tiene una dote digna de ti.
-No digas eso.- Le susurró Andrew, mientras se perdía en aquellos ojos color esmeralda.- Soy yo quien debo esforzarme por ser digno de ti. Te amo y no me preguntes desde cuando porque no sabría decírtelo, solo se que mi vida sin ti no tendría sentido y quizá no tengas la fortuna que tiene Wanda Lancaster o alguna de esas señoritas que están en el baile, pero tú con tus vestidos sencillos eres mas hermosa que todas ellas vistiendo con las mejores sedas, y lo mas importante es que eres autentica, honesta, sincera… amo todo de ti hasta tus defectos y tus rabietas, se que a ellas sólo les intereso por lo que puedo heredar de mi tío pero tú sabes que al escogerte a ti como mujer no heredare nada mas que lo poco que me dejaron mis padres y aun así me amas… porque tú me amas… ¿verdad?
-Siempre te he amado tonto.- Dijo Lita.- Y no me importaría que viviéramos en una choza, nada de eso importa si te tengo a ti.
¿Para que engañarse?... Las pruebas le dejaban en claro a Andrew que Lita aspiraba a subir de clase social ya fuera casándose con él o vendiéndose al mejor postor. Tal vez tuviera la esperanza de que su tío no fuera tan enérgico y que aun si se casara con ella le concediera parte de su fortuna, pero al no ser así había terminado yéndose con el primero que le ofreció fortuna.
Aun recordaba Andrew aquel día en que había viajado desde Paris a Yorkshire, desesperado porque Lita no respondía a sus cartas, pensando que tal vez estuviera tan deprimida por la muerte de su padre que no tuviera fuerzas ni deseos de hacer nada, pero grande había sido su sorpresa al enterarse de lo que su doncella pura había echo a la semana de morir su padre.
7 años atrás…
Andrew bajo del carruaje al llegar a Hansford House y antes de siquiera entrar a la mansión para saludar a su tío y a sus primos que no esperaban su llegada se dirigió a la cabaña donde sabia que vivía Lita. Aun era de día, pero presentía que debía de estar ahí, no creía que su tío fuera tan desalmado como para correrla ahora que su padre había muerto.
Al llegar a la cabaña se dio cuenta de que la puerta estaba entreabierta y al entrar y darse cuenta de que la cabaña estaba vacía sintió como se quedaba sin aire. Temió que de tanta tristeza a Lita le hubiera sucedido algo e incluso se reprochó por no haber estado con ella el día en que falleció el señor Miller; pero antes de reclamarse tenia que encontrarla así que rápidamente se dirigió hacia la mansión, pregunto uno a uno a los sirvientes, quienes apenados solo le decían que Lita se había ido sin decir nada. Estaba desesperado, pero entonces, al ver a su tío e ignorando los reclamos de no haberle avisado de su regreso a Yorkshire le preguntó por su amada.
-¿Dónde está Lita, tío?- Preguntó desesperado.- Me dicen los sirvientes que no saben a donde se ha ido. Que se fue sin dejar rastro… ¿Cómo es eso posible?... Ella no haría algo así
Su tío tomó una bocanada de aire y entonces lo miró con… ¿Lastima?
-Esperaba que al no recibir respuesta de ella pronto la olvidaras pero veo que te enamoraste profundamente de esa muchacha Andrew, en verdad cuanto lo lamento hijo, porque tu sabes que para mi Jedite y tú son como mis hijos… ¿verdad?
-¡Por favor tío, déjate de cosas!- Exclamó Andrew desesperado.- Necesito saber que pasó con ella.
El señor Albert lo invitó a que entraran en su despacho, le narró a detalle como lastimosamente había muerto de un infarto el señor Miller y de que incluso para no dejar desamparada a Lita le había ofrecido trabajar como dama de compañía de Minna.
-¿Y?- Preguntó Andrew.- ¿No aceptó?
-Me dijo que lo pensaría.- Respondió Albert Hansford.- Le comente entonces que sabia del idilio que tú y ella tenían, le dije incluso que estaba de acuerdo si algún día tú la querías tomar por esposa, pero también le hice ver que de mi fortuna tú nada heredarías y que lo que tus padres te heredara ron les serviría para vivir holgadamente, aunque claro, no con tantos lujos como se vive en Hansford House.
-¡Por dios tio, Lita no es como el tipo de mujeres que a ti te gustaría que tomara por esposa!- Le reclamó Andrew.- Ella no es una interesada, ella me ama y no le interesa la fortuna que yo pueda o no heredar.
-Andrew, aunque tú la hubieras escogido a ella no te habría dejado desamparado. De hecho, pese a no tener fortuna es una chica fina y educada, pero también muy ambiciosa.- Dijo Albert Hansford.- Sólo quise ponerla a prueba, jamás querría que una mujer se acercara a ti solo por tu fortuna y dicho y echo a los tres días ella no estaba en casa, pensé que le había ocurrido algo, fui personalmente a buscarla a la cabaña y esto fue lo que encontré.- Dijo Albert sacando de su escritorio una nota.
Estimado señor Albert:
Le agradezco mucho el que nos permitiera a mi padre y a mi haber vivido en Hansford House durante los últimos ocho años, nunca dejare de estarle agradecida y espero dios lo bendiga a usted y a toda su familia.
Decidí tomar otro camino y no fui capaz de despedirme, cuando usted lea esta nota yo ya estare en camino rumbo a Alemania con el señor Scharer. No tengo corazón para despedirme de Andrew pero en verdad espero él algún día me perdone, yo se que encontrara tarde o temprano a una mujer digna de su amor.
Atte:
Lita Miller.
Los pensamientos de Andrew fueron interrumpidos por una hermosa meretriz que se le acercó, aunque pese a su belleza Andrew estaba tan dolido que en ese momento no deseaba acostarse con nadie.
-Hace mucho que no vienes a visitarnos Andrew.- Lo tocó la joven del hombro.- ¿Por qué no subimos a mi habitación y nos divertimos un rato?
Andrew hubiera querido decirle que no, ahogar las penas en el alcohol, pero al final decidió aceptar y subir con la joven, al menos quizá por un momento olvidara a Lita, porque a pesar de estar plenamente seguro de que Lita lo amaba, también estaba seguro de que Lita era ambiciosa y que su ambición hoy y siempre había sido mas fuerte que su amor y ese amor desgraciadamente dolía.
¡Hola chicas!... Bien, se que algunas me van a querer reclamar por publicar nueva historia cuando tengo "La marquise rebelle" sin terminar… ¿pero saben que?... Esta historia venia picándome la cabeza desde hace tiempo y aquí está viendo la luz.
Se que muchas escritoras son metódicas, que prefieren tener su colchón para subir y no subir nada hasta dar fin una historia, pero a mi no me funciona así, tengo que sentirme motivada y sacar lo que se me ocurre y aquí está la nueva historia.
En fin, espero que "Sueños rotos" sea de su agrado.
Las quiero.
Atte
Mademoiselle Rousseau.
