Los personajes pertenecen a JK Rowling, yo sólo los tomo prestados, sin ánimo de lucro.
Bueno, pues aquí estoy empezando un nuevo fic, esta vez un RoMione, largo y AU.
La trama se desarrolla buena parte en el mundo de la realeza británica, pero como no tengo demasiada idea de la misma ni de la vida universitaria en Inglaterra, me voy a tomar algunas licencias, tales como utilizar títulos nobiliarios a mi antojo, inventarme eventos oficiales que no existen o prescindir de otros que sí, la forma de tratarse ciertos personajes (protocolos) o nombre y funcionamiento de la universidad en Londres… espero que me lo permitáis.
Y dicho esto, sólo me queda dar las gracias a quien la lea y me deje reviews, como he leído por ahí "los reviews hacen feliz al fic y a su autora", además de dar ánimos para seguir la historia ^^
Prólogo
Ron miraba a través de la ventana de una de sus numerosas estancias, su gesto era serio, meditabundo, sentado en aquel sillón de su biblioteca particular.
Hacía exactamente un mes que su hermano mayor, Charles, había fallecido después de una larga y dura enfermedad. A Ron no sólo le acompañaba el dolor por la pérdida de un hermano, sino también el miedo y la inseguridad ante las nuevas responsabilidades que se le venían encima, pues ahora, Ronald Bilius Weasley I era el nuevo heredero de la corona británica.
Dos golpes contundentes sonaron al otro lado de la puerta.
—Adelante —dijo el joven sin demasiadas ganas.
Bajo el marco de la puerta apareció un hombre de mediana edad, con cabellos negros, y ojos fieros del mismo color, se trataba de Severus Snape, el consejero personal del heredero. Había trabajado fielmente para Charles, pero a su muerte pasó a ocuparse de los asuntos del joven Ron. Aunque no lo manifiesta al exterior, no está muy seguro de que éste pueda ser un buen rey llegado el momento, pero es lo que está dispuesto, así que desempeñará su trabajo, como antes que él lo hicieron su padre, su abuelo, su bisabuelo… los Snape siempre habían estado relacionados con la casa real inglesa.
—Buenos días alteza… lamento interrumpir sus horas de estudio.
—No estaba estudiando, ya lo sabes Snape, eso era más cosa de Charlie.
Snape hizo una mueca de disgusto, no, definitivamente ese muchacho no sería un buen rey, su actitud nunca le había convencido, pero no estaba en sus manos cambiar la línea sucesoria.
—En cualquier caso… venía a avisarle de que en dos horas tendrá que estar listo para la ceremonia de su nombramiento.
Ron seguía sin apartar los ojos de la ventana.
—Bien, estaré listo, ahora déjame solo, por favor.
—Como guste alteza —Hizo una ligera reverencia con la cabeza.
Snape se retiró en silencio, pero su mente siguió rumiando. Ronald Bilius Weasley I o el príncipe Ron, como todo el mundo fuera de palacio lo llamaba, siempre había sido un chico despreocupado, amante de las fiestas, del alcohol, de las mujeres… y de los escándalos. No es que fuera un mal chico, o eso quería pensar, pero siempre acababa dando la nota, y dejando en mal lugar a su familia. Si fuera cualquier chico anónimo no sería tan grave, pero perteneciendo a la familia real de su país, era fuente constante de problemas, comunicados de disculpas, noticias en periódicos sensacionalistas… siempre estaba en la cresta de la ola, pero para mal.
Cuando se supo de la enfermedad que padecía Charles Weasley, el primogénito del rey Arthur y su esposa, todas las miradas recayeron en su hijo mediano.
Durante años se hizo lo imposible por salvar a Charlie, y de puertas para afuera de palacio, se daban las noticias a medias, siempre maquilladas, un resfriado fuerte, un cólico, una fiebre, un accidente jugando al polo…para justificar la ausencia de su hijo en numerosos eventos públicos. Siempre con la esperanza de encontrar un remedio y lograr su recuperación, pues todo el mundo lo quería y admiraba, era buen estudiante, inteligente y con don de gentes, veían en él un futuro gran rey, a la altura de su padre. Pero sus deseos se truncaron un mes atrás, Charlie no resistió más y se marchó con sólo 24 años, dejando a su familia hundida en la tristeza y al país decepcionado e intranquilo, pues todos sabían que por sangre, el nuevo heredero era el príncipe Ron, el juerguista e irresponsable príncipe Ron.
Hermione Granger salía de su última clase de la mañana, en la universidad de Londres. Le encantaba estudiar, le encantaban los libros, le encantaba ser la mejor de su clase, aunque a veces algunos compañeros la llamasen "sabelotodo insufrible". Estudiar y ser de las mejores le daba seguridad en sí misma, seguridad que su aspecto y escasa experiencia en ciertos terrenos le quitaban. Además, quería estar preparada cuando llegase el día en que tuviera que empezar a trabajar con su padre, gestionando y dirigiendo la cadena de hoteles GR, posesión familiar desde sus abuelos.
La muchacha aparcó su coche en el garaje de su casa, situada en una zona residencial, recogió sus carpetas y bolso y saludó a su madre, que estaba arreglando unas plantas del jardín.
—¡Hola mamá!
—Hola cariño, tienes la comida preparada ya, aunque igual la tenemos que calentar, tu padre comió hace rato porque tenía prisa.
—No pasa nada —Se agachó y besó a su madre en la mejilla—, te está quedando precioso.
—¿Seguro?, ¿no lo dices por halagar? —La mujer sonreía a su única hija con dulzura.
La señora Granger era paisajista, había diseñado los jardines y espacios exteriores de algunos de los hoteles GR y pasaba muchos de sus ratos libres dedicada a su propio jardín, ella misma había seleccionado todas las especies y su colocación, ahora estaba enzarzada en una nueva creación, el rincón de las rosas.
—La caliento, pongo la mesa y te llamo ¿eh?, que no me gusta comer sola… ¡hola Crookshanks! —Un gato color canela, de morro chato, se acercó elegantemente hasta sus pies y la saludo con unos maullidos, Hermione lo recogió del suelo— Eres un señorito, como te gusta que te coja en brazos.
Un rato después, Hermione llamó a su madre y se sentaron a comer.
—Pues todavía me queda, pero será lo mejor del jardín, ya lo verás.
—No lo dudo mamá… eres la mejor. —Le sirvió un poco de pasta.
—Ay cariño, ¿qué hora es?
—Las tres y media, ¿por qué? —preguntó extrañada.
—Pon la televisión, rápido.
—¿Por? —Algo no cuadraba, su madre no era aficionada a esa caja tonta, absorbe mentes según ella, siempre inculcó a Hermione la preferencia por los libros, desde muy pequeñita.
—¿No era hoy la coronación del príncipe Ron?
—¿Eh? —No daba crédito.
—Sí cariño, que hoy su padre lo nombra príncipe de Gales y heredero al trono, y lo retransmiten en directo —hablaba emocionada, y de pronto Hermione cayó en la cuenta. A Emily Granger le fascinaban los cuentos de príncipes y princesas y por extensión las casas reales del mundo, en especial la de los Weasley, la familia real británica, vio la boda del rey Arthur por televisión y ahora esperaba ver las de la segunda generación.
Hermione le pasó el mando del aparato y siguió comiendo de su plato despreocupadamente, su madre dejó el tenedor unos minutos, casi contenía la respiración, embobada con la imagen de la "caja tonta". La joven estaba tan sorprendida por la expresión de su madre que no pudo evitar buscar la causa, y dirigió su mirada a la pantalla.
Un chico joven, de cabellos pelirrojos, se arrodillaba frente al rey Arthur, mientras éste depositaba una corona sobre su cabeza. Hermione nunca había prestado atención a esas cosas, los Weasley eran parte del pasado y del presente de su país, pero poco tenían que ver con su vida diaria. Aunque por supuesto sabía las cosas básicas, como todo inglés. El rey Arthur reinaba en Inglaterra, vivía en el palacio de Buckingham con su esposa y sus tres hijos, Charles, que había fallecido hacía unas semanas, Ronald y Ginevra, y como el primogénito ya no estaba, tenían que nombrar un sustituto, que obviamente sería su hermano pequeño, el famoso príncipe Ron. Hermione tenía clara su opinión respecto a él, era un completo desastre de chico, sólo parecían interesarle las fiestas y la diversión desmedida, había leído muchos artículos referidos a escándalos principescos y siempre con el mismo protagonista, Ron, así que no le parecía inteligente nombrarlo heredero, si es que querían asegurar el futuro de su familia en el trono, pero como a ella no le afectaba lo más mínimo quien reinara, apartó esos pensamientos rápidamente y se puso a enumerar mentalmente las cosas que tenía que hacer esa tarde.
Dentro de un coche negro con cristales tintados, el nuevo príncipe de Gales viajaba junto a su nuevo asesor, consejero, vigilante o como lo quisieran llamar, para él era como una sombra aguafiestas que no lo dejaba tranquilo ni un segundo.
—Bueno alteza, ahora ya es oficialmente el príncipe heredero del trono de Inglaterra, a partir de mañana tendrá que seguir mis consejos a pies juntillas, su padre me ha dado total libertad para actuar, seré inflexible ¿entendido?
—Sí, sí… pero ahora déjame tranquilo, lo de hoy ha sido demasiado para mí —respondía un indiferente pelirrojo.
—Sólo una cosa más, le felicito por haber terminado su relación con Lavender Brown, esa… señorita —Le costó emplear la palabra—, no es una… compañía recomendable para el heredero al trono.-
—Gracias por tu apreciación… la iba a dejar de todas formas, me aburría —dijo sin el más mínimo sentimiento.
Snape no pudo ocultar su decepción al escuchar a su joven príncipe, sus palabras manifestaban la falta de sensibilidad y delicadeza que tanto temía de él, ¿cómo iba a convertir a ese muchacho en un digno sucesor de su gran amigo Arthur o del noble pero desafortunado Charlie?, ¿cómo iba a apartarlo de las fiestas y el desenfreno que habían llenado su vida hasta ese día?
Hola a tods! muchísimas gracias por los reviews ^^
MaryxxArianyx: como ya te dije, muchas gracias por esperar mi próximo capi, ¿de verdad no hay por aquí otro Ron príncipe?, bueno, me alegro de ser un poquito original.
paola: ojalá esa amenaza sea cierta, me encantaría... sobre los gemelos, mujer, no te adelantes jejeje, aunque admito que me suponen un desafío, ¿seré capaz de transmitir su divertida personalidad?, es que tiendo mucho al drama :P
danielaweasley: gracias por permitirme esas licencias, a mí me gustaría que fuera lo más cercano a la realidad, pero es difícil, así que para suplir eso tengo mi imaginación ^^ a mí me interesó que leyeras mi historia ;)
adn alterado: muchas gracias, me subes los colores, ojalá no te decepcione :P
nena weasley granger: yo también estoy bien, como ves actualizando hoy ;) gracias por leerme.
Niernath: gracias por tener fe en mi historia, espero no defraudarte.
Espero no defraudar a nadie, es la primera vez que cuelgo una historia larga, pero seguiré esforzándome, y sin más dilación, aquí va el segundo capítulo. Aparece gente nueva e incluso algún personaje totalmente inventado (otra licencia :P)
Capítulo 2. Noche de cumpleaños (primera parte)
Hermione jugó el primer partido de tenis de la tarde con Katie, su mejor amiga desde el colegio, para tenerla contenta, para que no se quejara, pero después se sentó en un banquito cercano a las pistas, sacó un libro de su bolso y se puso a leer, mientras su amiga la miraba sonriendo, nunca cambiaría la pequeña Granger sabelotodo. La morena tenía que convencer a Hermione cada vez que quería ir al club, a menos que hubiera algún evento cultural, ésos nunca se los perdía, y una vez allí sólo lograba hacerla jugar un partido al día, por supuesto Katie Bell siempre ganaba, y a Hermione le daba igual, le gustaba verla feliz y el tenis no le importaba demasiado, como todos los deportes en general. El club de la estrella era un club social y deportivo que frecuentaba la gente adinerada de Londres, Hermione y Katie acudían a menudo con sus amigos, a tomar algo, a practicar deportes, todos menos Hermione claro, a hacer planes…
—Un día de éstos se te hará el culo cuadrado Hermione, ¡ven aquí, que te doy la revancha! —le gritaba Katie desde la pista.
—Uy deja, deja, aquí a la sombra se está muy bien… ¡mira!, es Claire, seguro que acepta un partido —Siempre se salía con la suya, pero Katie la dejaba, era como una especie de ritual entre ambas que se repetía cada tarde de club.
Katie se acercó ligeramente sofocada, secándose la cara con una toalla.
—Uf, Claire me ha hecho sudar… ¿qué lees hoy?
—Ah, nada, un libro de ejercicios que recomendaron en clase.
—Yo no puedo ni con los básicos y tú siempre ampliando, eres de lo que no hay… vaya, mira quien viene por ahí.
Hermione se volvió y vio a su novio, Oliver Wood, le sonreía mientras acortaba la distancia entre ellos.
—Hola Katie… hola guapa —Terminó con voz melosa, mientras se sentaba en el banco y besaba en los labios a Hermione.
—Hola Oliver… anda, a ver si tú la convences, que hoy podemos quedar todos y me dice que tiene que estudiar un examen, ¿te lo puedes creer?, ¿cuánto hace que no salimos en grupo?
—Podría estar muy bien Hermione, a mí me apetece —Le cogía una mano y se la acariciaba, poniéndole ojitos para ablandar a su novia.
—Sois malas tentaciones… debería irme a casa —bromeaba ya medio convencida.
—¡Lo has conseguido Oliver!, estupendo, pues quedamos a las ocho y después de la cena… ¡de fiesta!, yujuuuuuu —Se alejó del banco dando saltitos como una niña.
Hermione sonrió viéndola alejarse.
—Y si quieres… después podemos ir a mi apartamento y…
—No Oliver, todavía no… ya lo hemos hablado, y ahora menos, que se acerca un examen que me importa mucho —Su voz sonaba dulce pero con determinación.
—Vale, perdona, ¿tal vez otro día?
—Tal vez… —Sus ojos ya estaban de nuevo entre las líneas de su libro, Oliver se despatarró en el banco y dejó la vista vagando entre la gente que veía por las canchas.
Un chico rubio, de aspecto atlético y porte chulesco se acercó hasta Ron, que estaba acariciando el hocico de su caballo favorito, Eterno.
—¡Hola!
—Hola Cormac.
—¿Qué tal después de la coronación?, me dejaste mosca por móvil.
—Pues imagínate, me ha caído todo el marrón encima… joder, Charlie no debió morir, mira que dejarme la responsabilidad a mí, que cabrón de hermano —Trataba de bromear, pero sus ojos brillaban de tristeza, su amigo lo sabía.
—Mira, no soporto verte de bajón, me da igual que seas heredero, tú eres Ron, eres el alma de la fiesta, así que vamos a salir a divertirnos y…
—Olvídalo, Snape me tiene bajo estrecha vigilancia desde que salí en primera plana del "Gossip News" hace una semana, me manda a Sirius como sombra, no se fía de mí… me conoce bien el condenado —Sonreía con desdén.
—Pero es tu cumpleaños, tienes que celebrarlo, ¡tienes que divertirte joder!... no todos los años se cumplen 21, es una fecha muy especial.
Ron detuvo su mano sobre las crines de Eterno y entornó los ojos, pensativo.
—Tienes razón… vamos a salir, yo soy como soy, y no me pueden cambiar, tengo derecho a divertirme, soy muy joven todavía.
—Así se habla tío, ese es mi Ron —Le agarró con fuerza de los brazos, zarandeándolo un poco.
—¿A dónde me vas a llevar?, aunque prefiero que vayamos solos, así pasaremos más desapercibidos.
—Despistaremos a Sirius… sólo tú, yo y las miles de chicas que podamos encontrar. —Rió.
—Pues espero que una de ellas no sea Lavender.
—Peter, quiero que estés bien atento, seguro que este fin de semana vuelve a salir, menudo es, y gracias a él volveremos a vender miles de ejemplares.
—No se preocupe señorita Skeeter, seré su sombra, me apostaré en los alrededores de palacio y en cuanto intuya que ha salido, echaré detrás como un perro rastreador.
—Muy bien, recuerda que te aumentaré el sueldo cuando me traigas algo especialmente suculento, cuanto más morboso mejor, ya sabes lo que les gusta a nuestros lectores.
—Desde luego señorita Skeeter, quieren carnaza y si de mí depende… la tendrán.
Peter Foley trabajaba como fotógrafo, o más bien paparazzi, para el "Gossip News", un periódico de chismes, escándalos, secretos a voces, infidelidades, traiciones, romances que dejaban de ser ocultos… cualquier cosa de temática rosa o irreverente que su directora, Rita Skeeter, viera con potencial para atraer al público, le valía todo con tal de vender.
Habían llegado, Hermione, Katie, Oliver y algunos amigos más estaban en la entrada del "Everlasting", uno de los locales de moda entre los jóvenes de Londres.
—A ver si hoy conozco al chico de mi vida —Katie estaba rebosante de energía, como siempre que salía de fiesta, su cuerpo atlético era una ventaja en ocasiones como ésta, Hermione la envidiaba, seguro que aguantaba más horas bailando sin parar que ella.
Pero alguien escuchaba sus palabras con profunda tristeza en el rostro, se trataba de Neville Longbottom, un chico alto, moreno y tímido, muy tímido, incluso apocado, si Hermione carecía de cierta confianza en sí misma, lo de Neville era ya un caso extremo. Pero su débil personalidad no le impedía soñar, y su sueño era Katie Bell, una chica activa y arrolladora, y mucho más lanzada que él. Hermione apreció su mirada, porque siempre estaba pendiente de la gente que le importaba, y Neville era un buen amigo, así que intentó echarle una mano.
—Ve a la barra Oliver, pide para los dos, ahora vengo… ¡NEVILLE!
—Hola Hermione.
—MENUDO AMBIENTE ¿EH?, ESTO ESTÁ LLENO HOY, SOBRE TODO DE CHICAS —Tenía que hablarle a gritos en la oreja.
—Sí… —Hermione tuvo que leer sus labios, la voz del moreno apenas salía de su boca.
—¿POR QUÉ NO INVITAS A BAILAR A KATIE?
—¿QUÉ?- fue nombrarla y Neville reaccionó, su amiga le sonrió.
—INVÍTALA A BAILAR.
—NO, NO PUEDO, NO SÉ BAILAR, SOY UN DESASTRE…
—PUES LLÉVALE UNA COPA, SEGURO QUE TE LO AGRADECE.
—SÍ, ESO HARÉ, GRACIAS HERMIONE —La besó en la mejilla, alborotado, y se dirigió a la barra sin perder tiempo.
Hermione volvió junto a Oliver. Katie estaba con varias amigas por el centro de la pista.
—¿Qué le decías a Neville?
—Nada, una tontería.
Estaba concentrada en la pista, seguía los torpes movimientos de Neville con las copas en sus manos, deseaba de corazón que ambos se conocieran mejor, pero Katie era su mejor amiga por algo, y sabía que el chico lo tenía complicado, y vio a Neville llegar hasta la morena, tropezando con una columna, muy complicado, y como ella le recogía la copa, le sonreía y le daba la espalda para seguir hablando con unos chicos que se les habían acercado, vale complicadísimo, pero no hay nada imposible ¿no?
—Joder Ron —El rubio reía—, pensaba que no podríamos darle esquinazo, que insistente es.
—Calla Cormac, que luego me tocará a mí dar la cara.
—¿La tara?, ¿qué tara?, no sabía que Sirius tuviera alguna tara, pobre.
—Digo cara, estás sordo como una tapia.
—¿Sordo?, es mi amigo el vodka, que me está dominando, siento su poder en mí. —Cormac no podía dejar de reírse.
—Anda, entremos ahí antes de que Sirius nos alcance y nos vea. —Ron acompañaba sus risas.
Cruzaron la puerta del "Everlasting" y se fueron adentrando entre las luces de colores, el humo, el ruido, y la masa de gente en continuo movimiento.
Se acercaron a la barra, pidieron dos cubatas de vodka con limón, y apostados en taburetes, observaban entre sorbos de alcohol, lo que solían llamar "la oferta de la noche", o en otras palabras, todas las chicas que les resultaban apetecibles, por una u otra razón.
—Mira ésa, tiene un buen par de… razones —bromeaba el rubio.
—Sí, pero aquella me gusta más, con ese culo… —replicaba Ron.
Hasta que una chica rubia, tremendamente maquillada y con una falda igual de corta que su inteligencia, se acercó a ellos desde un grupito.
—Perdona, ay perdona —Ron se volvió hacia ella.
—¿Eres… eres el príncipe Ron? —hablaba entrecortándose, aunque Ron no sabía si por nervios, embriaguez, calentón o una mezcla de todas.
—No, te has equivocado guapa, muchos dicen que me parezco.
—Ay que pena, bueno pues nada…
Todavía estaba la chica revoloteando a su lado, y Cormac no quiso desperdiciar la ocasión.
—Pero ¿qué haces tío?, dile que sí, te la tiras fijo, pero antes asegúrate de que me presente a alguna amiga.- le susurró al oído.
—¿Estás loco?, no quiero que se sepa que he estado aquí, esta noche no soy el príncipe Ron.
Cormac ya se estaba resignando, pero la rubia los cogió desprevenidos.
—Bueno es igual —Rió tontamente—, lo he pensado y no me importa, te pareces tanto que me das morbo como si lo fueras, ¿queréis conocer a mis amigas?
Y se encaminó a saltitos hacia un grupo de chicas igualmente maquilladas y poco vestidas que ella.
Los rostros de ambos amigos se iluminaron, se miraron un segundo, sus bocas se torcieron en sonrisas bobaliconas y de un salto dejaron los taburetes.
A sólo unos metros de ellos, Hermione y su grupo se reía recordando anécdotas, y un hombre solo, parado entre la gente, no dejaba de mirar al pelirrojo y su amigo, esperando, pacientemente, la foto de la noche.
Bueno, pues la noche ha comenzado, y todavía le queda, ¿qué podría pasar? xD
Hasta la próxima! ^^
