Un león y una serpiente
Esta pequeña historia nació como respuesta al reto # 19 del Drabblethon que consistía en escribir un drabble Drarry que estuviera inspirado en la frase: "Serpientes y leones". Éste no es precisamente el drabble que escribí originalmente para ese reto pues tiene algunos cambios y ahora es un poco más extenso.
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Harry miraba atentamente la hoja en blanca que tenía sobre su escritorio, pensando qué podía dibujar. Estaba en la escuela y su maestra les había asignado una tarea muy especial ese día: hacer un dibujo de su animal favorito. Los niños saltaron muy excitados ante la idea, pero él se quedó callado y algo taciturno. Harry, quien apenas tenía siete años, se sentía un poco frustrado ante sus pocos conocimientos del tema. Conocía los perros y los gatos, pues en casa tenían un gato gordo y peludo llamado Crookshanks y su vecino Seamus tenía a Canuto, un perro enorme de hermoso pelaje negro. A su mejor amigo Ron le gustaban mucho las lechuzas, pero sus padres jamás le habían dejado tener una, así que el moreno jamás las había visto.
Harry quería dibujar algún animal que fuera muy, muy especial, y un perro o un gato no encajaba en aquella descripción. Ni siquiera una lechuza, aunque tampoco las conocías.
¿Pero entonces qué animal elegiría?
-Harry.
El niño volteó al escuchar su nombre y sintió aquel familiar dolor de panza que siempre le aquejaba cuando veía a Draco, el niño rubio que se sentaba a su lado en clase. No sabía por qué Draco le producía tanta fascinación, pero así era. Harry se ruborizaba siempre que el rubio le miraba, se le trababa la lengua cada vez que quería hablarle e incluso se le caían las cosas de las manos cuando le observaba sonreír. Estaba seguro que Draco pensaba que era un poco tonto, pero incluso cuando aquello dolía mucho, Harry tenía que darle toda la razón. Él era muy torpe cuando estaba a su lado.
Draco no le estaba mirando realmente ahora, pues parecía muy ocupado en garabatear sobre su propia hoja de papel. Harry agradeció aquello pues no quería actuar nuevamente como un estúpido y menos delante del niño que le gustaba tanto.
-¿Sí? –respondió Harry, sintiendo la boca seca y las manitas temblorosas.
Aquella reacción era entendible si consideraba que Draco casi nunca le hablaba.
-¿Podrías prestarme tu creyón verde?
-¡C-claro! –Harry se lo pasó- ¿Qué estás dibujando?
-Una serpiente –Draco finalmente levantó su mirada y le mostró su dibujo. Harry sólo distinguió una mancha verde que no le sonaba a nada y realmente no sabía qué era una serpiente, pero si era el animal favorito de Draco debía ser genial.
-Oh. –es todo lo que dijo y se sintió un poco tonto al hacerlo.
Draco observó la hoja de Harry aun vacía.
-¿A ti qué animal te gusta, Harry? –quiso saber el rubio lleno de curiosidad.
-No lo sé… -se sintió un poco avergonzado al reconocerlo, pero luego añadió- ¿crees que podrías enseñarme a dibujar una serpiente? Yo podría hacer una también…
Draco arrugó un poco la cara.
-Bueno, yo no creo que a ti te vayan las serpientes…
-¿Ah, no? –Harry estaba desconcertado con la respuesta. No sabía que a él debía irle un animal en específico- ¿Y qué crees que debería dibujar entonces?
-Hum… -Draco lo pensó un momento y luego sonrió- Yo creo que un león.
Harry tampoco conocía ese animal, así que se sintió muy afligido.
-No sé dibujar un león… -reconoció sintiendo enormes deseos de llorar.
Dracó le tomó una manita y su contacto cálido reconfortó tanto a Harry como un abrazo de papá o un beso de mamá.
-Yo puedo enseñarte cómo hacerlo, si quieres.
Harry sonrió, radiante, y aceptó la oferta del niño encantado.
Quizás Draco pudiera ser su amigo después de todo.
Escrito originalmente el 19 de diciembre de 2011
Corregido el 5 de enero de 2012
