Disclaimer: Percy Jackson no me pertenece. La imagen de portada es Cattleya, de pokemón.

Este fic participa del "Calendario de desafíos" del foro El Monte Olimpo.

Este fic hace referencia a "Guardiana del inframundo" en sí creo que se entiende bien sin leerlo, pero si tienes algunas dudas sobre un personaje que aparecerá en la historia; leer esa.

También, quiero decir que salto de felicidad porque… ¡Es mi historia número 100 de PJO!-hace que suene unas trompetas y que caigan serpentinas-¡Yay!

Muy bien, es todo, ¡A leer!

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Padre de improvisto

— Espero que esto sea una broma de mal gusto—gruño el hijo de Hades, teniendo una cara de malhumor que no se molestaba en ocultar.

En realidad su humor había mejorado bastante desde que había decidido establecerse en el campamento Mestizo, tenía buenos amigos y ya no era tan huraño; claro conservaba su humor, no obstante la gente normalmente ya no temía morir si este les miraba. Por supuesto, cuando estaba enojado las cosas cambiaban.

Y por más que tratará de estar en buenos términos con Quirón y el señor D-en especial el señor D, dado que no tenía ganas de terminar como un delfín loco-había límites para lo que podía hacer.

Y el pequeño paquete de gorgoritos que traía Quirón en brazos era uno de ellos.

No solía verse bebés semidioses por el campamento, principalmente porque estos venían por cuenta propia y el que traía el director de actividades no podía tener más de un mes. Según la historia que le habían contado, al parecer hubo un caso de un bebé dejado en el hospital con la nota "sé que hay semidioses por allí que pueden ver esto, vengan por uno de los suyos" el noticiero donde salió pensaron que la mujer abuso de sustancias, no obstante fue suficiente para que las personas del campamento se pusieran alerta. Mandaron un sátiro que confirmo que era un semidiós, con un poco de niebla fingió ser el padre y ahora la pequeña estaba allí.

De acuerdo, era algo interesante sin embargo no es que le importara; esa no era la razón por la que estaba allí.

Lo habían llamado para que cuidará del bebé.

— Creme niño, si esto fuera una broma yo no me molestaría en estar aquí—rebuzno el Dionisio, mientras veía de reojo a la niña, probablemente temiendo que esta vomite o algo. Ella en cuestión, se limitaba a chupar su dedo y ver todo con curiosidad.

Vale, no es como si fuera a admitirlo alguna vez en su vida; mas era adorable. Tenía la piel lechosa, lo que lograba que sus mejillas parecieran nunca cesar con el color rosado, pequeña y ligeramente rechoncha, con una mata no muy espesa de cabello negro y grandes cojos color violeta-no, Quirón vio su historial médico y al parecer no tenía que ver con su linaje divino, simplemente la madre debió darle síndrome de Alexandria-.

Igualmente, eso no bastaba para terminar adoptándola.

— Sería simplemente algo temporal—persistió Quirón con su calma imperturbable-lo que sacaba un poco de quicio a Nico-en lo que le veía suplicante— llame a Nueva Roma y al parecer su sistema de adopción ya es bastante complicado, y la mayoría de los semidioses que han alcanzado la mayoría de edad están en el proyecto de Nueva Grecia u ocupados en otras cosas, de lo que están disponibles tu eres el mayor.

Nico resoplo, arrepintiéndose de no haberse involucrado.

Nueva Grecia se suponía que sería el equivalente griego a Nueva Roma. Después de enterarse de sus equivalentes, los semidioses decidieron que ellos también querían tener su propia ciudad; por lo cual se compró terreno de Long Island y muchas personas terminaron involucrándose en el ello. Annabeth, Percy, Jason y muchos otros eran lo que se ocupaban del mismo.

Había ayudado bastante la recompensa de los dioses.

Poco después de que la se ganará la guerra de Gea, Hécate llegó-pareciendo bastante malhumorada por ser mensajera-y les dijo el regalo que tenían los dioses para ellos: un amuleto que los hijos de Hécate/Trivia podían elaborar, el amuleto al tenerlo puesto o en un lugar en específico lograba que se ocultará el olor a semidiós, por lo cual los chicos podían tener vidas normales de ahora en adelante.

Se podía adquirir el encantamiento por unos pocos dracmas/denarios en la tienda de los dos campamentos. Por lo cual con algunos de ellos y unas salvaguardas en los terrenos, comenzaron a construir.

Él no le importaba ayudar con algo que sus amigos necesitaran, pero para términos prácticos no es como si supiera que hacer. Se había quedado aun con 24 años en el campamento para ser uno de los líderes, y una vez se necesitara cosas más técnicas y menos constructivas iría a ayudar para allá.

Sin embargo, por lo visto su falta de atención hacia la nueva ciudad fue suficiente para encasquetarle ese lío.

— ¿Se dan cuenta que solo tengo 24 años? ¡Ni siquiera tengo una pareja! ¿Cómo creen que me las arreglare para cuidarla y hacer mis deberes del campamento? —interrogo tratando por todos los medios de no parecer tan enojado, lo que no le era fácil.

— Te daremos un lugar tranquilo donde puedas cuidar de ella, en cuanto a tus deberes—carraspeo un poco, nervioso—creo que Celeste puede ocuparse de ello.

Oh magnífico, ahora su pequeña hermana pagaría los platos rotos.

Celeste era una niña de diez años; al parecer el que por fin terminará la amenaza del juramento fue suficiente para que los dioses se los tres grandes se permitieran tener hijos otra vez, al menos se había presentado una niña de Hades. Ella ya llevaba en si cuatro años en el campamento, como su hermano mayor le había enseñado todo sobre sus poderes y hasta le había dejado ocuparse de sus rituales. Por lo visto, era suficiente para que la consideraban apta.

— Te daremos un apartamento en nueva york, amuletos, el dinero necesario—empezó a enlistar Quirón.

— Así que pueden darme lo que necesito, pero no buscar a alguien más—susurro Nico, cruzado de brazos con molestia. El viejo centauro suspiro.

Y por lo visto, el dios en la sala perdió la paciencia.

— Mira mocoso, yo ya tengo bastante quedándome acá en lugar de pasarlo de lo lindo con mi bella esposa en el Olimpo; me quedan aún unas cuatro décadas por acá y no tengo planeadas escuchando gritos de bebés, así que o te encargas de la niñata o te pasas el resto de tu miserable existencia como un delfín, tú decides—declaro, compitiendo con el enojo del semidiós.

Obviamente, eso no le dejaba ninguna opción al hijo de Hades.

— De acuerdo, la voy a cuidar—acepto, muy a su pesar— ¿Al menos saben quién es su padre divino? ¿Y cómo se llama?

— El sátiro que la encontró afirmaba que olía a inframundo, es posible que sea tu hermana—le conto en un tono razonable el viejo maestro, demostrando que a pesar de todo no tenía idea— Sobre su nombre, su madre le dejo abandonada en el hospital solo con esa nota; dado que es indefinido cuanto tiempo tendrás que hacerte cargo de ella, puedes ponerle el nombre para no llamarla "bebé" todo el tiempo.

Nico solo negó la cabeza ligeramente, bastante inconforme. Le echó una mirada al bebé, que como era obvio; seguía viendo todo con curiosidad y sin saber lo que pasaba.

— Empaca tus cosas, te iras en una hora. Suerte—se despidió el inmortal, mientras se llevaba a la niña.

La que por lo visto, sería en adelante su dolor de cabeza personal.

Los próximos meses serían un infierno.

. . .

— ¿Te iras? —pregunto la niña de cabello negro y rasgos latinos, que miraba con tristes ojos negros a su hermano mayor. Nico no pudo evitar suspirar y darse cuenta que el asunto solo empeoraba.

No obstante, ahora tenía que ocuparse de su hermana.

— Eh, son solo unos meses; regresare antes de que te des cuenta—decía mientras le acariciaba la espalda. Los dos estaban sentados en la cama de la chica en cuestión; la misma abrazaba sus piernas con su barbilla en las rodillas.

Perdió a su madre en un accidente de auto, Bianca había ido con ella y le dijo que tenía que ir a Long Island, nueva york; dejando su natal florida. Le advirtió que de no hacerlo, era más probable que pasaran accidentes como los de su madre.

Había llegado con el corazón roto; ese lugar era demasiado raro para una niña de seis años, todos le veían mal porque al parecer era la primera hija de Hades en ese siglo-tardo un tiempo en enterarse la historia de sus hermanos-y no lograba acostumbrarse al lugar. Nico se quedó con ella.

Normalmente Nico no era de los que soportaba niños ni nada por el estilo, pero no pudo evitar verse reflejado en la latina; había perdido toda la familia que le quedaba y no sabía cómo manejar todo lo que se le venía encima, no podía permitir que terminará como él que vago solo durante años.

Para Celeste, el italiano era su héroe. Adoraba a Hazel y a Bianca, mas no podía verlas demasiado; Nico le enseño a pelear, sobre cómo controlar sus poderes y a los fantasmas para que no pudieran manipularla a ella, le dejo ayudarle con los ritos funerarios para los héroes que morían en combate. Todo lo que quería ella era enorgullecer al mayor y seguir viviendo en el campamento.

Al parecer, iba a perder a otra persona.

— Oye, voy a vivir en Nueva York; siempre puedes pedirle a Argos que te lleve conmigo o tomar un pegaso—trato de reconfortarla, aunque en lo personal no era lo suyo. Una idea se le vino de repente, haciendo que arrugara el ceño—solo no hagas viaje sombra.

Obviamente la niña no estaba muy feliz, pero al oír el tono sobreprotector del Di Angelo no pudo evitar sonreír— ¿Tú no empezaste a usar tus poderes cuando tenías mi edad?

— Yo estaba en puertas de una guerra, tu eres solo mi hermanita—le reprocho, agarrándola por su hombro y haciendo que se acercará más a él. Celeste río y deshizo su postura, abrazando al mayor.

— Te extrañare hermano—dijo en español. Su madre era latina y había aprendido el idioma-sin contar que en florida no era difícil encontrar gente que lo hablará-. Nico le devolvió el abrazo.

— Yo también sorellina—menciono con una pequeña sonrisa—todo estará bien, ¿sí?

Oyó que tocaban la puerta, lo que hizo que el líder-o ex líder viendo el punto que se diera-hiciera un quejido levantándose de la cama, a lo que vio a Quirón con la bebé.

— Argos te espera en el límite del campamento con las cosas de la bebé, ve para allá cuando te sientas listo— "pero no tardes" era el texto implícito en la frase del profesor, aunque este era demasiado amable-y apenado por la situación-como para decírselo. Con algo de torpeza, Nico agarro a la niña en lo que el adulto trotaba lejos de allí.

Curiosa, Celeste se paró en la puerta de la cabaña.

— ¿Esa es nuestra hermana? —pregunto curiosa, asomando la cabeza por uno de los costados de Nico.

— No es seguro, podría ser una hija de Hypnos o de Thanatos.

— ¿y cómo se llama? —curioso, observando a la menor que le devolvió la mirada.

— No tiene nombre, supuestamente se lo pondré yo—le explico sin ocultar lo incómodo que le ponía el asunto. Por lo que le habían dicho, era algo temporal, pero con la mudanza y la entrega de responsabilidades, sentía como si de repente le apresuraran a ser padre-lo que era ridículo; al ser gay se supone que al menos no podría terminar con niños de forma imprevista como le paso a Jason y a Piper-lo que le estaba seriamente costando una buena parte de sus nervios.

Celeste veía al bebé, la misma le devolvió la mirada unos segundos, con esa curiosidad e inocencia infantil tan características de la infancia. Ella recordó un poco la historia del italiano; si se supone que podía ponerle cualquier nombre…

— ¿Y si le pones María? —indago con curiosidad, lo que le valió para que el improvisado padre dejara la mirada de pánico para verle con confusión.

— ¿Qué?

Se encogió de hombros— ¿Puedes ponerle cualquier nombre, no? Y por lo menos si tienes vecinos mortales, es más rápido decir que es tu hija; estoy segura que tu mamá estaría feliz de que tuviera ese nombre, y María di Angelo suena demasiado guay para ponerle otra cosa.

Nico aparto la mirada de su hermana para ver a la pequeña, no se parecía en lo más mínimo a su madre y dudaba que alguna vez pudiera parecerse; no obstante su hermana tenía razón.

— Muy bien—dijo dándose por vencido— María será.

. . .

— Esto es un desastre—dijo el hijo de Hades con una cara de pánico, tan solo dos horas después de haber tranquilizado a la latina. ¿La razón de todo esto? Llanto.

No, en realidad eso no era llanto; llanto era cuando un personaje muere en tu saga favorita-lo que Nico nunca en esta vida iba a admitir que lo hizo alguna vez-esto era un paseo en los campos de castigo. No estaba seguro de como en un cuerpo tan pequeño habían tales pulmones, sin embargo contra cualquier lógica María lo desafiaba y lloraba como si la vida se le fuera en ello.

— Simplemente mantén la calma—se oyó desde el otro lado del teléfono, siendo Jason Grace que poseía la paciencia suficiente para decir esas palabras. Nico bufó.

— Fácil para ti decirlo, no estás aquí.

Jason no dijo nada-a fin de cuentas, entendía lo que era estar en su posición-y siguió con tranquilidad— De acuerdo, me dices que la has mecido para dormir por un rato así que no es sueño, ¿hambre quizás? ¿Cuándo fue la última vez que comió?

— ¿Y yo que sé? ¡Quirón no me lo dijo! —le recrimino el europeo, mas tomando en consideración el comentario del padre más experimentado y dejando a María en su cama-que ya habían instalado en la propia habitación de él, para que no tuviera que caminar mucho por si se despertaba de noche-y yendo hacia la cocina, empezando a buscar las cosas para hacer el biberón.

— Muy bien, prepara la forma como te enseñaron y calienta la leche, ¡calienta con agua del grifo, ni te ocurra meterlo en el microondas! —le advirtió el rubio al otro lado del auricular. Nico murmuro para sí que probablemente María no notaría la diferencia de la leche calentada en el microondas que con agua, pero le pareció suficiente su tono como para hacer lo que decía.

Los gritos no parecían atenuar su fuerza sin importar el tiempo que pasará.

— Ya ya, cálmate, todo está bien—dijo Nico mientras iba hacia la semidiosa con el biberón en mano, con cuidado cargando a la infante.

— ¿Mis oídos me engañan o el rey de los fantasmas está calmando a un bebé? —se burló Jason con un tono que demostraba lo absurdo que era toda la situación; Nico gruño lo suficientemente alto para que se oyera.

— Le dices a alguien sobre esto y te mando con mi padre, Grace—ante la amenaza el romano se limitó a reír. Nico decidió no prestarle demasiada atención mientras le daba el biberón a la niña.

En un principio pareció algo renuente, pero poco a poco empezó a chupar y se calló en lo que se tomaba la fórmula de leche.

El italiano dio un suspiro de alivio, una catástrofe evitada.

. . .

— Nico, no es el fin del mundo.

— ¿En serio, no lo es? Yo ya he estado en tres Jason, y este huele como uno—le recrimino el italiano, a lo que el mencionado se limitó a bufar. Técnicamente era cierto, dado que estuvo vivo en la segunda guerra mundial y participo en la titanomaquia y gigantomaquia.

Uno pensaría "¡Oh no! ¡Otro inmortal que viene a por nosotros!" por otro lado, Nico no le hubiera molestado demasiado luchar contra algún ser hiper poderoso-sería la tercera vez, por lo cual no es lo peor del mundo-como le estaba molestando lo que de verdad estaba pasando.

María había hecho sus necesidades, así que alguien tenía que cambiarla.

— ¿No podrías hacerlo tú? Ya tienes experiencia—decía dando un ligero señalamiento al propio bulto en los brazos del mayor. Una niña de un año de edad con cabello rubio y ojos cambiantes.

Jason y Piper no lo planearon, pero la cherokee termino embarazada. Jason obviamente no iba a hacer la lista gorda y no iba a dejarla por nada del mundo; no obstante ambos sabían que su relación nunca fue la mejor, y el embarazo puso las cosas en perspectiva para Piper, que se dio cuenta que no deseaba que sus hijos-eran mellizos-crecieran con unos padres que realmente no se querían. Antes de que finalizará el embarazo, habían roto oficialmente.

Jason en realidad no tuvo problema con eso, admitía que todo este tiempo las cosas nunca fueron perfectas con ella-en retrospectiva, Hera fue quién inicio todo con ambos, ¿Cómo algo planeado por Hera en el ámbito romántico podía salir bien?-no obstante, pocos fueron los planes que cambiaron con el rubio al enterarse. Juntos o no, él iba a estar en la vida de sus hijos.

Resultaron ser un niño y una niña, a las que llamaron Thomas y Jessica. Debido a que ninguno considero sano que los niños tuvieran que cambiar cada semana de casa dado que vivían en puntas distintas del país-Piper se instaló en Nueva Roma, mientras Jason seguía sus proyectos en Nueva Grecia-así que tomaron una decisión: Piper criaría a Thomas y Jason a Jessica-Nico nunca entendió como es que entraron en esa decisión, pero no pidió detalles-por supuesto, se preocupaban de ver a sus hijos juntos lo más posible, pero así estaban las cosas.

Ya había pasado más de un año y Jason de hecho estaba bien, había cuidado bien de la pequeña y se concentraba en el proyecto de la nueva ciudad. Piper era una de las mayores donadoras para la construcción-había grabado algunas canciones en películas de su padre y tenía dinero-y vivía feliz en la ciudad romana al lado de Reyna.

Nico nunca supo que paso allí, no obstante luego de que estuviera con un bebé y el corazón roto prefirió irse a california con su mejor amigo-se había establecido allí hace tiempo, en un principio fue por ayuda a la reconstrucción de Nueva Roma y ahora parecía estadía permanente-lamentablemente, su apartamento no tenía mucho espacio y estaba lleno de proyectos, así que Reyna le ofreció asilo para quedarse. Por obvias razones pasaron mucho tiempo juntas y Reyna le ayudo con lo del bebé dado que venía con la inquilina, y antes de que él lo notará su "hermana mayor" le estaba anunciando que salía con la griega.

Él no estaba seguro de todo ese asunto, mas dudaba que Reyna se dejara ser plato de segunda mesa o que salieran con ella por despecho; también sabía que las palabras de Afrodita se habían cumplido-en realidad, ella misma tenía que sanar sus heridas-así que todo daba luz verde para estar juntas. Para lo que a Nico le importaba, a Piper más le valía cuidar de su hermana.

Jason en sí estaba bien con el tema y su propia soltería, estaba bien con cuidar de su hija y su trabajo. Y ya que no quedaba tan lejos su departamento-en lo que la ciudad hacia los propios-y que no deseaba pagar la astronómica cuenta de teléfono, fue con Jessica al apartamento del griego.

— Podría—acepto, aunque por su tono no era todo lo que iba a decir del asunto—pero tarde o temprano te tocará a ti.

— La verdad prefiero tarde—se quejó con bastante evidencia. Jason rodó los ojos.

— Créeme, es mejor temprano; no es nada bonito y es mejor que te habitués, porque los próximos meses tendrás que hacerlo.

Nico resistió el impulso de decir una palabrota-la hija del pontífice empezaba a imitar palabras y si ella decía una grosería por su culpa estaba seguro que lo mataría-y agarro a la bebé en dirección al baño.

Hubo lamentos, insultos-por suerte, con el suficiente autocontrol para decirlo en su cabeza-y objetos voladores en los próximos minutos. El chico de otro siglo parecía un fantasma-que era en realidad talco-con la bebé riendo ávidamente en sus brazos; pero finalmente le había cambiado el pañal.

Jason-que se había quedado con su hija jugando con tacos de construcción-se le quedo viendo cuando el hombre entro en la sala donde estaban— ¿Ves que no fue tan difícil?

— ¿Te he dicho cuanto te odio a ti, a los dioses calenturientos, y a toda la humanidad en general? —pregunto el semidiós con un tono gruñón como el que usaba de adolescente. Jason sencillamente se rio poniendo a su hija en su regazo.

— A Jessica no, Jessica es demasiado linda para que alguien le odie—decía mientras procedía a darle cosquillas, provocando que la rubia se riera y las risas de la niña del inframundo se multiplicaran.

Nico creyó que había aprendido a odiar el universo un poco más.

. . .

Y lo odio un poco más esa misma noche.

Los Grace ya se habían ido-duh, era más de media noche-y Nico logró que Maria se durmiera lo que le dejó tiempo para dormir.

Él sabía que los bebés podían despertar en tarde, pero nunca considero lo molesto que eso era.

Lo único bueno es que dudaba que algún vecino se pudiera quejar con él, después de todo ningún policía realmente arrestaría a un adulto porque el bebé a su cargo no paraba de llorar.

Con un gruñido se paró de la cama y se dirigió a la cuna que estaba al lado-gracias a los dioses por la idea de dejarla allí, era mejor que tambalearse hasta una habitación a ciegas por el sueño y no saber dónde estaría el cuarto-refregándose los ojos para ver si se despertaba; la pequeña niña-o demonio, como pensaba ahora de ella al despertarle-repetía la misma tónica que hizo durante todo el día: llorar e incordiar.

En ese momento se preguntó porque la gente de forma voluntaria tenía hijos.

— Ya ya mocosa—decía mientras la cargaba entre sus brazos y se mecía para ver si se calmaba; en ese momento se dio cuenta que citaba al director D, de verdad que estaba mal.

Se quedó meciéndola por un rato, incluso prendió la luz-donde se dio cuenta que María prefería la oscuridad, porque solo lloró más fuerte hasta que la apago-todo el rato desesperándose porque como pudo comprobar era sueño, porque no quería ni el biberón ni necesitaba un cambio de pañal-gracias a los dioses-.

— Por Hades, ¿Qué quieres? —preguntó en voz alta, aunque al menos lo suficientemente consciente para saber que la pregunta era retórica. Miro entre las cosas que le dio Quirón de la niña, para ver si había algo útil entre ellas. Tuvo esperanza al ver un disco de música para dormir antes de caer en cuenta que no le dieron ningún reproductor, y que él no había tenido uno para traer en la mudanza.

Vlacas—musito molesto, antes de ver al bulto que traía consigo. Puede que si necesitara música para dormir— Que quede claro que esto solo lo hago porque estoy desesperado y no volverá a pasar hasta que vuelva a este punto—declaro con bastante severidad, aunque lo hizo con la nada-o el dios de turno que se echara unas risas al observarlo-porque no es como si María pudiera entenderle.

Tu sei il mia principessa, la ragione per cui vivo, non ti scordar di me, io vegliero su di te—cantó; era una vieja canción que le cantaba Bianca cuando era pequeño-con algunas modificaciones, ella nunca le dijo princesa-era la única que se recordaba porque no es como si supiera de crianza de niños hasta que lo metieron en eso.

Unos minutos cantando bastaron para que la pequeña dejara de llorar, y un rato más para que por fin, esta chica se durmiera. Dejándola en su cuna con delicadeza para que no se despertara, se tiro en la cama a dormir.

Se había prometido que nunca cantaría hasta que estaría desesperado, por lo cual pensó que no tendría que volver a recurrir a eso. No contó con que la niña gustará de como cantaba y a partir de ese momento solo se durmiera con eso.

Aunque con el tiempo, puede que no le molestará el hacerlo.

. . .

— Dioses, es tan tierna—decía la inmortal con apariencia adolescente, cargando a la pequeña niña que reía en sus brazos al hacerle morisquetas.

Nico suspiro exasperado ante su hermana Bianca.

— A ti te parece tierna porque no has tenido que cambiarla, alimentarla ni oír sus lloriqueos; ¿Cómo crees que termine con estas ojeras? —le recalco señalando sus ojos, que luego de unas semanas efectivamente parecía un mapache. Su hermana mayor se limitó a rodar los ojos mientras sonreía.

En otra vida, puede que fuera ella quién se terminara haciendo cargo en lo que él podía limitarse a ser uno de los líderes del campamento y posteriormente, ayudar a la ciudad. No obstante, ella se volvió cazadora y murió, solo para volver a la vida 4 años después.

Bueno, no estaba seguro si se le podía decir así debido al hecho de que técnicamente era una diosa-o algo por el estilo-ya que Hades al necesitar un lugarteniente y dejarle vía libre a sus hijos mortales, recurrió a ella que estaba por renacer. Tenía la apariencia de una chica de 16 años, podía aparentar más pero llevaba años de esa forma y por el momento se había acostumbrado a verse así. Cosa de inmortales, suponía.

— Deja de ser tan gruñón con mi sobrina fratellino—le riño, sin parar de hacerle morisquetas a María; que reía ávidamente sin prestarle atención a la conversación. Nico considero irónico que le llamará así porque en apariencia, él era unos 8 años mayor.

— Hermana a lo mucho, y solo si nos enteramos que nuestro padre es el mismo que el de ella—espeto, mientras veía a la bebé que le había incordiado durante días— Es por eso que te llame, eres la única que conozco que podría saber del tema sin que me cueste algo.

Bianca bajo a María para dejarla en su regazo, lo que le valió una protesta a la que no le hizo caso. Se puso a reflexionar—la verdad es que no tengo demasiado tiempo para pasarlo en el palacio de padre, ¿los dioses no dormimos en realidad, sabes? Pero creo que hace unos meses él se ausento un tiempo, y Perséfone ha estado más molesta de lo normal…es posible que si sea nuestra hermana.

— Magnifico—hablo el hermano menor de la chica, con evidente sarcasmo—nuestro padre sale a divertirse y soy yo quién paga los platos rotos.

— Oh vamos, es tu oportunidad para ser padre, a mí me encantaría ser mamá; pero no es como si tuviera tiempo libre, además de que soy homosexual como tú—suspiro, mientras jugueteaba con las manos de la bebé.

Nico aún no estaba seguro como dos niños de los años cuarenta, hermanos e hijos de Hades; terminaron los dos teniendo la misma orientación sexual-estaba seguro que la cifra de posibilidad bordeaba lo nulo, y aun así posible-no obstante no dudaba de las palabras de su hermana; no olvidaba la época en la que salió con Reyna antes de que ambas decidieran que no podía ir a mayores porque jamás podrían tener algo serio. Tampoco es que gustará pensar demasiado en eso-las dos eran sus hermanas prácticamente, así que el imaginarlas juntas de esa forma era…raro-y por lo que sabía, Bianca no había estado con nadie más desde entonces.

Igualmente, la vida amorosa de los dos no era el punto.

— Por mi te la daría, pero-

— -Yo tengo deberes como lugarteniente, sin contar el hecho de que los dioses apenas pueden tener contacto con los semidioses, y ninguno si estos son hijos suyos—suspiro mientras procedía a dejar a la bebé en una manta acolchonada en el suelo; nunca podía estar demasiado tiempo en la superficie o su padre enloquecía.

— Mira el lado amable, siempre puedes encontrar alguna forma; hasta donde sé Nix tuvo hijos sola, ¿no? Puedes hablar con ella—trato de consolarle su hermano, la verdad no dudaba de las palabras de Bianca; en su tiempo incentivaban a las mujeres a que fueran esposas y madres perfectas, probablemente ella imagino ser madre-aunque tenía sus dudas con quién se casaría dado su orientación y las circunstancias-. No es como si pudiera comprobarlo, pero dudaba que Nix se quedara todo el tiempo en el tártaro.

Bianca hizo una mueca—muy oscura para mí, no le gusta hablar demasiado, quejarse más que nada—menciono parándose en el marco de la puerta.

— Te estoy sugiriendo que hables con ella, no que te acuestes; para eso podrías intentar algo con Afrodita, ¿no? —Se burló en la última frase, pero al ver su cara notó que Bianca estaba sonrojada— ¿tuviste algo con ella? —pregunto incrédulo.

— Una chica también tiene sus momentos de debilidad—se defendió-o lo intento, porque su cara roja no motivaba demasiada confianza-antes de cerrar la puerta y probablemente, desaparecer. Nico suspiro en exasperación.

— Justo como dije, dioses calenturientos—decía mientras se sentaba al lado de María para vigilarla, maldiciendo su suerte.

. . .

Nico nunca lo creyó posible, pero empezaba a pasarlo bien al estar con María. Aunque tomo un mes y medio para eso.

Después de unos días con los Grace viniendo a la casa-Jason hizo de lado un poco su trabajo, además de que Nico desesperado era bastante convincente-se habituó a estar solo con ella; no había demasiado para hacer de todas formas. No era recomendable que saliera demasiado a la calle-era muy pequeña para tomar mucha luz de sol, y ni hablar de la polución-y por el momento tenía todos los víveres que necesitaba, así que era quedarse en casa.

Aunque en las primeras semanas se quejaba de cuando María estaba despierta-y eso que en términos justos, los bebés en sus primeras semanas duermen mucho-poco a poco se empezó a acostumbrar. Al menos ya no consideraba que se acercaba la tercera guerra mundial al tener que cambiarle el pañal.

Además, con ella podía hablar italiano.

Por mucho tiempo se cuidó de no olvidar el idioma, como no tenía nadie con quién practicarlo debía hacer el esfuerzo, ya que hasta el idioma materno podía perderse con el tiempo sino se trataba de recordar. María escuchaba inglés a su alrededor siempre, y de todas formas lo más seguro era que estaría con sus nuevos padres antes de que pudiera hablar, ¿así que qué más daba? y sospechaba que de todas formas a ella le gustaba más el italiano.

Hey bambina, como stai? (Hola niña, ¿Cómo estás?)—pregunto al oír como María despertaba de su siesta; él había estado en su cama leyendo-lo prefería a la televisión, aparte del hecho de que nunca tuvo que acostumbrarse a estar con una, era perfecto para que ella no se levantara por el ruido-. También se había acostumbrado a su soledad, solo que en el buen sentido.

En el pasado, lo había hecho con dolor, tristeza y enojo en su sistema; orillándose a eso por temor a que otros le lastimaran y sentir que no tenía más opción. Ahora podía concentrarse en sí mismo en su tiempo libre, sencillamente por su propia salud mental y en realidad no tenía problema con ello.

Tampoco es que pensara que eso le hacía menos diligente de la niña. Pronto se había descubierto vigilando que no durmiera en una mala posición, el que su piel no tuviera irritación o manchas, hasta viendo que tal respiraba por si tenía que llamar a Will. Por supuesto, no es que alguna vez iba a admitir que se había convertido en una especie de mamá gallina.

Se había esperado que ella llorara al despertar de su siesta, pero simplemente se limitó a hacer morisquetas y levantar los brazos hacia él. Rió un poco antes de agarrarla; ya se había dado cuenta que María era muy demandante con los mimos y los abrazos, incluso si podía dejarla en el suelo con una manta acolchonada y unos juguetes, prefería estar en su regazo o tenerlo cerca.

Dejo el libro de lado y se sentó con ella en la cama; aunque tenía juguetes y por raro que sonara de una hija de Hades-por lo que habían confirmado-el jugar con otras personas era lo que prefería; apenas teniendo unos meses cada amigo que había visitado a Nico se quedaba embelesado con la pequeña. Era una chiquilla bastante adaptable por el momento, o al menos esa era su opinión porque nunca se quejaba de ser cargada por otros o simplemente lo hacía solo cuando él se alejaba mucho de ella.

Bianca nunca dejaba de bromear sobre que su "sobrina" quería mucho a su "papá"; Nico la verdad es que ya no le hacía caso a ella, había agarrado la manía de Thalia se hacerle la vida imposible a su hermano menor.

Estaba tan concentrado en los pensamientos de como de repente su vida giraba alrededor de la pequeña, que lo único que lo hizo salir a la realidad fue sentir un tirón de pelo de la única otra persona de aquí.

D'accordo, d'accordo, cosa vuoi? (De acuerdo, de acuerdo, ¿Qué quieres?) —pregunto en su idioma natal, porque aunque sabía que era inútil dado el hecho de que ella siendo tan joven no comprendía; eso no le quitaba de la mente el interrogarle. Aunque de nada le sirvió, porque la pequeña se le quedo viendo su cabello encrespado y ensortijado, como si fuera la primera vez que lo veía; volviéndolo a jalar lo que le saco otro quejido al italiano— Fantastico, imparare a tenere e vogliono tirare i Capelli (Fantástico, aprendes a sostener y te ensañas con mi cabello) —se lamenta pero dejándola en su posición, sabiendo que de todas formas iba a seguir luego y no servía regañarle.

María simplemente se limitaba a reírse, tanto por la nueva habilidad como molestar a su cuidador. Nico sin importarle esto, sonrió.

Si, podía ser un dolor de cabeza; si, no le gustaba que le jalaran el cabello; no obstante eso no quitaba el hecho de que por raro que fuera para sí mismo, se había encariñado con la joven hija de Hades.

. . .

— ¡Oh dioses, me reconoce! —exclamo la rubia hija de Atenea emocionada, mientras veía como María hacía un chillido alegre al verle; dándose a ver que aunque solo la habías visto unas cuantas ocasiones en los pocos meses que el Di Angelo cuidaba de ella fue suficiente para notar que se acordaba. Nico sonrió un poco mientras la tendía a la niña.

— Si, ella ya es capaz de reconocer a la gente en esta etapa; por lo que me dijo Will tiene unos cuatro meses—explico mientras la menor no paraba de tocar a Annabeth con sus manos, examinando— ten cuidado, ha estado muy inquieta y le encanta meterse todo a la boca, así que si tienen algo no apto para un bebé más vale que no se lo dejen.

— Vaya Nico, nunca creí verte dando discurso de cuidado de niños—Percy trato de no reír, sin embargo la escena le parecía muy surrealista, incluso luego de ver como Nico había cuidado de la que biológicamente hablando, era su hermana menor. Nico se limitó a hacer algo entre una mueca y una muestra de enojo.

— Bueno Percy, no tengo muchas ganas de tener que llevarla con Will corriendo porque se ha enfermado o algo por el estilo; además como antes dormía mucho era mejor leer para no despertarla y necesitaba enterarme de lo que necesitaba—menciono mientras agitaba una guía de padres primerizos que le dieron, aunque ya había leído siempre la tenía a la mano por si algo pasaba. Sabía que eso era material para burlas-porque vamos, era Percy, nunca iba a madurar del todo-sin embargo luego de todo ese tiempo, le tenía sin cuidado.

— Realmente te has convertido en todo un experto, Quirón y el señor D hicieron muy bien en elegirte—le felicito Annabeth sentándose en el sofá del chico, apartando algunos juguetes que debió tener para la bebé que sostenía en brazos. Nico se encogió de hombros.

— Simplemente hago lo que puedo, probablemente le vaya mejor una vez tenga unos padres como ustedes—no lo demostró, mas al pensar en la idea de la pequeña María en los brazos de otros, no de sus amigos o algo así, sino de los que serían sus padres y él tendría que salir de la vida de ella para siempre, le hizo sentir una presión en el pecho casi dolorosa.

La pareja no le hizo caso a esto, Annabeth le hacía caras logrando que María se riera.

— Te lo juro, si yo no estuviera tan ocupada con el proyecto de Nueva Grecia creo que me la llevaría conmigo, ¡es tan linda! —musito con la nena aun divertida en sus brazos. Percy ante la idea de cuidar de un bebé así de golpe, se le quedo la cara tiesa de la sorpresa.

— No te preocupes Percy, para este punto ya suele dormir unas ocho horas…claro, no siempre seguidas—dijo Nico que sí noto la cara de Percy, al ver que su mueca en realidad no mejoro se limitó a reír; haciendo que la bebé aplaudiera contenta.

. . .

El hijo de Hades se encontraba inquieto en su propia sala, en parte debía agradecer que al menos estaba en su hogar-bueno, no lo era exactamente, pero tomando en cuenta que ya llevaba unos meses allí se sentía familiarizado con el sitio-en vez de un frío consultorio viendo como un médico extraño veía al bebé. También ayudaba a que el médico se trataba de uno de sus mejores amigos, Will Solace.

Él ya había obtenido su título de médico, y estaba en la lista como uno de los primeros doctores que habría en Nueva Grecia cuando abriera las puertas del hospital. Ya estaba graduado en medicina y estudio toda información encontrada por los hijos de Atenea sobre curación de los tiempos antiguos para semidioses; además de que si ese chico le había obligado a quedarse en enfermería tres días hace 10 años, sabía que no dejaría que nada se le escapara a la niña de 5 meses.

No obstante, por alguna razón eso no le calmaba del todo.

No quería admitirlo, ni siquiera con el hijo de Apolo o Jason que aparte de ser otro buen amigo suyo, era padre; mas temía haber hecho algo mal. Él no había querido ser padre, no lo había previsto y de paso era aún algo joven para el terminar cuidando de un bebé-vale, quizás no tanto, pero no es como si hubiera estado en su lista de pendientes-aunque hubiera leído los libros y tuvo cuidado, quién sabe lo que pudo haber hecho. ¿Y si se metió algo a la boca y no lo vio? ¿O le dio de comer muy pronto y se enfermaba del estómago?

Era exactamente por esas cosas, que por mucho malestar que le causara la idea de que María estuviera con sus padres adoptivos-y no había querido darle nombre a ese dolor-era lo mejor para ella.

Pudo dejar los pensamientos deprimentes cuando vio que Will sostenía a la niña de ojos violeta en sus brazos y le sonreía— Todo está perfectamente con ella, has hecho un buen trabajo.

"Gracias a los dioses" pensó para sí, sin admitirlo en voz alta. María a pesar de todo se había estado quejando en los brazos del doctor, abriendo y cerrando sus manitas en dirección de Nico, un mensaje bastante claro: quiero, dame ahora. Will se rió por lo bajo mientras le entregaba la exigente niña a su cuidador.

— Sí que esta encariñada contigo ¿eh? Los primeros momentos no hizo nada, pero no le gusto demasiado cuando no te tuvo a la vista—comento el rubio medio divertido y medio impresionado, notando como el malhumor de la bebé desaparecía al estar con el italiano. Este se encogió de hombros.

— A María no le gusta estar sola, y ya que no hay nadie más aparte de mí en la casa suele pasarla todo el tiempo conmigo—se justificó, aunque la mirada del doctor parecía querer decir que pensaba que era más que eso.

Vale, no es que Will tuviera hijos, pero había sido un hermano mayor al ser el líder de cabaña y paso mucho tiempo en el campamento, donde había niños pequeños. Un detalle interesante, es que aunque la gente no lo creyera ellos eran más perceptivos de lo que parecían; si Nico fuera igual de huraño que como se portaba al estar molesto esa pequeña no estaría tan encantada de él, y tampoco lo haría si le diera un cuidado mezquino por obligación.

María quería mucho a Nico, y estaba seguro que el cariño que le tenía no era exactamente por ser niñero.

. . .

Nico maldijo en griego antiguo en su mente mientras los rayos de sol le pegaban en los ojos, poniendo en su cabeza un recordatorio para comprar lentes de sol.

Normalmente no los necesitaba, en el campamento muchos de sus ritos tenían que hacerse en la oscuridad y no salía demasiado-normalmente era Celeste quién hacía las actividades, y solo salía a ayudarle si se lo pedía-además de que como en esos meses no era aún recomendable que María saliera, se quedaba en casa y salía en la tarde si acaso. Sin embargo en su visita de ese mes hace dos semanas se lo había dicho, María tenía 6 meses y era recomendable que saliera al parque, aunque se quedara en el cochecito todo el rato.

Así que estaba en central park con la carriola, María parecía pasársela en grande porque lo único que oía de ella eran risas infantiles y gorgojos de alegría, mientras trataba de formular palabras haciendo silabas de "ma" y "uh". Ni siquiera la alegría de la chica estaba ayudando con el humor del joven, que nunca había sido una persona de mañana-ya lo había creído hace tiempo, los que hicieron la primera renovación de la cabina de Hades no estaban tan mal acertados con el tema de vampiros-.

Claro, podría haberse limitado a cuidar de ella en casa y tener las ventanas abiertas, no es que fuera suficiente pero tampoco era su hija. Sin embargo, ya se había acostumbrado a esforzarse lo mejor posible para que la salud de la niña fuera optima, aunque sabía que lo que hacía ya no calificaba como "hacer bien su trabajo" no había querido ponerle nombre a todo el empeño que le ponía.

Decidiendo tomar un descanso, se sentó en una banca frente a un parque infantil. Medito que quizás más adelante podría dejar a María allí, probablemente le encantaría los columpios y-

Alto, ¿en que estaba pensando? Nunca iba a llegar a eso, se suponía que esto era solo temporal, seguramente no llegaría ni a verla en su primer cumpleaños y mucho menos tener la edad como que ella pudiera columpiarse. Sintió que el nudo en su garganta se había más intenso que en las otras veces; ya se había dado cuenta que el tema de los padres de María se estaba volviendo delicado para él, lo que había querido que pasara lo antes posible ahora deseaba que no pasara tan pronto.

Para su suerte, otra cosa interrumpió sus pensamientos.

— ¿Esta libre este lugar? —Nico se volteo para ver como una chica mortal se dirigía a él, parecía más o menos de su edad-¿un poco mayor, quizás?-teniendo al igual que él, una carriola en manos.

— Um, claro—puede que fuera por estar demasiado atontado por sus ideas, ya que seguía sin acostumbrarse a tener extraños cerca de él; la mujer se sentó al otro lado de la banca mientras dirigía su atención a la niña.

— ¿Eres su padre? —miro en dirección hacia el parque, donde otra mujer de tez morena sostenía en brazos a un niño de quizás un año; curiosamente parecía que a pesar del hijo tendría su edad. Por lo visto había estado en el área de juegos viéndole de lejos, acercándose con curiosidad.

Por alguna razón juraba que tenía otras miradas encima-no como monstruos, pero aun así miradas-algo atontado por tener tanta atención, respondió—en realidad no, su madre la abandono y yo la cuido- —antes de tener tiempo para decir "temporalmente", juro que todas las mujeres con un bebé en un radio de un kilómetro le rodearon.

— ¡Awww! —exclamaron en conjunto, sintiendo como su espacio personal era rodeado como si fueran coyotes viendo un conejito, aunque algo le decían que el "hambre" que tenían no era exactamente de apetito.

— ¿Entonces la adoptaste aunque no era hija tuya? ¡Eso es tan adorable!

— Tiene que ser difícil cuidar a la niña sola, si estás aquí es porque no tienes pareja, ¿verdad?

— O a mí también me abandonaron, solo que yo fui responsable y cuido de mi bebé, me siento tan sola sin una pareja, me gustaría tener un padre para mi hijo que fuera tan responsable como tú.

De acuerdo, él no era un hijo de Afrodita y nunca fue bueno con las emociones, pero estaba completamente seguro que entre esos comentarios y otros solo quería decir que las mujeres estaban coqueteando con él. Y en serio, podía oler las hormonas, estaba segura que algunas estaban diciendo el horario de trabajo de sus esposos y los números de una buena guardería para dejar a los chicos y poder tener "charla de adultos" que no sonaban nada inocentes.

Entre tanto barullo femenino ni siquiera tenía tiempo para hablar, casi prefería estar rodeado de espusas. Estaba divagando sobre qué tan malo sería desaparecer frente a mortales y si María sería lo suficientemente mayor para atravesar un viaje sombra cuando la misma le salvo.

— ¡Buaaaaah! —lloró la semidiosa, haciendo que toda la cháchara de las mamás quedara en silencio, aparte de los otros lloriqueos procedentes de otros bebés que estaban por allí. De golpe sostuvo a la pequeña notando que necesitaba un cambio de pañal.

— Con permiso, necesita que la cambien—antes de que alguna se ofreciera a acompañarlo o parecido, puso a María de nuevo en el carrito y saliendo lo más rápido posible hacia uno de los baños.

No le tomo más que unos pocos minutos encontrar donde cambiarla y hacer que dejara de llorar, después de eso dio por finalizado su día en el parque ya que habían agarrado un buen tramo antes del incidente con las mamás.

Grazie, grazie bambina (Gracias, gracias niña) —musito, ya bastante acostumbrado a hablarle en italiano cuando se dirigía a ella al punto que ya no necesitaba pensarlo. Nunca pensó en su vida que estaría alegre de cambiarle el pañal, pero por lo visto ese día había llegado.

. . .

— Vamos, di "Hazel" —trato la dueña del nombre, mientras agarraba la cadera de la niña que se paraba en su regazo-un poco temerosa eso sí, pero lo intentaba-mientras balbuceaba incoherencias. Nico sonrió.

— Hazel, solo tiene siete meses, no es que pueda hablar demasiado por ahora—decía mientras veía a sus dos hermanas menores, aunque en realidad solo sentía que una de ellas era su hermana.

— Oh por favor Nico, leí en un artículo que los bebés pueden empezar a reconocer nombres y aprenderlos, y quiero que aprenda el mío—se quejó la morena, volviendo la vista nuevamente para la niña de cabello negro—sino puede decir Hazel di "tía" por lo menos eso ¿si María? Repite conmigo "Tí-a" —deletreo, con la mirada fija en la pequeña para ver si lo decía.

La diversión en el italiano se congelo de forma súbita.

— No es buena idea Hazel—la romana dejo sus intentos por hacer que la bebé hablara mientras se volteaba hacia su hermano mayor, viéndole con confusión. Queriendo ignorar el la presión en su estómago, explico—probablemente ya no deben tardar en encontrarle padres, Reyna dice que ha estado haciendo un poco de presión en el sistema de Nueva Roma para ver si la adoptan.

La chica le miró entre confundida e impactada, concentrándose totalmente en el griego— no puedes estar hablando en serio Nico, tienes que quedarte con ella.

Era el turno del chico el no comprender— ¿Por qué-

— Por los dioses Nico, solo mírala—menciono mientras hacía que ambos miraban a la niña, que los veía a los dos embelesada; aunque más que nada a su cuidador, como si esperaba que si la muchacha no hiciera nada con ella este le agarrara— Nico, ella te ama, no puedes dejar que otros la cuiden. Y sé que tú la amas también.

El muchacho de otro tiempo trago en seco, viendo a María. Tenía que aceptarlo, la idea de que otra familia la tuviera le rompía el corazón, se había encariñado con ella demasiado en esos meses; ya no se trataba de una molestia o simplemente algo que no le molestara. Ella no era una mocosa ruidosa ni su hermana, ella era…era…

No quería enfrentar el hecho de que solo podía ver a María como su hija. Sobre todo porque había una fuerte razón para eso.

— Hazel— hablo con el tono más adulto que pudo, invocando la razón y la lógica en el antes de que sus sentimientos le traicionaran— Date cuenta, ella es una hija de Hades. Nunca tenemos vidas bonitas ni agradables, ahora que no hay amenaza de profecía y que los semidioses tienen más importantes de sobrevivir, ella tiene la oportunidad de tener dos padres, unos que si los quieran en vez de verle como un imprevisto no planeado o algo por el estilo—paso una mano por su cabello, suspirando— Yo soy joven, la he cuidado bien en estos meses, ¿pero luego qué? ¿Cómo se supone que sea un padre? Ella…ella merece tener una familia Hazel, padres que quieran tener niños y que no hayan tenido que estudiar de improvisto un manual para cuidar bebés; merece algo mejor que yo.

Aunque Nico no era de los que les gustará demostrar emociones-ni siquiera para todos los años que había pasado-no podía lograr ponerse una máscara y ocultar todo su pesar. Quería a esa niña, de verdad; y era exactamente por eso que quería que tuviera unos padres de verdad, no a alguien que apenas era un adulto que tuvo que ser obligado a cuidar de ella.

A pesar de sus palabras, la mirada de Hazel seguía sorprendida y levemente horrorizada, como si no creyera lo que de verdad decía. Negó un poco con la cabeza, antes de dejar en su regazo a la bebé; logrando que la melancolía del italiano se disipara un poco.

— Sé que no eres muy bueno en esto Nico, pero simplemente mírala—María se paró en el regazo del adulto, agarrando fuertemente los hombros del mismo y viéndole con confusión, como si pudiera detectar que algo en él no estaba bien y que eso no le gustaba— No puedes creer que en serio después de todos estos meses ella no se ha encariñado contigo. Ella no quiere unos padres, ella te quiere a ti.

Ajena a la conversación, la niña se limitó a hacer morisquetas y sonidos, como si esperaba que eso alegrara al mayor. Suspirando en rendición, Hazel se levantó y le dijo que iba a volver a Nueva Roma; rezando en silencio a los dioses para que su hermano abriera los ojos y no le diera a nadie a su sobrina.

. . .

Por fin, el tan temido día había sucedido.

Hacía dos días Reyna le había llamado muy contenta para decirle que encontraron a unos padres que estaban bien con adoptar a una bebé griega e hija de Hades; llevaron todo el papeleo lo más rápido posible-a diferencia del mundo mortal, con los semidioses trataban de hacer las cosas más rápido sin contar que no tenían tantos documentos que llenar por no tener familiaridad con las leyes estadounidenses, etc-por lo cual ese día la pareja decidió ir a Nueva York para buscar su hija, y luego viajar a California donde estaría su nuevo hogar.

Nico debería sentirse aliviado, ya habían pasado siete meses desde que se le dijo que cuidaría del bebé y tendría que estar feliz por volver a su vida. No más cambios de pañal, no más lloriqueos, podría volver con Celeste al campamento y dormir toda la mañana. Su vida normal y tranquila le sería devuelta.

Aun así, un aire de luto se puso sobre él desde que te entero de ello.

Se habían reunido en el aeropuerto de Nueva York, la pareja había logrado obtener un vuelo de ida y vuelta para ese mismo día, así que tenían que hacer todo lo más rápido posible por los chequeos entre otras cosas. Por supuesto, también es que la pareja que no había podido tener hijos-al parecer, la mujer era infértil-y desde hacía años querían tener su propio hijo, y al parecer por fin lo lograrían.

Reyna le dio algunos detalles. Ella era una hija de Apolo y él un legado de venus. La mujer parecía coincidir en las raíces italianas, por lo cual parecía estar muy contenta de que Nico le hubiera hablado en italiano los últimos meses. Ambos ya rondaban los treinta y en sus intentos previos de concebir había leído mucho al respecto del cuidado de los hijos, tenían una casa apta en condiciones y eran una feliz pareja. Eran los perfectos padres que todo niño desearía.

Nico casi se lamentó con ello, de haber tenido al menos un solo detalle que no fuera bueno podría alegar que tenían que revaluar su opinión, lo que le compraría algo de tiempo. Por supuesto, eso era infantil y perjudicial para María; entre más pronto estuviera con sus padres…mejor sería para todos.

El hijo de Hades sostenía el bolso con las cosas de la griega como si se le fuera la vida en ello; no es que pudiera llevar todo como la cuna y demás, así que agarro todas las cosas favoritas de María y la carriola para darse a sus padres, de esa forma podrían ingresar las cosas de ella en el equipaje y poder acomodarla en el avión. Nico no quería pensar en cómo se sentiría ella con la presión que ejercería sus oídos, tampoco en como el frío podría afectar en ella; de hecho, no quería pensar en que se alejara de él en lo absoluto.

Pero todo estaba hecho.

No tardo en notar a la pareja, principalmente porque se veían muy entusiasmados y el hombre tenía una paloma en su antebrazo con un conjunto de líneas-al parecer unas diez, cumplió todos los años en la legión-. La esposa fue rápidamente al frente, viendo embelesado a María.

— ¡Oh, es más linda que en las fotos! —Admiro, agarrando sus piecitos como si jugara— es una completada monada, estoy segura de que en toda la casa se oirá su risa.

— Si, ella…es muy risueña, también le gustan mucho los mimos y en general no le agrada no estar cerca de la gente, sobretodo que la dejen sola—explico Nico, mientras agarraba a la bebé y la ponía en sus brazos. Técnicamente podría dársela a los romanos en su cochecito, pero necesitaba despedirse de ella realmente, poder cargarla aunque sea una última vez.

Perdió a su hermana, huyo durante años y tuvo que revelar un oscuro secreto ante un dios maníaco; y aun así el despedirse de la niña estaba en su lista como una de las cosas más duras que alguna vez haría en su vida. No recordaba la última vez que sintió sus ojos humedecerse, mas reconocía que efectivamente no le estaba siendo fácil mantener la compostura.

Prendersi cura, la mia ragazza (Cuídate, mi niña) —pronunció en su idioma materno mientras besaba la frente de María. Sabía que ya nunca más sería su niña, y que probablemente sería la última vez que le viera entre la distancia y las ocupaciones que pudiera tener-como consejero de cabaña y otra mano en Nueva Grecia-pero aun así, no pudo detenerse antes de entregarle a la bebé en los brazos de quién sería su futura madre.

En términos generales, María no era del todo tímida aun con la gente nueva; sin contar que podía notar por la forma en el que le sonreían que ellos no eran malas personas. De todas formas, no aparto la mirada del hombre que le había cuidado, así como la mirada triste en sus ojos; puede que fuera una bebé, de todas formas ella podía reaccionar ante los sentimientos de la gente, y no le gustaba la idea de verlo tan dolido.

Como si se le fuera el alma, chillo.

— ¡Babbo! —dijo su primera palabra, mientras empezaba a llorar irremediablemente y se movía en los brazos de la mujer. Nico se paró en seco, dejando de lado la tristeza para voltear impresionado, sin creer lo que había oído— ¡Babbo!

Nico le había hablado en italiano los últimos meses, aunque cuando estaba con otras personas hablaba inglés y veía programas en inglés para niños con ella; también le seguía usando la misma canción que canto la primera noche con ella, y veía cosas donde hablaran italiano. No estaba del todo seguro donde aprendió la palabra o si se la dijo alguna vez, pero tanto para el como para la mujer que la sostenía estaba claro.

María gritaba a voz viva con sus brazos hacia Nico como si quisiera agarrarlo, llamándolo papá.

La hija de Apolo lucía con el corazón roto mientras veía a la bebé, con el hombre aún más joven congelado en su posición. Respirando un poco, avanzo hacia Nico y le tendió a la niña— tómala.

— ¿Q-Qué? Pero ustedes querían-

— Tienes razón, queremos un bebe—hablo con voz estrangulado, mientras veía a María en sus brazos con sus ojos cerrados y con las lágrimas en sus mejillas. Sabía que la posibilidad que había albergado en los últimos dos días se desvaneció, mas también sabía que era lo correcto— Sin embargo, el destino ya me arrebato la posibilidad de tener un hijo, yo no puedo vivir conmigo misma si sé que le quite su niño a alguien más.

Nico le veía completamente estupefacto, sin creer lo que estaba diciendo. María era muy joven, probablemente si hubiera ignorado lo sucedido en unos años no sabría quién era él y podría tener la posibilidad de estar en una familia normal. Aun así, le había importado lo suficiente no solo lo que opinaba María de esto, sino que había notado lo importante que era ella para él.

Agarrando a la hija de Hades, le dio una sonrisa que demostraba lo aliviado y agradecido que se sentía— Gracias, no tiene idea de cuánto significa para mí.

La mujer asintió un poco, antes de voltearse a su marido que veía la escena con un poco de pesar. Él probablemente entendía todo esto, no sabía que tan de acuerdo estaba con la idea de volver a la lista de espera más respetaba la unión que ellos habían establecido.

El italiano sacudió un poco a María, para que esta pudiera abrir los ojos; le sonrió con cariño— Calmare la mia bambina, babbo è qui (Tranquila mi niña, papá está aquí)

Como si pudiera saber que todo estaba bien; alegre por estar en los brazos de su papá sonrió mientras con sus bracitos intentaba abrazar su cuello. Con una sonrisa en toda regla, Nico tomo las cosas de su hija y volvieron a casa.

. . .

Nico nunca planeo ser padre, jamás soñó con tener a su hijo en brazos y con 24 años no había visto la posibilidad de tener una familia por el momento. Aun así, no importaba lo joven que fuera, que nada más fuera él, o que tendría que tener mucha paciencia para cuidar los próximos años de esa bebé.

María era su hija, su pequeña princesa, y por nada en el mundo la iba a perder.

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*Con una caja de pañuelos en mano y llorando* ¡Oh dioses! Lamento ser tan sentimental, ¡pero es que la última escena es tan bonita!

De acuerdo, como siempre no espere que esto fuera tan largo, ni yo misma entiendo cómo se me hizo tal largo. También tomen en cuenta que esto no lo escribí corrido, espero que no les parezca muy brusco todo. Leí algunas cosas en varias páginas de padres, la información juraba que a veces se repetía, así que no se si todo está bien.

Probablemente se pregunten muchas cosas, veré por donde empiezo.

Espero que fuera creíble el que le tuvieran que encargar a Nico la niña; ya quería hacer un headcannon de que los griegos tuvieran una ciudad-porque sí, me parece injusto que no la tengan-y necesitaba una excusa para que se la dieran. El que fuera el mayor y el desocupado fue lo que se me ocurrió, que puedo decirles.

Con respecto a Bianca, probablemente se quejen mucho de su actitud, de su posición como lugarteniente, o que aparezca en sí. Lo siento mucho, pero adoro a Bianca y la quería devuelta, cuando escribí esto no pude encontrar otra forma para que se supiera su linaje, así que la integre. Quizás piensen que su actitud es muy diferente o que ella no es lesbiana; ¿pero en serio quieren discutir este punto? Tomen en cuenta que si bien parece de dieciséis, ella canónicamente hablando ya estaría a mediados de los veintes; no pueden creer en serio que puede tener la misma personalidad. Pueden alegar que de igual forma no había pruebas para decir que es lesbiana; pero dejando de lado el hecho de que en la pubertad es donde mayormente se descubren esas cosas, como he decidido desarrollar a Bianca es mí problema, no tengo ningún deber en complacer la visión popular ni parecido. Si a alguien no le gusta, hay una X muy bonita allá arriba que pueden utilizar; no es mi problema.

Con respecto a las parejas; como sabrán si han pasado por mi perfil o me han leído antes que soy pipeyna y detesto con toda mi alma el jasper. Aunque hubiera destrozado el jasper antes la idea de Jason apoyando a Nico y teniendo una mini-él me pareció demasiado genial para ignorarla. No niego que la idea del embarazo y de enamorarse de repente de Reyna es un poco brusca; pero tomen en cuenta que Nico lo vio todo desde afuera y ni siquiera sabe muy bien que paso, no es lo mismo enterarse de algo de plano que saber lo sucedido y los sentimientos de las chicas. Probablemente también fuera raro que Jessica estuviera con Jason y Tomas con Piper; admito que fue puntada de culo mía.

No soy muy fan del percabeth, pero para la escena requerida no veía la forma de romper la pareja; aunque por la misma razón lo deje implícito.

Aunque soy jasico o podría haber vuelto esto solangelo-y aclaro, la idea me tanto-aclarare porque no lo hice: quería que esta historia se centrara en Nico como padre y en María; de haber tenido a Jason o a Will como novios no es como si pudiera dejarlos de fondo como sino formaran parte de esto; por lo cual hubiera tenido que volver esto un fic donde detallara la relación de María y a Nico-Will/Jason como sus padres, el cual no era el objetivo.

Estoy muy alegre que este sea mi fic número 100 de pjo-¡wow, 100 fic solamente de percy Jackson! Ni yo puedo creerlo-le puse mucho amor y cariño a este fic, por lo cual espero que diera el resultado deseado-osea, como yo acabe al terminar de escribir-.

Esto ya se está volviendo muy largo, probablemente me falte otro detalle pero bueno, gracias por leer;

Lira.