La oscuridad era total, solo el suave murmullo del bosque y el agua de la cascada rompían el silencio abrumador, la luna en lo alto con las estrellas a su lado observando lo que pasaba con la humanidad y sin duda, burlándose junto a los dioses de las desgracias de la gente; cuantas bendiciones tenía el ser un dios que no debía preocuparse de nada y todo era tan banal en su vida o por lo menos eso piensa la gente común pero su padre siempre le dijo que los dioses realmente no vivían en completa felicidad y simplemente imitaban las sonrisas de las personas pensando que tal vez de esta manera se sentirían mejor aunque era mentira.
Él sonreía, por puro y simple compromiso. Él imaginaba su vida con cosas tan simples que no tuviera que preocuparse pero lo cierto es que a cada segundo de su vida estaba preocupado; él intentaba olvidar pero como borrar todo el dolor. Todo el amor.
En la soledad de una cueva, oculta entre los arbustos y árboles que cubrían la pared de roca solida junto a la caída de la cascada podía colarse un poco la luz de la luna junto con gotas frías de la cascada. Al fondo en la oscuridad se encontraba un rubio sentado observando el agua caer iluminada por la luz plateada, sus ojos azules cristalinos casi como el color de la cascada alguna vez habían sido tan brillantes que contagiaban su alegría pero hacia un año que estos se habían apagado abruptamente.
Su vida había cambiado. Hacia un año que había desaparecido dejando todo lo que amaba cuando su principal pilar había caído; su concentración solo estaba en entrenar cada día para no terminar muerto inmóvil, para estar despierto y preparado cuando fuera necesario ¿Por qué? simplemente porque tenía una promesa que mantener y lo haría aun a costa de su vida.
La silueta de alguien apareció en la entrada, podía notar como el agua lo mojaba cada centímetro de su cuerpo pero aun así el rubio no se movió. La silueta comenzó a caminar hasta quedar de pie a su lado –¿Qué haces aquí?... sensei – el rubio simplemente siguió con la mirada fija al vacío.
-Verificar que aun estés vivo – su sensei se recargo en la húmeda pared a su lado y soltó un suspiro, de aquel chico animado e inquieto no había nada ahora solo existía ese ser calculador que planeaba a cada segundo su vida pensando que de esta manera nada volvería a salir mal –Escuche que te buscan – el rubio no se movió –¿Sabes que estás a un mes de que te declaren un ninja renegado? – el chico simplemente asintió, hacía mucho que eso había dejado de preocuparle.
El hombre guardo silencio simplemente dejándose atrapar por la tranquilizadora vista del agua, intentando en su mente encontrar la manera de sacar a su pupilo de ese abismo donde se había metido por voluntad propia –¿Has entrenado? – fue lo único que se le ocurrió preguntar.
-Sí... – el sensei miro de reojo al chico que no lo miro ni un segundo –... ahora que estoy solo mi concentración esta al máximo, puede decirse que ahora me he vuelto más destructivo si eso deseo – el chico que ahora era observado fijamente por su sensei de pronto centro su mirada en algo haciendo que el hombre a su lado volteara.
Ambos observaron la hermosa ave que a travesaba el agua y se posaba suavemente sobre el hombro del hombre de negro que lo reconoció enseguida poniéndose tenso, algo que el rubio enseguida noto poniéndose de pie lentamente observando a la oscura ave –Sensei ¿es uno de tus jutsus? – el chico observo a su sensei que ahora estaba pálido con ojos semi cerrados como ya era su costumbre, para el mismo sus ojos eran un gran recuerdo de lo que había perdido y había intentado esconderlos o por lo menos escondérselos a sí mismo.
El hombre bajo lentamente la capucha que cubría su rostro para después sostener al hermoso cuervo entre sus manos y comenzar a aplastarlo hasta que este exploto en sus manos dejando solo tinta negra que fue absorbida por su piel, cerró los ojos un momento y de golpe volvió a abrirlos –Están atacando la aldea de mi mujer – susurro apenas audible.
El rubio enseguida tomo su cangurera donde aún tenía sus kunais y shurikens –¿Toshi está con ella? – el hombre apenas si pudo asentir, le temblaban las manos y tenía la mirada perdida; el chico no dijo nada simplemente asomo su rostro justo donde el agua daba con mayor intensidad humedeciendo de esta manera su rostro mientras el hombre cerraba un momento sus ojos de nuevo y al abrirlos el Sharingan de tres puntos ya se encontraba más que listo para la batalla.
A Naruto solo le basto ver eso para dar un gran brinco fuera de su guarida y caer en medio de un pequeño lago, la luna alumbro su torso desnudo y sus pantalones negro cuando su sensei cayó a su lado mientras este ya sacaba una harakiri del escondite bajo de su cangurera. Ambos voltearon a verse un segundo y después desaparecieron en la oscuridad.
Corrieron tan rápido como podrían, la oscuridad los cubría completamente, Naruto sabía que no estaban lejos y el silencio comenzaba a preocuparlo y tensarlo cuando sintió venir varios shurikens hacia ellos, por fin habían llegado a los límites de la pequeña aldea, el chico empujo a su sensei para después el dar un brinco alto dando la vuelta en el aire totalmente derecho para caer justo junto a tres ladrones y antes de que estos reaccionaran clavo su harakiri bajo el mentón hacia arriba, el pobre hombre no pudo ni defenderse.
Su sensei lo miro de reojo mientras el chico hacia un suave movimiento en el aire cambiando la harakiri de mano, cayo aun lado del otro hombre de la orilla que le daba la espalda y antes de que pudiera voltear Naruto le corto de lado a lado la garganta, justo cuando su cuerpo caía al piso el tercer hombre que era el de en medio volteaba y sin piedad alguna el chico le lanzo un kunai que se incrusto en su frente matándolo al instante.
El chico observo como su sensei sin piedad alguna despedazaba con su katana a otros ladrones, comenzó de nuevo a correr observando a un hombre que se encontraba sobre la copa de un árbol apuntándole a su sensei sin haberse fijado en su presencia y antes de que este pudiera disparar sus shurikens el chico simplemente paso a su lado abriéndole el vientre con su harakiri; siguió su camino hasta que de golpe se detuvo observando como lo que antes había sido un pequeño pueblo pesquero lleno de vida ahora se encontraba ruinas en llamas.
Itachi cayó a un lado de Naruto, ambos se miraron un segundo y después comenzaron a correr hasta donde debería estar su hogar pero solo estaban los cimientos. Itachi se congelo al ver su casa así destruida por el fuego –¡Kaori! – grito a todo pulmón llamando a la mujer que tanto amaba mientras el rubio observaba con dolor la destrucción.
Naruto comenzó a darle la vuelta a las ruinas de la casa intentando encontrar alguna pista cuando de pronto noto que el conducto del horno parecido al de una chimenea grande que el mismo había fortalecido en el exterior aún seguía en pie, tras el conducto estaba una especie de caja de tamaño pequeño. Sus ojos brillaron con ilusión e intento abrir con su kunai la caja pero estaba atorada –Sensei… están aquí – dijo mientras concentraba todo su chakra en su puño que fue rodeado por un manto naranja con leves toques azulados para después estrellarlo contra la tapa de la caja que era de piedra sólida y termino en pedazos pequeños.
-¿Qué es este lugar? – Itachi ya estaba tras el observando la caja que él no había notado antes.
-Lo construí hace unos días por precaución… es una cueva subterránea – Naruto entro enseguida al lugar seguido de un desesperado Itachi.
En medio del lugar estaba una hermosa mujer de cabellos oscuros y ojos brillantes tumbada en el piso sujetando firmemente un pequeño bulto –Kaori… Satoshi… – Itachi enseguida se acercó a ellos y su esposa al verlo sonrió levemente mientras le extendía el pequeño bulto que comenzaba a moverse –Naruto, sostenlo por favor – el rubio enseguida se acercó y abrazo al pequeño que salía de entre la manta con unos grandes y hermoso ojos azules con cabello negro alborotado que enseguida comenzó a jugar con las mejillas del chico.
Itachi se acercó a su esposa y al abrazarla sintió una humedad en su costado, lentamente observo su mano que ahora estaba llena de sangre –¡Naruto! Esta herida – el hombre miro con pánico a su esposa.
-En mi escondite tengo medicinas… ¡vamos! – el rubio cargaba con firmeza al pequeño de un año de edad que jugaba feliz con su cabello.
Itachi se preparó para levantarla en brazos pero esta lo evito –Amor… es tarde… – susurro trabajosamente, su esposo cerró los ojos y el sharingan volvió a ser activado observando como en verdad no quedaba mucho tiempo –Esta bien… está bien – susurro abrazándolo mientras este ya desactivaba su sharingan.
-No, esto está mal… el que debería morir debería ser yo… no tu que has sido buena toda tu vida… tú deberías poder ver a nuestro hijo crecer y… – las lágrimas inundaron los ojos del hombre que simplemente se dejaba besar por su mujer. Naruto no sabía qué hacer y lo único que se le ocurrió fue darles espacio mientras intentaba mantener al pequeño entretenido aunque este ya comenzaba a cerrar sus ojos entre sus brazos.
Kaori observo fijamente a su esposo y sonrió levemente –Mi amor… eres un gran padre… eres un gran hombre y sé que Satoshi estará bien, aparte… Naruto kun te ayudara… ¿cierto? – el rubio volteo y asintió mientras arrullaba al pequeño –¿Ves?... todo estará bien y siempre… siempre estaré a su lado – susurro acariciando la mejilla de su esposo para luego darle un profundo beso mientras este simplemente dejaba escapar las lágrimas sin poder evitarlo –Naruto kun… acerca a mi pequeño – el rubio enseguida apareció y acerco al bebe a la mujer que enseguida soltó unos cuantos sollozos –Adiós, mi bebe hermoso… serás un gran hombre como tu padre y tu padrino siempre te cuidara como yo desde donde sea que este… te amo y eres lo más maravilloso que me paso en la vida – le dio un suave beso en la frente haciendo que su hijo se removiera un poco en los brazos del rubio –Naruto, confió en ti… cuídalos – el chico asintió y esta lentamente comenzó a cerrar sus ojos mientras su esposo sollozaba sosteniendo su mano hasta que el último aliento escapo de su cuerpo.
El silencio cayo totalmente en la cueva subterránea solo roto por el sonido de Itachi derramando lagrimas pero unos leves ruidos de pasos llegaron hasta ellos, Naruto estaba a punto de dejar al pequeño con su padre cuando Itachi se puso en pie sacando un kunai de entre su capucha –Quédate aquí – susurro apenas audible pasando a un lado del joven que simplemente asintió para luego acercarse a la mujer y pegarla a su pequeño hijo que dibujo una sonrisa en su rostro al percibir el aroma de su madre mientras él se acomodaba de la mejor forma a un lado para no tener que separarlos.
-Siempre deseaste que dejara de estar furioso pero… ¿Cómo hacerlo? Si no dejan de quitarme a las personas buenas que aparecen en mi vida… – escucho el último paso de su sensei por las escaleras –… no debiste dejarnos – susurro.
Itachi salió de la caja y cerro sus ojos aun llorosos permitiendo que unas ultimas lagrimas se deslizaran por sus mejillas, al abrirlos el mangekyou sharingan estaba en sus ojos y de pronto desapareció. Un grupo de 4 hombres caminaban por el lugar con trapos cubriendo sus rostros y cuchillos comunes en sus manos cuando de pronto fue atravesado de lado por un kunai justo en la garganta comenzando enseguida a desangrase aunque lentamente; sus compañeros confundidos comenzaron a buscar a su atacante cuando de pronto uno fue absorbido por la tierra llena de sangre –Ayuda… ¡Ayúdenme! – le grito a sus compañeros a todo pulmón pero los 2 que aún estaban de pie simplemente negaron dando pasos hacia atrás lentamente para después salir corriendo.
Corrían lo más rápido que podían cuando de pronto escucharon el fuerte graznido de un cuervo a sus espaldas, podían sentir el viento y polvo que levantaba el animal e intentaban con todas sus fuerzas alejarse de él pero no podían hasta que le enterró el pico en la espalda de uno y lo levanto en el aire mientras este no dejaba de gritar de dolor. El otro intento seguir corriendo pero de pronto el ave sacudió furiosamente la cabeza lanzando al que ya sostenía por los aires y hacerlo caer justo frente a su compañero que aterrorizado se había detenido pero ahora volvía a comenzar su carrera cuando la enorme ave la atrapo con sus garras; lo tumbo en el piso junto a sus otros amigos y comenzó a atacarlos con mucho furia.
Naruto camino fuera de la caja hasta estar de pie a unos pasos de su sensei que le daba la espalda mientras apretaba con fuerza sus puños –Los volverás locos de tanto dolor – susurro como si nada mientras los hombres frente a ellos estaban tumbados en el piso gritando desesperados intentando huir de algo invisible.
-Yo estoy sufriendo más dolor por su causa… ahora ellos conocerán una fracción de mi dolor por el resto de sus miserables vidas – sus ojos rojos estaban fijos en los hombres –¿Y mi hijo? – pregunto mirando de reojo a su pupilo.
-Invoque a Ma rana… ella lo está cuidando – Naruto miro con indiferencia a los hombres –Pobres diablos – se dio la vuelta y comenzó a caminar de regreso a las ruinas de la casa –Supongo que te encargaras tú solo del entierro ¿cierto? – Itachi cerró con firmeza los ojos y asintió dejando que el muchacho soltara un suspiro y desapareciera entre las sombras.
La mañana llego y con ella una llovizna. Itachi estaba completamente lleno de lodo y ya se había desecho de los hombres en el bosque simplemente colgándolos de las ramas más altas y dejándolos aun en su genjutsu mientras Naruto se había llevado al pequeño a su escondite. La lluvia había aumentado considerablemente y el hombre simplemente estaba de pie frente a una lápida hecha con sus propias manos, cubierto con su capucha negra.
-Era una gran mujer – Naruto apareció tras de él vestido simplemente con un pantalón negro al igual que su chamarra.
-Lo era… – susurro Itachi –… ¿recuerdas cuando te pedí que fueras el padrino de Sato? – su mirada siguió fija en la tumba.
-Sí, Toshi estaba a dos semanas de nacer – Naruto sonrió de lado recordando.
-¿Recuerdas tu promesa? – Itachi derramaba silenciosas lágrimas.
-Sí… siempre lo iba a cuidar, si era necesario acosta de mi propia vida – el rubio soltó un suspiro recordando a su padre que había prometido lo mismo a su madre.
-¿Lo quieres? –Itachi volteo de reojo.
-Como a mi propio hijo – respondió el chico seguro. Itachi sonrió levemente y antes de que su pupilo reaccionara dio una rápida vuelta sobre su propio eje quedando tras Naruto y antes de que pudiera voltear sintió como un kunai lo atravesaba justo tras su corazón. Miro de reojo a su sensei y sorprendido vio como sus ojos estaban rojos por el sharingan activado, fue lo último que vio antes de que la oscuridad lo absorbiera.
La oscuridad era total cuando abrió de nuevo los ojos, sentía como si estuviera acostado en un gran charco de agua y todo era tan silencioso –Fue un sueño – susurro para sí mismo.
-no lo fue muchacho – una voz resonó por el lugar.
-¿Kyu? – Naruto se sentó en el lugar intentando ver algo a su alrededor pero nada podía distinguirse.
-Así es, muchacho – de pronto frente al chico comenzó a verse una silueta naranja que al irse acercando cada vez más se convertía en roja hasta que al fin el chico pudo distinguir al zorro de nueve colas que se sentaba frente a él.
-Kyu ¿Dónde habías estado? – el chico le sonrió amable.
-Siempre estoy aquí… es solo que tenía mucho sueño luego de nuestra lucha – el zorro también lo miraba amablemente.
-Vamos, solo tome un poco de tu chakra – Naruto cruzo las piernas.
-Es cierto pero para mí es difícil aprender a controlar cuanto debo darte sin intentar salir o destruir – el zorro sonrió y le lanzo una garra golpeándolo muy despacio en el rostro sin lastimarlo.
-Kyu ¿Dónde estoy? – Naruto sonrió por el gesto del zorro pero miraba a cada lado sin parar.
-Estas inconsciente, así que estás en tu mente – Kyu se acostó tranquilamente observando al chico.
-Ósea que… ¿Itachi sensei me apuñalo? – el zorro simplemente asintió –¡Pero ¿Por qué?! – Naruto apretó con fuerza los puños.
-No intento matarte… alrededor de tu corazón hay una gruesa capa de mi chakra protegiéndolo siempre… cuando te apuñalo se detuvo justo donde esta capa comenzaba y ahora tiene acceso directo – el zorro gruño un poco molesto.
-Acceso ¿a qué? – Naruto lo miro sin entender.
-A mi… de esta manera me está atando al chakra de Toshi, así lo protegeré porque también será una parte de mi – el zorro recostó su cabeza en el piso húmedo y Naruto lo acaricio suavemente.
-Entiendo… ¿es molesto? – el zorro asintió mientras el chico simplemente se acomodaba sobre su abdomen –Pues descansemos un rato pero antes… promete que no me dejaras – Naruto dejo salir de nuevo los ojos de aquel chico feliz.
-Muchacho… siempre estaré contigo – susurro el zorro mientras el rubio comenzaba a caer en la oscuridad de nuevo.
