¡Este es mi primer fanfic de Villanos! Así que cualquier comentario y opiniones serán bienvenidos. ¡Si veo suficiente apoyo continuaré!
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Flug tenía muy presente un lema en su vida que aprendió por las malas:
"Si algo le podía salir mal, le iba a salir mal."
Luego de casi 20 años viviendo con esa frase a tus espaldas te acababas acostumbrando y Flug solía decirse a sí mismo que ya nada podía sorprenderle. Pero sí podía. Y mucho.
Desde joven supo que quería ser un villano. Le encantaba crear armas de destrucción masiva, probar diferentes experimentos para ver de cuántas formas diferentes podía matar a alguien y sembrar el caos con su medio de transporte favorito; el avión. Algo que también tenía tendencia a coleccionar. Distintos modelos, algunos de épocas diferentes, muchos robados y otros incluso tomados en mitad de un vuelo. Si los agitabas podías escuchar los gritos de los pasajeros.
Era agradable.
A pesar de lo que su escuálido físico podía dar a entender, Flug no era un cobarde.
Bueno, sí lo era.
Pero detrás de todo ese miedo había algo más. Había un muchacho que quería cumplir sus sueños y que estaba orgulloso de todo lo que había conseguido hasta ese momento.
Tenía carnet de conducir y de piloto, había causado más de 82.000 crímenes y tenía múltiples doctorados en ingeniería, tecnología, mecánica, aviación y ciencia teórica. Se especializó en química, anatomía humana, ciencia militar y bellas artes sólo porque estaba aburrido, y recientemente había descubierto que era mucho más práctico usar una bolsa de papel para ocultar su rostro que un cubo de basura.
Sí, cualquiera que conociera a Flug pensaría que tenía el futuro en sus manos y que podía conseguir cualquier cosa que se propusiera.
De alguna manera era cierto. Flug tenía muy claro su futuro y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para conseguirlo.
Su futuro era Black Hat.
No precisamente él, más bien trabajar para él. Flug creía en el destino y para él su destino era servir a Black Hat.
Nunca compartía esta clase de pensamientos con nadie, pero supuso que a cualquiera que se lo contara lo tomaría por un loco. ¿Quién iba a querer trabajar para Black Hat?
Black Hat era el origen de todo Mal. Un Dios entre los mortales. Un eldritch y, entre muchas cosas, un cambia formas. Detrás de esa horrible parodia de un caballero se encontraba un monstruo, alguien sin corazón ni alma. Aunque sí con multitud de almas a su servicio.
Había conquistado innumerables planetas y civilizaciones, podía destruir el Universo mientras se colocaba mejor el sombrero. Lo único que le impedía conquistar la Tierra era que prefería ir con calma esta vez y tomarse los domingos como descanso.
Obviamente no era alguien al que desearas tener de jefe. Black Hat parecía, además de una criatura sacada de las mismas entrañas del inframundo, un ser narcisista, impaciente y terriblemente violento.
Ser un empleado suyo era muy bueno y muy malo a partes iguales. A ojos de la sociedad villana te otorgaba un gran prestigio. Que Black Hat te considerara útil de alguna forma para su empresa era un elogio, pero trabajar para él pasaba a ser un martirio. Black Hat era Black Hat y no te iba tratar a ti, asqueroso gusano rastrero, mejor que al resto.
Es más, seguramente, te trataría peor al ser tu jefe y tener el poder de hacerlo.
El trabajo estaba hecho para Flug.
Todo apuntaba a que iba a ser un desastre, pero quería ser el científico de Black Hat Organization. Quería demostrar lo que valía y complacer al mayor villano de todos los tiempos. Él estaría orgulloso de trabajar para Black Hat, a pesar de todo lo malo que viniera con el empleo.
Así que cuando vio el primer anuncio que mostraba que Black Hat necesitaba de un empleado para su organización no dudó ni un segundo en enviar su currículum.
¿Quién iba a rechazar a un científico ingeniero licenciado en múltiples doctorados?
Pues Black Hat, al parecer.
Flug no podía dejar de estar sorprendido al ver que le había rechazado la solicitud y, no contento con eso, le había enviado una invitación para entrar a la Universidad de la Maldad y el Crimen, cuyo fundador era ni más ni menos que Black Hat.
Bien. Si el destino no iba a Flug, Flug iría hacia el destino.
Por lo que aceptó la invitación y asistió durante 3 años a la Universidad de la Maldad y el Crimen. No se quedaba corto si decía que fueron los peores 3 años de su vida, pero le sirvieron para sacarse la licenciatura como "Científico Loco".
En ese momento se acababa de poner una bolsa de papel mientras colocaba la licenciatura junto con todas las demás, sus pensamientos inmersos en qué hacer a continuación.
No podía volver a enviar una solicitud para trabajar en Black Hat Organization. Durante sus estudios Black Hat había encontrado a alguien mejor.
Aquello lo pensó casi con diversión. ¿Quién podía ser mejor que él?
En cierto modo, en su orgullo, quería demostrarle a Black Hat lo mucho que se había equivocado al no escogerle a él. Por lo que tras pensarlo mucho se alistó en la Universidad de Grandes Héroes y Villanos.
El nombre era puramente formal. Una forma bastante estúpida del fundador de intentar verse como alguien formal y pacífico, que quería enseñar tanto a héroes como villanos por igual.
Pura hipocresía.
Allí todos se alistaban para ser héroes o para estudiar en ingeniería científica.
Nadie, absolutamente nadie, admitía alistarse para ser villano ni le enseñaban para ello.
Pero ese día iba a terminar. Sí. Flug tenía un plan bien diseñado para ello y comenzaría por crearse una nueva identidad.
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No fue difícil para Flug entrar en aquella Universidad.
Por un tiempo sería Flynn, pero no le importaba.
Entró para las clases de ingeniería científica, algo de lo que ya estaba familiarizado.
Los ingenieros eran los únicos neutrales en aquella Universidad. Se labraban una carrera para futuramente trabajar para héroes o villanos. Los que harían lo último solían guardárselo como secreto ya que no estaba bien visto que estuvieras estudiando para ser un villano o, en este caso, para trabajar para uno.
-Y, ¿por qué quieres ser un héroe? –preguntó Flynn al chico a su lado mientras caminaban a sus respectivas clases.
Su nombre era Gabriel y asistía a las clases de los héroes. Si tenías lo que se llamaba una particularidad podías asistir a esas clases tras un examen. Si no tenías ningún tipo de particularidad, como Flug, podías entrar desde la carrera de ingeniería científica o la de contabilidad.
-No sé si debería decirte, no es un motivo muy noble en realidad. –respondió el muchacho avergonzado.
Flug no sabía por qué se había llevado bien con Gabriel. Quizás porque fue de los primeros en hablarle y no parecía un futuro héroe demasiado idiota.
-Adelante, prometo no burlarme.
-Pues, en realidad, lo hago por el dinero. El Estado paga muy bien a los héroes y me gustaría ayudar a mis padres. –admitió el chico con mucha vergüenza. Flug arqueó una ceja.
-¿Por qué no iba a ser un motivo noble querer dar una buena economía a tus padres? No veo problema. –respondió el científico de gafas.
-¿Tú crees, Flynn?
-Claro. Los ingenieros hacemos un poco eso. Nos vendemos al mejor postor, ya sea malo o bueno. –por alguna razón Flug se sentía cómo hablando con el chico.
-¿Tu también?
-Yo tengo claro para quién quiero trabajar.
Gabriel parecía divertido con su respuesta y eso confundió al más delgado de los dos.
-Seguro que quieres trabajar en una empresa multinacional para héroes. –Flug casi se atragantó.
-Aaah…sí, algo así. –no se podía ver bajo su bolsa, pero se le escapó una sonrisa nerviosa hasta que llegaron a sus respectivas clases.
La carrera de ingeniería duraba dos años y aunque Flug era el mejor de la clase no era visto con buenos ojos, ya que tenía tendencia a construir cosas demasiado explosivas o mortales. Por lo que tuvo que prometerse controlarse al menos durante esos dos años.
Durante las clases conoció a una chica, Amanda. Era hiperactiva y estaba un poco loca, pero tenía buen carisma y sabía venderse tanto a sí misma como a sus creaciones, a las que solía llamar "bebés".
-¡Anoche estuve pensando en algún tipo de mecanismo que permita al sujeto de prueba volar! Lo primero en lo que uno piensa es en unas alas, pero son muy poco prácticas al igual que las capas. ¡Ya que pueden arrancártelas muy fácilmente! Por lo que estuve desarrollando un dispositivo-
Flug podía pasarse horas y horas escuchándola hablar durante las clases o en el comedor, lugar donde estaban ahora mismo con Gabriel. A pesar de estar en el curso de héroes el chico no era muy bien visto por juntarse con ellos.
Gabriel solía decir que no le importaba. Él quería estar con ellos y estaría con ellos, aunque ciertamente hacían un trío muy particular.
En algún momento del monólogo de Amanda, Flug dejó de escuchar. Estaba concentrado en su café como si este fuera a decirle su futuro, pensando en su plan. En su último año de curso, cuando fuera a graduarse, se pondría en marcha un evento mundialmente conocido en la Universidad. Dónde héroes con particularidades e ingenieros se enfrentarían unos con otros hasta que sólo quedara uno.
Normalmente los ingenieros no entraban al evento para ganar. Entraban para promocionarse. Esa especie de competición era transmitida por todo el mundo y para todo el mundo. Tanto héroes como villanos la verían. Era una oportunidad de oro, desde el punto de vista de un científico, de demostrar de lo que se era capaz.
Si tus inventos habían gustado, al finalizar la competición, recibirías una gran cantidad de sugerencias empresariales y contratos tanto de héroes como villanos.
Pero Flug no iba a participar para promocionarse. Bueno, en cierta forma sí, pero su intención no era quedarse con las últimas posiciones y conformarse con haber sido visto. No.
Él iba a ganar.
Le iba a demostrar a todos que no era necesario tener una particularidad, un poder o lo que fuera para ser el mejor. No. Él los conquistaría a todos con el poder de su mente. Con su ingenio podía hacer cualquier cosa. En realidad, si lo pensabas detenidamente, podía tener la particularidad que deseara, en el momento que deseara. Sólo debía investigar sobre ello.
Para eso tenía un cuaderno dónde solía apuntar a todos los héroes y villanos, sus debilidades y ventajas. Qué solían hacer, dónde solían atacar, qué se les escapaba y qué no…
Al principio lo hacía como hobbie, pero con este nuevo plan le sería útil para enfrentarse a cada participante.
Se distrajo viendo una de las últimas páginas en blanco.
Black Hat.
No sabía mucho de él y dudaba encontrar alguna debilidad algún día.
Por suerte no se enfrentará a él. Dudaba querer enfrentarse a Black Hat.
-¡Flynn!
La voz de Gabriel lo sacó de sus pensamientos y casi se sobresaltó dejando caer el cuaderno.
-¿En qué andas? –preguntó con curiosidad. Ambos lo veían con sorpresa. Al parecer lo habían estado llamando y el científico no respondía.
-A-Ah, nada. Sólo estaba distraído. –explicó con una mirada llena de nerviosismo- ¡Son las clases! Nos quedan un par de años intensos. –se excusó y al parecer lo aceptaron.
-¡Deja de pensar en las clases y piensa en lo verdaderamente importante! –soltó Amanda con diversión, golpeando la mesa.
-¿Y eso es? –preguntó Flug casi con diversión, alzando una ceja.
-¡Los chicos! ¡No sólo soy una loca que experimenta! Me gustan los tíos cuando los veo. ¡Le estaba contando a Gabriel sobre los que son mi tipo-
Flug dejó de escuchar otra vez, demasiado sorprendido. ¿Cómo habían pasado de hablar sobre un dispositivo volador a qué tipos de chicos o chicas les gustaban? Bueno, Amanda tenía una gran velocidad de pensamiento y era bastante hiperactiva. Sabía cambiar de un tema a otro y conectarlos de alguna extraña manera que ni Gabriel ni Flug lograban entender, pero supuso que no era malo. La chica daba algo de vida al grupo.
-¿Y tú, Flynn? –preguntó repentinamente ella-
¿Ah?
-¿Cuál es tu tipo de hombre? –la chica parecía curiosa y ansiosa por saber la respuesta y, por la mirada del pobre Gabriel, debió haber dado ya una respuesta por su parte mientras andaba tan pensativo.
¿Su tipo de hombre? No era algo secreto que Flug era bisexual y ni Amanda ni Gabriel parecían descontentos con ello. Es más, la chica aprovechaba su sexualidad para hacerle preguntas del estilo.
Pero Flug nunca había pensado en ello. No tenía mucha vida social y por tanto nunca había tenido relaciones con nadie. ¿Su tipo de hombre?
Miró el café como si este fuera a darle una respuesta.
Y por primera vez lo hizo.
-Oscuros, amargos y con una gran probabilidad de provocarme un ataque al corazón. –respondió mientras terminaba su café.
Por algún motivo Amanda se echó a reír. Quizás la respuesta de Flug le pareció ingeniosa, mientras Gabriel alzaba una ceja con graciosa indignación.
-¡Te lo acabas de inventar!
Flug no sabía si se lo había inventado o no. Lo que seguro no sabía es que sus palabras iban a ser muy acertadas en el futuro.
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El primer año pasó sin mayores disgustos y fue a finales del segundo cuando todo comenzó a tornarse muy interesante. Allá donde caminara Flug era visto casi con diversión, casi con burla.
Las listas de la competición habían comenzado y todos los del curso de héroes, personas con particularidad y algunos científicos se habían apuntado, pero Flug era el único de su clase que había dicho con voz clara y sin miedo a equivocarse de que iba a ganar.
Él no buscaba ser visto.
Buscaba la perfección.
Y si la perfección era el primer puesto iría a por él.
Por supuesto, durante un tiempo, fue el hazmerreír no solo de su clase, sino de toda la Universidad. Los ingenieros tenían todo el derecho a participar, pero de ahí a querer ganar había un salto muy grande.
Flug no se dejó llevar por las burlas ni los insultos, ni las bromas ni las risas. Estaba acostumbrado a ellas. Mientras los demás deseaban que llegara el verano, Flug ya estaba estudiando a cada alumno, a cada futuro héroe, a cada científico, calculando sus debilidades y sus fuertes, preparando cualquier tipo de artefacto o ayuda necesario en caso de que se convirtieran en un obstáculo a destruir.
Lo mejor es que en la competición no habría normas, por lo que Flug podía desarrollar lo que quisiera mientras que no matara a nadie.
Perfecto.
Cuando el día llegó todos los ojos estaban puestos en él. Era el primer científico que aspiraba a ganar en una competición de tal calibre. Era un humano sin particularidad y eso llamaba la atención, sobre todo porque todos estaban de acuerdo en que no lo lograría y Flug les demostraría lo contrario.
No os voy a engañar. Estaba aterrado. Detrás de cada cámara y pantalla había miles de personas, seres y criaturas que seguro lo estaban viendo, tal vez entre ellos Black Hat.
Se acabó Flug Slys, se dijo a sí mismo, si lo estropeas todo ahora ya no habrá destino para ti.
Siempre serás el hazmerreír y siempre, des el paso que des, te recordarán como echaste tu futuro a la basura.
Gracias Flug Slys, siempre sabes cómo animarme. Se respondió a sí mismo de forma lastimera.
Amanda estaba a su lado y no parecía nada preocupada. Ella no aspiraba a ganar y, si Flug la conocía bien, montaría un gran anuncio publicitándose a sí misma en mitad de la competición, mostrando de lo que era capaz.
Flug haría justo eso, pero a lo grande.
-Que no te amargue la derrota. Este nunca fue tu sitio.
Flug vio al enorme chico a su lado. Estaba en la clase de héroes y era el mayor imbécil que había conocido. El científico apuntó su nombre mentalmente para hacérselo pagar en un futuro.
-Ya sé que este no es mi sitio. –respondió con una sonrisa.
¿Querían verle a lo grande? Lo verían a lo grande. Nadie le tomaba en serio, pero verían de lo que Flug Slys era capaz.
La primeras pruebas eran generales, algunas incluso por equipos. La primera, en concreto, era una carrera y cuando el primer aviso de que empezaba se escuchó, Flug apretó el botón del dispositivo que tenía escondido tras él en una de sus manos. Era circular y cuando lo activó emitió una fuerte luz que lo hizo desaparecer.
Por unos segundos nadie ubicaba dónde estaba hasta que apareció justo en la línea de meta.
Cualquiera diría que eso era trampa, pero las normas aseguraban que los científicos podían usar cualquier dispositivo que les permitiera ganar y pasar las pruebas, dando por hecho que ninguno aspiraba a la victoria.
Bueno, ese día no era hoy.
Lo malo de llamar la atención en la primera prueba es que todos iban a tener los ojos en ti para las siguientes, y así fue.
La segunda era una disputa entre dos equipos de dos. Uno debía custodiar una bandera en el interior de un edificio y el otro intentar quitarla al equipo contrario en tiempo limitado.
Flug aceptó equipo con Amanda, y mientras la chica distraía a los futuros héroes Flug no necesitó ni entrar al edificio. Había diseñado una pequeña araña mecánica que podía elevarse por varios minutos y tomar objetos mucho mayores a su peso. Por lo que entró sin ser visto, manejando al arácnido, cogió la bandera y salió. Haciendo que el androide se la entregara en mano y ganaran automáticamente.
Algunos no parecían muy contentos con la facilidad con la que Flug parecía pasar las pruebas y estaban dispuestos a ponérselo difícil. O a intentarlo al menos, porque el científico había pensado en todo.
La siguiente prueba estaba hecha para que Flug lo pasara mal, pero de nuevo el científico parecía haberlo previsto todo.
Flug, contra todo un equipo de seis personas con particularidades, debía proteger una bandera en campo abierto. El científico no sólo no parecía preocupado, sino que se veía casi tranquilo. Se había sentado y observaba a los futuros héroes intentando entrar en su campo de fuerza sin mucho éxito, a veces mirando su propio reloj para ver cuánto tiempo quedaba.
Uno de aquellos tipos logró entrar y, de forma automática ante el contacto de un intruso, se activó el dispositivo antigravitacional de Flug. Haciendo que el pobre chico no fuera capaz de mucho más hasta que el tiempo se acabó.
Así, prueba tras otra, no parecía demasiado para el joven que juró quedar primero y poco a poco otros miembros quedaban descalificados, tuvieran poderes o no.
Aun mostrándose tranquilo en el exterior, Flug estaba aterrorizado. Un error de cálculo y todo podía irse al traste. Porque ahora llegaba lo peor.
Batallas 1 contra 1. El primero en caer o salir de la zona delimitada perdía. Flug no era un buen contendiente físicamente y aquí era cuando tenía más probabilidades de perder. Debía evitar a toda costa que sus contrincantes se acercaran a él y si tenía que usar el armamento pesado para ello lo usaría.
Amanda y Gabriel lo animaban desde el estadio, ambos habían sido descalificados aunque con buenas posiciones. Flug no siempre tenía que combatir, pero cuando le tocaba sentía que el tiempo iba más despacio.
Justo como en ese momento.
-¡No tienes ninguna posibilidad contra mí, nerd! –gritó la chica frente a él.
Electro Girl, y no. La chica no se llamaba así, pero a Flug le pareció un nombre divertido.
Su particularidad era emitir electricidad, lo que significaba que para derribar a Flug tendría que acercarse físicamente a él y no lo haría si el científico no la dejaba. Flug, sin embargo, no pudo evitar perderse en sus pensamientos.
Podría utilizar el dispositivo de drenaje para tomar su electricidad y desarrollar quizás un cañón de red. Capaz de lanzar un chip pequeño contra un sujeto y dejarlo inutilizado ante una gran cantidad de voltaje. Sonaba interesante, no muy difícil de hacer y quizás podría venderse bien…
-¡¿Me estás escuchando, nerd?!
No, no la estaba escuchando. Si iba a hacer lo que quería también tendría que dejar que ella se acercara, pero no sería problema.
Sólo se sintió regresar a la realidad cuando la esquivó y con sus guantes logró tocarla sin que la electricidad le afectara e insertar el dispositivo de drenaje en su pecho, eliminando su particularidad por unas horas.
La chica cayó al suelo con sorpresa y demasiado débil para levantarse al haber quedado sin poderes. Flug sólo se acercó a ella para tomar el dispositivo de vuelta. Esto sin duda le sería útil más adelante para desarrollar su idea.
-¡¿Qué has hecho?! –preguntó la chica alarmada. El científico la observó casi con aburrimiento, como si lo que estaba por decir fuera obvio.
-Siempre atacas por la derecha, lo que de por sí ya es una debilidad. –no pudo evitar reírse por la cara que tenía la chica- Si te refieres a tus poderes, no te preocupes. En unas horas estarás como nueva.
Los de asistencia la levantaron y se la llevaron mientras se quejaba. Flug fue de nuevo a sentarse hasta que le tocara su próximo contrincante.
-¡Flynn, no sabía que podías dar miedo! –dijo Amanda divertida, golpeando su espalda y casi haciéndole caer de la silla. Flug no pudo evitar reír con cierta vergüenza. Era increíble lo poco que sabían ellos sobre él o lo poco que sabía todo el mundo sobre él, en general.
La competición se desarrollaba en un día, pero para Flug parecía que habían pasado meses hasta ese momento en particular. Lo estaba logrando. Por el momento había logrado pasar uno a uno por encima de todos ellos y ahora sólo quedaban él…y Darren.
¿Recordáis cuando os dije que Flug estaba aterrado? Bueno, ahora estaba jodido. Era la última batalla. Si la ganaba habría cumplido su promesa. Sería el primer científico ingeniero en ganar aquella competición y el primero en afirmar, delante de toda la prensa, que no estaba interesado, en absoluto, en estudiar o trabajar para ser un héroe.
Pero no era fácil, no era en absoluto fácil. Es decir, ninguna de las situaciones anteriores lo fue, pero al menos Flug tenía un plan. Con Darren no tenía ninguno.
Darren era un cambia formas, como Black Hat podía transformarse y regenerarse a gran velocidad y Flug no sabía aún cómo enfrentarse a algo así.
Por suerte Darren no era un eldritch. Ser un eldritch era mucho peor, porque eran capaces de transformarse en lo más inimaginable posible, no había limites y eran muy violentos y ágiles, incluso en su capacidad de regeneración.
Darren, aun ante todo, era humano. Así que tendría sus limitaciones como cambia formas y sería mucho menos violento, pero eso no quitaba la dificultad.
Flug no había encontrado aun una debilidad en los cambia formas y no tenía ni idea de cómo derrotar al chico frente a él. ¿Quizás una batalla de desgaste? Todos tenemos un límite y quizás Darren tuviera uno, pero ¿hasta cuánto duraría? ¿Cuánto tendría que durar ese desgaste? ¿Y si Flug se desgastaba antes?
-Oye, Flynnbug, lo has estado haciendo bien. Ya el hecho de que hayas quedado segundo me parece increíble. Así que no tomes esta derrota como algo personal, ¿vale?
Vaya, me has hecho sentir mucho mejor, pensó Flug con sarcasmo cuando Darren se abalanzó sobre él.
El científico utilizó el campo de fuerza para mantener al cambia formas lejos de él, pero incluso aquello tendría un límite si seguía golpeándolo de esa forma.
Usando uno de sus dispositivos como llamada, del cielo aparecieron múltiples robots y androides que había desarrollado durante aquellos meses.
Bien, es hora de usar el armamento pesado, pensó.
-Chicos, ¿veis a ese hombre? –preguntó Flug a sus creaciones, señalando a Darren.
En el estadio todos estaban sin palabras, en especial Amanda. Flynn tenía prácticamente un ejército entero de robots y androides tras él, ¡y les estaba hablando como si fueran bebés! Y luego Flug se burlaba de ella por hacer lo mismo, pensó la chica indignada.
-Ese hombre está intentando hacer daño a papá. –explicó Flug con cierto drama y los robots parecían mucho más enfadados al saber eso- Intentad no matarle, ¿vale?
No hizo falta que lo repitiera dos veces cuando todas sus preciosas creaciones se lanzaron contra el cambia formas.
Aunque no fuera un eldritch, los cambia formas eran de por sí fuertes y si aquello iba a ser una batalla de desgaste, Flug iba a tener que jugar todas sus cartas.
Disfrutó por algunos minutos como sus criaturas se enfrentaban al sujeto, a veces pensando en maneras de mejorarlas. Los minutos parecían volverse horas y Flug calculó que con el empuje necesario podía llevar a Darren al final de la línea.
No hacía falta derrotarlo, con sacarlo del campo ya estaba considerado que el científico era el ganador. Pero, ¿cómo? Sus creaciones a duras penas podían empujarlo y si no actuaba rápido caerían como moscas y el siguiente sería él.
Buscando entre uno de los bolsillos de su bata sacó un dispositivo volador. Tenía el aspecto de un arácnido con hélices en la parte superior que le permitían volar. Era un aspecto extraño y divertido a partes iguales.
Sacó de uno de los bolsillos de su pantalón lo que daba la impresión de ser un avión comercial de juguete. Se lo dio al arácnido y le susurró: Elévalo hasta que yo te diga.
Y eso hizo. Comenzó a elevar sin mayor problema el juguete. Más alto, cada vez más alto, un poco más.
-Ahí está bien. –dijo el embolsado con gafas, haciendo un gesto al arácnido para que se detuviera. Estaba bastante alto y casi era difícil de ver.
Buscando entre sus ropas Flug sacó una pistola de rayos de su propia invención, su principal función era encoger, pero también podía agrandar y eso era lo que pensaba hacer.
Con una puntería destacable y una visión poco propia para un ser humano, Flug regresó el avión a un tamaño considerable, calculando las medidas del estadio en el proceso para que no sufriera daños ante lo que pretendía hacer.
¿Recordáis cuando dije que aquel dispositivo arácnido podía tomar cosas mucho mayores a su peso? El banderín quizás no fue un buen ejemplo, aquel avión sí lo era.
Flug se cruzó de brazos, calculó distancia, caída y luego observó a Darren. Con una sonrisa como quien no estaba loco y no pensaba hacer lo que iba a hacer, declaró:
-Está bien. Déjalo caer.
Y eso hizo. Aquella criatura soltó el avión que descendió directo hacia el cambia formas.
Los espectadores, tanto miembros descalificados de la competición, como alumnos de la Universidad, gritaron. Algunos de espanto, otros de impresión y luego había gente como Amanda que lo hacían de la emoción.
¡Flynn era un genio!
Flug sólo necesitaba algo de tamaño considerable para empujar a la criatura y eso hizo. Mientras el estadio estaba inundado de gritos, el científico estaba cruzado de brazos con una expresión tranquila. Sabía que el avión no iba a causarle ningún daño a él ni a los espectadores.
Aquel inmenso transporte cayó justo en la dirección de Darren y se arrastró por varios metros hasta detenerse. Un gran cúmulo de polvo inundó el estadio y Flug tuvo que frotar sus gafas para aclarar su visión. En ocasiones como esa se alegraba de tener una bolsa.
Cuando se hizo el silencio y el aire se despejó Flug intentó ver qué quedaba de Darren. Estaba seguro que el chico no estaba muerto, aunque puede que tuviera alguna lesión. Tampoco quería acercarse, porque no sabía si su plan había funcionado.
Pero algo le quitó la respiración.
Algo lo dejó sin aliento y por unos segundos el tiempo se detuvo.
Darren había detenido el avión.
Estaba ileso.
Pero tenía un pie fuera de la línea delimitadora.
Flug Slys había ganado la competición porque Darren había sacado su pie apenas dos centímetros de la línea que delimitaba el campo.
Su pecho se hinchó de orgullo. Su mente casi no se lo podía creer. Flug tenía una frase que lo seguía desde que nació.
"Si algo le podía salir mal, le iba a salir mal."
Pero a veces había días buenos o, sencillamente, soportables. Días en los que podría llegar a sentirse valorado o, al menos, no un completo inútil.
Eran pocos esos días, así que Flug solía apuntarlos en un calendario o en su cuaderno.
Hoy era uno de esos días.
Habría seguido haciendo un monólogo sobre ello si Amanda casi no lo hubiera matado al aplastarlo. ¡Era el primer ingeniero científico en ganar aquella competición! Era humano, sin poderes ¡y había ganado!
No sólo recibiría una medalla por ello. El ganador, si no era de la clase de los héroes, era invitado a entrar en esa clase. Por eso para muchos el evento era tan importante. Muchos venían de otras aulas y querían ganar para entrar en la de héroes. Pero Flug no.
Flug sólo quiso ganar para demostrar…
¿Para demostrar qué?
Que Black Hat se equivocaba.
Flug en este punto ya no sabía por qué era tan importante para él, pero le hacía sentir mejor. Le hacía sentir mejor demostrar que era capaz de mucho más de lo que su apariencia daba a entender.
Y cuando todas las cámaras estaban frente a él dispuestas a oír lo que tenía que decir luego de haber ganado. Él. El primer hombre de ciencia, sin ninguna pizca de poderes, en haber ganado en la competición de la Universidad de Grandes Héroes y Villanos.
Sólo pudo decir una cosa.
-¡No soy un héroe, soy un científico! Y no pienso quedarme para que me impartan esos estúpidos cursos heroicos. Por mi pueden metérselos por la punta del iceberg.
Una exclamación escapó de la audiencia y quizás de fondo una risa que seguro era de Amanda.
-Saldré de aquí con mi licenciatura en Ingeniería Científica bajo el brazo mientras vosotros os quedáis pensando en cómo un humano, con mucho más cerebro que el vuestro, os acaba de ganar a todos. Muchas gracias.
Y sin más, Flug Slys se marchó de allí para no regresar jamás.
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De alguna forma, luego de aquello, Flug consiguió el trabajo.
¿Porque Black Hat se dio cuenta de que se había equivocado?
No. Es más, afirmaría una y otra vez que él no veía esas porquerías televisivas.
No. Fue porque mató "accidentalmente" a su anterior empleado y Flug Slys fue inmediatamente lo mejor que pudo encontrar.
Flug no sabía si quería trabajar para un jefe que podía matarlo de forma accidental al no medir sus capacidades, después de todo Flug sólo era un humano, pero estuvo dispuesto a arriesgarse.
Por supuesto tuvo que firmar un contrato en el que vendió su vida y su alma al servicio de Lord Black Hat, algo que no le preocupaba demasiado. Aunque no sabía que implicaciones tenía haberle vendido su alma a un eldritch.
En cierta forma habían pasado años y lo único que hacía que Flug se levantara por las mañanas era recordarse que Black Hat no lo había matado aun y llevaba mucho más tiempo siendo su empleado que su anterior empleado. ¡Algo debía estar haciendo bien!
-Flug, eres el ser más inútil que alguna vez ha cruzado mi vista. ¡Salta de una vez!
¡Algo debía estar haciendo bien! Aunque Black Hat no se lo expresara nunca.
La mansión estaba bajo ataque de héroes. Lo cual no solía ser un problema. Black Hat dejaba que Demencia se ocupara de todo y, en caso de que las cosas se pusieran difíciles para la chica, él ayudaba en cierta medida.
El ataque había pillado a Flug desprevenido y justo en el despacho de su jefe. Un jefe que había ordenado a Flug saltar de la inmensa ventana de su despacho al jardín exterior para que la destrucción tanto de los héroes como de Demencia no los pillara en el interior.
No es que para Black Hat fuera un problema, pero a menudo debía recordarse que Flug era humano y que ante la menor lesión su científico podía quedar hecho un trapo.
El problema era de Flug y su negativa a saltar. ¡No es que tuviera miedo a las alturas! Más bien le tenía miedo al suelo que se iba a precipitar sobre él si saltaba. ¡¿Black Hat no veía que aquello era demasiada altura para él?!
-¡J-Jefecito, no puedo hacerlo! –apenas fue lo único que se le ocurrió decir.
Black Hat llevó su mano con garras a su rostro en un gruñido de completo fastidio y agarró sin mucha amabilidad a Flug del cuello de su camisa.
-¿No querías volar? ¡Pues vuela! –y lo lanzó sin cuidado por la ventana.
Ya está. ¡Iba a morir hoy! Flug se lamentó de haber estado tan animado esa mañana. Sabía que las cosas no podían durar mucho, pero al menos pensó que viviría un par de años más antes de que Black Hat se cansara de él y lo descuartizara para su diversión.
De repente un par de grandes brazos esponjosos amortiguaron su caída y la mirada tierna de 5.0.5 lo recibió. ¡Oh, cielos! ¡5.0.5! Prácticamente se abrazó al oso en agradecimiento mientras este dejaba escapar un sonido afectuoso. ¡Le alegraba haber ayudado a su mamá!
-Asqueroso. –fue el comentario de Black Hat ante la escena afectuosa tras haber bajado con mucha más elegancia de su despacho.
Flug, avergonzado, bajó del oso e intentó acomodar sus ropas de trabajo en un fracaso de verse menos humillado.
-S-Señor, yo-…
-¿Creías que te iba a dejar morir? –preguntó Black Hat con la sonrisa más aterradora que Flug había visto esa mañana, pero no pudo responder cuando su jefe se le adelantó- Debo admitir que la idea cruzó por mi mente, pero desgraciadamente eres un miembro valioso para el equipo.
Aquello era lo más bonito que su jefe le había dicho en meses. Aun así, Black Hat siempre lograba camuflar ese tipo de comentarios y hacerlos sonar más como un insulto que un elogio.
-Siento haber dudado de usted, Black Hat, s-señor. –logró decir con cierta vergüenza Flug. ¿Por qué iba a matarlo Black Hat? Desde cierto punto de vista no sería bueno para la empresa.
-Se verá reflejado en tu cheque de pago. –contestó sin más, cruzado de brazos y esperando a que Demencia regresara. Flug suspiró, menos salario para sus investigaciones ese mes.
Finalmente la chica apareció con una risa y al parecer disfrutando de lo que había ocurrido, poniéndose graciosamente en posición militar.
-¡Todos los intrusos han sido destruidos!
Black Hat alzó una ceja y observó la mansión con ojo crítico por varios minutos, finalmente pareció encontrar lo que andaba buscando porque su monóculo se encendió y desintegró al último héroe que quedaba convida a través de una ventana.
-Ahora sí están todos.
A Demencia aquello le pareció muy emocionante y divertido, porque no dejó de reírse. Bueno, no todos los días les atacaban. Es más, hacía años que no pasaba. Para alguien como Demencia aquello era como Navidad.
Una vez entraron al interior Demencia se marchó y 5.0.5 entró al laboratorio dispuesto a ayudar a su madre a reorganizar todo.
-J-Je…Jefecito. –logró decir antes de que Black Hat se marchara. El más alto se detuvo y volteó a mirarlo de reojo.
-¿Sí, doctor?
Black Hat sólo le hablaba así cuando estaban solos o, de alguna manera extraña, de buen humor. No sonaba demasiado enojado y su tono de voz se limitaba a ser perfectamente normal.
-Gracias.
Black Hat exhaló un suspiro, como si aquella fuera una situación tediosa por la que tenía que pasar. Se acercó al científico y palmeó de forma rápida y muy suave la cabeza oculta por la bolsa de Flug. Como si alguien que no era amante de los perros intentara ser afectuoso con uno.
-No le des más vueltas, Flug. Cuando quiera matarte…lo sabrás. –finalizó con una terrible sonrisa. Alejándose y marchándose al piso superior donde estaba su despacho.
