Disclamer: Los personajes de Shingeki no Kyojin no me pertenecen. Este escrito no tiene fines de lucro.

En aquel momento.

Sentí en mi pecho que algo ocurriría. Corrí tan rápido como mis piernas lo permitieron. Advertí cómo una abrumadora oscuridad se cernía sobre mí mientras corría. Sus dientes se acercaban cada vez más a mí cuando logré divisar entre el polvo que entraba en mis ojos esa laguna a la que íbamos por la noche. Me alegra no haber caído en cuenta de lo que realmente pasaba en ese momento.

Sentí que me detenía y logré escuchar el sonido semi-grave que hace tu voz por las mañanas. Resonaban una y otra vez en mis oídos tus quejas sobre lo estúpido que es Eren y algo sobre no querer levantarte. Sonreí. Eres tan infantil a pesar del tiempo en el que estamos. Me hace querer alejarte del mundo, ocultarte hasta que toda esta pesadilla pase.

Percibí tu cabello entre mis dedos, no es suave pero es agradable acariciarlo desde las partes más cortas, esas que están cerca de tu nuca y que se clavan despacio en mi palma. También, me encanta la forma en que tu cabello corto me hace cosquillas sobre la nariz cuando te abrazo y lo mucho que te cuesta darle un orden cuando te levantas.

Sentí tus manos cálidas y temblorosas sobre mis mejillas. La forma en que nuestras manos encajan cuando entrelazamos los dedos siempre ha cautivado mi curiosidad, es como si hubiesen sido hechas para que estuviesen una sobre la otra. En un molde complementario. Como piezas de un rompecabezas.

Recordé esos pequeños momentos en los que descansábamos de los entrenamientos sobre algún pasto, tu caminar firme, tu sonrisa incrédula. El peso de tu cuerpo entre mis brazos acariciaba mis manos en ese momento. Te vi contando mis pecas como cada noche antes de quedarte dormido. No sé qué tipo de juego imaginas en tu mente, pero me emociona ver tu sonrisa de satisfacción al verificar que no ha aparecido ninguna nueva.

Recordé también tu timidez cuando tratabas de iniciar un beso y esa leve irritación que fruncía tu ceño y sonrojaba tus mejillas cuando pretendía no entender lo que querías.

Recordé esa conversación que tuvimos cuando te sentías frustrado en la batalla. Fue duro decirte todo eso, me sentía ansioso. Pero te debo la vida. La alegría que es para mí estar a tu lado cada día aceleró mi corazón. No puedo pedir más, tú me has dado todo lo que necesito.

Me recosté sobre el pasto de la laguna con tu imagen tan vívida a mi lado. El color de tu piel, el corte de tu cabello, tu uniforme arrugándose, tus ojos tan astutos, siempre atentos. Te observé celosamente, pero satisfecho.

Y sentí que, de alguna forma, este amor que siento por ti se desbordaba para alcanzarte. Sentí tus brazos alrededor de mi cuerpo. Repetí, tantas veces como pude, esas palabras que tanto te sofocan. Mis ojos se cerraban pero quise mantenerlos abiertos para verte hasta el último instante. Adiós, Te amo. Un susurro de buenas noches en mi oído. Y el toque fugaz de tus labios extrañamente suaves.

No había dolor. No sentí miedo.

Jean, lo único que había en ese momento, eras tú.

Nota de Asu: Hola. Espero que les haya gustado esta breve historia. No me agrada pensar que fue Annie quien dio muerte a Marco (Tampoco he leído el manga como para saber más al respecto, si es que aparece algo), así que en esta versión simplemente fue un titán, ya después de eso puede haber pasado todo lo demás. Espero no les moleste eso. Nunca estoy segura sobre escribir cosas tristes. La verdad, no me gusta. Creo que no es bueno darle a las personas sentimientos tristes. Pero esto se me ocurrió un día. Pensé "¿qué habría estado pensando Marco cuando estaba por morir?". Y Jean fue la respuesta. Siento que logré expresar bien lo que se me ocurrió en ese momento, pero realmente quisiera saber su opinión sobre esto. Me disculpo por esta historia triste nuevamente y espero sus reviews.