Holas! Jujuju xD

Mucho gusto a mis primeros lectores, la verdad… se supone que yo nunca haría un fic… pero ya me ven por aquí xD.

Este fic va dedicado a una gran amiga… estoy escribiéndolo en mi periodo de práctica así que no avanzo tanto y tan rápido como quisiera, pero en fin… quería dárselo de cumpleaños, así que aunque lo comencé a escribir en enero y lo planeaba subir el 14 de marzo no me aguanté ^^

¡Feliz cumpleaños Maricela! (Aunque sea adelantado xD) Aquí desde Chile una amiga, espero que lo pases genial y te guste este fic… aunque sea ichirukista no quita que me enfoque en darte un buen regalo xD jujuju ya verás lo que tengo destinado para ti, en tu cumple pondré una idea genial que se me acaba de ocurrir.

Bueno… lo obvio que he leído en otros fics, Bleach no es de mi propiedad, le pertenece a Tite Kubo a quien en este día tengo unas ganas de asesinar porque hace mucho que no deja ver a Rukia. Yo como humilde escritora me apropio de los personajes y alguna de sus características… las ideas y demás del fic son todas mías.

Advertencia: Este fic corresponde a un mundo alterno, y algunos personajes pueden quedar alejados de sus personalidades. Ah! Casi lo olvido, en este fic hay más de un narrador… si les molesta como es narrado o se confunden avísenme y haré distinción entre ellos para que se les haga fácil…

Por cierto u.u soy mala con los inicios, así que espero que le den una oportunidad al principio… háganme el favor de no desanimarse a la primera.

Sin más que decir (algo prácticamente imposible o.O) les dejo leer xD


Capítulo 1: Eventos inesperados

Comprendí que no había nada más por hacer, en este momento logré por fin zanjar el asunto. Lo único que tenía que hacer, y había tratado de evitar, ya lo había hecho, afrontarla y serle tan directo llevaba a un único resultado obvio.

-Pero yo…

-Lo siento, no puedo ser más que eso, no puedo corresponder tu amor. Inoue, te has equivocado conmigo –Estaba afligido, ¿cómo no estarlo?, una de las personas que más quiero, tanto que casi la siento una hermana, de pronto me dice que le gusto.

Bueno, a decir verdad de un tiempo a ahora ya lo venía sospechando. En serio, que ella más obvia no podía ser, sin embargo como dice un dicho, no hay peor ciego que el que no quiere ver… y yo realmente nunca quise verlo.

-¡Puedo darte todo! –Rompió en llanto y por primera vez en la vida me alzó la voz para decir algo distinto de Kurosaki-kun –Soy bonita, lista, cariñosa, sumisa, agradable… -bien, lo cierto es que ella podía seguir casi infinitamente, ya había ganado dos veces seguidas el concurso de reina de Karakura y creo que lo habría ganado más veces si hubiera participado. También se había graduado con las mejores notas y sus estudios superiores fueron becados completamente.

-Inoue, eres especial, única, y estoy seguro de que cualquier hombre se sentiría afortunado en mi posición –no podía negarlo, tenía muchas cualidades y algunas muy importantes para un chico. –Tus sentimientos no pueden alcanzarme porque yo te quiero como a una hermana y siento dolor por tener que rechazarte así.

-¿A caso tienes a alguien más? –se estaba comenzando a resignar llorando amargamente

-No

-¿Entonces por qué no me das una oportunidad?

-Entiéndeme por favor, no tengo a nadie aún, pero no puedo llegar a verte como algo más que como mi amiga, Inoue.

La chica de larga y castaña cabellera, curvas bien definidas, amplia delantera y hermosos ojos salió corriendo a la mayor velocidad que le permitían sus delgadas piernas.

-Perdóname… -Ichigo, un joven de unos 24 años de cabello anaranjado claro y ojos marrones le susurró al viento una disculpa en dirección a la huída de la chica, esperando que pudiera llegar en algún momento transportada por la brisa hasta los oídos de ella… de Orihime Inoue.

El joven volvió abatido a su casa, agradeciendo que Orihime hubiera esperado a hablar con él hasta el término de la jornada laboral y no durante el alto del almuerzo. Desganadamente se retiró sus zapatos y se lanzó sobre el sofá boca abajo, sin energía suficiente como para volver a moverse, quedándose prontamente dormido en esa posición esperando que al despertar tuviera un mejor día.

Ichigo Kurosaki es un médico que se especializa en endocrinología, trabaja en una de las clínicas más prestigiosos de Japón, mientras que Orihime era la segunda al mando de dicha clínica, sobre ella sólo estaba el administrador. Extrañamente la chica tenía una afición sentimental hacia este chico de ceño sempiternamente fruncido y llamativo cabello naranja.

Estos chicos se conocieron por primera vez en enseñanza media (*) iniciando su duradera amistad, luego se separaron para los estudios universitarios, ambos habían escogido universidades fuera de su ciudad, para luego de terminar sus estudios volver a ésta a trabajar en una clínica recientemente creada hace un año, reanudando así su gran amistad.

Ichigo sabía que no era correcto ilusionar a una persona que tenía sentimientos tan fuertes dándole una oportunidad si es que primero no se tenían sentimientos algo parecidos. Lo sabía por experiencia propia a causa de sus años de universitario.

En sus años de universidad se hizo muy amigo de una chica de cabello negro que era muy extrovertida, era un tanto infantil y le daba la impresión de ser frágil. Él quería protegerla y ayudarla, después de todo siempre había sido una persona amable aunque no lo aparentara. Había creado un gran afecto por ella, pero no le gustaba ni atraía de ninguna forma.

El problema vino cuando a un año de terminar su carrera ella le suplicó porque se dieran una oportunidad. Ichigo no tenía mucha suerte con las chicas, si bien era físicamente atractivo, su cabello y ceño siempre hacían que las chicas lo descartaran de inmediato por parecer un vándalo, gruñón y amargado. Así que no tenía idea de qué debía hacer en este caso y se debatía entre negarse por no sentir nada y darle una oportunidad por ser su amiga.

Aceptó darle la oportunidad para su desgracia y al término de cuatro meses se dio cuenta de su error y decidió terminar la relación, porque en todo ese tiempo él no sentía nada por ella. Una vez le dio el corte, discutieron fuertemente y ella dio también un corte que le dolió al chico, cortó la amistad que habían forjado, haciendo que Ichigo se sintiera horrible y que pensara que todo era su culpa. La chica no volvió a pedirle ayuda, lo ignoraba si lo veía y por último se alejó completamente de él.

Ahora tenía la respuesta a qué era lo mejor hacer para lastimar lo menos posible, por nada del mundo dejaría que pasara lo mismo con una de sus mejores amigas, prefería verla llorar ahora a que luego cuando sus sentimientos fueran aún más fuertes y tuviera ilusiones que se romperían.

***** (cómo le hacen separaciones de barritas o lo que sea? no me salen y lo he intentado ya 6 veces T.T la de mis apuntes la encontré arribita, pero no la quiero usar para esto) *****

-Deberías ir al endocrinólogo

-No quiero –me crucé de brazos y me volteé dándole la espalda disgustada.

-Por favor Rukia, tienes 21 años y puede que aún no sea tarde, nadie en la familia salvo tú mide menos de 1.60

-¿y qué culpa tengo yo? –me voltee ahora hacia ella… tarde o temprano siempre volvemos a mi estatura -¡Estoy bien así!

-¿Por qué gritas? –un hombre de cabello azabache, ojos azules grisaceos y voz aterciopelada, profunda y calmada hizo acto de presencia, ingresando al salón en que discutían dos mujeres demasiado parecidas físicamente, las mayores diferencias entre ambas eran la intensidad de sus miradas y la estatura.

-Pa-padre – Rukia lo reverenció luego de recuperarse de la repentina aparición y aguardó a que su madre respondiera por ella.

-Byakuya, lo que pasa es que quiero que Rukia vaya a ver a un endocrinólogo. Ambos sabemos que es muy baja para su edad y linaje –mi madre le explicó con mucha dulzura y amor a mi padre. –sólo se me ocurre algún problema hormonal.

-Rukia –me miró con un semblante muy serio y todo el porte de la familia, mi papá siempre me inspiraba un respeto enorme y obediencia plena. -¿Quieres ir al endocrinólogo?

Los ojos de Rukia se iluminaron ante tal pregunta, el hecho de preguntarle significaba que su padre estaba pidiendo su opinión, que le permitiría escoger lo que quisiera hacer.

-No, padre.

-Entonces que no se hable más del asunto –Rukia no pudo contener más su alegría y se abalanzó contra su padre abrazándolo. Byakuya sonrió casi imperceptiblemente por un instante, aunque para su querida esposa no fue una sorpresa, correspondió con un brazo el fuerte agarre de la chica y luego la separó un poco.

-Byakuya… no deberías consentirla tanto –fue el reclamo de la mujer casi en un puchero.

-Hisana, ambos sabemos quien la conciente más –habló con un deje de ternura a la mujer que amaba.

Hisana sonrió, era cierto porque siempre ella consentía más a Rukia. Rukia era muy querida por sus padres y también consentida mucho, si uno le exigía algo, el otro le aligeraba la carga o sencillamente se la eliminaba. Las únicas veces en que Rukia no era mimada por alguno de ellos era cuando se ponían de acuerdo respecto a algún tema, este por lo general era el estudio o la familia. Aprender a llevar el noble apellido Kuchiki y los modales necesarios siempre había sido una tortura para Rukia, a donde fuera la reconocían, después de todo su familia poseía un enorme poderío económico.

Rukia se terminó de separar completamente de su padre y le agradecía y sonreía muy feliz.

-Rukia, ¿Cuándo es tu titulación?

-En dos semanas, a las diez de la mañana en el salón de honor es el acto, padre –la chica era muy inteligente, logró sacar su carrera en mucho menos tiempo del esperado y aprovechó hacer un doctorado en menor tiempo aún, ocupando un total de cuatro años en el total de su vida luego de la enseñanza media para obtener ambos títulos.

-Bien, luego de eso quiero pedirte que te hagas cargo de nuestra nueva adquisición.

-Si padre –Rukia se inclinó frente a él y luego le dio un beso en la mejilla a su madre para irse a su cuarto.

Cuando quedaron solos en la habitación, Hisana se acercó a su marido y lo besó en los labios al tiempo que jugaba con su cabello.

-¿Qué has comprado ahora querido? –Byakuya la tomó por la cintura al tiempo que también la besaba transmitiéndole un profundo amor en el beso.

-Una clínica que estaba próxima a caer en banca rota. –la miró a los ojos perdido en ellos –Aunque lleva poco más de un año de funcionamiento y es muy prestigiosa, el dueño perdió gran parte de su dinero en una mala inversión, obligándolo a vender.

Se quedaron conversando sobre sus días laborales y demás asuntos hasta que fueron interrumpidos por un mayordomo para ir a cenar.

Rukia por su parte estaba en su cuarto frente a un atril, se encontraba pintando lo que le venía en gana, no era una artista, pero si se trataba de pintar no lo hacía mal… ahora… si eran dibujos… y peor… si estos eran conejos… No había forma alguna en que alguien comprendiera sus dibujos que hacía con tanto ahínco, la única persona que los encontraba lindos y podía entenderlos era su padre, básicamente porque él dibujaba igual de horrible, aunque para el sentido de la estética de la chica su padre lo hacía genial.

Detrás de ella se encontraba un chico de ojos verdes y cabello negro, tenía un semblante frío y tranquilo, su piel era extremadamente blanca, parecía alguien con problemas de anemia o que nunca había salido en su vida a la luz del sol.

-¿Qué opinas Ulquiorra? –le preguntó Rukia al tiempo que se pasaba la mano que sostenía el pincel por el rostro, retirando algunas gotitas de transpiración, y se alejaba un poco de su obra con una enorme sonrisa.

-Se ha esforzado mucho señorita –fue todo lo que dijo el joven

-Si, pero creo que algo le falta, ¿te gusta? –se volteó a mirar al chico

-No siento aprecio por ninguna obra de arte y usted lo sabe. –comentó en tono neutro

-Ya, pero no seas amargado, en todos estos años aún no sé que te gusta.

-Me conformo con estar a sus servicios señorita –le comentó inclinándose para hacerle una leve venia.

-No seas exagerado, sabes que me gusta ser tratada de igual, ¿cuándo me llamarás por mi nombre Ulquiorra?

-Nunca, señorita.

Ulquiorra era uno de los tantos empleados de los Kuchiki, tenía 26 años y fue contratado a sus 18 para proteger y cuidar de la pequeña Kuchiki, que para entonces tenía a penas 13 años y parecía de 9 o 10 años.

Era una especie de guardaespaldas que se encargaba de acompañar la mayor parte del tiempo a Rukia y a su vez era el encargado de la protección de toda la familia, teniendo a un conjunto enorme de guardaespaldas a su mando.

Ulquiorra abrió la puerta y espero unos segundos en el umbral.

-¿Qué se le ofrece? –le consultó al mayordomo que acababa de aparecer y se exaltaba un poco por ser descubierto en su labor sin dar motivo alguno.

-Dígale a la señorita Rukia que la cena ya está lista –el peli-negro asintió al tiempo que cerraba la puerta.

-Señorita, la cena está lista –le comentó a Rukia al tiempo que se volteaba a verla.

-De acuerdo, en seguida bajo. Tengo que cambiarme –el peli-negro nuevamente asintió saliendo del cuarto mientras montaba guardia afuera, lo que más lo caracterizaba era la capacidad extraña que poseía de sentir la llegada de las personas aún antes de que se acercaran lo suficiente como para oír sus pasos.

**************************************************** (supongo que entienden que aquí hay otra separación) ****************************************************

El peli-naranjo por su parte ya había arreglado varios de los asuntos con su amiga y habían vuelto a quedar como amigos cuando ella comprendió que realmente no podía ser otra cosa. A decir verdad tardó cerca de una semana en aceptarlo e inmediatamente le pidió disculpas a su amigo por el berrinche.

-Kurosaki-kun, recuerda que mañana hay una reunión corporativa para que nos presenten al nuevo administrador y dueño de la clínica. –Inoue se pasó por su oficina de trabajo y le depositó también unos papeles en una carpeta.

-¿Hu?, ah, verdad, lo había olvidado Inoue, gracias por recordármelo –Le comentó un tanto avergonzado el peli-naranja al tiempo que se rascaba la nuca levemente y luego procedía a despedirse de la chica que ya había dejado su oficina haciéndole una leve reverencia y ofreciéndole una sonrisa.

Volvió a su trabajo revisando unos informes sin prestarle atención a los documentos que Inoue le había dejado. Ya daban cerca de las seis de la tarde y su turno en la clínica terminaba, recogió sus papeles y fijó la vista en los que la chica le dejara hace unas horas. Los tomó y comenzó a hojear, en ellos se informaba que la clínica había sido adquirida por la familia Kuchiki y estos mismos la administrarían. No queriendo leer más cerró la carpeta y procedió a retirarse la bata para salir de la oficina y dar por acabado su día.

Estaba ubicado en el cuarto piso de la clínica, así que procedió a llamar al ascensor y esperó muy cerca de las puertas. Cuando se abrieron ingresó abruptamente al no ver a nadie dentro.

-"¿Qué significa esto?" –fue lo primero que pensó mientras se mantenía en las puertas del ascensor, estaba estático como si hubiera olvidado algo.

-Ugh… -un leve quejido provino de debajo de él. Al intentar ingresar se había chocado con alguien demasiado pequeño para ser visto por él al tener la vista al frente y estar muy pegado a la puerta.

-¿Estas…? –intentó preguntarle por su estado y ayudar a la pequeña persona.

-¡IDIOTA! –El chico quedó paralizado por la repentina reacción -¡¿Qué clase de tonto eres como para golpearme y tirarme al suelo? ¡Primero son los que salen! Tú, mastodonte –la chica que estaba en el suelo aún replicaba y le gritaba. Era una chica de cabello negro corto y fino rostro que a Ichigo le pareció precioso, era de piel un tanto pálida pero le quedaba bien en contraste con el cabello. La chica aún tenía los ojos cerrados en actitud de dolor mientras se sujetaba la cabeza con una mano.

-Lo siento, no fue mi intención, creí que estaba vacío –le dijo sumiso el joven doctor al tiempo que tironeaba de ella para ponerla en pie. Al ser tironeada la chica abrió los ojos, mostrando unos hermosos y grandes ojos de un color azul intenso un tanto oscuros, casi parecían violetas. - … -El chico quedó mudo por la intensidad con que le miraban esos ojos.

-Aún así… eres doblemente idiota –le comentó frunciendo el ceño y tratando de matarlo con la mirada.

-¿Q…

-Eres doblemente idiota… apártate ahora.

-¡¿Quién te crees que eres? –le grito el peli-naranja ya saliendo de su estupor – ¡Me estaba disculpando y tú únicamente me insultas!

- No te estoy insultando, te estoy diciendo la verdad –le dijo indiferente y completamente calmada. –Deberías agradecerme –le dijo con aire triunfal al tiempo que se cruzaba de brazos y asentía sin rastro alguno de haber estado disgustada, de hecho parecía feliz.

-¿Q… - Ichigo quedó nuevamente en shock… no se esperaba ese cambio – Maldita… después de todo es tu culpa –bufó girando la cabeza a un costado –Siendo una niña te lo dejaré pasar –una vena se presentó en la frente de la chica al tiempo que volvía a estar molesta -¿qué edad tienes y dónde están tus padres? –preguntó el peli-naranjo al tiempo que parecía buscar con la mirada a alguien más cerca.

-I-DIO-TA –la pequeña chica comenzó a darle una patada en la espinilla y otras dos en el estómago, una por cada sílaba.

-¡Gah! –Ichigo medio gritó por el dolor y medio gritó por la sorpresa al tiempo que caía al suelo al término de la primera sílaba

-Tengo 21 años para tu información señor semáforo –le dijo la chica con semblante sombrío y aura maligna mientras estaba de pie muy cerca.

-¡¿Qué te pasa? ¿Me golpeas porque te ayudé a levantarte? –"espera… ¿qué es eso de semáforo?, ¿me lo dijo a mí?"

-Triplemente idiota –si las miradas pudieran ser cuchillas, la de esta chica estaría tan afilada que habría desangrado al peli-naranjo en el suelo en menos de medio segundo –te golpeé por ser tres veces idiota. Me golpeaste en el ascensor, me elevaste la voz y por último, y más aberrante aún, me dijiste niña –enunció con sus dedos al tiempo que se serenaba un poco

-Eres una maldita enana –le respondió el peli-naranjo al levantarse de nuevo y caer recién en cuenta en la estatura que no era muy congruente con la edad. La peli-negra comenzó a enfurecerse de nuevo al tiempo que apretaba fuertemente sus puños – ¡Es tu culpa por ser tan baja! Agradece que no llamaré a los guardias, ahora ándate antes de que cambie de opinión –dijo poniendo un brazo sobre el hombro de la chica para apartarla.

Sólo rozarla bastó para que la chica hiciera algo un tanto inesperado… sin darle tiempo ni de respirar al chico tomó su mano, la apretó haciéndola crujir, hizo una vuelta extraña y arrojó al chico por sobre su cabeza terminando por dejarlo en una incómoda posición dentro del ascensor que se cerró inmediatamente por el tiempo transcurrido.

-¡Ah!... –algo tardío lanzó un grito de dolor, su cabeza estaba pegada a la pared metálica, estaba seguro que luego de poder levantarse tendría un gran dolor en el cuello.

-Es un idiota –dijo la peli-negra al tiempo que sacudía sus manos y proseguía con su camino como si fuera lo más normal del mundo lanzar a un tipo que es a lo menos 20 centímetros más alto y por supuesto mucho más pesado.

Claro, justo ahora se aparece un idiota molesto con brillante cabello naranja medio amarillento y yo mando a Ulquiorra a hacer tonterías. Si hubiera estado él seguro que nada hubiera pasado.

Siendo honesta, creo que también es mi culpa… si le hubiera pegado más fuerte lo hubiera solucionado casi del principio.

********************************************************** Al mismo tiempo en otra parte del edificio *********************************************************

Por su parte Ulquiorra se encontraba haciendo su pequeño gran mandado, estaba reuniendo información sobre la clínica, su anterior dueño y administrador.

En la clínica luego de dejar a Rukia frente al ascensor para hablar con el administrador procedió a dirigirse a la segunda al mando para obtener el listado de personal, ya que Rukia quería tener los nombres y datos que sólo él podía obtener.

Ulquiorra estaba apurado, no quería dejar mucho tiempo sola a Rukia, no tanto por los peligros que pudieran acecharle, más bien por los daños que ella pudiera provocar al ser un "tanto" temperamental.

-Mujer, ¿eres tú Inoue? -llegó hasta una oficina ubicada en la primera planta e ingresó sin tocar, le dirigió su pregunta a la única persona que se encontraba dentro.

-¡Ah! –soltó unos papeles que estaba ordenando por el susto –perdona, si lo soy, ¿Qué necesitas? –una agradable sonrisa se asomó a sus labios al tiempo que dejaba los papeles amontonados luego de recogerlos y miraba al chico.

-Kuchiki-sama necesita las listas de empleados –le dijo en su tono frío.

-¿Kuchiki? –Comentó pensativa al tiempo que desviaba su vista y se ponía a golpear su mentón con su índice- me suena… Mm... –Ulquiorra se estaba aburriendo, no tenía tiempo de escucharla divagar – hum… -se cruzó de brazos, se descruzó luego, comenzó a golpearse levemente la cabeza con una mano y luego se puso a andar en círculos con una mano en el mentón mientras con la otra se abrazaba a si misma dándose un soporte. – ¡Ah!, ¡ya sé! –Repentinamente saltó con mucha alegría, Ulquiorra casi se cae de la impresión –Es Kuchiki el pianista ¿verdad?, pero… ¿qué podría querer él con la lista de empleados de una clínica de Japón si él vive en Francia? –la chica nuevamente se puso el dedo en el mentón y comenzó con aires distraídos a pensar en un montón de ocurrencias extrañas.

-No mujer –impávido a la pérdida de tiempo y a la extraña deducción de la chica procedió a corregirla- Kuchiki-sama es la nueva dueña de esta clínica, y me refiero a los Kuchiki que viven en Karakura.

-Ah, perdón entonces –sonrió e hizo una reverencia –Deja que me presente, me llamo Orihime Inoue.

-Ulquiorra Cifer. Mujer, necesito los papeles

-Puedes decirme Inoue, mujer suena un tanto brusco.

-Mujer, no tengo mucho tiempo, la señorita Kuchiki se encuentra en este momento haciendo una inspección y es peligroso dejarla sola, ¿puedes por favor entregarme la lista de los empleados?

-Ah, si claro –resignarse fue lo que le cruzó por la mente, pero también este chico frívolo y un tanto extraño le captó la atención aún más al negarse a llamarla por su nombre o apellido. Le entregó la lista de empleados y le adjuntó otra con los sueldos.

-Gracias –se retiró aparentemente calmado, pero dando grandes zancadas y a buen ritmo, no se despidió de forma alguna, dejando a Orihime con una despedida a medio camino.

Iba a llamar al ascensor para dirigirse al cuarto piso, pero lo sorprendió que a penas al llegar frente al botón para presionarlo, las puertas de este se abrieron dejando ver a un joven en una incómoda posición, con los pies por sobre su cabeza y ésta entre el suelo y la pared del ascensor en un complicado ángulo. El chico parecía incapacitado de moverse y Ulquiorra dedujo acertadamente cómo era que había terminado ahí.

No le prestó ni la más mínima atención al chico e ingresó como si fuera parte de la decoración, presionó el botón de cuarto piso y esperó calmadamente oyendo una suave ambientación propia del ascensor mientras lo subía a su destino. Salió luego cuando se abrieron las puertas y procedió a buscar a Rukia por entre las puertas.

-A… ayuda –logró decir el peli-naranjo aún atrapado dentro del ascensor completamente incapacitado de moverse, pero lastimosamente nadie jamás le oyó.

******************* (aquí otra más... wiiiii! x3 me salieron al fin xD... supongo que el truco está en ponerles palabras en medio y separarlas por espacio no?) *******************

Rukia y Ulquiorra decidieron bajar por las escaleras luego puesto que habían subido a la azotea por las mismas y los ascensores se ubicaban al lado opuesto. Una vez en casa Ulquiorra le entregó completos informes con fotos, nombres, ocupaciones previas, currículum, opiniones de conocidos y todo lo que habían hecho prácticamente desde que tenían conciencia de cada uno de los empleados.

Si bien Rukia quería información detallada, nunca había imaginado que Ulquiorra se lo tomara tan a pecho.

-… -estaban en el cuarto que ocupaba Rukia como despacho – ¿no crees… que te excediste un poco? –una enorme pila ocupaba toda la visión de Rukia, pero al acercarse se dio cuenta que en realidad eran dos pilas, una detrás de la otra, siendo así más aún la cantidad de documentos.

-No señorita –hizo una venia y se retiró. Cuando era el despacho o el cuarto de Rukia normalmente él no se acercaba. Sólo ingresaba si le pedía hacerlo o si los padres le ordenaban no perderla de vista ya que solía intentar fugarse cuando tenía concertadas clases de modales o sobre sus antepasados, linaje o costumbres y tradiciones familiares.

-Maldición –siempre que estaba sola mostraba su disgusto y obviaba el lenguaje de una refinada dama. –Pff… con esto seguro que termino en un mes. Mejor leeré los nombres únicamente. –Tomó una carpeta y la abrió –Que inteligente, mejor si tienen una foto, más fácil reconocerlos luego. –Le trajeron un té y galletas para animarla a continuar con aquella tediosa tarea.

La chica había separado por profesión a los empleados, así tenía muchos más montículos de papeles que revisar, pero le eran más agradables a la vista al ser mucho más pequeños, y también le eran mucho más asequibles.

Decidió comenzar con los doctores y enfermeros, pasaba uno a uno los informes, revisando los nombres, las fotos, las profesiones y universidades en que se graduaron, obviando lo demás a menos que el individuo le pareciera ameritar información adicional.

En eso estaba mientras comía sus galletas untándolas en el té cuando las galletas se le acabaron. Su buen humor había desfallecido en ese instante, ahora sólo tomaría tranquilamente su té. Ya le quedaban tres carpetas de dichos profesionales, no esperando que las galletas no fueran lo único que la pusiera de mal humor.

- … -se escuchó un golpe seco en el suelo y algo quebrarse -¡NO PUEDE SER! –un grito salió de su garganta al abrir la siguiente carpeta, en ella se podía vislumbrar un par de palabras que correspondían al dueño de la foto. –Maldita sea… ¿cómo es posible que…? No… alguien debe estarme jugando una broma. Despierta Rukia, te quedaste dormida –comenzó a decir desesperada por que fuera ciertamente un sueño al tiempo que se golpeaba el rostro con ambas manos.

-Ah genial, no te bastó con arruinar mi tarde –levantó la carpeta que tenía la información de Ichigo mientras ésta goteaba un poco de té. La foto estaba intacta y la peli-negra sólo le lanzaba miradas furibundas a la imagen- me debes un té y una taza de té… te las cobraré caro.

Mientras, a las puertas de una clínica un chico peli-naranjo sintió un extraño estremecimiento recorrer toda su espina dorsal.


(*): la enseñanza media en mi país viene siendo los cursos que hay inmediatamente antes de la universidad o educación superior, corresponde a cuatro años (aunque creo que 7º y 8º los quieren poner también como media… ni idea xD)

Ya… qué opinan? Les gustó? No les gustó? Un asco?... se acepta de todo… menos cartas bombas, porque no quiero que tengan que recoger trocitos de mi xD

Espero que tengan piedad de mí, una chica que por primera vez en su vida escribe un fic… y también sean malvados xD cómo decirlo… si hay algo que encuentran que esté mal avísenme, porque de los errores se aprenden…

Pero no sean taaaaan crueles si?, mínimo digan hola… jajajajaja luego de saludar me pueden apuñalar ^^

Cuídense mucho, y gracias por llegar hasta tan abajo… esto recién comienza xD y aunque a nadie le guste el fic (espero que a ti Maricela si u.u) trataré de subir caps los días lunes en la mañana o los domingos… pero si me atraso sólo dependerá de lo largo que me salga el cap… o de que se me vaya la inspiración del fic.

Ahora mejor sigo escribiendo el segundo cap… y también a continuar trabajando… se supone que debería estar trabajando a full xD… pero la inspiración llama en los peores momentos.

Wah... que me costó pensar en un título... creo que se lo cambiaría si tuviera más creatividad ahora... pero no tengo suficientes neuronas libres en el trabajo -.-

y otra cosa... perdonen el que escriba tanta narración... no soy de mucho diálogo en las historias pero si lo prefieren puedo intentarlo ^^

todo depende de lo que diga mary-sama (humilde reverencia)