Capitulo 1
El a veces desear algo con fuerza no es suficiente para conseguirlo, yo eso lo se de memoria, pero prefería intentarlo y fracasar y no haberlo intentado y haber fracasado igual.
Me llamo Kagome y hacia un tiempo que estaba enamorada de mi jefe Inuyasha Taisho.
Inuyasha era un hombre apuesto, alto y fornido con un carácter dominante y muy inteligente pero sobretodo frío como el hielo.
Yo sin embargo era su secretaria…y apenas me hacia caso, él iba de mujer en mujer y cada semana veía una distinta en su despacho, es como si intentará romperme el corazón de la peor manera.
Todas ellas eran altas, delgadas, rubias y algo morenitas con un gusto exquisito en la ropa.
Yo era todo lo contrario, era bajita normalita de peso, morena y blanquita de piel, y mi gusto en la ropa era…bueno no tenía gusto ninguno, no era algo que me importara.
Intentaba ser eficiente en el trabajo para lograr que él se fijara en mí, pero nada, no funcionaba el siempre igual, con sus chicas, pero lo mas increíble es que todas se aceptaban, no eran posesivas y todas ellas estaban enteradas de lo que hacia con cada una de ellas.
Sencillamente vergonzoso, yo estaba aquí en mi puesto de trabajo, ganándome el salario de cada mes y mi jefe jugueteando con sus chicas.
Algo debía hacer y rápido, estaba harta de ser ignorada de esta manera.
Yo llevaba trabajando para él cinco años, cinco puñeteros años en los que él me ignoraba.
Mi amigo Miroku intentaba darme consejos para conquistarle, ya que él era su mejor amigo, pero nada de lo que me había dicho parecía funcionar, es mas, lo alejaba aun mas de mi, y eso me daba mucho en lo que pensar… que ellos habían estado jugando con mis sentimientos tanto Miroku como Inuyasha.
Y yo eso no lo perdonaría, había quedado como una tonta enamorada delante de ellos, pues bien, ellos se enterarían de lo que vale un peine.
Y yo siempre tenía MI DÓNDE LAS DAN LAS TOMAN, no pensaba olvidarme de esta humillación tan grande.
A la tarde de aquel día me fui a la peluquería a que me cortaran el pelo, pensaba empezar mi cambio ese mismo día para mañana empezar con mí: dónde las dan, las toman.
Salí de la peluquería con el flequillo recto y el cabello muy escalado. Realmente estaba muy guapa, y de paso aproveche a hacerme la manicura francesa allí en la peluquería.
Mi próximo objetivo era ir al centro comercial.
Compre ropa de todo tipo de colores y de todo tipo de estilos, eso si, me ayudaron las dependientas a escoger lo que mejor me quedaba y realmente lo hicieron muy bien porque todo quedaba muy bien con mi forma del cuerpo y es mas: sacaba a relucir lo mejor de mi cuerpo.
Después de aquello entre en una perfumería a comprar maquillaje, en el cual profesionales del maquillaje me enseñaron trucos para combinar los productos con la ropa que había comprado.
Gaste mucho dinero pero realmente todo lo que me había comprado me había gustado y hacia muchos años que no me permitía el gusto de comprarme nada, con mis veintiséis años que tengo.
Después de aquella tarde agotadora de tanto mirar ropa, maquillaje y etcétera me fui a casa, me di un baño relajante, cene ligero y me fui a la cama, dispuesta al día siguiente a dar una lección.
Realmente estaba muy enamorada de mi jefe, pero creo que también estaba resentida ya que me había sentido un juguete en sus manos y en el que yo hasta este mismo día había considerado a mi amigo Miroku.
Resumen próximo capitulo:
-Quiero mis papeles a la de ya en el despacho, ¿Por qué todas las empleadas nuevas son tan incompetentes?.-rugió Inuyasha enfadado.
-No soy incompetente, usted si parece serlo si no es capaz de reconocer la antigüedad de sus empleadas señor Taisho.- respondí muy segura de mí misma, si quería despedirme que lo hiciera, es más se lo agradecería porque así me libraba de aquel maldito infierno.
-¡¿Pero quien te crees que eres muchacha?.-gritó Inuyasha mirándome fijamente, solo así logro ver que yo era Kagome.
El se quedó paralizado y me tuvo que mirar de arriba abajo un par de veces ya que era incapaz de reconocerme.
-¿Pero que…?-
CONTINUARÁ
