Notas del capitulo:

Hi!^^

Bueno mi genter hermosa. Este es mi nuevo fic. A decir verdad hace mucho que tenía esta idea en mente, y cuando digo hace mucho, son MESES Y MESES. Pero decidí tener un par de capítulos ya hechos antes de subirla pues sino me ocurrirá el mismo drama que con otros proyectos, es decir, que no tenga tiempo para escribir y por ende actualizar. Porque sí, pasa, y por ello me disculpo D:

Pero eso no es lo importante, como decía.. este es un fic un tanto ¿especial? Creo que esa es la palabra indicada. Esto se sitúa más o menos luego de las eliminatorias para la competencia regional (puesto que lo comencé por esa época).

En cuanto a la pareja principal, creo que el título ya lo da a entender, y si no... conforme a lo lean lo captarán. Solo espero que les guste, a decir verdad en cuanto se me ocurrió AMÉ CON TODO MI SER a esta pareja xD. Sí, lo sé, soy una enferma sin alma.

En fin, disfruten!


"Solo una vuelta más", eso fue lo que le dijo alrededor de hacía una hora.

Tachibana Makoto, estudiante del instituto Iwatobi, clase 2-D, se encontraba sentado a un par de metros de la piscina de la academia esperando a que su compañero y amigo de la infancia se dignara a salir de una buena vez del agua. Vio que se detuvo por un momento en la orilla, así que aprovechó, se levantó a ofrecerle una mano, con la intención de que captara su indirecta, pues en serio ya debía marcharse, su madre lo regañaría si es que llegaba tarde a la cena.

-Lamento hacerte esperar, pero podías haberte ido antes- se disculpó secamente, sin siquiera mirarlo, aceptando su mano, saliendo finalmente del agua. Nanase Haruka, amante del agua por naturaleza, tomó una toalla que el mayor le tendió y se dirigió sin más reparos hacia los vestidores.

-Sabes perfectamente que no me iría sin ti… no importa el tiempo que tenga que esperar- contestó luego de un rato el de ojos verdes, cuando vio a su compañero salir ya con el uniforme puesto y listo para emprender el camino a casa.

El recorrido hasta las respectivas viviendas se realizó en un silencio absoluto. En su relación no hacía falta mediar palabra a cada momento, y a pesar que eso al castaño a veces le resultaba un tanto incómodo, conocía al moreno, y éste era un chico de pocas palabras; sino había cosas que contar, o no se sentía en el modo de contarlas pues no hacía falta hacer un esfuerzo innecesario.

Llegaron hasta la vivienda del menor, despidiéndose ambos con un simple gesto con la mano, acompañado de algo que para el mayor resultó ser más como un gruñido que como una despedida, y vio como este se adentraba a su hogar sin siquiera mirar para atrás.

Prosiguió sin más su camino. En ello no había caso, ni mucho menos pena que valga, Haru aún estaba afectado, desde la última vez que había visto a Rin en las eliminatorias para las regionales y le había dicho que no volvería a nadar con él, había sido como si todas esas cicatrices que había dejado su primera partida volvieran a abrirse. Era más que conocido para todos que durante su niñez el pelirrojo y el moreno compartían sentimientos mutuos en cuanto a cosas del corazón se referían. El pelinegro había decidido contar con él como principal apoyo cuando descubrió años atrás que lo que sentía por el chico tiburón era más que simple amistad. Y aunque fueran aún unos niños, eso no cambiaba la intensidad de aquel sentimiento. Haruka y Rin se querían, y lo peor de todo era que él solo podía mantenerse al margen de todo aquello, viendo como un fulanito salido de la nada arrebataba por completo a su amado amigo de la infancia de su lado.

Sonrió ante tales recuerdos, no se podía creer a sí mismo teniendo pensamientos tan egoístas, él no era así, había aprendido a aceptar que Haruka y él no eran compatibles, pues a pesar de todo, el moreno siempre había sabido ingeniárselas para dejar el margen de amistad bien definido entre ambos. Bueno, era así como él lo percibía, quizás el oji azul ni siquiera sabía de sus sentimientos, quizás solo era su falta de confianza en sí mismo la que le hacía dudar de esa forma, quizás simplemente era el más común de los miedos de perder a su mejor amigo por aquellos sentimientos egoístas que había desarrollado a través de los años hacia él. Se detestaba así mismo por ser así, pero aún se detestaba más por detestarse. ¿Acaso aquello tenía algún sentido? Tal vez para la gente normal no, pero para él sí. Odiaba esa falta de confianza en sí mismo que hacía que no pudiese tomar una sola decisión por sí solo sin vacilar diez mil veces pensando en las consecuencias.

Ese era su error, ese era su defecto, eso era lo que hacía que cada día se martirizara por el hecho de no poder conseguir nunca lo que quería, en este caso, a quien quería. Pues más que nada en ese mundo amaba a Nanase Haruka, él era su luz entre toda aquella tiniebla que siempre agobiaba su existencia. Amaba cada parte de ese muchacho cuya obsesión por el agua alcanzaban límites ridículos e inhumanos.

Sin darse cuenta en realidad ya había llegado a su casa. Hogar dulce hogar. Al menos allí era considerado prácticamente como un héroe. Sí, sus hermanitos lo hacían sentir mejor, ellos eran como pequeñas lamparillas en la oscuridad rondando alrededor de la luz de sus ojos.

Luego de haber cenado y jugado un rato con sus pequeños, se encerró en su cuarto, se tiró a su catre y abrazó con fuerza la almohada a su lado, enterrando un rostro en ella e inhalando el aroma que en ella estaba impregnado, imaginando que era el de Haru. Ese era su pasatiempo, aparte de leer mangas, y jugar videojuegos al llegar a casa, se ponía a pensar en él, y lo que sería tenerlo a su lado. Sonrío ante la sola idea de que eso pudiera ocurrir algún día. Haruka allí en su habitación, cosa que no era rara cabía mencionar, pero esta vez en lugar de estar jugando con la consola, estuvieran en su cama, abrazados, besándose, tocándose. El rostro del de ojos verdes se sonrojó ante sus propios pensamientos. Quería al moreno, y lo quería entero, muchas veces le costaba guardar la compostura cuando lo veía con aquellos trajes de baño tan ajustados, solo deseaba tenerlo para él solo, y poder disfrutar de ese cuerpo de ensueño como a él le diese en gana.

Se auto regañó por pensar de ese modo, era un pervertido aparte de todo. Se levantó con determinación, dispuesto a darse un baño y quitar todo vestigio de mal pensamiento en contra de su amado.

Se revolvía entre las sábanas, se notaba de lejos el hecho de que estaba teniendo un mal sueño. De cuando en cuando se oían como gruñidos y bufidos salían de él. De un momento para otro se levantó de golpe, totalmente agitado, sentándose en la cama, agarrándose del cabello, en un amague un tanto desesperado. Intentaba vanamente hacer que su respiración volviese a la normalidad, pero le era completamente imposible. Sentía la angustia apesadumbrada sobre su pecho, ese algo que no lo dejaba tranquilo en ningún momento del día. Era como la sensación de haber hecho algo mal y el sentimiento de culpa le carcomiese por dentro.

-Matsuoka - sempai… ¿estás bien?- preguntó asomado apenas la cabeza desde la litera superior, el pequeño Nitori aun grogui, se encontraba sumamente preocupado por su compañero de cuarto, no solo por el casi insoportable ruido que hacía al dormir, sino porque la mayor parte del día se encontraba pensativo. No es que el chico fuera de muchas palabras tampoco, pero en esas últimas semanas lo había notado más distante que de costumbre. Para ser exactos lo había notado así desde la competencia de 100 metros libres en las eliminatorias para las regionales. Por más de que hubiese ganado, y festejado esa victoria, en especial por haber vencido a Nanase-kun, el pelirrojo al poco rato había dejado de vanagloriarse, para adaptar una actitud sería, y aún más ácida y arisca que la normal.

Eso le preocupaba, aunque incluso más que preocuparle, le molestaba. Pues ya se imaginaba la razón por la cual, o más bien por quien, es que su compañero de cuarto se hallaba así de consternado. Y ese quien era Nanase Haruka, no tenía ni el más mínimo ápice de duda en aquello. Ese muchacho al cual en cierto modo también admiraba por su forma de nadar, era la causa de todos sus malditos problemas.

-Calla, estoy bien… solo volvamos a dormir- más que un simple comentario por parte del mayor, eso había sonado a una orden. Pero eso al peligris poco le importaba, estaba acostumbrado a ese tipo de comportamiento huraño por su parte.

-Ok…- respondió en un tono bajo, dispuesto a obedecer completamente a su superior, mas quedando intranquilo, pensando cómo podría ayudar a Rin a sentirse mejor.

-Makoto… necesito hablar contigo- la voz del menor se oía apacible como de costumbre, pero de no ser por el hecho de que lo conocía hace años no hubiera notado ese ínfimo brillo denotando intranquilidad. Dejó a un lado todo lo que hacía en ese momento para dirigir su completa atención al moreno.

-¿Sí?... ¿Qué ocurre Haru?- preguntó en un tono ligeramente preocupado, pues que el de ojos azules dijera palabras como "necesito hablar" era demasiado extraño, por lo tanto debía ser un asunto de suma importancia.

Las clases acababan de finalizar y poco a poco los alumnos se habían retirado del salón, ahora se encontraban solos, era el único momento durante las horas de colegio en que podían hablar confortablemente, y debían de apresurarse ya que en cualquier momento Nagisa y Rei atravesarían la puerta de su clase para ir todos juntos a la práctica de natación.

-Makoto… sé que soy un idiota por hacer esto, y más aún por venir a decírtelo incluso después de haber aceptado. Sé que no debí hacerlo, que primero tendría que habértelo consultado. Pero… en realidad, soy un tonto.- terminó con la mirada baja y el tono de voz totalmente agobiado, sintiéndose verdaderamente culpable por lo que había hecho. ¿Pero qué rayos había hecho para que se sintiese así de culpable? Esa era la principal duda del ojiverde, mas estaba acostumbrado a la falta de orden para explicar las cosas del menor, seguro aclaraba todo aquello en cualquier momento. Aunque por algún motivo eso le dejaba más intranquilo.

Lo único que atinó a hacer ante lo que le había dicho fue el tomar al moreno en un abrazo reconfortante, sentía su dolor y su preocupación. Y él, como buen amigo debía de ser su soporte emocional, como siempre lo había sido.

-¿Me dirás qué hiciste?- indagó luego de unos minutos en que el menor se había quedado mudo, simplemente correspondiendo al abrazo que le brindaban.

Se separó levemente, mirando al mayor a los ojos, decidido de contárselo pues estaba seguro de que Makoto era el que más derecho tenía en saberlo.

-Sólo prométeme que no te enfadarás conmigo- le pidió encarecidamente con un ligero rubor en la mejillas. El mayor asintió, teniendo un leve presentimiento de lo que éste le diría, y que no sería para nada bueno.

-Makoto, ayer… Rin me llamó- soltó en un principio, y paró para observar la expresión fija del castaño que no se inmutó en lo más mínimo a su parecer, y esto le dio el valor suficiente para continuar.- Y… me preguntó si podíamos vernos el sábado. Salir, hablar y arreglar esos asuntos pendientes que quedaron entre nosotros. Solo quería decirte que acepté… pensé que deberías saberlo. Sé que fue algo muy apurado y que lo debí de pensar mejor pero…

-Está bien.

-¿Eh?- el menor miró sorprendido a los ojos del más alto, que en ese momento le regalaba una sonrisa dulce emanando comprensión. -¿Está bien?- repitió incrédulo de que el castaño le dijese eso. A decir verdad se esperaba otro tipo de reacción por parte del mayor, pues durante mucho tiempo este lo estuvo ayudando a superar aquel "trauma" que le produjo el abandono repentino de Rin, y el hecho de que jamás pudo desechar por completo sus sentimientos por él.

-Está bien Haru, me parece una buena idea, ya es hora de que todo este asunto se aclare, y que solucionen de una vez todos esos problemas que hay entre ustedes-¿Qué chorradas estaba diciendo? ¡Odiaba la idea de que Haru y Rin tuvieran un cita! Pues por donde se lo viese, Rin había invitado al amante del agua a una cita, y eso lo hacía querer explotar de los celos ¿Cómo se atrevía ese pelirrojo de dientes deformes a invitar a salir a Haruka después de todo el daño que le había ocasionado?

Esos eran sus pensamientos, pero debía de volver a la realidad, la realidad en que él solo era un espectador en esa historia de amor que aunque él no lo quisiese admitir, jamás había llegado a su fin.

Solo era cuestión de mirar el rostro del moreno para darse cuenta, el único motivo por el cual estaba preocupado era por la reacción que él podía llegar a tener con respecto al reencuentro a solas que iban a tener. Él era la razón de la preocupación de Haru, y eso no se lo podía permitir, no sería el que ocasionase su tristeza nunca. Por más que aquello le destrozara el alma.

-¿Me lo dices en serio Makoto?- volvió a preguntar aún inseguro, a lo que el de ojos verdes soltó una risilla burlona muy bien actuada.

-¿Tanto te cuesta creerme?- le preguntó sin borrar la sonrisa del rostro, mientras apoyaba una mano sobre la cabeza del más bajo – Adelante, tienes mi aprobación.- dijo intentando sonar divertido, procurando transmitirle la seguridad necesaria al de ojos azules.

Lo consiguió. Al instante vio como sus orbes celestes brillaban con ilusión, transmitiendo una felicidad que hace años no veía expresadas en ellas, felicidad que en lugar de alegrarlo lo hundió más. Si en algún momento creyó tener la más mínima esperanza de que el pelinegro se fijara en él, ahora estaba totalmente desvanecida.


Notas finales:

Bueno, ¿que les pareció?

Esto es algo así como una introducción a la historia, un cap piloto xD. Quiero que opinen! dejen reviews, y con suerte en un par de días actualizaré :D (sí, eso fue un chantaje).

Disculpen si hay algun que otro HERROR DE HORTOGRAFÍA, soy muy despistada en ocasiones.

Mil gracias por leer!

Matta ne!