Disclaimer: Todos los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer. Yo sólo juego con ellos.

La trama es mía.

Todo comenzó con...

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-Lo siento Swan, pero estas despedida – me dijo el Sr. Denalí.

Y aquí estaba yo, Isabella Swan, una normal chica de veinticuatro años, siendo despedida por su malvado jefe.

Ahora no tendría dinero para mis gastos. Tendría que buscar un trabajo ya.

Olvidaba mencionar que soy chef. Sí, una cocinera.

Comencé trabajando en lugares de mala muerte y ahora estaba siendo despedida de "Delicious Denalí". Un famoso restaurant donde comían los más elegante y los famosos. Desde Robert Pattinson hasta Madonna.

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-¡Bella! – grito la pequeña duende. Venía corriendo hacía mi muy emocionada.

-¿Qué ocurre, Alice? – le pregunte en un suspiro.

-Ten esto – me entrego el periódico.

-Alice, lo que menos necesito ahora es leer el diario...- hice una mueca.

Ella rodó lo ojos y señalo el pedazo de papel que sujetaba en mis manos.

Lo leí y mi mundo se ilumino.

-¡Alice! ¡Esto es genial! – tire el periódico y la abracé - ¡No sabes cuanto te lo agradezco!

-Ya me has hecho un gran favor – me guiño un ojo.

-Ni hablar de eso, Alice. Te pagaré todo – yo había estado viviendo en su casa desde hace un año y era tiempo de pagarle todo.

-No, Bella. Ya has hecho mucho presentando al sargento withlock. – se rió tontamente.

Desde que le presente a Jasper y son novios, no ha dejado de hacerme favores.

-Ahora ve y arréglate, porque irás a esa dirección en busca de trabajo.

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Me vestí con un par de pantalones negros, una blusa azul y me calcé unas cómodas deportivas. Alice al ver rodó los ojos, no dijo nada, sólo me arreglo el cabello, y me maquillo ligeramente.

-Adiós Bella, suerte – cerró la puerta de la casa.

Alice me presto a su bebe – su Porsche – para ir a la entrevista. Estaba tan nerviosa. Saqué el papel en donde había escrito la dirección.

-Avenida Pire 3032 – inhale fuertemente y seguí mi rumbo.

Verde, verde, verde. Era todo lo que ofrecía Forks.

Cuando llegué a mi destino, quede asombrada con la enorme casa.

Era una mansión color blanco, muy bien decorada por fuera. Parecía sacada de un cuento de fantasía.

Toque el timbre y espere que me abrieran. Tenía tanta vergüenza que baje la mirada.

En eso abrieron y no quise levantar la mirada.

-Hola, buenas tardes soy Isabella Swan y vine por lo del empleo – entonces levante la vista y maldecía Alice en todo los idiomas.

Delante de mi estaba nada más ni nada menos que Edward Cullen; la sensación de la música del momento.


Hola, aquí comienzo con mi serie se mini fics. Espero que les guste.

Nos leemos.