CAPÍTULO 1

Un año había transcurrido ya desde la separación de Terry y Candy en Nueva York, Albert intervino para impedir la boda de Candy con Neal, había dejado en claro tanto a la tía Elroy como a la familia Legan, que nadie nunca obligaría a Candy a hacer algo contra su propia voluntad o deseo, Sería siempre ella quién decidiría sobre su destino y el camino a seguir, ni siquiera él lo haría. Candy dispondría de libertad para tomar sus decisiones y él confiaba en que éstas siempre serían tomadas con responsabilidad. Después de que Albert fue revelado ante la sociedad estadounidense como el patriarca de la familia Andley, la vida de Candy tomaría un rumbo diferente. Después de la intervención de Albert para romper el compromiso de Candy con Neal, Albert decidió que lo mejor para Candy sería tomarse un año en el hogar de Pony para que ella pudiera recuperarse y él resolver todos los asuntos referentes a su lugar como hija de Albert Andley. Al final de ese largo período, Candy decidió que era tiempo de regresar a su camino y a su misión como enfermera, así que regresó a Chicago y a petición de Albert fue a vivir a la mansión Andley junto a él, Archie y la tía abuela Elroy, como la señorita Candice W. Andley. Candy regresó al hospital Santa Juana y en su gran desempeño logró el puesto de enfermera en jefe del área de cirugía, la navidad pronto llegaría, la estación favorita de Candy y por cierto motivo que todos se esforzaban en no mencionar, una de las más nostálgicas. Albert en su afán por que Candy volviera a sonreír de verdad, se esmeraba en sorprenderla. Sería la primera Navidad de Candy con los Andley, Albert mandó traer un árbol de navidad enorme, sabía que a Candy le encantaba decorar el pino navideño y llenarlo de regalos. Una noche antes de la cena de acción de gracias, Candy fue sorprendida por Albert y Archie con el gran pino, fue una larga noche llena de risas y bromas durante la tarea de decorar el árbol, ninguno de los presentes le dio importancia a la hora, aunque al día siguiente tendrían que madrugar a trabajar. La tía abuela, se había encariñando con Candy, era imposible no hacerlo, pero no lo demostraba, el escuchar la alegría de sus sobrinos le daba una gran paz, esa noche permaneció callada en el salón hasta que la tarea del árbol fue finalizada, esa había sido su manera de demostrarle a Candy que por fin la había aceptado como una Andley y le agradecía por haber devuelto alegría a la mansión. Sin duda 1916 había sido un año lleno de logros para Candy. La cena de navidad fue maravillosa, aunque a Candy le hubiera encantado pasarla en el hogar de Pony, sus nuevas obligaciones en el hospital no se lo permitieron, pero la tía abuela se esmeró en que fuera una fiesta hermosa, todo estaba perfectamente organizado y listo para cuando su sobrino Albert y sus nietos Archie y Candy, llegaran de sus obligaciones y disfrutaran en familia de esa fecha tan especial. Para el fin de año, habían viajado a Lakewood, Candy pudo visitar el hogar de Pony y recibir el nuevo año 1917 llena de esperanzas y metas por cumplir.

Los meses corrían rápidamente, de nuevo el verano estaba en todo su esplendor, el sol de agosto brillaba con gran intensidad sobre la mansión de Lakewood, los Andley habían ido a pasar el fin de semana ahí, aprovechando que a Candy le habían dado unas inesperadas vacaciones, Albert había decidido tomarse un descanso también para convivir en familia, aunque sólo fuera por el fin de semana estarían libres de sus compromisos esos días, como era algo que no ocurría muy a menudo, la tía Elroy estuvo de acuerdo con la idea. Así que, sin decir más, emprendieron su viaje rumbo a la querida mansión de Lakewood, Candy y la tía abuela se adelantarían para que los caballeros dejaran todo arreglado durante su ausencia, así que Candy decidió invitar a Annie, hacía bastante que no pasaban tiempo juntas y necesitaban platicar.

Las chicas aprovecharon que la tía abuela había decidido ir a realizar una inspección a la mansión Legan, debido a que estos se encontraban de viaje, por este motivo permanecería ausente toda la tarde. Candy y Annie decidieron disfrutar de un rico helado mientras conversaban en el jardín, Annie sentía curiosidad, sobre ciertos temas en relación a Candy, así que decidió aprovechar la oportunidad e interrogarla.

- Sabes Candy, eres muy afortunada. A pesar de todos los acontecimientos pasados, la vida comienza ya a sonreírte – Decía Annie a Candy mientras la observaba cuidadosamente.

- No puedo negarte que me encuentro mucho más tranquila, estoy muy agradecida con los Andley por todo lo que han hecho por mí, me han dado demasiado – le respondió Candy con un profundo suspiro.

- En realidad Candy, tú también les has dado mucho. Siempre has estado a su lado incondicionalmente, los has ayudado a crecer, al igual que a mí, gracias Candy por estar siempre conmigo

- Oh Annie no tienes nada que agradecerme, eres mi hermana, yo siempre estaré cuando me necesites, aunque seas una ancianaJajaja – reía Candy después de su manera de responder.

- ¡Candy! – Exclamó Annie, de nuevo retomó el tema con seriedad - Sabes, creo que a quién deberías de agradecer es a Albert, ha sido él quién ha hecho todo por ti, siempre ha buscado tu felicidad, ha sido muy generoso

- Tienes razón Annie, Albert es tan bueno conmigo, tan atento todo el tiempo, yo jamás terminaré de agradecerle por todo lo que ha hecho y sigue haciendo por mí, lo quiero tanto Annie – Candy le respondía a Annie mientras su mirada se perdía hacia el portal de las rosas de Anthony, sus palabras sonaron llenas de un gran sentimiento, gesto que no paso desapercibida por Annie.

- Candy, acaso tú… - tartamudeaba Annie, al no saber cómo formularle la pregunta a Candy - tú…no sé cómo decirte, tú, ¿has empezado a ver a Albert como hombre?

- ¿Cómo? – Candy disfrutaba de su helado sin darle mucha importancia a la pregunta de Annie - No entiendo Annie, ¿es que debo de verlo de alguna otra forma, acaso no es Albert un hombre?

- Por favor Candy, lo que trato de decirte es que… si tus sentimientos hacia Albert han cambiado, del hermano al hombre del que te enamorarías – por fin se había atrevido Annie a decirlo.

Candy se pasó la cucharada de helado de un solo tirón, sentía que la garganta le quemaba por lo frío del helado. Dejándola si habla. Sin lugar a dudas para Candy, Annie no tenía idea de lo que decía.

- ¡Annie! Exclamó Candy con un gran alboroto lo que ocasiono que casi cayera de la silla - ¿Qué cosas estás diciendo? ¿Acaso estás perdiendo la razón o es que estás burlándote de mí?

- Oh Candy discúlpame, no te enojes conmigo, esa no era mi intención, es que cuando te expresaste así de Albert, vi en tus ojos un brillo de ilusión, como cuando se ama a alguien, entiendes, no sé, pensé que solo tal vez… - Annie trataba de excusarse con Candy por lo que acababa de decir, pero de pronto ya no le pareció tan descabellada su conclusión y decidió enfrentar a Candy – Oh bueno, ¿y qué tendría de malo Candy? Albert es un gran chico, se desvive por ti, no dudaría de que él si estuviera enamorado de ti, sus atenciones hacia ti son muy marcadas, todos lo notan. ¿Acaso sería tan malo para ti que ustedes dos se enamoraran?

Candy escuchaba y no entendía como Annie había podido llegar a esa conclusión, sus pensamientos daban vuelta por su mente, tratando de encontrar algo que le descifrara, como Albert pudiera llegar a sentir ese tipo de amor hacia ella, simplemente no era posible.

- Annie, Albert es mi ángel guardián, mi mejor amigo, mi hermano mayor, no te equivoques si ves en mi mirada amor hacia él, claro que lo amo, pero no de la forma en que tu insinúas. Él siempre está a mi lado incondicionalmente y yo se lo agradezco con todo mi corazón, haría cualquier cosa por ver a Albert feliz, pero su felicidad no soy yo Annie. Mi corazón no late por él de la forma que tú dices. Además, no creo que Albert esté enamorado de mi, - Candy trataba de hacer entender a Annie de la conexión que existía entre Albert y ella y lo que significaba para los dos – Albert me quiere como a una hermana, como la más pequeña, todo esto ha sido pura imaginación de tu cabecita. ¡Creo que Archie tiene que apurarse a pedir tu mano!

- Es una lástima Candy, estoy segura que serías muy feliz con Albert, harían una pareja hermosa, tendrían unos hijos hermosos, ¡ahhh! sus hijos serían tan lindos, rubios, con ojos verdes y azules, llenos de pecas y… -

Candy se sobresalto al escuchar todo lo que la imaginación de Annie estaba formulando e intempestivamente la interrumpió

- ¡Annie! ¡Basta por favor, deja de crear personajes! Harás que no pueda mirar a la cara a Albert de nuevo

Annie al mirar la cara que tenía Candy en reacción a su comentario, no pudo evitar soltar una gran carcajada, sin duda había logrado alterarla al punto del desquicio, cosa que no era muy frecuente en ella, así que optó por ofrecerle una disculpa a Candy y llegar al punto principal del tema.

- ¡Discúlpame Candy! - ¡Jijiji! - Tienes razón, por un momento creí que, sólo… tal vez, habrías olvidado a Terry. Ha pasado tanto tiempo ya Candy

Annie sabía que había llegado a lo más profundo del corazón de Candy; y que Terry era una herida del pasado que se negaba a cicatrizar. Notó como la expresión en el rostro de Candy denotaba un profundo dolor y sufrimiento, y que el nombre de Terry la había transportado en el tiempo hasta la vieja Inglaterra.

- Dos años – dijo Candy en un susurro – no quiero hablar de eso ahora Annie, por favor

- No insistiré Candy, pero considera la propuesta de Albert, con el tiempo sabrá ganarse tu corazón y sanar la herida que Terry dejó. Hablaremos más adelante, prométeme que lo pensaras Candy, por favor

Annie se refería a la propuesta que Albert, le había hecho a Candy a su regreso del Hogar de Pony, le había propuesto que formalizaran una relación y contrajeran matrimonio, pero claro que solo sería una unión por intereses comunes, él quería protegerla y estando a su lado se aseguraba de ello y de los constantes ataques de los demás miembros de la familia, como los Legan, por ejemplo. Y por su parte, él cómo patriarca de la familia tenía que contraer matrimonio para brindarle seriedad y estabilidad a su figura ante los demás empresarios, pero sobre todo quería evitar que la tía Elroy siguiera presentándole señoritas de las más importantes familias, frívolas y tontas que sólo veían al matrimonio como una manera de asegurarse un futuro tranquilo y lleno de comodidades, nada que ver con lo que Albert desearía en una mujer con quién compartir su vida, Candy había decidido no volver a enamorarse, se negaba a esa posibilidad, había rechazado cantidad de pretendientes, y para suerte de Candy, además de que pertenecían a las mejores familias, eran chicos nobles y de buenos sentimientos, pero Candy terminaba por aclarar que solo tendrían una amiga y nada más, por tal motivo, Albert había llegado a esa conclusión y así se lo planteó a Candy, como era de esperarse ella se negó, pero prometió tenerlo en mente.

- Está bien Annie, pero no te ilusiones mucho, Albert una vez más solo trataba de protegerme con esa propuesta, pero sería injusto de mi parte negarle la oportunidad de encontrar a la mujer que lo ame como el merece, con todo lo que implica un matrimonio, además sería injusto también para esa chica.

- Pero Candy esa chica ni siquiera existe, por que te preocupas por alguien que aun ni siquiera conoces, que no sabes si en verdad llegara – Le reclamaba Annie a Candy un poco molesta por esa actitud.

- Tienes razón Annie, pero eso no significa que no exista y no merece que le arrebaten la oportunidad de ser feliz con el hombre que ama - Le respondió directamente Candy.

Annie se dio cuenta inmediatamente del significado inconsciente de las palabras de Candy. Sin duda reflejaba lo sucedido con Terry en el pasado. Por lo que decidió cambiar el tema de conversación, para que su amiga no se pusiera más triste, además de que había un tema importante del que habían estado evitando conversar.

- Dime Candy, ¿te has decidido ya?

- Si Annie, he decidido que lo haré. Debo hacerlo, tú me entiendes, ¿verdad Annie?

- No. Pero supongo que eso no te detendrá. Se lo habrás dicho ya a Albert entonces

- No. Justo hoy voy a hacerlo. Iremos a cabalgar a orillas del lago esta tarde

- Me parece bien que estés tan decidida y lista para hacerlo. Te habías tardado demasiado ya Candy

- La verdad, no estoy lista aún. ¡Estoy tan nerviosa! Creo que antes iré a trepar un árbol para despejar mi mente y sacar el valor suficiente para decírselo -

- Me parece Candy que tendrás que sacar el valor del caballo, y haberle aprendido algún truco de actuación a Terry para no mostrar tu nerviosismo, porque tu cita ¡acaba de llegar!

- ¡Buenas tardes señoritas!

Candy se puso de pie en un salto al escuchar la voz de Albert a su espalda, se dio media vuelta bruscamente con una expresión de sorpresa, aún no estaba lista para la conversación de la cual discutía con Annie.

- Albert, ¿tú aquí?

- ¡Hola Albert, que gusto verte! – Saludo Annie para tratar de cubrir el nerviosismo de Candy.

- Un placer verte Annie! Candy, ¿qué pasa?, ¿olvidaste que nos veríamos hoy para cabalgar?

- Por supuesto que no. No, claro que no lo olvidé Albert, es sólo que pensé que llegarías más tarde, eso es todo – respondió Candy totalmente nerviosa y descubierta.

- Entiendo, no te preocupes Candy, yo regreso más tarde, me imagino que las conversaciones entre mujeres deben ser extensas. ¡Jajaja! Las dejaré para que sigan conversando

- Oh no Albert, yo sólo le hacía compañía a Candy mientras que tú llegabas, además, Archie ya debe estar esperándome, iremos de paseo también. ¡Que bueno que llegaron pronto! Ahora si me disculpan me retiro – Annie sabía perfectamente que Candy tenía que hablar con Albert en ese momento, no debía posponerlo más, y no sería ella quien le ayudara a seguir evadiéndolo.

- Adelante Annie, Archie me pidió que te dijera que estaría en el despacho. ¡Que se diviertan!

- ¡Gracias Albert! Será mejor que me apresure o no saldremos nunca, cuando se pone a revisar documentos no se da cuenta del tiempo

- ¿Estás segura de la salida de mañana Annie? ¡No pienso levantarme tan temprano para nada!

- Jajaja! Lo sé Candy, sigues siendo una dormilona, ¡adiós!

Candy y Albert dieron su paseo como lo tenían planeado, después de una larga cabalgata decidieron dejar reposar a los caballos en la orilla del lago, Candy y Albert se sentaron para refrescarse un poco.-

- ¿Te ocurre algo Candy? Te noto algo distraída. ¿Acaso hay algo que te preocupe, tienes algún problema pequeña?

- Eh, yo, no…no tengo ningún problema Albert, lo que pasa es que yo… -

- Sabes que puedes confiar en mi princesa, sea lo que sea, yo trataré de ayudarte – Albert trataba de darle confianza a Candy para que hablara.

- Lo sé Albert y te lo agradezco… Albert yo… ¡necesito decirte algo! – respondió Candy con la impulsividad que la caracterizaba.

- De eso puedo darme cuenta pequeña, ahora dime de qué se trata princesa, te escucho

- Albert… haré un largo viaje. Y no sé cuando regresaré. Estoy consciente de que como una Andley esto te traerá problemas a ti, pero te pido que me entiendas, yo de cualquier manera me iré. Nada hará que cambie mi decisión. Debo hacerlo, ¿me entiendes Albert?

- Candy explícame de qué se trata

Candy le contó a Albert con todo detalle lo referente a su viaje y lo que significaba para ella realizarlo. Albert le prometió arreglar todo para que ella pudiera viajar libremente, él se encargaría de la tía Elroy y de Archie. Aunque él mismo no estaba convencido, no la detendría y la apoyaría como tantas veces se lo había prometido.

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By *DaNi*

Espero les guste este fic, es el primero que escribo, cualquier queja, sugerencia, comentario bueno o malo, por favor háganmelo saber.

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