Muy bien, solo para aclarar, continuaré con mis otros Fics, solo que no me siento muy inspirado en ese tema ahora y, por otra parte, se me prendieron las luces con respecto a esta historia. Hay tantas cosas en Equestria que pueden estar relacionadas o encontrar parentesco con Starcraft que una unión entre ambas en un fic me pareció que valia la pena probar. No es original, pero espero que mi versión acabe siendo de su agrado.
Aclaraciones con respecto al Fic:
En el universo de Starcraft, estamos en el punto donde termina Starcraft 2 Hearth of the Swarm y aun no llegamos a Legacy of The Void. En esta versión, Zeratul, templario tétrico protoss, aun viaja por el universo buscando respuestas y pistas acerca de Amón, el Xel'naga caído, que busca sumirlo todo en el vacío. Viajaba en solitario y alejado del resto de su raza en su Buscador de Vacío sin rumbo fijo, preguntándose si realmente podría evitarse el final de todas las cosas o si realmente encontraría la paz.
Por otra parte, Kerrigan, la Reina de Espadas y líder suprema del Enjambre Zerg, decide tomar a todos sus seguidores e ir en busca de Amón para destruirlo de una vez por todas, solo que olvidó que en sus numerosos ataques tanto contra los Terran como a los Protoss dejó olvidados a ciertos agentes libres con órdenes que más tarde podrían ocasionarle problemas que no deseaba.
En el universo de Equestria, la Princesa Twilight y sus amigas lograron desterrar a Tirek al Tartarus y ahora Twilight tenía en claro su misión de llevar la Magia de la Amistad a cada rincón de Equestria. El nuevo castillo de Ponyville se alzaba majestuoso cerca del pueblo y pensaban que ya nada podría salir mal, al menos nada de ese mundo.
Capítulo 1: La llamada:
El Buscador del Vacío viajaba silencioso entre las estrellas, sin tomar rumbo fijo ni yendo a gran velocidad puesto que su maestro no lo deseaba. Dentro de la nave circular, el prelado tétrico, Zeratul, observaba los distintos planetas y constelaciones preguntándose si habría hecho bien en destejer el velo del futuro y descubrir el terrible destino que todo ese universo podría sufrir.
Sus pensamientos regresaron a las distintas visiones que tuvo acerca de sus hermanos protoss y como ellos se unirían juntos en una última y gloriosa batalla en donde serían los últimos en morir antes del fin de todas las cosas.
Sin embargo, en ese futuro Kerrigan estaba muerta, la Reina de Espadas caería al fin en castigo por todos sus crímenes contra las razas del universo pero, irónicamente, ella sería la única que podría evitar que los Zerg cayeran esclavos de Amón, el Xel'naga caído. Era una locura, pero sin embargo era cierto, y Zeratul estaba seguro de que sus hermanos lo odiarían y lo tacharían de traidor al descubrir que él había permitido y hasta ayudado a que Kerrigan retomara el control del Enjambre. Las excusas no servirían de nada al final, toda la matanza que los Zerg realizaran a partir de ese momento en cierta parte caería sobre sus hombros. Pero aun así debería continuar, la culpa no nubló su juicio antes, y no lo haría ahora, tal vez algún día, descubra un castigo digno de sus pecados, pero no estaba preparado para afrontar su juicio ahora, aun no.
De repente, una poderosa presencia apareció en su mente nublándola por un momento y luego haciendo que despertara de sus cavilaciones. Jamás había sentido algo como eso, de repente se sintió rodeado de calidez y buenos sentimientos, como si la felicidad misma hubiera tomado forma y decidiera darle una visita. Había oído que el Khala al que sus hermanos Protoss se habían entregado, ofrecía un sentimiento de unidad que era capaz de generar algo parecido a lo que acababa de sentir, pero él era un Nerazim, un templario oscuro, su raza había rechazado la unión al Khala, ¿cómo era posible que sintiera algo así? La única explicación posible era que eso que había sentido fuera una llamada Psiónica de algún mundo cercano. Curioso... no se sintió como ningún Protoss o Zerg que él conociera.
Tal misterio merecía ser resuelto, dejó la comodidad de su silla y se centró en los monitores cercanos de su nave, se encontraba viajando en un sistema solar con un par de planetas y estrellas cercanos. No le costó mucho identificar el planeta de donde vino la llamada, descubrió para su agrado que el planeta estaba lleno de vida de tal manera como recordaba a Aiur, el mundo natal de todos los Protoss. Consultó con el ordenador de la nave y descubrió formas de vida inteligentes, que no eran ni Zerg ni Protoss, pero con tecnología que no llegaba ni de cerca a su nivel, pero que podía considerarse moderna en términos Terran.
Cada vez más intrigado por ese planeta y la extraña llamada que lo despertó, ordenó a la nave bajar a la superficie en modo de camuflaje, debía asegurarse de que esa raza no descubra su presencia. Ya demasiadas desgracias había traído a otras razas como para intervenir en otra. Cuando su nave se posó suavemente sobre una de los numerosos bosques y Zeratul bajó a la superficie, el templario tétrico se maravilló de la vida y la tranquilidad de ese planeta. No perecía un lugar donde encontraría seres poderosos, pero aun así debía investigar.
Avanzó en silencio y camuflado hasta el fin de los bosques y observó los enormes paisajes, a la izquierda observó varios ríos y arroyos que continuaba hasta un pequeño pueblo con una estructura significativamente grande en su centro, que parecía una especie de Nexo. A su derecha, las praderas continuaban hasta la base de una montaña donde una ciudad se alzaba en la ladera de una montaña, blanca y brillante a lo lejos como una de sus ciudades en su planeta ya destruido.
- "Intrigante"- Pensó Zeratul observando todo el paisaje- "Un planeta tan pacífico y simple y que, sin embargo, llamó mi atención recientemente. ¿Quiénes serán estos seres y como lograron generar esa llamada?"
Decidido a buscar respuestas, descendió hasta las praderas y comenzó a avanzar hacia la montaña cuidando de que ninguna criatura viva se percatara de su presencia.
