Basado en los personajes escritos e ilustrados por Kyoko Mizuki y Yumiko Igarashi, respectivamente.
CAPITULO I.
Vaya si hace frio - Pensaba el joven castaño mientras sus pisadas eran ahogadas por el rugir del viento que sin clemencia golpeaba la parte alta de Nueva York.
Querías dar un paseo al amanecer no? - Volvió a escuchar su propia voz al exteriorizar sus pensamientos. –Si Robert supiera que expongo mi fragante voz al frio viento a unos días del estreno, seguramente me encerraría jajaja!!! --- no pudo evitar reír de buena gana mientras imaginaba la cara de furia que su director pondría.
Continuó su camino por el sendero, lleno de hojas secas que caín de los arboles, arrancadas por el viento invernal, metió sus manos a los bolsillos de su gabardina ya que los guantes no eran suficientes para evitar sentir el frio.
Será mejor que regrese – Decidido a dar la vuelta y desandar el camino, levantó los ojos, aun había neblina y con la poca luz que el amanecer había logrado infiltrar, alcanzó a distinguir una silueta, hubiera pensado que se trataba de una estatua de ser porque esta se movió.
Sin siquiera darse cuenta continúo caminando hasta llegar al final del camino, donde se abría un gran claro que servía de mirador, se detuvo al lado del último árbol del sendero, no sabía porque, pero no podía apartar su mirada azul de eso que parecía una aparición.
Conforme el amanecer avanzaba pudo ver sus rasgos, era un joven mujer casi una niña , --15 tal vez 16 años -- pensó, unos rizos largos y rubios formaban una abundante cabellera, a pesar de los aun débiles rayos del sol, pudo distinguir una piel blanca y pálida, casi transparente . –Sin duda a causa del frío --- miró su vestimenta, él llevaba un grueso pantalón, suéter de cuello alto y mangas largas, gabardina, guantes, bufanda y un gorro formaban un atuendo que no le evitaban sentir el frio, en cambio ella solo llevaba un pantalón de mezclilla y una gruesa chamarra, -- demasiado ligara para un día como este --- y que a pesar de ello, se mantenía inmutable al constante golpeteo del viento sobre su delgado cuerpo.
No pudo evitar escudriñar su rostro, no estaba más que a un par de metros de ella, se sorprendió de lo que sus ojos contemplaban, no fue su perfecto perfil, ni su pequeña nariz o sus labios lo que lo dejó perplejo, sino su dura expresión, parecía que apretaba la mandíbula como retando al viento que la golpeaba. Una débil sonrisa se dibujó en los labios de él, sonrisa que desapareció rápidamente, cuando la luz del día naciente hizo brillar sus mejillas.
--- lágrimas, está llorando!!! --- pensó
Mientras que el semblante hasta hace unos segundos duros, cobraban una expresión de infinita tristeza, miró como apretaba los ojos mientras sus labios se movían, una dos veces, como repitiendo una letanía que el rugir del viento no le permitió escuchar.
En ese momento tuvo que cerrar los ojos, el viento había enfurecido levantando hojas y tierra que golpearon su rostro. Tardó unos minutos en recuperarse sacudiéndose las ropas, volvió la vista al mirador y para su sorpresa ella ya no estaba, miró insistentemente alrededor buscándola, tratando de averiguar el camino que había tomado, pero no lo logró, pareciera que el viento la hubiera llevado consigo.
Con pasos cortos y sin dejar de buscarla con la mirada, llegó hasta el sitio donde unos instantes estaba parada.
--- Te habré imaginado? --- se cuestionó en tanto se giraba, al momento que su pierna izquierda golpeo algo, que al alcanzar el suelo provocó un golpe hueco. Bajó la mirada para averiguar lo que había ocasionado el sonido ---Una guitarra --- exclamó.
Se inclinó hasta alcanzarla, al incorporarse la examinó detenidamente, se veía desgastada de un costado, sin duda por el constante uso, al girarla pudo distinguir un grabado, tres rosas blancas enmarcaban lo que parecía un nombre --- Candy --- . Sintió el repentino deseo de tocarla, acarició sus cuerdas con un suave movimiento, el sonido que brotó de ellas era perfecto --- Estas perfectamente afina --- exclamó como esperando que al guitarra le devolviera el cumplido. Levantando la vista escudriño nuevamente los alrededores, --- No tardará en darse cuenta que te olivó y sin duda volverá --- dijo mientras una sonrisa se dibujaba en su boca.
Suspiró profundamente mientras se acercaba a una roca que servía las veces de banca para los visitantes -- Desde aquí podré verla cuando regrese --- Puso la guitarra en sus piernas e inmediatamente sintió un nuevo deseo de tocarla y sin reprimirse volvió a tocar sus cuerdas, su sonido era tan suave y melodioso que sin darse cuenta comenzó a tocar una melodía, se dejó envolver por su sonido a tal grado que cuando se dio cuenta el sol ya estaba bastante alto, miró su costoso reloj:
--- Son las once, mmm casi tres horas he esperado, demasiado tiempo para que no se haya dado cuenta que te olvidó, a menos que… te dejara al propósito --- Sacudió la cabeza como tratando de alejar ese pensamiento, no era posible que alguien dejara un objeto tan perfecto.
--- El ensayo empieza en menos de dos horas, apenas tengo suficiente tiempo para llegar --- se dijo mientras miraba el objeto en sus manos sopesando lo que haría con el, si lo dejaba en ese lugar posiblemente terminaría en la basura o en las manos de alguien sin ningún talento para apreciarla, al tener este pensamiento tomó una decisión – Bueno, lo que está en la calle es de quien lo encuentre –se dijo mientras levantaba los hombros y sonreía abiertamente, en ese momento un olor llegó hasta su nariz --- ¿rosas?- se acercó más a la guitarra, aspiró profundamente , si eran rosas y ese aroma salía del objeto.
Dio una última mirada al lugar, continuaba solo, pasó la cinta de la guitarra por su cabeza y cuidadosamente la acomodó en su espalda emprendiendo su camino….
