Historia basada en la idea de una de las ganadoras del concurso realizado en el grupo de Facebook, "Emily Tobar Patiño".


CAPÍTULO 1:

"Proyectos"


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Kurt Hummel se encontraba revisando las fotografías que había tomado para la tarea asignada en clases. Estaba muy contento con el resultado y orgulloso de su trabajo. Una de las cosas que más lo alegraba era que se trataba de un proyecto individual, porque el anterior había sido en parejas y el compañero con el que le tocó realizarlo era un desastre absoluto, uno de esos chicos que asiste a la universidad sólo por tener un cartón colgado en la pared debido a la insistencia de sus padres, pero que realmente no le interesa estudiar y lo demuestra en todo momento.

En aquella ocasión él había hecho prácticamente todo porque Charles o no le daba importancia o sólo proponía cosas fáciles, pero Kurt quería fotografiar un nido que estaba en uno de los árboles de la institución en donde habían unos huevos que después se convirtieron en unos tiernos polluelos, lo cual era perfecto para su asignación "el ciclo de la vida".

Charles se había reído a carcajadas cuando Kurt dijo que debían trepar el árbol para tomar las fotos, eso requería demasiado esfuerzo y no estaba dispuesto a hacerlo. Su idea era perfecta según él y se quejó de que no lo escuchaba, así que Hummel le pidió que le explicara, aunque estaba seguro que se trataría de alguna tontería. El chico dijo que debían colocar una manzana sobre una mesa y fotografiarla. Kurt esperaba la secuencia, ciclo, relación… algo, pero cuando su compañero le dijo que eso era todo, rodó los ojos y lo dejó hablando solo.

Claro, él hizo todo el proyecto. Se subió al árbol, maniobró con la cámara lo mejor que pudo para sacar buenas fotografías sin caerse y teniendo precaución con la mamá de aquellos huevos pues le preocupaba que se fuese a asustar y le diese de picotazos. Constantemente trepaba al árbol para comprobar los huevos y estar listo para cuando hicieran eclosión y así hasta que consiguió todo lo que necesitaba, y por supuesto su calificación había sido excelente, al igual que la de Charles aunque no se la mereciera.

Esta vez al ser un trabajo individual, no debió estar a la voluntad de nadie ni sufriendo dolores de cabeza. Había hecho lo que deseaba y obtenido el resultado anhelado.

Su celular sonó en ese momento y al ver el nombre de quien brillaba en la pantalla, sonrió. Era su mejor amiga, Quinn Fabray, quien lo llamaba para indicarle que lo estaba esperando para salir a celebrar. Ella era modelo y acababa de firmar un contrato millonario.

Luego de unos minutos, la chica estuvo en el departamento y rodó los ojos cuando él le dijo que todavía no estaba listo.

- Vamos Kurt, no puedes decirme que tengo que esperar a que termines de arreglarte. Te ves muy bien.

- Oh no, vamos a ir a "Angels Paradise", es un lugar exclusivo y no llegaré luciendo así.

Quinn lo tomó de la mano y lo llevó frente al gran espejo que el joven tenía en su habitación – Mírate, eres muy atractivo, buena estatura, excelente físico, brazos musculosos. Tu cabello castaño brilla y es sedoso. Y tu piel, cualquiera moriría por tener una piel tan inmaculada como la tuya, esa tonalidad tan nivosa y la tersura, Dios, quisiera tener una piel tan suave.

- Dices esas cosas para que no me demore en arreglarme.

- Digo eso porque es la verdad. No puedes mirarte al espejo y simplemente no darte cuenta lo precioso que eres. Observa tu rostro, tus facciones son finas y del tamaño perfecto. ¡Oh! ¡Y tus ojos! Esos ojos podrían ser la tentación para cualquier persona. Tan azules con vetas verdes y ese toque entre ingenuidad y dureza.

- ¿Ingenuidad y dureza?

- Sí, porque tus ojos pueden mostrar tanta inocencia y ternura, pero hay ocasiones en los que con una mirada asesinarías a quien sea que cruce frente a ti.

El castaño soltó una carcajada al escuchar lo que su amiga dijo, le resultó divertido, aunque sabía que era cierto. Él era sencillo y tranquilo, pero cuando la situación lo requería podía ser una diva en potencia.

- Aun así no me vas a convencer, tengo que…

- Sólo tienes que cambiarte de ropa. No necesitas hacer nada más, luces espectacular, estás muy bien peinado y hueles delicioso. Así que te doy veinte minutos para que elijas un atuendo y estés listo.

- ¡No puedes darme veinte minutos! Sólo en escoger mi ropa me toma más de una hora y…

La chica abrió el armario de su mejor amigo y empezó a buscar, sacando en unos minutos varias prendas que formaban un conjunto excelente y el ojiazul se quedó con la boca abierta al ver la elección. ¡Realmente era fabulosa!

- Ahora vístete – le dio un beso en la mejilla y salió de la habitación.

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Habían pasado una noche muy entretenida, sobre todo cuando alguien se les acercó a invitarles una bebida o a bailar, y la chica respondió siempre con "sé que soy muy atractiva y mi amigo también lo es, pero no estamos disponibles para nadie porque somos el uno del otro". Con eso, todos los posibles pretendientes se alejaban y ellos sólo se reían.

La verdad es que ninguno de ellos estaba interesado en una relación por el momento. Kurt estaba totalmente centrado en su carrera y a Quinn le habían roto el corazón, por lo que ambos decidieron mantenerse solteros pero no disponibles, y ya llevaban un tiempo así.

Ahora estaban disfrutando de un plato con mucha fruta picada mientras veían una película antigua. Estaban acomodados en la gran cama de la chica y discutían sobre la trama y los errores que los escritores cometieron con los personajes.

El celular de Quinn sonó y aunque no tenía ganas de contestar, lo hizo ante la insistencia del castaño. Luego de varios minutos de conversación y una inmensa sonrisa, colgó y abrazó a su mejor amigo.

- ¿Qué sucede? ¿Quién era?

- ¡Dijeron que sí!

- ¿Quién dijo que sí?

- Hay cierta personita que quería hacer sus pasantías en la agencia donde trabajo y me acaban de decir que…

- ¿Me aceptaron? – Ella asintió con la cabeza – ¿Realmente me aceptaron? – Volvió a asentir – ¡Esto es genial! ¡No lo puedo creer! ¡Gracias!

- Yo no hice nada, sólo entregarle tu portafolio a uno de mis jefes. Te lo dije desde el comienzo, él es muy exigente y si no le gustaba tu trabajo, aunque te pusieras de rodillas para rogarle no lo conseguirías. Pero eres un fotógrafo increíble y me dijo que estaba fascinado con la calidad y estilo de tus fotos, así que quiere que vayas mañana para entrevistarte.

- ¡Dios! ¡Dios! ¡Dios! ¡Es un sueño hecho realidad! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! – la abrazó con todas sus fuerzas.

- Si muero por asfixia no podré presentarte a mi jefe.

El ojiazul la soltó y la miró a los ojos – ¡Te adoro Quinn Fabray!

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Kurt miraba hacia todos lados, estaba nervioso aunque trataba de no demostrarlo. Iba a hacer sus pasantías en una de las agencias de modelos más grandes del país, y si se desempeñaba correctamente, tendría la oportunidad de que lo contratasen después, y esa era una de las cosas que más deseaba.

- Espérame un momento, voy a decirle al Sr. Callright que estás aquí.

- Seguro.

El castaño estaba observando los murales con las fotos de los diferentes modelos cuando escuchó a su amiga llamarlo de lejos. Volteó la cabeza y vio que se asomaba por una puerta haciendo un movimiento con la mano.

Se giró y empezó a eliminar las arrugas imaginarias de su traje mientras se dirigía hacia el lugar donde la chica había estado hace unos segundos cuando tropezó con alguien.

Al levantar la mirada se encontró con unos ojos entre miel y verdes, eran los ojos más hermosos que había visto en su vida, pero esos ojos lo observaban con escrutinio.

Se había tropezado con uno de los modelos de la agencia, una persona que en apariencia era muy atractivo, pero que en realidad era tóxico y con un oscuro pasado, alguien a quien desearía no haber conocido, alguien de nombre Blaine Anderson.