¡Sean bienvenidos a mi nuevo ff! Seguramente ya habrá quienes me conozcan. Esta vez decidí dedicarle la historia a mi personaje favorito de este fandom ¡Kid!

Espero que esto sea todavía más oscuro que Sonata (¿no lo leyeron? u.u).

¡Sin más, al fic!

Disclaimer: Soul Eater no me pertenece, ese es de Atsushi Okubo, de lo contrario no estaría como loca obsesiva bajando imágenes de Kid en la Web.

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Whisper Cap. 1 "Un día como cualquiera".

Trató de juntar sus libros regados por el suelo, pero el pie de una de sus agresores se lo empujó al otro lado del pasillo. La pobre de Chrona le miró sin saber qué hacer con exactitud. El estallido de carcajadas por parte del grupito se dejó escuchar.

-¿Qué harás ahora, ah? ¿Usar tu varita mágica para que venga a ti?- la chica en cuestión era una rubia de cabello largo y sedoso, de ojos melados y bonita figura.

-Mejor vete por donde viniste, bruja- secundo otra más, peli roja y de ojos negros.

-¡Hey, chicas! Ahí viene Maka- les advirtió una más, regordeta y de estatura media.

-Mucho cuidadito y se lo digas o te irá peor- advirtió la rubia antes de marcharse como si nada, seguida de sus amigas.

Chrona se encogió como única respuesta.

-¡Hola, Chrona! ¿Qué haces sentada en el suelo?- preguntó curiosa la chica de las coletas, ofreciéndole su mano para ayudarla a levantar.

-Y-yo…- la de la túnica oscura bajó la mirada. –M-me caí.

-Debió ser semejante golpazo. Mira nada más hasta donde fueron a parar tus cosas- la Técnica alzó uno de ellos, entregándoselo a la chica. –Bueno, me voy. Soul y yo debemos estudiar para el examen de mañana.

Hizo un ademán con la mano, dirigiéndose hacia la puerta. Chrona se quedó con las palabras en la boca. Iba a comentarle que deseaba ir con ella… bueno, no era exactamente que deseara salir o algo por el estilo, pero la verdad todo –cualquier cosa – era mejor que regresar a su 'habitación'.

Resignada, suspiró, recogiendo su último cuaderno. De repente, le pareció sentir que algo había pasado de forma muy rápida detrás de ella. Sus ojos se abrieron de más y sus labios comenzaron a temblar, sintiendo que la sangre se le iba hasta los pies.

-¿Qui-quién anda ahí?- tragó saliva, volviendo su rostro poco a poco. –S-si son ustedes de nuevo, chicas… ya-ya salgan.

Miró el pasillo, no había nadie. De hecho, era ingenuo creer que lo hubiera, las clases habían terminado desde hacía unos veinte minutos y lo que los chicos menos deseaban era permanecer un minuto más en las instalaciones.

Chrona se llevó una mano al pecho, exhalando un suspiro de alivio. De pronto sintió que alguien le ponía la mano en el hombro, sacándole un grito espantoso.

-¡Por Kami! ¡Me asustas, niña!- se trataba del profesor zombie. – ¿Qué estás haciendo rondando por los pasillos? Vete ya a tu cuarto o créeme que realmente verás algo que te horrorizara. Cuando yo era humano una vez vi que una mujer de negro paseaba por los pasillos. Sí, más o menos eran como a estas horas y… ¿ah?- sólo la silueta de la chica dibujada en el aire quedaba de ella.

Se sonrió, para ser la hija de una bruja era demasiado fácil asustarla… o quizá era por eso mismo que era muy asustadiza.

Chrona llegó sin aliento a su habitación – si es que a eso se le podía llamar de esa manera, porque más bien parecía una celda de reclusión de alta seguridad –. Botó sus utensilios sobre la pequeña mesita que había en un rincón y se subió a la cama, enrollando sus brazos sobre sus rodillas y escondiendo su rostro entre ellas. Podía escuchar… el silencio. Antes por lo menos tenía que soportar los ataques de Racknarot y con él difícilmente podía estar en quietud. Pero ahora que ya no estaba, todo era diferente.

Sus ojos veían fijamente la sombra de los barrotes de la habitación, cuando estos dejaran de reflejarse era porque la noche llegaba y con ello la verdadera pesadilla. Se llevó ambas manos a los oídos, apretándolos con fuerza, comenzó a temblar, con deseos de llorar, pero por alguna razón sus lágrimas no brotaban. Quizás éstas se habían acabado por culpa de su madre.

La noche llegó…

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-¡Chrona!- la profesora golpeó la mesa en donde la chica se había quedado dormida. Ella en respuesta se levantó de golpe, ante la risa de sus compañeros. –Esta es la tercera vez que te quedas dormida en mi clase, si tanto te aburre ¿por qué no te vas?

La peli rosa comenzó a frotar sus rodillas.

-L-lo siento. No volverá a suceder.

-¡Eso mismo dijiste las veces anteriores! ¿Sabes qué? Ya no lo soporto más, sal de mi clase- la profesora le señaló la puerta con el dedo índice.

-Pero…

-¡Sal de mi clase! Vete antes de que te expulse definitivamente.

Chrona bajó la mirada, caminó por la escalinata que conducía a la puerta trasera, cuando tropezó a causa de un puntapié. Las risas no se dejaron esperar.

-Ten cuidado… brujita- le susurró la misma rubia que un día anterior la molestara en los pasillos.

La chica salió al pasillo, no había más chicos ahí. Eran las primeras horas de la mañana y todos preferían estar adentro que afuera, era invierno y las temperaturas en Shibusen podían ser muy 'congelantes'.

Suspiró resignada. Esa clase en verdad que la detestaba. Era la única que no compartía con Maka y los demás y por eso se sentía sola. Había hecho de todo para que le permitieran cambiarse de aula, pero le habían explicado que esa era una clase de principiantes, en donde se enseñaba lo básico que Chrona debía conocer sobre Técnicos y Armas. De esa manera terminó conociendo a sus tres verdugos: Karin, la rubia; y según contaban algunos, proveniente de una familia antigua de Shinigamis; Lorena, la peli roja, también de una familia antigua y muy correcta de Armas; y, finalmente, Mayte, una… 'don nadie', según la llamaban sus dos 'amigas'. Pero a quien aceptaban porque les hacía todos sus mandados.

-¿Saltándote clases?

-N-no, no, Sensei- la chica hizo una profunda reverencia, sin percatarse de quién le hablaba.

-Ja, ja ¡Kid, te ha confundido con un profesor!- Patty hizo más varonil su voz al pronunciar la última palabra. El chiste, obviamente, sólo le hizo gracia a ella.

La peli rosa por su parte se sonrojó por la 'metidota de pata' que acababa de hacer.

-¿Por qué estas afueras? Deberías de estar en clase- mencionó el chico.

-Y-yo, me quedé dormida- admitió avergonzada.

-¿Eeeh? Kid también se queda dormido en clase de teoría y nunca lo han sacado- comentó infantil Patty.

-¡No seas tonta! Él es el hijo de Shinigami Sama- Liz le dio un coscorrón.

Kid enarcó ligeramente las cejas, en un gesto tan suave que pareció pasar desapercibido para todas.

-De todas formas, esas asignaturas son demasiado aburridas. ¡Nos vemos en clase!- el chico alzó una mano, mientras la otra la guardaba en su bolsillo.

Las hermanas rubias le imitaron en los gestos y siguieron su camino justo detrás del peli negro. Chrona alzó también la mano, moviéndola tímidamente, para luego observarla con atención.

El timbre sonó para el cambió de aulas y ella estaba a punto de marcharse cuando recordó que sus cosas seguían dentro. Quiso entrar, pero los chicos saliendo se lo impidieron con empujones y miradas férreas. Asustada, se rezagó al lado izquierdo.

-Toma tus cosas- Karin se las ofreció y la peli rosa, aunque extrañada por el gesto de amabilidad, se las recibió. Pronto se dio cuenta de sus verdaderas intenciones.

En la portada de su libro, con letras remarcadas de rojo le habían rotulado: BRUJA.

Apretó los libros contra su pecho y salió corriendo de ahí, alcanzó a escuchar las risitas de Karin y su grupo.

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-¡Kid! ¿Cuándo llegaron?

-¿Ah? Hoy por la mañana- respondió sin importancia el chico, sin percatarse de que Karin acomodaba su cabello rubio detrás de una oreja.

-¿En serio? La misión era de las más difíciles, supusimos que te tardarías más- mencionó Lorena.

-¡Ah, cuéntanos, ¿cómo era el lugar?! Las ruinas de esa civilización son impresionantes- Mayte se emocionó.

-En realidad eran una abominación- Kid comenzó a detallar las faltas de simetría que encontró en el último lugar de su misión a las tres chicas.

Liz los veía desde el otro lado del salón.

-Y ahí las tienen, merodeándole a Kid como moscas a la miel.

-¿Te parece?- le respondió Maka, divertida. –Si son taaaan discretas.

-Sí, claro. Me enferman, sobre todo esa tal Karin. Observa cómo se tongonea frente a él y le mira con carita ingenua. Chicas como ella nos dan mala fama a las rubias.

-Parecieras celosa- comentó Tsubaki.

-Claro que no- se defendió prontamente, las chicas le miraron con ojos sesgados. –Bueno quizás un poco, pero no porque quiera a Kid como algo mío, sino porque…

-Porque Kid kun es tu Meister, es normal que un arma se sienta así.- explicó Tsubaki.

-¿En serio?

-No. Si estas celosa es porque debes quererle y punto, reconócelo- Maka le dio un codazo en las costillas.

-¡Claro que no! Ya les he dicho hasta el cansancio que…

-¡Siéntense!- sentenció Stein entrando al aula montado en su habitual silla de oficinista.

Comenzó a pasar lista y al momento en que llegó con Chrona hubo silencio.

-Chrona… ¿no vino Chrona?- garabateó algo en su lista y luego murmuró: -Es la tercera vez que falta en lo que va del mes.

-Es obvio que no le interesan las clases ni la oportunidad que le da Shinigami Sama- comentó Karin.

-Eso no es verdad, Chrona no es así- defendió Maka.

-La eterna defensora de la 'brujita' habló- dijo Mayté. Lo que le ganó una mirada de recelo de parte de la chica de las coletas.

-Creo que no se sentía bien, profesor. Nos encontramos con ella en el pasillo hace poco y dijo que había salido de clase- explicó Patty.

-Más bien la sacaron- cuchicheó Lorena.

-Ya veo. Kid kun ¿te molestaría ir a buscarla?- pidió Stein, ajustando su tuerca.

-¿Ah?

-De todas formas te dormirás en clase y a ti es al único que no llamarán la atención por deambular por los pasillos.

Nuevamente el gesto con sus cejas, pero Kid se levantó de su asiento.

-¡Ah, profesor! Yo también estoy preocupada por ella, ¿puedo acompañarlo?- Karin también se levantó de su asiento.

-¿Acaso estás diciendo que no somos lo suficientemente buenas como para proteger a nuestro Meister?- le soltó Liz con rudeza.

-Tú lo dirás…

-¿Qué dijiste, perra?- Liz dio un paso al frente, a lo que Lorena se levantó como si un resorte la impeliera.

-Liz, vamonos- llamó su dueño tranquilamente. La chica bufó.

-Esto no se quedará así- le murmuró, antes de alcanzar al peli negro.

-Karin, Lorena, vuelvan a sus lugares- ordenó Stein.

La de los ojos melados refunfuñó algo ya que la oportunidad de estar al lado del chico se le había ido de las manos. ¡Y encima se había ido en busca de esa bruja maldita!

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-¡Kid, ¿no vas a decir nada?!- la más alta de las chicas gesticulo con sus brazos.

-No debes pelear con ella, Liz.- mencionó con estilo aburrido.

-¿Ah? ¿Le vas a dar la razón a ella? ¡No puedo creerlo!

-Sólo digo que dejes de buscar problemas, no estoy diciendo que la apoye…

-Pues a mí me pareció que…

-¡Suficiente! Tú y Patty vayan por ese pasillo, yo iré por el otro- mencionó Kid, deteniéndose ante un camino que se dividía en dos.

-Pero Kid… Patty ayúdame- cuando volteó a buscar a su amiga, esta ya daba de saltitos por ahí tarareando 'Abuelito, dime tú…' (1)

A la chica de los jeans le salió una enorme gota de sudor en la sien, resignándose a tener que irse con su tonta hermana.

Kid estaba molesto. Que le recordaran que por ser el hijo del dios de la muerte le daba cierta clase de 'fuero' le ponía de mal humor. Su verdadera razón por la que decidió asistir a Shibusen había sido, principalmente, par demostrar que no importaba de quién fueras hijo, las reglas eran para todos. Pero se daba cuenta de que a pesar de ello, no podía evitar que la gente le tratara de manera diferente.

Las veces que se quedaba dormido en clases, las veces que se las saltaba, las veces que armaba un alboroto –la mayoría de la veces con Black Star –, las veces en que llegaba tarde… todas y cada una de ellas merecían una suspensión. ¿Por qué la gente no lo comprendía, que él deseaba ser una persona como los demás? Que lo que deseaba era que cuando hablaran con él vieran a Death The Kid y no al hijo del Shinigami.

Todo su esfuerzo por completar esas misiones era para que destacara por sus propios méritos, no para que la gente hablara de lo bueno que resultaba ser el hijo de Shinigami.

Estaba harto de eso. Frustrado y hastiado.

Lo primero que se le ocurrió para aliviar su enojo fue golpear un cesto de basura con el puño.

-¡Auch!- escuchó un quejidito.

Kid se quedó quieto por un instante, para luego mover la puertita del cesto.

-¿Chrona?- le vio parpadear en la oscuridad. – ¿Qué haces ahí?

Levantó la tapa, dejándola al descubierto, preguntándose cómo le hacía para caber en ese espacio tan reducido. La chica se quedó muda, sin saber qué decir. Sus ojos se empeñaban a mirar a todas partes, menos al frente.

Kid se llevó las manos a la cintura, resoplando con el gesto.

-¿Vas a tenerme esperando todo el tiempo que quieras?

-L-lo siento- ella llevó sus manos a la orilla del contenedor, alzando la pierna a fin de salir, pero el equilibrio le falló, cayendo de bruces y provocando que la basura se esparciera por el lugar.

Kid rodó los ojos.

-L-lo siento. Y-yo…

-Ya déjalo- le apartó para que no levantara la basura con las manos, pero la chica seguía insistiendo. – ¡Qué lo dejes, por Kami!

Chrona se asustó, llevándose las manos al pecho.

Él se maldijo mentalmente por haber sido tan brusco con la chica. Él era un caballero después de todo.

-Patty estaba preocupada por ti, así que decidimos venir a buscarte- habló, a fin de suavizar la situación.

-¿Pa-Patty?- el chico asintió en silencio. – ¿Esa bonita arma tuya?

No supo qué contestar a eso. Sus ojos se quedaron fijos a la chica, lo que ella tomó como un mal presagio.

-Pe-perdón, yo no… yo no- tartamudeó en su apresurada disculpa.

-No, está bien. Es sólo que nunca nadie me había dicho eso de mis armas. ¿Te gusta Patty?

-Me gusta como se ven ambas armas juntas.

-¿Verdad que sí? Su simetría es lo mejor, por eso es que las adoro tanto- Kid volvía a sumirse en su lapsus simetricus impulsivus y Chrona se permitió esbozar una pequeña sonrisa.

Sabía que cuando el chico muerte se ponía de ese modo no prestaba atención a nada más, así que por eso se sintió segura de hacer un gesto que nunca antes le había permitido a nadie ver –nadie fuera de Maka –.

De pronto Kid enmudeció y la sonrisa de Chrona murió con ello.

-¿Qué fue eso?- interrogó el chico.

-¿Q-qué fue que?- volvió a balbucear, tomando sus manos frente suyo.

-Ese gesto que acabas de hacer.

El corazón le latió con fuerza. ¡Qué tonta! Acababa de ser pillada con esa sonrisa de boba que tenía. Comenzó a sudar y a morderse los labios. Miró la basura, el pasillo, la basura, el pasillo, la basura y decidió salir corriendo.

-¡Chrona!- Kid iba a seguirla pero trastabillo con algo, enfocó su vista hacia el objeto, topándose con el cuaderno de la chica, notando de inmediato el apodo despectivo inscrito en él.

Se inclinó para recogerlo, obteniendo una visión más óptima del interior del contenedor de basura. Pasó las puntas de sus dedos por una de las paredes.

-Magia- murmuró, sonriéndose.

Terminó de recoger las cosas de la chica.

Debía decírselo a su padre… ¡pero antes debía ordenar todo ese tiradero!

CONTINUARA…….

(1)Es la canción de Heidi.

Notas de la autora:

¡Bien! El objetivo de esto es ver cómo se desarrollan poco a poco las cosas entre ellos dos y nos encariñemos con la idea. Aunque se supone que el mero hecho de leer este fic es porque estamos encariñados con la parejita ¿o no?

Espero que esto no vaya muy lento. Según mi visión no, pero díganmelo ustedes n.n ¡Déjenme un review!

¿Qué es lo que teme Chrona? ¿A qué se refería Kid? ¿Y qué pensará hacer? ¡Démosle su merecido a Karin y sus 'amigas'!

Matta au!