Este fic es creado con la intención de dar un jiro diferente, se que algunas cosas o la mayoría lucen exactamente igual que el patrón de los fic de Escaflowne, pero esta ves quise empezar con la guerra que envuelve a estos personajes, obviamente no quiero solo enfocarme en esta y hacerla mas corta, la ausencia de uno de los principales y sobre todo, abarcar la historia después de esta guerra, sobre todo con las interrogantes de siempre como¿que pasa con nuestros personajes cuando se encuentran reunidos y en paz?. ¿Que pasa con el típico lema y vivieron felices para siempre, bueno eso ya choteo, mejor se lo dejo a los productores de Dísney, yo en este Fic quiero poner lo que llegaría a pasar si se descubriera el lado bizarro de los personajes, o si este era el mas duro se volviera mas noble, o el noble mas cobarde, cosas así trataré de poner en esta historia, además que será acompañado por escenas Lemon, algunas seguramente no te agradarán o sinceramente tratar de discutir este tema lo das por perdido por que sinceramente no te gusta y no te entra ni con chochos. Así que si no te gusta abstente de leer, obviamente daré notas de advertencia para cuando lleguen estos temas, para que te los saltes y sigas con la historia. Advertidos están.
Recuerdos de un adiós.

El verano estaba a punto de empezar en Japón, muchos estudiantes se encontraban haciendo el último esfuerzo para poder pasar las materias y tener el verano libre sin actividades escolares.

En una larga pista, una chica se encontraba pensativa, su rostro mostraba dudas y miedo. ¿Miedo?. Ella?. Siendo una chica valiente que contaba con el poder de cambiar el destino?. Una chica que arriesgaría su vida con tal de salvar a la persona que ama?. Si, había miedo. Hace cinco años ya que ella había regresado de una de las peleas más fuertes de todas. Ya que fue ahí, en esa guerra donde conoció por primera ves el miedo de perder a la persona que amas. El amor. Si en ese lugar conoció el amor. Un joven de fríos sentimientos, piel bronceada, cabello oscuro, unos ojos serios y profundo color carmesí, habían demostrado a la chica que tenía corazón, sobre todo dudas e incertidumbres.

Como ella quien podía controlar el futuro si ella quisiese¿no podía controlar su vida y destino?. Era ridículo pensarlo. Sabía que tenía responsabilidades, y estas fueron creciendo, a medida que ella crecía.

Hitomi veía que lo que ella pensaba eran puras niñerías suyas, y que sabía de antemano, por su destino que tendría que quedarse en la tierra con su familia hasta el final de su vida, arriesgándolo todo y eso significaba también el amor, arriesgar su amor con Van, aquel ángel quien la salvara de caer.

Su amor y corazón habían empezado a sufrir aun más, no solo por su ausencia, sino por aquella dura y fría despedida que hace tres años había recibido precisamente de este ángel.

La tarde había caído, y estaba predestinando la puesta de sol, los hermosos colores cobrizos empezaron a tomar forma en aquella pista, como preparando un gran tapete rojo a la Luna, para que apareciera orgullosa iluminando el firmamento.

Hitomi se encontraba sentada viendo fijamente la pista, era el único lugar apartado de la escuela, donde podía ver el mar en todo su esplendor y pasar un momento a solas. Aunque la mayoría de veces se acordaba de su amado riujin. Su cabello suelto ondeaba con tranquilidad, mostrando leves luces doradas en el, a consecuencia del sol. Solo pensaba en lo que ahora sería de el, de Fanelia. La habrá construido tan fuerte y tan gloriosa como antes?. Conociendo a Van diría que si. Pronto una suave voz se comunicó con ella, le era familiar.

-¿Van.
-Si, soy yo.
-Van me alegra escucharte.

Ella contestaba muy alegre pero un Van, no muy alegre y efusivo como ella le contestaba.

-Hitomi, lamento apagar tu alegría, pero.

Van había callado repentinamente, Hitomi notó que no iban a ser buenas noticias.

-¿Qué pasa Van¿sucede algo en Gaea.
-No. Las cosas aquí en Gaea han sido tranquilas por estos dos años, pero.

Van volvió a callar y Hitomi se encontraba mas asustada y nerviosa. Si no eran problemas en Gaea, entonces ¿que era?.

-Me asustas Van, que sucede?.

Las últimas palabras Hitomi las pronunció dudosa y lentamente, como si esperara una sentencia de muerte.

-Hitomi, me he dado cuenta, y e tomado la decisión de que cada quien siga su vida y su camino.
-¿Qué dices.
-Hitomi, bien sabes que tu y yo somos de mundos y vidas diferentes, ninguno puede estar cerca del otro por los deberes que tenemos. Tu deber, es permanecer en la tierra, junto a tu familia, y mi deber es estar aquí en Fanelia, junto a mi pueblo y sus necesidades. Y ni tú ni yo, podemos dejar a un lado nuestra vida, para estar a un lado del otro, y esas esperanzas de volvernos a ver han desaparecido.
-Van, como sabes que yo.
-No digas más.

Van había interrumpido súbitamente las palabras de Hitomi, parecía que no quería darle tiempo de hablar, de jurar, de darle esperanza.

-No quiero mas ilusiones vanas, no quiero seguir esperando algo que jamás podrá ocurrir y que a la larga los dos lo lamentemos. Adiós Hitomi.
-¡Van!.

Fue todo. Sus palabras fueron regresadas por el silencio, cuando repitió su nombre solo había sido un susurro, ya no había mas, solo un adiós. Hitomi al voltear al horizonte, ve que en el cielo se erguía la luna, el atardecer había muerto, llevándose con el, el adiós de Van. Desde hace dos años el no había tenido contacto con ella, no se habían visto, mucho menos hablado y escuchado Hitomi sentía que si el le hablara, o se apareciese en ese pilar enorme de luz, con sus alas extendidas, sabía que sería el día mas feliz de su vida, lo recordaría siempre, y así fue, esa amarga despedida, el primer contacto con el después de dos años, fue un adiós.
Hitomi se levanta y mira al cielo con ojos llorosos, dibujaba en su mente a la luna acompañada de la Luna Fantasma, de su amada tierra, vista desde ese lugar donde conoció el amor. Gaea.

-Adiós.

Esa fue su despedida, un adiós en un susurro, con las manos sosteniéndose el pecho, que sentía estaba a punto de romperse en mil pedazos y con una lágrima cayendo sobre estas.

Ahora después de tres años, después de esa amarga despedida, Hitomi seguía frecuentando ese lugar, solitaria y pensativa, pensando mil veces si esa era la razón por la que se había despedido de ella, o será acaso que el vio en sus ojos el miedo y la cobardía de no dejarlo todo para ir con el.
Si, tal ves era por ello. Aun así, sentía que había algo más.
A diario que recorría la escuela, y veía a Yukari parada frente a la pista, sola, sumida en sus pensamientos, veía en ella a una mujer fuerte, no como ella, débil y con el corazón de una niña que parecía rehusarse a madurar. Hace tiempo ya, Amano había dejado la escuela para unirse a una en el extranjero, pues había tenido una beca especial, por la cual no podía rehusarse a ir. Yukari al verlo emocionado y ver que era el sueño mas anhelado de Amano, no pudo reclamarle el que la dejara sola y con el corazón apretándole fuerte, mostró una gran sonrisa, deseándole suerte, y ánimos para que Amano continuara. Yukari sacrificaría a ya no verlo, con tal de que el realizara sus sueños.

Si no había duda, el destino a menudo le ponía pruebas duras, en las cuales podía ver reflejado su destino en otras personas, donde tal vez podría tomar su ejemplo. Ella ya contaba con 20 años de edad, su cuerpo había cambiado, al igual que sus sentimientos. Después de esa despedida, y de haber llorado por varias semanas en la soledad de su cuarto, decidió ser fuerte y seguir adelante con su vida, no quería ver esos ojos tristes cuando fuera mayor, así como los tenía su abuela.