Hola, aquí les dejo otra historia de mis dos parejas favoritas, es un Byahisa y un Ichiruki.

Este es más simple que mi otro fic (que no puedo seguir debido a que ya lo complique bastante pero prometo continuarlo pronto) tanto en la trama como en la narración. Está inspirado en una película que vi hace mucho que se llama Last Holiday de Queen Latifah, el título del fic se debe a la canción Caribbean Blue de Enya. Está ambientada en el caribe de México y se preguntan ¿Por qué México? Fácil soy de México y es hermoso y... Espero que les guste.


"Con ella fui noche tras noche hasta el mar, para besar su boca fresca de amor

Y me juro quererme más y más sin olvidar jamás aquellas noches junto al mar

Quiero besar su boca otra vez, junto al mar".

La vereda tropical Gonzalo Curiel.


EL DIAGNOSTICO

Era un día como cualquier otro, excepto porque ese día descubrió que iba a morir.

Hisana se despertó tarde porque era su día de descanso de su trabajo de doctora interna en el hospital de la ciudad de Karakura. Una luz dorada se esparcía por la acogedora habitación.

El resto de la familia, aún no se despertaba: Mona, su gatita parda que dormía, como siempre con ella sobre el endredón, y Chappy el perezoso conejo blanco de su hermana Rukia, que se acomodó en la alfombra al pie de la cama.

Rukia no estaba en casa hace tres días, se hallaba en un viaje universitario de estudios del que no regresaría hasta dentro de 15 días y entonces…tendrían que hablar.

Hisana y su hermana, que era 7 años menor, habían discutido. Rukia se había enterado de todo.

(Hace tres días de madrugada)

¡¿Por qué nunca me lo dijeron?!

Perdón Rukia, creímos que era mejor que nunca lo supieras.

¡No, no puede ser verdad! Ella no nos haría eso. ¡Mientes!.

Es verdad. Lo siento.

Discutían mientras Hisana conducía rumbo al aeropuerto.

Su madre las había abandonado, a ellas y su padre cuando Rukia tenía un año de nacida y Hisana ocho; suficiente edad para comprender lo que ocurría. A ella no le dolió la partida de esa mujer, pues no era su madre y nunca se había portado como una.

La madre de Hisana murió cuando ella tenía 5, no tenía muchos recuerdos de ella. Por lo tanto ellas no eran hermanas realmente, si no medias hermanas. Pero nunca le dijeron nada a Rukia y ella siempre creyó que la madre de Hisana también había sido la suya, esto ayudado al gran parecido físico entre ellas.

El abandono de la desalmada mujer, no tuvo otro efecto que agravar la enfermedad de su padre Joshiro, quien resistió dolorosamente hasta que Hisana cumplió la mayoría de edad y logro evitar que entraran al sistema de adopción, permanecerían juntas como siempre.

Porque a pesar de que Hisana sabía que no eran completamente hermanas, siempre vio a Rukia como hermana, y eran las mejores amigas. Siempre se cuidaban mutuamente y rara vez peleaban enserio, hasta ese momento.

Ahora Hisana tendría que lidiar con el oscuro pasado de su familia y con los sentimientos de Rukia, sola. A Hisana le molestaba que Rukia mostrara tanto afecto por esa mujer que nunca volvió, a pesar de que seguían viviendo en la misma casa. Ni una llamada, carta o señal de si quiera aún estuviese con vida.

Siempre creyó que Rukia lo tomaría de mejor manera; ella había sido la fuerte, la dura y Hisana siempre fue la sentimental, melancólica, perdida en mil sueños.

La discusión solo se detuvo debido a que habían llegado al aeropuerto, donde Rukia tomaría el vuelo que la llevaría a su viaje al caribe Mexicano. La dejo puntual a las cinco de la mañana y ella intento despedirse con un cálido abrazo, pues no se verían en varios días.

Rukia la abrazo de mala gana y no la volteo a ver cuándo abordo el avión.

"Preparare un té y veré las noticias mientras lo bebo, luego me daré un rico baño y a comenzar el día." Se decía para darse ánimos antes de levantarse. Hizo a un lado las sabanas y se levantó poco a poco imitando a su comodina gata.

Primero un pie, luego el otro y luego lo demás.

Un insoportable dolor casi la derriba, provenía de su cabeza. Le ardía y sentía que se iba a desmayar.

—oh no de nuevo, ahora no— se quejó pero así como llego el dolor, se fue.

Solo sirvió para recordarle que hoy le entregaban los estudios que se había realizado por insistencia de su mentora Unohana. Deshizo todos sus planes y se apresuró. Ella esperaba que no fuera nada grave, pero más valía estar seguros, además que lo mejor era no hacer esperar a Unohana, sabía lo aterradora que podía ser.

Llego temprano al hospital, saludo a sus compañeros y se dirigió al consultorio de Unohana.

Se sorprendió cuando la vio, tenía una expresión extraña que ella ya había visto en otras ocasiones. Algo iba mal.

— ¿Cómo te sientes Hisana? La voz de la apacible mujer era suave, conciliadora.

—Bien, bueno… los dolores son más frecuentes e intensos— tuvo que admitir Hisana.

—Me lo imagine, ya revise todas tus pruebas y temo que solo te quedan unas pocas semanas, meses en el mejor de los casos

— ¿Qué…? ¿Tan mal estoy?

Hisana sabía que su mentora nunca se andaba con rodeos y menos en estos casos, no había manera alguna en que una noticia así sonara bien.

"Esto debía ser una broma, una mala jugada del destino", era lo que pensaba Hisana mientras todo su mundo se derrumbaba y… "Rukia ¡oh no!, ella…se quedara sola".

—Es un tumor cerebral, su tamaño es considerable y es inoperable…podemos reducirlo con quimio. Ingresaras ahora, y comenzaremos el tratamiento.

"Eso es, Rukia". Hisana tenía mil sentimientos recorriendo su ser ira, miedo, frustración pero en medio de todo eso, supo que lo que menos quería era pasar sus últimos días en un hospital, viviendo una tortura de tratamientos que de todas formas no funcionarían, ella lo sabía.

Con mucha dificultad pudo convencer a Unohana para que la dejara ir, solo lo hizo cuando le prometió volver, para quedarse definitivamente, después de arreglar unos asuntos.

Cuando salió del hospital iba bañada en lágrimas y estaba un poco desorientada, tropezó con un hombre en la salida no recordaba mucho de él, solo que iba muy elegante y le dio una impresión de frialdad.

No le dio mucha importancia, se disculpó rápidamente y se fue. Sabía lo que debía hacer, se dirigió a su casa e hizo las maletas, busco el itinerario de su hermana para saber en qué hotel estaba hospedada: Mayan Palace, en un lugar llamado Cancún, México.

Encargo a las mascotas con su vecino y salió a toda prisa a tomar un vuelo al otro lado del mundo.


Byakuya Kuchiki llego al hospital de Karakura por razones muy diferentes que atender su propia salud. Su socio había tenido un accidente, nada grave, iba a vivir. Pero era su deber visitar a su socio más cercano y quizás lo más parecido a un amigo que él tenía.

En la entrada del hospital una despistada chica tropezó con él, no entendía porque, la puerta era muy amplia pero al parecer la mujer iba en la luna y lo peor es que ni siquiera le dio una disculpa apropiada. Él le iba a decir que tuviera más cuidado pero cuando ella levanto la vista se quedó inmóvil. Eran los ojos más bellos que hubiera visto jamás y lloraban. Ante eso, cambio de idea, así como se quedó inmóvil se quedó mudo, sintió algo raro al ver a esa chica. Aunque no sabía exactamente qué. No pensó más en el incidente, mientras se dirigía a la habitación de su socio.

Te dije que no debes conducir ebrio— dijo Byakuya con su típica aura de frialdad

Hola, Kuchiki. ¿Cómo te va?, Yo estoy muy bien por cierto— contesto sarcástico Kyoraku.

Evidentemente, puesto que ya estas con tus bromas.

No seas tan duro, además no iba ebrio. Un tipo me saco de la carretera. Suerte que solo me fracture un brazo. Lo malo es que ya no podré hacer ese viaje a ese tropical país. ¡qué mala suerte! y yo que pensé que podría conocer a unas candentes latinas. ¡Noooooooo!

Son negocios no un viaje de placer. Entonces, lo mejor es que vaya yo en tu lugar.

Sí, no creo que Aizen quiera ir.

¿Cómo se llama el hotel que acabamos de comprar?

Mayan Palace.

Byakuya era uno de los herederos de la cadena de hoteles Kuchiki&Sōsuke Resorts, una de las más importantes y exclusivas del mundo. Con hoteles en los destinos más exóticos en los cinco continentes, bueno excepto en América, pero confiaba en que eso pronto iba a cambiar. Kyoraku, era el encargado de expandir su cadena de hoteles al nuevo continente, y ahora este percance atrasaría sus planes, a menos que él se hiciera cargo. Inmediatamente que salió del hospital, ordeno a su asistente que hiciera las maletas y avisara que alistaran el yet para salir rumbo al exótico país. En el camino, un pensamiento involuntario se apodero de él: "la chica con la que tropecé… era bonita. ¿Por qué estaría llorando?"


¿Qué les pareció? y perdónenme por hacerle esto a Hisana. Enójense con Tite Kubo, ¿qué le costaba dejarla viva? Y ¿Qué le cuesta que Ichigo y Rukia se den un besito? Pero bueno "shonen", mientras seguiremos soñando esas cosas con los fics. Nos vemos pronto. Dejen un review porfa