Despair Of An Artist
Capítulo Uno: "Olvido"
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En una oscura habitación, un joven hombre suspiró. Ahí, sentado en el centro de esa esponjosa alfombra, Uchiha Sasuke se hundía en la más profunda y cruel desesperación. A su alrededor, todo era caos. Lienzos rotos, paletas de pintura volcadas, y muchos papeles destrozados. Los dibujos plasmados en esas hojas parecían ser mujeres, muy bellas, pero...al parecer, no eran suficientemente buenas. O al menos eso era lo que pensaba su creador.
El joven hombre, con sus manos cubiertas de pintura roja, soltó un gruñido de frustración, comenzando a patear todo lo que encontrara en su camino. Varias lágrimas rodaron por sus mejillas, mientras, completamente rendido, caía de rodillas. La desesperación y agonía eran latentes en la habitación. ¿Qué era eso? ¿Por qué lloraba de esa manera tan...intensa?. Ésa...ésa era la desesperación de un artista. Todos los buenos artistas la habían experimentado en alguna etapa de su carrera. Era una sensación extremadamente desagradable, que surgía desde lo más profundo de tu ser. Ése era el precio de ser lo que era.
Pero...¿Por qué le sucedía éso a él?.
Él era un buen artista. Reconocido universalmente por su extravagante y peculiar estilo al pintar. Había sorprendido al mundo con sus hermosas y adoradas pinturas. ¡Se había vuelto famoso sólo por hacer lo que le gustaba!. Todo el mundo lo conocía, especialmente en su país natal. Pero...¿Qué sucedía ahora?. Confiadamente, había prometido, mientras las videocámaras de los periodistas eran testigos, que, ese año, crearía una nueva obra maestra.
Sin embargo, ahora, al transcurrir de los meses, dudaba, siquiera, poder lograr tomar el pincel. Los entrevistadores le seguían preguntando, con insistencia, cuándo saldría su "obra maestra". Él, mecánicamente, sonreía, y murmuraba un simple y vacío "pronto". No obstante, sus palabras estaban perdiendo credibilidad, al igual que las personas en Sasuke. Lentamente, el nombre "Uchiha Sasuke" dejó de escucharse por las calles y por la televisión, aumentando más su desesperación.
¿Qué haría ahora?.
¿Ya todo estaba acabado?.
No...¡No podía terminarse todo de esa manera! ¡Debía de haber algo que lo ayudara a volver a ser el famoso artista que siempre fue!. Necesitaba...necesitaba volver a ser el centro de atención, nuevamente. No quería ser, solamente, un vago recuerdo. No deseaba ser un artista que, en algún momento, tuvo su "momento de fama".
¡NO! ¡Su arte debía ser eterno!.
Tantas horas de esfuerzo no podían ser en vano. El duro camino que recorrió, no podía, simplemente, ser...olvidado. No...¿¡Por qué todas las personas lo olvidaban!?. Lo mismo había hecho su familia, lo habían excluido. ¿Por qué?. Porque deseaba ser artista. Y, él, soportó eso. Soportó el hecho de no recibir el afecto de sus padres; el no ser reconocido como un hijo; el ser ignorado. ¿Por qué lo hizo?. Porque Sasuke siempre confió en que tendría éxito en su carrera como pintor. Confiaba ciegamente en su innato talento. Sin embargo, ahora, las personas...las personas no sentían atraídas por sus pinturas.
¿Qué hacer?.
Lo único que sabía hacer era pintar; plasmar sus emociones en un blanco lienzo. Intentó infinitas cosas para hacer que la dichosa inspiración viniera a él, pero, para su desgracia, ella nunca llegó. Había contemplado por horas imágenes de bellos paisajes, había pasado horas pensando y pensando, tratando de que su temblorosa y pálida mano creara arte en el blanco lienzo. ¿Qué fue lo que obtuvo a cambio de esas horas?...Nada.
Las ideas parecían haber desaparecido de un momento a otro.
Ahora, se sentía vacío. Su trabajo era lo único que lo mantenía feliz, lo único que lograba satisfacerlo. La emoción que lo embargaba cuando pintaba no se podía comparar con nada. El cosquilleo que sentía en la punta de sus dedos al ver como su mano danzaba con maestría sobre el lienzo era extremadamente placentero. Nunca nada lo hizo tan feliz. O más bien, nada nunca lo hizo feliz. Cuando por fin encontró la felicidad, repentinamente, ese buen sentimiento se esfumaba de su ser.
Qué cruel era la vida...
¿Ésa sería una lección de Dios? ¿Un castigo?. Tal vez. Admitía que en su vida, no fue una "buena persona". Pero...¿Para qué serlo?. Todas las personas que había conocido le habían tratado peor que una basura; humillándolo; reduciendo sus ánimos y ganas de vivir. Entonces...¿Para qué ser "bueno"?. Sólo...trataba a las personas como lo habían tratado a él. Era justo...¿Verdad?.
Nerviosamente, Sasuke se levantó. Sus cabellos color azabache estaban despeinados y sucios, no se había bañado en dos días, preso de la angustia y desesperación. Tampoco durmió en esos días, las obscuras ojeras bajo sus negros ojos lo delataban. Bueno, para resumir, no se bañaba, no dormía, no comía. No hacía más que estar horas frente a una blanca hoja de papel, intentando plasmar sus inexistentes ideas allí. No sabía cuánto más podía resistir. Su cuerpo estaba, literalmente, hecho un desastre. El contorno de sus huesos se podía ver con claridad bajo su enfermizamente blanca piel.
Se estaba volviendo un maldito anoréxico.
—¡Maldición!.—exclamó, completamente frustrado. Sus manos se cerraron, formando puños; esa era la única manera de controlar su ira. Apretó sus blancos dientes, hasta hacerlos rechinar. Lentamente, sus pies actuaron por sí mismos, guiándolo hacia la enorme ventana de su sucio y descuidado departamento. Era de noche, el cielo estaba completamente obscuro y estrellado. Un bello paisaje, pero, eso, por más hermoso que fuera, no logró ninguna emoción en él.
Asustado, buscó con desesperación sus cigarrillos. Encendió uno, con sus manos temblorosas, para luego saborear la nicotina con deleite. Aún no podía dejar su "adicción" hacia el cigarrillo, era una de las cosas que lograba hacer que estuviera tranquilo. Le importaba una mierda destrozar sus pulmones. En esos momentos, la muerte le parecía muy atractiva. Expulsó el humo con lentitud, disfrutando de su olor.
—...¿Será un castigo divino?.—murmuró el azabache, con un cínico toque de ironía en su voz. Pero, ahora, creería cualquier cosa. Porque, siendo honestos, él era una mierda de persona. Tal vez Dios había decidido castigarle, arrebatándole la felicidad. Sasuke rió por sus ocurrencias—Definitivamente, me estoy volviendo loco. Pero, por más loco que esté...no puedo hacer ni una maldita pintura.—mordió sus labios, dándole una profunda calada al cigarrillo.
Repentinamente, el teléfono de línea, sonó. Sasuke se sobresaltó, observando incrédulamente el aparato. ¿Quién demonios lo llamaría?...Oh, ya se hacía una idea. Podría asegurar que era su obsesiva ex-novia que, aún, no comprendía el concepto de "EX-novia". Igualmente, al azabache no le molestaba mucho. Era hombre, tenía que satisfacer sus necesidades carnales. Y si la chica estaba más que dispuesta...¿Por qué rechazar tan tentadora oferta?.
Con aire aburrido, contestó:
—¿Sí?.—
—¡Sasuke, querido!.—sí, definitivamente era Katherine. Ese tono de voz tan chillón y repulsivamente meloso no podría ser de otra persona. Sólo podía ser de ella. Esa chica rubia de ojos cafés. Insoportable, caprichosa, y, sobre todo, paranoica.
—¿Qué demonios quieres, Katherine?.—no le importó en lo más mínimo sonar grosero. Después de todo, ellos no eran nada. Únicamente eran...¿Amantes?. Bueno, Sasuke sólo la veía como un juguete sexual, y, ella, seguramente, lo veía como su "novio". No le importaba. Mientras satisficiera sus bajos instintos...todo estaba bien.
—¡Mi amor, no seas tan duro conmigo! Sólo quería saber si estabas bien y...—
—Estoy bien. Adiós.—estaba apunto de colgar, cuando la desesperada y chillona voz de Katherine lo detuvo.
—¡No, Sasuke! Sí...sí quieres puedo ir a tu casa y...—su tono fue insinuante, y el azabache lo entendió al instante. Y, murmurando un vacío "te espero", colgó la llamada. Lentamente, el teléfono se deslizó por sus largos y finos dedos, hasta caer al frío suelo. No se molestó en levantarlo, únicamente, caminó hacia la ventana.
Sus ojos, completamente exhaustos, se mantuvieron fijos en el frío y transparente vidrio. No estaba pensando en nada, no podía. Su cabeza dolía. Sentía como su cerebro punzaba dentro de su cráneo. Un estremecimiento desagradable lo recorrió. Metió una mano en el bolsillo trasero de su pantalón y hurgó en él.
Una tableta de pastillas, éso fue lo que tomó.
Sasuke observó la tableta con detenimiento, dudando en abrirlo. Pero, simplemente, no pudo soportar las dolorosas punzadas en su cabeza. Y, temblorosamete, abrió la tableta. Tres pastillas. Tres fueron las que se tragó, sin siquiera tomar un vaso de agua. No le importó que la receta médica estipulara que sólo debía tomar una pastilla. No se moriría de una "sobredosis", igualmente. Así que...¿Para qué preocuparse?.
Suspiró al escuchar el suave, pero ansioso, toque de la puerta principal de su apartamento. Arrastrando sus pies, recibió a la rubia chica, quien le sonrió, acostumbrada al abandonado aspecto de su "novio". Sin decir nada, el azabache sujetó su delgado brazo con fuerza, besándola con extrema rudeza. Katherine no objetó nada, sólo rodeó el cuello de Sasuke con sus brazos.
Sasuke la empujó hacia el interior del apartamento y...sucedió lo que siempre ocurría. Tenían sexo. Sexo sin amor, ni ese tipo de cursilerías; justo como le gustaba a Sasuke. Y, por unos efímeros momentos, olvidó todo...
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Notas: ¡Hola a todos!
¿Y bien? ¿Les gustó la idea? ¡Espero que sí!
Bueno, ¿qué decir?. Éste es el segundo fanfic que publico, un fanfic que surgió de la nada. Estaba mirando unas imágenes de patitos y ¡BAM! una nueva historia xD.
¿Te gustó? Lo hice especialmente para ti ¬w¬...¡No, no corras! ¡Vuelve! TwT (Y así fue mi primera cita :truestory: xD). Okno. Perdón, son lo efectos secundarios de la droga ._. (Que, por supuesto, yo no consumo n_n')
Emm...¿Un comentario, quizás? *u*
¡No sean lectoras sin voz! ¡Háganse notar dejando un Review!
¡Besos y abrazos para todos!
—Amy-C
