Hola a todos! Aquí les dejo una historia que... es un poco extraña, pero bueno. Sólo serán cuatro capítulos, los cuales espero que sean de su agrado, si es así o no, apreciaré que me dejen saber sus opiniones.
*Victorious no me pertenece.
¿Dónde está Cat?
Capítulo 1
Era la hora del almuerzo en Hollywood Arts, y en una de las mesas de la cafetería, Robbie leía en silencio, unas notas en su PeraPad, mientras Rex descansaba en su regazo, de vez en cuando, girando su cabeza de un lado a otro, como viendo lo que pasaba a su alrededor. Pronto dos de sus amigos fueron a su encuentro. –Hola Robbie, ¿Qué tal Rex?- Saludó Tori, al ventrílocuo y su muñeco.
-¿Qué hay chicos? - dijo André.
-Estaba revisando el nuevo artículo que escribí y... – empezó a decir Robbie.
-Por favor Rob, se bueno y deja de mostrarle eso a la gente.- dijo Rex, con sobreactuada amabilidad.
-Oh, vamos, no puede ser tan malo. –discutió el ventrílocuo a su muñeco.
-Amigo, si quieres que lo que escribes tenga éxito, tal vez debas venderlo como somnífero. – concluyó el muñeco. –Oh, miren qué extraño, los ex novios peleando. –agregó con sarcasmo, tras ver que Jade y Beck se aproximaban, ambos con cara de pocos amigos.
-Tienes que hacerme caso, Beck, estoy preocupada. -oyeron decir a la chica gótica, mientras se sentaba junto a ellos, con un levantamiento de cejas como saludo.
-No digo que no lo estés, pero creo que exageras. –respondió Beck, con impaciencia. –Hola amigos.
-Hola. –saludaron los demás. A pesar de que ya tenían que estar acostumbrados a las peleas de la ex pareja, aún se sentían incómodos cuando discutían frente a ellos.
-¿Qué pasa Beck? ¿Por qué no le das otra oportunidad a la chica?- preguntó Rex, con malicia en su voz.
-¡Cierra la boca, títere!- gritó Jade, lanzando una mirada asesina al muñeco y abandonando la mesa a pasos acelerados. A pesar de que ella, ya no sentía amor por Beck y que incluso, ya habían limado asperezas, le parecía humillante que todos pensaran que aún quería volver con él.
-¡Rex! – reprochó Robbie.
Entonces, todos vieron como Jade, volvía casi tan rápido como se había ido y tomaba asiento una vez más. –No, esperen, esto es importante.
-Aquí vamos otra vez. –dijo Beck, con impotencia.
-Ayer quedé con Cat, en ir hoy a su casa, para ayudarle a traer unos materiales, para su clase de maquillaje… -dijo Jade.
-¿Tú ayudas a Cat?- preguntó Tori, con sorpresa.
-¡No me interrumpas, Vega! –gritó la chica gótica y todos quedaron en silencio. – "Quede en ayudarle"- repitió furiosa. –Pero cuando fui a su casa, nadie me contestaba. Sé que sus padres no están en la ciudad, así que me preocupé y entré por la ventana, pero no había nadie.
-Cuando no te abren la puerta ¿Entras por la ventana?- preguntó André pareciendo divertido, pero la mirada de Jade, le hizo borrar la sonrisa. –Está bien, no dije nada.
-Llevo todo el día llamándola y mandándole mensajes de texto, pero no me contesta.-continuó ella, y todos pudieron ver en su rostro, que en realidad estaba preocupada. –Creo que le ha pasado algo.
-¿No se te ocurrió que pudo haber tenido que ir a otro lugar?- preguntó Beck, quien llevaba toda la mañana tratando de tranquilizarla, pero ya empezaba a desesperarse.
-¿Y faltar a clases? Cat jamás falta, ni siquiera lo hizo cuando Vega besó a su novio.- alegó Jade.
-¿Por qué tienes que recordar eso ahora? - preguntó Tori, indignada.
-Jade, admite que es muy pronto para preocuparse. –dijo Beck, tras un suspiro. -Cat es muy distraída, seguro que surgió algo y al instante olvidó que tú irías a buscarla.
-No lo sé. –dijo Robbie. –Yo creo que Jade puede tener razón. –admitió.
-Tú eres un idiota. –lo calló Rex. – Seguro que conoció un muchacho y se tomó el día libre para estar con él.
-¡Rex! Cat no es ese tipo de chicas. –discutió el ventrílocuo. –Sólo dices eso porque la invitaste a salir y te dijo que no.
El muñeco abrió la boca para contestar, pero fue interrumpido por Beck, quien se dirigía a su ex novia. – ¿Te das cuenta de que el único que cree en tu teoría, es el loco que discute con un títere?
-Bueno, yo…-dijo Tori de repente.- Yo creo que, de todas formas deberíamos insistir en llamarla, es decir, si el inconveniente que tuvo, hizo que faltara por primera vez a clases, no debe ser algo insignificante.
Ante ese comentario, todos se quedaron mirando, asintiendo levemente con la cabeza. Por lo que Jade lanzó una mirada de gratitud a la castaña.
-Sí, sí, jueguen a los detectives. -dijo Rex, malhumorado. –Esa pelirroja debe estar divirtiéndose con alguien más.
-¡Suficiente! _Exclamó Robbie, metiendo el muñeco en su mochila.
-¡No, no, sácame viejo! –gritó Rex, siendo completamente ignorado por su dueño.
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Al final de las clases, Tori Vega guardaba unos libros en su casillero y se preparaba para regresar a su casa. Había sido un día agotador, luego de tratar de tocar el flautín decentemente, sin tener éxito alguno.
Su teléfono empezó a sonar y entusiasmada lo tomó de su bolsillo, pensando que podía ser Cat, pero sus esperanzas se rompieron cuando notó que era Jade. Imaginando que aún tenía que estar en la escuela, empezó a buscarla con la mirada, mientras contestaba. – ¿Qué pasa Jade? ¿Dónde estás?
-En el armario del conserje. Tengo que hablar contigo. Ven. -dijo Jade, tajantemente y colgó sin esperar respuesta.
Tori suspiró con resignación y obedeció a la chica gótica. Pudo haberla ignorado, pero la conocía bien y sabía que Jade West, no querría hablar con ella en privado, si no fuese importante. Abrió la puerta del armario y la encontró sentada en el suelo girando unas tijeras sobre su dedo índice. -¿Qué haces aquí?- preguntó la castaña, algo nerviosa. Era imposible no estarlo, cuando Jade tenía tijeras en la mano. -¿Por qué me llamaste? Y… ¿Por qué estás jugando con tus tijeras?
Al notar el miedo de la castaña, Jade giró los ojos hacia el techo y guardó las tijeras en su mochila. - ¿Más tranquila? – preguntó, frustrada.
-Ajá.- contestó Tori.
-Mira, Vega, sé que todos piensan que estoy exagerando, pero conozco bien a Cat y sé que algo anda mal. –dijo Jade, quien se sentía mucho más preocupada que en el almuerzo.
-Te entiendo Jade, pero no podemos hacer nada, excepto esperar. –contestó Tori, con voz suave, buscando reconfortar a su acompañante.
-Tengo…- empezó a decir Jade, pero se detuvo un poco insegura. Sabía que lo que estaba a punto de decir, no sonaría cuerdo.
-¿Qué?- preguntó Tori, con un tono paciente.
-Tengo una sospecha. –continuó la chica gótica. –Parece una locura, pero creo que es verdad.
-¿De qué hablas? ¿Qué piensas?
-Bueno, es que ayer, Cat estaba muy alegre, diciendo las tonterías que suele decir siempre, hasta que sonó su teléfono. –dijo Jade, tomándose una pausa, para ordenar bien sus palabras. –Vi la pantalla. Era Rex. Cat, no le contestó y cuando le pregunté por qué no lo hacía, comenzó a hablarme de pastelillos.
-¿Y qué?- preguntó Tori, sintiéndose perdida en aquella conversación. –Es Cat. Ella siempre hace cosas extrañas y siempre habla de pastelillos.
-Sí, también lo creí entonces, pero… ¿Viste nuestra discusión en el almuerzo sobre este tema?- agregó Jade, cada vez más insegura de lo que diría. –Creo que Robbie actuó un poco extraño. Cómo si ocultara algo.
La castaña, no pudo contener la risa ante lo que acababa de escuchar. –¿Estás hablando en serio, Jade?- preguntó aún con la sonrisa. La chica gótica, sin embargo la miró sin expresión en el rostro, lo que indicó a Tori que debía tomar en serio el comentario. –Jade, Robbie fue el primero en defender tu teoría. –dijo la castaña, con voz suave. – Si vas a sospechar de alguien, debería ser de Beck. Él ni siquiera consideró que podías tener razón.
Jade vaciló por un momento, hubiese deseado no tener que admitir eso, pero tenía que hacerlo si quería convencer a Tori. –Beck, sólo actúa así, porque cree que estoy tratando de llamar su atención. –dijo, bajando la mirada – Y en cuanto a Robbie… no lo sé, Vega. Él estuvo de acuerdo conmigo, pero…- mencionó Jade, e hizo una pausa para suspirar. Ella sabía que todo lo que estaba diciendo parecía una locura, pero no podía evitar pensar, que estaba en lo correcto. –Pero Rex, no. Ese muñeco estuvo calumniando a Cat todo el tiempo. -Cuando terminó de hablar, notó en el rostro de la castaña, que su teoría la estaba dejando como una loca.
-Bien, creo que necesitas dejar de pensar en Cat. –dijo Tori, tajantemente.
-Vega, escucha…-empezó a decir Jade, pero fue interrumpida.
-Jade, Rex es un muñeco, no puede lastimar a nadie sin consentimiento de Robbie...- dijo Tori.
-Escúchame Vega, por favor… –continuó Jade, con impotencia.
-Y Robbie es un niño que no mataría ni a una mosca…
-¡Tori, cállate y escúchame, por favor! –gritó la chica gótica, logrando por fin la atención de la castaña. –Yo sé que el muñeco no se mueve sólo, pero Robbie parece creer que sí. Ese chico no anda bien de la cabeza. Y tú lo escuchaste hace un rato, Rex invitó a salir a Cat y ella le dijo que no.
Tori se forzó a considerarlo. Era difícil de explicar, pero cuando Jade le hablaba de ese modo, como si realmente la necesitara, ella no podía rehusarse a escucharla, aunque sus propósitos fueran casi imposibles y sus ideas inverosímiles.
-Vega, tú eres la única que siempre me apoya. –dijo Jade, posando su mirada en la de Tori. –Los demás chicos me tienen miedo y Beck… -suspiró. - Ayúdame por favor.
Jade sabía, que jamás iba a lograr que Tori pensara como ella, pero tenía claro que al final de cuentas, la castaña decidiría ayudarla. Siempre era así, y esa era una de las cosas que más amaba de ella, aunque jamás pudiera aceptarlo.
-Está bien. –dijo finalmente Tori. – Te ayudaré a descubrir si ese muñeco tonto, tiene algo que ver con Cat.
-Gracias. -dijo la chica gótica, sonando más entusiasmada de lo que en realidad quiso.
Por un segundo, amabas se quedaron mirando, conteniendo las ganas de abrazarse, pero como Tori suponía que pasaría, Jade rompió el encanto, saliendo a pasos rápidos del armario.
