Advertencia: Esta es una historia Slash (relación chico/chico) es decir Albus/Scorpius y sino te gusta ya puedes pulsar el botón de regresar!

Este es un regalo para Selene2000, aunque nunca he hablado con ella la considero una escritora fenomenal... y espero volver a saber de sus geniales historias. Y-Y

Al Estilo Scorpius

CAPITULO 1.

El peor castigo.

-¡Se que estás ahí jodido cabrón! ¡Abre de una buena vez te digo!

Volvió a gritar, pero la única respuesta que recibió fue la de la fría brisa de invierno. Frunció su ceño al ver que hablarle bruscamente tampoco había servido para que el idiota que estaba allí dentro se dignara a abrir la puerta, ya había comenzado a tiritar un poco por el frío que hacía, después de todo, el día 28 de Diciembre no era precisamente un clima "soportable" en Londres y el estar diez minutos bajo la nieve con tan solo una bufanda y un hechizo calefactor sobre su ropa solo podía aliviar "un poco" el frío, pero a pesar de todo esto no podía evitar que su cuerpo se sintiera temblar por un escalofrío el cual imaginaba que venía del hecho de que no podía hacer nada con sus pies fríos dentro de sus zapatos a causa de la nieve derretida. Debía darse prisa y entrar a la estúpida casa sino quería coger un resfriado. Tomó aire en sus pulmones y decidió que ese sería el último intento que haría.

-¡Jodido Malfoy! Voy a contar hasta tres y si no abres la puerta te juro que la abriré a la fuerza… - apretó más su varita para darse ánimo con lo que estaba a punto de hacer, sabía que el dueño se enojaría por aquello, pero también sabía que podía alegar que fue algo que "Debía" hacer, y que no lo hubiese hecho si el imbécil que estaba dentro hubiese abierto la puerta en primer lugar, así que… ¡Manos a la obra! – Uno… Dos... Tr…

Y ya tenía el hechizo en la punta de la lengua si no fuera porque una voz le detuvo.

-Yo no haría eso si fuera tú.

Y se giró tan rápido ante aquella voz que casi hubo tropezado con sus propios pies…

Casi.

-Si intentas hacer al menos un hechizo para destruirla las medidas de protección de la casa hará que el hechizo rebote en ti, me sorprende que no hayas pensado en las consecuencias considerando de que tu padre es un auror…

El más joven vio al hombre frente a él apenado mientras aquellos ojos de un color gris platinado parecían querer traspasarle, su cabello rubio casi blanco estaba perfectamente peinado, y su porte era tan elegante que sería capaz de dejar en ridículo a un modelo. El chico se sonrojó al estar en presencia de ese hombre… considerando de que él, precisamente era el dueño de la casa a la que quería destrozar la puerta.

-Se… señor Malfoy – logró articular por fin escondiendo, casi que por acto reflejo, la varita tras de sí, como si acabaran de atraparle en un acto indebido – yo… yo solo estaba… es que él…

El rubio solo lanzó un largo suspiro resignado comprendiendo la situación ante el tartamudeo del moreno.

-No me digas… - se acercó a la puerta sacando su varita y apuntando a la puerta esta hizo un "clip" casi de inmediato, el más joven se sintió un poco ofendido porque para el otro hubiese sido algo tan fácil - es obvio que no te dejó entrar.

Y con un chirrido suave, la puerta se abrió lentamente como instándole a entrar al amplio pero oscuro corredor. El mayor le hizo un gesto elegante con la mano para que entrara.

-Los invitados primero – y una vez más el más joven se sonrojó asintiendo y entrando obediente… claro que…

¡PLAAAAFS!

En el tiempo de un parpadeo estaba totalmente empapado… de pie a cabeza por culpa de un agua que cayó misteriosamente de arriba, pero no sabía con exactitud de dónde.

"Magia, por supuesto"

Pero no le dio más tiempo para analizarlo ya que la rabia comenzó a invadirle al mismo tiempo que comenzaba a temblar sin parar…

-¡HIJO DE… - pero se paró a media frase mientras hacía una extraña mueca en su rostro, y después de algunos segundos… - A…a…a…ACHUUU!

Y exhalo por la nariz. Aquella era una clara muestra de que ya estaba cogiendo un resfriado.

-Albus… ¿estás bien?

El mayor se acercó inmediatamente mirando al joven preocupado para un segundo después hacer aparecer de la nada una manta y cubrir con él al chico que no dejaba de tiritar.

Esta vez sí que su hijo iba a tener un castigo muy serio. Había llegado demasiado lejos con sus "inocentes" bromas… como él (o los dos en realidad) las llamaba.

-¡SCORPIUS! - gritó en un tono enojado seguro que su hijo le escucharía. Ya era hora de hacer que esos niños crecieran y que ya se aceptaran como los hermanastros que eran.

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Cuando el moreno llegó a su casa y no escuchó las risas de su hijo, o las conversaciones casuales provenientes del salón, supo que algo malo había ocurrido. Por un extraño y efímero momento temió que algo le hubiese pasado a su hijo y que no hubiese llegado a aquella casa, casi corrió para llegar más rápido al salón donde "deberían" estar, si todo estuviese bien.

Y cuando abrió la puerta y vio que había tres personas dentro… no pudo evitar sentirse aliviado.

Sin embargo, desde su posición podía ver que algo, no sabría decir qué, había pasado. Pero el hecho de que dos chicos (uno rubio y el otro moreno) estuviesen sentados en el sofá mientras que el rubio mayor les miraba con los brazos cruzados a la altura de su pecho, sin contar que su hijo estaba envuelto en una gruesa manta era una clara señal para que su instinto de auror se pusiera en alerta… Sí, definitivamente, algo no estaba bien.

-¿Ocurrió algo? – Preguntó entrando al salón y caminando al lugar en donde estaba su marido, algo le decía que había estado esperándolo para comenzar una de esas conversaciones… solo esperaba que no se trataran de uno de esos asuntos incómodos - ¿No embarazó a ninguna chica verdad?

Sin embargo la mueca que hizo el joven rubio que estaba sentado en el sillón fue respuesta suficiente a la pregunta.

-Supongo que lo preguntarás por él… - dijo señalando al moreno a su lado que le miró casi que ofendido.

-¿Qué quieres decir con eso eh? – preguntó en un tono de advertencia dirigiéndole una mirada matadora.

-Oh… no sé que querría decir… - dijo en tono irónico – Veamos… ¿Cómo las palabras: chica y embarazo podrían estar relacionados contigo?

-Si estás hablando de las chicas de Hogwarts yo sé usar hechizos de protecc… - e iba a seguir hablando sino se hubiese acordado que estaba precisamente en una sala… con su padre… y el marido de este… los cuales por cierto le miraban de forma acusadora – digo… no es que yo los haya usado en ese sentido… solo digo que si se presentara la oportunidad sé usarl…

-Te sugiero que dejes de dar explicaciones Potter, cada vez te hundes más…

-¿Y quién quiere tu opinión Malf… A… ACHU! – otro estornudo cortó el hilo de la conversación cuando Albus tuvo que tomar un extremo de la manta con la que se cubría y limpió el hilo de moco que se había escapado de su nariz.

Scorpius tan solo le miró con una mueca de desagrado ante el gesto.

-Por tu bien, espero que sí estés usando esos hechizos de protección Albus – habló el padre del chico a un algo sonrojado Albus Potter, "¿quién diría que su hijo supuestamente inocente ya tendría no sabía cuantas aventuras en Hogwarts, y no precisamente de las que él vivió en su época de colegio?"

-Pero ahora lo que nos importa no es precisamente que tan activa sea la vida sexual de Albus actualmente – el susodicho tuvo al menos la decencia de bajar el rostro apenado ante las palabras de Draco – sino en que ya Scorpius se está pasando de la raya con sus bromas. Más porque estas bromas han tentado con la salud de Albus.

Un bufido (nada propio de un Malfoy según Draco) provino de Scorpius quién se encogió un poco contra el sofá mientras volvía el rostro a otra parte. Sin embargo, Harry si miró la situación con interés juntando todos los cabos con rapidez, después de todo, ser auror desde hace casi veinte años no pasaba por debajo de la mesa.

-¿El que Albus esté… "así" – señaló a su hijo quién aún estaba tratando de limpiarse la nariz (ahora sin hacer mucho ruido) – es obra de Scorpius? – alzó una de sus cejas mirando al joven rubio extrañado.

El rubio mayor pareció aún más indignado al explicar lo sucedido.

-Colocó una de esas brillantes trampas de "Sortilegios Weasley" para jugarle una broma a Albus… - explicó el hombre a su marido – solo que no pensó que el hecho de estar en invierno tal vez Albus sería más propenso a contagiarse de un resfriado si le lanzaba tres litros de agua encima.

-Eran dos… - murmuró casi que imperceptiblemente haciendo que Draco Malfoy frunciera más su ceño.

-Scorpius, deberías estar avergonzado… - continuó hablando con voz estricta - ese tipo de comportamiento es inaceptable… ¡Te estás comportando como un Gryffindor!

-¡Hey! – exclamaron al mismo tiempo ambos Potter al ver que usaba el término de "comportar como un Gryffindor" como si fuera un insulto.

-Sin ánimos de ofender – aclaró el rubio en tono comprensivo – para ustedes está bien eso de la impulsividad y el actuar sin pensar, pero para un Slytherin es simplemente un sacrilegio.

Y los Potter no sabían si en realidad eso fue una disculpa… O algo parecido.

-Esto no se va a quedar así Scorpius, estás castigado.

Scorpius le miró como si hubiese dicho una terrible grosería. Y Albus no pudo evitar mirar al chico con burla.

-¿Qué? Pero si tengo dieciséis, ¡No soy un niño para que me "castigues"! – dijo casi que con un hilo de voz.

-Pues deberías dejar de comportarte como uno entonces – contestó haciendo que el chico se mordiera su labio un poco.

Recordaba muy bien los "castigos" de su padre cuando estaba pequeño que consistía más que todo sin dejarle comer su postre favorito, o quitarle su escoba preferida y dejarle semanas sin volar. Pero de eso ya casi ocho años, no podía ni imaginarse cual podría ser su "castigo" ahora que ya tenía dieciséis.

Albus, mientras tanto, trataba de no reírse, su cabeza había empezado a maquinar la forma de vengarse del rubio una vez que estuviesen en Hogwarts, frases sueltas como: "¿Estás seguro que puedes hacer eso Malfoy? No quieres que tu padre te vuelva a castigar ¿o sí?" volaban por su cabeza haciendo que viera muy tentativo eso de volver solo para ver la cara furiosa del rubio cuando lo dijera...

-…Y lo mismo va para Albus.

-¿Eh?

El pelinegro se había distraído tanto en sus pensamientos que no se había dado cuenta de que los adultos habían fijado sus ojos en él.

-¿Estás de acuerdo con que también le dé un castigo a él Harry? – preguntó el rubio dirigiéndose a su marido quién asintió como si fuera algo obvio y ni siquiera tendría que haber preguntado por ello.

-Por supuesto que sí. Se lo merece.

-Pe-pe-pero… - comenzó a tartamudear el moreno quitándose la manta como auto reflejo y quedándose al borde del sofá casi a punto de levantarse. Ahora el que sonreía ligeramente era Scorpius, tal vez luciendo más aliviado de no ser el único que iba a ser castigado - ¡Pero si yo fui el afectado en todo esto! ¡No pueden castigarme por algo que hizo este idiota! ¡No es justo!

-Si hablamos de lo que es justo o no Albus, estaríamos hablando en este momento del hecho de que en clases de pociones tropezaras accidentalmente a Scorpius al momento que estaba agregando un ingrediente en su poción haciendo que esta estallara y que casi le valiera su calificación y que, después de todo, no hayas recibido un merecido castigo por ello – habló Harry con la voz bastante estricta, Albus pareció sorprendido por el recuerdo de aquel incidente ocurrido hace aproximadamente un mes.

-Pero eso si fue un acciden…

-¿Quieres que usemos veritaserum para averiguar aquello que ha sido accidente o no en los incidentes que han ocurrido entre ustedes durante los últimos cuatro años? – y los ojos verdes de su padre se vieron suficientemente decididos como para comprender de que sí estaba hablando en serio. Suspiró derrotado y se dejó caer resignado en el sofá, sintiendo la mirada seguramente satisfecha del chico a su lado. Después de todo no dudaba que hubiese sido él el que le hubo ido con el chisme a sus padres. Albus estaba claramente enojado por ello.

-Aunque le he dado la poción para el refriado a Albus(1)… – comenzó a hablar Draco satisfecho de que al fin los chicos hubiesen dejado de protestar - sabrán que lo que hará la poción será aliviar los síntomas y hacer que estos pasen más rápido de lo que lo haría normalmente, por lo tanto, el resfriado de Albus durará al menos tres días, sólo si se toma las pociones a la hora y tiene especial cuidado en sí mismo, y como en tres días será año nuevo y queremos que Al esté sano en ese entonces, Scorpius, tú serás el encargado de cuidarle.

-¡¿Qué?

Exclamaron ambos rostros jóvenes horrorizados.

-Estarás todo el tiempo con Albus para evitar que este se enferme ya que es muy probable que le de fiebre en algún momento, les darás las pociones correspondientes, y si es necesario le llevarás la comida a la cama y se la darás en la boca…

-¡¿Qué? - ahora el que exclamó fue Scorpius ya que Albus estaba muy ocupado procesando la información con la boca ligeramente abierta - ¡De ningún modo padre! ¡No haré algo tan… tan…!

-Y Scorpius… - la voz de su padre sonó bastante seria y Scorpius cayó al momento ante ella – no podrás ir al concierto.

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Albus sabía que aquel castigo había sido demasiado para Scorpius, y no estaba hablando precisamente el ser prácticamente su sirviente el tiempo que durara su resfriado, sino el hecho de no poder ir al concierto que tanto había estado esperando desde hace meses y que sería el treinta y uno en la noche, se podía decir que el rubio moría (aunque no literalmente) por ir al concierto de "The Magic Green"(2) la sensación del mundo mágico. El rubio era su seguidor desde que prácticamente el grupo se hubo fundado hacia ya dos años y casi nadie sabía de su existencia. El hecho de saber que no iba a ir al esperado concierto, había causado que el chico protestara, se quejara y maldijera sin ganar nada más que otra reprenda por parte de los adultos. Las palabras: "Me fuera quedado con mi madre" había afectado mucho más de lo que quisiera admitir al rubio mayor. Después de todo, desde que sus padres se habían divorciado era una tradición que pasaran los días antes de año nuevo, los cuatro juntos y que luego se fueran a la fiesta de fin de año que realizaban en la casa de los Malfoy en donde, luego de muchas negociaciones y demás, habían logrado que toda la familia decidiese reunirse.

Extrañamente, los más jóvenes nunca se habían quejado de esa tradición a pesar de que parecía no poder soportarse ni tampoco estar ni un minuto sin burlarse del otro o hacer una broma inocente. Claro… hasta ahora que el rubio parecía estar arrepentido de la tradición familiar.

Tanto Scorpius como Albus se habían ido a sus habitaciones a esperar la hora de la cena, el primero porque estaba enojado con su padre y no quería hablar con nadie, y el segundo porque sinceramente ya estaba comenzando a sentir los efectos del resfriado y la nariz se le estaba volviendo imposible de soportar por la piquiña y lo único que quería era acostarse un rato, después de todo sabía que la poción lo que hacía era hacer más rápido el proceso del resfriado, y sabía que era totalmente normal que ya se sintiera agotado, pronto tendría los ojos hinchados y sentiría su garganta arder, algo que realmente le fastidiaba, pero que tendría que resignarse, tampoco era la primera vez que pasaba una gripa.

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Hola!… - el niño que estaba jugando de cabello rubio alzó su mirada con un gesto de molestia a aquel que le había interrumpido, Albus se removió un poco luciendo incómodo ante los ojos grises que le miraban fijamente como si se tratara de un objeto interesante, pero eso no le hizo dudar ante lo siguiente que hizo y decidió sentarse a un lado del niño – ¿Tu nombre es Scorr verdad? – el niño no contestó pero el otro continuó con rapidez – mi papá me dijo que podía venir a jugar contigo ya que mi papá y tu papá son compa… compa…- hizo una mueca como si se tratara de recordar de algo - ¡Son amigos! – Dijo por fin recordando que eso era lo que le había parecido que significaban las extrañas palabras de sus padres - ¡tengo casi cinco años! – dijo el niño orgulloso de sí mismo por considerarse ya grande – mi papá me dijo que tu también tienes también cinco y que te gustaban los "dagones" (3)… a mí también me gustan los "dagones" y mi papá me regaló este… - sacó un dragón de su bolsillo y este sí que llamó la atención del pequeño rubio quién se acercó más para mirar el dragón color negro con tres cuernos en la cabeza que le miraba con interés y movía su cola – me dijo que él peleó "conta" uno igual en la escuela – y el rubio abrió sus ojos realmente sorprendido y el otro pareció hincharse más de orgullo por su padre – que era "gaaaande…" - y extendió sus brazos para dar más énfasis a sus palabras - pero él lo venció. Yo quiero ser como él cuando "quezca" y también ganar a un dragón - y con esa frase terminó su monólogo no sabiendo que más decir ya que el otro tan solo se había quedado viéndole fijamente.

Pasaron tal vez minutos completos antes de que el niño rubio por fin hablara causando un gran alivio en el otro.

-Estoy jugando al castillo y al dragón – explicó por fin el pequeño señalando el castillo grande frente a él (y el cual seguramente su padre había agrandado con magia para entretenerle) – este es Ryu… - le enseñó al caballero en sus manos, una pequeña figura con una armadura - y mi nombre es Scorpius…

-Scorpus…

-No, no – negó rudamente el niño como si fuera muy importante que lo dijera bien – Scor…

-Scor… - repitió el moreno mirando fijamente los labios del otro.

-Pius…

-Pius…

-¡Scor-pius!

-¡Scor-peos! – dijo animado creyendo que lo decía bien pero en cambio los mofletes del rubio se hincharon con enojo pero volvió a intentar hacer que el otro niño pronunciara como se debía su nombre. Mientras, un par de ojos verdes observaba divertido la interacción de ambos niños.

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-Mi papá me dijo que tu padre y él se casarían – fue el saludo que le dio Albus al momento de acercarse. El rubio había estado ocupado practicando con su teclado y cuando vio que el moreno se sentó a su lado decidió terminar con la pieza que estaba interpretando para saludarle, pero el chico le dijo aquello e hizo que le mirara fijo por unos segundos.

-Sí, padre también me lo dijo – aceptó por fin mirando fijamente al niño que había sido su amigo desde hace algo más de cinco años, cuando aquel día en la guardería del ministerio este se le acercó y le enseñó como pronunciar su nombre, luego de eso, el niño había vuelto varias veces más hasta que, de pronto ya no se veían en la guardería sino que sus visitas se extendieron a la casa de Scorpius y ya no había necesidad de ir a esta, el rubio vio una expresión extraña en el rostro del otro, casi incómoda y decidió preguntar - ¿Te molesta que se casen?

Pasaron varios segundos antes de que el morocho negara con la cabeza.

-¿Entonces qué pasa? – preguntó con curiosidad.

-Si nuestros padres se casan entonces… seremos hermanos ¿no? – preguntó de pronto su duda y Scorpius asintió.

-¿Y no quieres serlo? – volvió a preguntar el rubio. El moreno negó enseguida y Scorpius se sintió en un momento dolido por aquella declaración. Iba a decir algo mordaz o algo parecido cuando Albus volvió a hablar.

-Ya tengo un hermano y peleamos todo el tiempo, yo no quiero que tu y yo peleemos también – y confesó aquello que le estaba torturando desde la noche pasada cuando su padre se lo dijo. No quería que Scorpius y él pelearan tanto como lo hacían James y él. Simplemente… quería que nada cambiase entre los dos.

Al parecer, aquella información hizo que Scorpius se sintiera más tranquilo ya que sonrió.

-Claro que no vamos a hacer como James y tu, porque en primer lugar… James es un idiota, y yo no soy un idiota – aquella aclaración hizo que el moreno se riera un poco, tal vez dándole la razón – y segundo… no somos hermanos de verdad, seremos hermanastros, los hermanastros no son hermanos de verdad ya que no tienen la misma madre, así que no vamos a ser como esos hermanos que se pelean todo el tiempo.

-¿Lo prometes? – preguntó de pronto Albus mirando con ilusión aquellos ojos grises y haciendo que el rubio sonriera y asintiera.

-¿Así el próximo año entremos en Hogwarts seguiremos estando igual? – dijo mientras extendía su mano derecha, mano que el rubio estrechó sin dudar.

-Pues claro.

-Vale, y si no cumples tu promesa te voy a molestar llamándote por tu sobrenombre…

El rubio alzó una de sus cejas sin comprender.

-Scor-¡Peos!

Y un segundo después el rubio había empujado a Albus haciendo que cayera al suelo de trasero con un golpe sordo junto a una exclamación de dolor. Scorpius se levantó de un salto y se agachó a su lado mirándole preocupado pero un segundo después este comenzó a reír y el rubio no pudo hacer más que seguirle en su locura.

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Cuando Albus abrió sus ojos motivado por un ruido en la habitación, se encontró con un lugar a oscuras, no pudo evitar sentirse confundido por donde estaba, momentos después se dio cuenta que solo había estado soñando… soñando con recuerdos de momentos que había creído olvidados o tal vez imaginados. Momentos en donde Scorpius Malfoy y él eran los mejores amigos.

-¿Ya se despertó Bella durmiente? – y aquella voz entre irónica y molesta le hizo girarse para luego sentarse en la cama, un rubio mucho más mayor que el de sus sueños yacía con una bandeja en su mano con lo que parecía ser comida mientras una expresión de molestia (que ya se había hecho frecuente cada vez que Albus estaba enfrente) estaba dibujada en su rostro.

De pronto todo el recuerdo de aquel día se hizo presente, junto con el profundo dolor en su garganta muestra de aquella molesta enfermedad, debía haber dormido durante toda la tarde ya que seguramente era la hora de la cena y por eso allí estaba Scorpius llevándole la comida. Aquello se le hacía extraño, pero eso no detuvo que el rubio colocara bruscamente la bandeja sobre sus piernas y le dijera con voz brusca.

-¿Puedes comer solo o acaso necesitas que te de la comida en la boca? – preguntó. Por el tono, Albus podría poner sus manos al fuego a que al rubio no se le había bajado ni un poco su enojo.

Sin embargo, en esos momentos estaba muy cansado y aturdido por el sueño como para contestar algo para fastidiar al otro, así que simplemente contestó un:

-Yo puedo solo… gracias – y el gracias lo dijo en un tono tan bajo que el rubio creyó haberlo imaginado.

Scorpius parecía de pronto desubicado por la gentileza que presentaba el otro, y tal vez antes de que le diera por decir algo amable también (o eso imaginó el moreno) estuvo en un dos por tres en la puerta abriéndola para salir, no sin antes decir un:

-Cuando termines de comer y antes de acostarte toma la poción que te dejé en la mesita de noche.

Y se fue.

Albus se quedó un rato más mirando la puerta antes de fijarse en el pequeño vasito con un líquido rojizo transparente en su contenido.

De pronto, el haber tenido ese sueño, que era un recuerdo le había hecho sentir extraño. No recordaba que no había sido siempre que Scorpius y él habían comenzado con esas estúpidas peleas, y que habían momentos en las que se habían llevado de maravilla, tanto que habían dado por hecho de que siempre sería así… sin embargo, esos momentos habían quedado como algo tan lejano y habían sido reemplazados tan de pronto por peleas, discusiones, duelos, insultos que en realidad… en realidad no sabía el cuándo, ni mucho menos el por qué, todo había cambiado entre los dos.

CONTINUARÁ…

Recuerden... un comentario hace muy feliz y es la única paga que recibo, a parte que la única motivación para continuar este fic! *-*

Aclaraciones:

(1) Solo quiero aclarar que la verdad no sé como se pasan los resfriados en el mundo mágico, jeje. Pero en el caso de mi historia, las pociones no van a curar por completo un resfriado, lo único que va a hacer es que los síntomas pasen con mayor rapidez.

(2) "The Magic Green", no es otro que el grupo asiático llamado "The brilliant green" con la vocaloista Tommy Heavenly6, y aunque no soy fanática, me gusta mucho ese grupo y quise ponerlo como un grupo de la comunidad mágica. xD jeje.

(3) Leí por ahí que los niños comienzan a mudar sus dientes a los 4 años y medio, por eso es que Albus habla tan extraño y se come las letras, le falta un diente y por eso no pronuncia muy bien