N.A. Hola a todos! Aquí esta finalmente mi historia número 100. Espero que la disfruten. Va para todos los que me han acompañado en las 99 anteriores. Gracias, es un honor para mi seguir escribiendo para ustedes.
Este primer capítulo va para mis dos grandes, mis mejores amigas: Paula y emmily Candy bright. Las amo.
1- Fin
El aire era tan tenso que se podía cortar con un cuchillo. Era una situación insuperable, incomprensible... y era un momento cruel. Para ella. Para él... para cualquiera. Y también era un momento injusto, especialmente para ella. Mientras hablaban su corazón iba rompiéndose en miles de pequeños pedacitos, sentía un nudo en la garganta, pero mantenía la cabeza en alto, mantenía su orgullo hasta el final.
Se habían sentado frente a frente hacia ya bastante, pero les había costado hablar, bueno, a él le había costado hablar, decir la verdad, hace días que se veía venir algo así de malo, pero no había sido capaz de ponerlo en palabras. Era muy fuerte. Y una parte de él no quería hacerlo, pero... igual se sentó frente a ella y decidió contarle la verdad, decidió romperle el corazón.
Cuando ella se sentó frente a él y lo miró a los ojos supo al instante que algo estaba a punto de acabar, era el fin de una era, su instinto se lo gritaba y quiso huir, quiso evitar ese momento, no quería oír esas palabras, no necesitaba saber, menos aún ese día, quería dar marcha atrás y no haber cruzado la puerta, no haberse sentado frente a él... no quería oírlo. Podía negarlo un poco más.
Pero él le tomó la mano, no la soltó, y le contó todo. Cuando finalmente lo dijo no pudo mirarla a los ojos, pero ella no apartó la mirada de él en ningún momento, iba a mirarlo hasta el último minuto, hasta que se acabará todo, hasta que volviera a cruzar la puerta para irse, no iba a dejar de mirarlo... tendría que mirarla y confrontarla, no le daría otra opción. Y estaba dolida, era el peor modo de confrontar a una mujer.
-Lo siento- dijo él al final
Y seguro que era verdad, pero a ella no le alcanzaba con eso. Acababa de romperle al corazón, era como si le dijera que ella no era suficiente para él y se negaba a creer eso. A veces el amor cambiaba, a veces acababa, lo entendía, eso lo entendía, pero no lo aceptaba, se negaba a aceptarlo... No podía creer que iba a tirar su relación a la basura así nada más. No era justo, no después de todo lo que habían pasado juntos.
Él esperó unos minutos a que ella dijera algo, pero ella seguía callada. La miró, juntó el valor para mirarla a los ojos y se encontró con una mirada demasiada intensa, llena de dolor, pero también de furia y de emociones que no podía identificar. Quería calmarla, pero no sabía como... Quería decirle que aún la amaba, pero eso sonaría demasiado contrario con todo lo que acababa de decir; quería abrazarla con fuerza y consolarla, pero no se sentía capaz de tocarla...
-Escucha, sé que... sé que no es justo, sé que... pero eso no significa que las cosas tengan que acabar mal... no significa que...- le costaba muchísimo hablar, dejo de mirarla
-No te atrevas- cortó ella y era lo primero que decía- ¿esto se acabo?, bien, pues se acabo, pero no me salgas con esa tontería de ser amigos, porque eso no va a pasar-
-Escucha, yo...-
-No te atrevas- ella no lo dejo hablar- ya te oí suficiente, ya fue suficiente... ¿de verdad crees que puedes hacer esto y pensar que todo seguirá como si nada?-
Ella se levantó, no quería seguir sentada junto a él, no quería verlo o escucharlo, ya no tenía fuerza para dejar que le siguiera rompiendo el corazón. La había dejado... ¿acaso él no se daba cuenta lo cruel que resultaba eso? La había cambiado por alguien más... ¿acaso no podía darse cuenta lo inhumano que podía resultar eso?
Él quería encontrar el modo de reparar el dolor que había causado, de darle un poco de tranquilidad pese a todo eso, se levantó tras ella, quería encontrar las palabras adecuadas... ofrecerle algo de paz, pero ella no iba a aceptar nada de eso. Ella llegó a la puerta y se detuvo.
-¿Quién es ella?- preguntó al fin
-Em, esto no...-
-¿Quién es ella? Dime- repitió en voz más alta
-Se llama Beth, la conocí en el parque, hace algo más de un mes-
-Me voy- contestó Emily entonces
-Espera... escucha, sé que no merezco tu perdón, sé que no debí hacerte esto, pero no merecías ninguna mentira, lo menos que hubiera querido era engañarte...-
-Calla, Aarón- dijo ella y abrió la puerta- no me hagas quererte-
Emily cerró la puerta tras de si. Dejo escapar unas lagrimas... Se había acabado, tal vez ya no tenía que guardar más ese secreto, pero eso no la reconfortaba... Se dirigió a casa y se dio cuenta de que quería justicia. No podía dejar que se acabará así todo... no podía sentir compasión, no podía quedarse con la pena... y no podía quererlo más. Eso también se había acabado.
