Y era cierto, su orgullo, aunque fuese mucho, por momentos desaparecía, se iba alejando con la lluvia y se evaporaba al oír los truenos.

Su orgullo se iba, porque hasta él tenía debilidades.

En las noches de tormenta...

—Mamá...

Y ella le sonreía, de la forma especial en que lo hacía...

—Si, Selim, puedes dormir conmigo esta noche, pero sólo esta noche.

Y nunca cumplía con aquella advertencia, ella siempre estaba para él, sin saber lo que en verdad era.

¿Los homúnculos son capaces de querer realmente a alguien? Si así fuera, Pride no tendría dudas, él realmente la quería, a ella que creía ser su madre...

Y dormía cómodamente entre sus brazos, cálidos, llenos de amor, y sonreía, porque sabía que ella estaría siempre, en las noches de tormenta, cuando su orgullo se desvanecía.