Ínfima fe
K
Drabble
Nezumi/Shion
Notas de la autora: Tiene que haber algo increíblemente bueno en ésta serie como para que me apetezca comenzar otra cuenta aquí -mueca nerviosa-., y sobretodo, publicar sin mayor meditación una historia que, releo ahora, está bien pobre. Seguramente lo hay, esa es una certeza en mí y en todos ustedes. En fin. No me quiero alargar demasiado, nada más decir que ésta es mi pequeña aportación a un fandom encantador.
Advertencias: Spoilers no hay, sólo menciones de cosas que todo mundo puede saber si lee un resumen de la novela o anime. Con posibilidad haya OOC porque es difícil lidiar con un personaje con el que jamás haz escrito, ¿verdad? Me pasa a mí ahora.
DISCLAIMER: No 6 no me pertenece, es de Atsuko Asano. Yo sólo estoy aquí porque no ha prohibido el uso de su obra.
Ínfima fe
Nezumi recuerda haber pensado con total certeza que Shion era un pobre ingenuo en la vida. Esa reflexión acudió a su cerebro al minuto de adentrarse en el hogar del entonces moreno, cuando éste, a contrapelo de lo que cualquier persona con sentido común hiciera, atendiera sus heridas y procurara refugio y alimento. En su mente bastante ejercitada pese a su poca edad, y precaria vida, Nezumi calculó las posibilidades de aprovecharse de un ente así (su escepticismo alcanzaba para considerar que era una especie de quid pro quo(1) por parte de Shion; no ser herido a cambio de proporcionar cuidado, pero sonaba tan estúpido –y la cara del muchacho suponía así– que creía poco probable) . Por supuesto, era un porcentaje elevado, y ahora recostado sobre la cama de la habitación en el sótano, el pensamiento de la credulidad de Shion sigue sin desvanecerse un ápice.
Cree que los ratones mantienen una personalidad diferente. Cree que les gusta un género de literatura diferente, cree que reconocen el nombre impuesto por, entonces ahora, peliblanco. Cree que en el Bloque Oeste existen personas verdaderamente justas y, más aún, cree que No. 6 merece salvación. No obstante, en definitiva, lo más increíble en la creencia de Shion es su confianza en sí mismo. Quizá fuera algo cuestionable con sus frecuentes tartamudeos y el poco sentido defensivo que posee, pero dentro de sí Shion abrigaba gran vigor y esperanza.
Y Shion, que cuando le mira con esos ojos bermejos siente una punzada de convencimiento bajo la carne, que le dice que también cree en él. Lo puede palpar, inútil como sólo puede ser, pero finalmente existente. Es tan potente como la fe que subyugada se oculta en el que no es creyente. Nezumi no tiene ninguna duda que su compañero piensa que al final se fiará por sus instintos imparciales y por la humanidad que alberga su corazón. Que no destruirá No. 6 y que en realidad no desea la propagación de las avispas por toda la población.
A veces, cuando es sólo Shion quien se sienta a observar lo que de verdad tiene dentro, el carácter tórrido que aguarda a salir, Nezumi se despeja un instante de su orgullo y se pregunta si él también cree en el peliblanco. Si es válido creer en sus sonrisas y en lo que dice, en lo que jura, en lo que siente. Si cuando está tan cerca, tan realista y, bajo toda lógica, perenne entre sus brazos, es remotamente saludable abismarse a sus creencias.
Si es posible creer que en lo profundo de su ser también hay fe, no sólo hacia Shion, antes y ahora la persona más importante para él, sino hacia sí mismo.
Fin
Nota final:
¡Eso ha sido todo! ¿Decepcionante? ¿Muy o muy muy muy pero muy malo? o ¿Bueno? ¿Agradable? Pueden decírmelo en un review.
(1) Quid pro quo es un término en latín que se traduce en «algo por algo» o «una cosa por otra». Es bastante bonito -sonríe algo estúpida-.
