HOLA CHICOS! Ya sé jajaja todavía ni termino monotonía del corazón y ya ando con una nueva historia jajaja pero tengo que aprovechar la inpiración e idea que tuve para esta nueva historia.
Siendo sincera me gustaría decir que esta sería mi última historia en fanfiction y espero que sea de lo mejor.
Seguiré con monotonía del corazón y obviamente con esta nueva historia. Por lo que espero de corazón que me sigan a lo largo de este camino
Esta nueva novela será muy muy pesada en el sentido que la haré cruel y dramática –como suelen ser mis novelas jojojojo
Estará centrada en el jerza por supuesto, pero sobretodo quiero expandirme como escritora y que no todo sea amor –espero lograrlo :c
Será el reto más difícil de hacer ya que se vendrán cosas que la verdad serán impresionantes y no sé si sea capaz de escribirlas jajajaja pero espero que si, porque de verdad me gustaría dejar esta historia como una marca mía en fanfiction
Usaré los personajes de Hiro más sin embargo la historia es mía únicamente
Bueno sin más les dejo leer el primer capítulo jojojo
Erza e Irene.
Esta es una historia donde termina cuando comienza y comienza cuando termina.
¿Dónde sería bueno comenzar a contar? ¡Ya sé! Comenzaremos desde mi final, el cual es el verdadero comienzo, más sin embargo no es el verdadero.
-¡Falta muy poco, Eileen!-Exclamó con emoción y terror, Mavis.
Estaba a poco de dar a luz en una cueva poco higiénica, donde la luz del fuego era lo único que podía mantener viva mi imagen y donde Mavis se podía guiar para traer a la vida a la persona que más ansiaba ver.
Yo sabía que era una niña, algo dentro de mi corazón me lo decía y la verdad era lo que más ansiaba. Así que si era niña, había decidido llamarla Erza…Erza Belserion.
-¡Ahh!-Grité con sumo dolor.
Llevaba horas lidiando con las contracciones y otro par de horas en labor de parto; estaba tan cansada que mis piernas temblaban, más sin embargo la razón de mi fuerza se debía a la pequeña niña que venía en camino, sólo por ella lograba sacar las fuerzas suficientes para dar a luz en una cueva lejos de la humanidad, mientras que la armada real me buscaba sin césar.
Estaba tan concentrada en dar a luz, hasta que mis brazos no pudieron más y cayeron a mi lateral.
Sonreí ampliamente mientras escuchaba el sonido de un pequeño bebé llorar, pero mi sonrisa fue sustituida por una cara de completa sorpresa al escuchar a otro bebé llorar. Alcé mi cabeza con la poca fuerza que tenía, para ver que en los brazos de mi joven aprendiz se encontraban dos pequeños bultos.
-Has hecho un gran trabajo, Maestra.-Dijo con una amplia sonrisa, para acercarse con las dos pequeñas niñas que tenía en brazos y mostrármelas.-La de la derecha fue la primera en nacer.
Estaba completamente en shock, más sin embargo con aún más fuerza me levanté del frío piso para tomar con cuidado a las dos pequeñas niñas.
Ambas tenían un pequeño mechón pelirrojo en sus pequeñas cabezas, y ambas lloraban con la misma intensidad que la vida les había logrado dar. Fijé mi vista a todo su pequeño cuerpo, para darme cuenta que ambas tenían una marca de nacimiento en la parte superior derecha de sus espaldas.
El símbolo tenía una forma de cruz, que seguramente con los años se lograría divisar mejor.
Yo no tenía esa marca de nacimiento y el padre de las niñas tampoco tenía ninguna marca con esa forma.
-Son un milagro.-Añadió con cariño, Mavis.-¿Cómo se llamarán?
-La primera en nacer será Erza.-Dije con completa emoción.-Mientras que la segunda en nacer se llamará Irene.
Jamás había imaginado que tendría dos niñas al mismo tiempo, así que no había pensado en otro nombre que no fuera el de Erza, pero Irene era el nombre de mi madre, así que sería un honor para mí que ella también tuviera un nombre tan especial como el de Erza.
-Son unos nombres hermosos.-Dijo Mavis, mientras que veía emocionada todo el contexto.-Ambas tendrán una vida magnifica, aunque hay algo que quiero decirte…
-Lo sé.-Sabía a lo que se refería, por lo que miré con un poco de tristeza el pequeño cuerpo de Irene.
Había olvidado mencionarles quién era yo en realidad.
En vida yo había sido una hechicera capaz de controlar dragones.
¿Dragones? ¡Por supuesto! Esta historia se desarrolla en realidad en la época medieval, donde una vez los hechiceros y dragones existieron.
-Sólo una de ellas heredó todo su poder, pero eso no es del todo malo.-Mavis parecía verle lo positivo a todo.-Erza tendrá una gran responsabilidad con su poder, pero Irene podrá vivir como una humana normal sin miedo a ser interrogada por el Reino. Las dos podrían ser cómplices para que nunca descubran la magia que existe en Erza.
Mavis tenía razón.
El Reino me estaba buscando con desesperación al haber traicionado al padre de Erza e Irene. Él nunca había mostrado amor hacía mí, sólo veía el poder que yo podría ofrecerle al ser yo la Reina de los Dragones; por eso mismo quería escapar, escapar para poder tener una vida llena de paz con mis ahora dos amadas hijas. No quería pensar que ese hombre sería capaz de utilizar el poder de su hija para malas acciones, así que lo mejor que podía hacer era escapar, aunque no tenía previsto que daría a luz tan pronto.
-Sólo espero que no sean idénticas a ti en el futuro.
Bajé la mirada ante su comentario.
Yo también esperaba que no fueran idénticas a mí, ya que si era característica por algo, era por mi gran cabello escarlata. Esperaba que sus rostros fueran un poco diferentes al mío en el futuro.
-Hay que descansar, Mavis.-Dije tomando a las dos pequeñas niñas, para darles un poco de leche materna.-Tenemos que llegar a Fiore mañana mismo, ahí se encuentra el camino principal para llegar a Dragnof.
Mavis sin preguntar más asintió, ayudando a limpiar mi cuerpo con el agua que había recogido del río. Después de darles de comer, Erza e Irene durmieron sin mucho esfuerzo, mientras que yo únicamente me encontraba descansando mi cuerpo y protegiendo del frío el cuerpo de las niñas.
La noche pasó sin ningún problema. Tuve que despertar casi toda la noche para alimentar a Erza e Irene, pero si quiera ellas parecían ser calmadas, ya que no habían llorado después de su nacimiento.
-¡He traído fruta y agua, Maestra!-Dijo con amabilidad, Mavis, dejando grandes cantidades de fruta en el suelo.
-Muchas gracias, Mavis.-Agradecí para darle a Erza en brazos y así poder degustar un poco de la comida que la naturaleza osaba regalarnos.
Comí con desesperación, debido a que había tenido dos días desde que no probaba alimento.
Después de la gran merienda que Mavis había traído, ambas nos preparamos para salir de la cueva.
Nuestro cuerpo era cubierto por las capaz que habíamos robado en un pueblo cercano, al igual que los pequeños cuerpos de Erza e Irene, que me había encargado anteriormente de tener preparado algunos pañales de tela y ropa para cuando se acercara el momento de dar a luz.
Nos alejamos de la cueva que había sido testigo del nacimiento de dos grandiosas niñas, para comenzar nuestro camino hacía Fiore. El camino era rodeado de grandes árboles que inclusive hacían imposible ver el azulado cielo, mientras que el aire nos abrazaba con gran amabilidad. Faltaba poco para llegar a Fiore y de ahí a nuestro verdadero destino, Dragnof.
Dragnof había sido mi Reino antes de que yo lo abandonara. Era un Reino oculto por una barrera mágica que mis antepasados habían puesto, para evitar que los dragones salieran y los humanos no pertenecientes a ahí entraran. Por lo tanto, Dragnof no existía ante la humanidad, más que en cuentos de hadas. Desgraciadamente, el Reino de Ishgar había descubierto que era una hechicera, por lo tanto conocían la realidad de Dragnof y que éste no era simple fantasía.
-Falta poco para llegar a Fiore, Mavis.-Avisé a Mavis al sentir presencias humanas no muy lejos de donde estábamos.
Ambas apresuramos nuestro paso, pero paré de inmediato al sentir un flecha incrustarse en mi hombro derecho. Traía a ambas niñas en brazos, por lo que estuve a punto de tirar a Irene cuando sentí el pulsante dolor, por suerte, Mavis había sido encargada de sostener el cuerpo de Irene, aunque mi cuerpo y el de Erza cayeron.
Erza comenzó a llorar al sentir el dolor de la gran caída.
Abrí los ojos con sorpresa al no haberme dado cuenta que habíamos sido rodeadas por los caballeros de Ishgar. Acerqué mi cuerpo al de Erza, para protegerlo de aquellas personas, mientras que Mavis se encargaba de proteger con su propio cuerpo el pequeño cuerpo de Irene.
-¡Maldito seas, Ezequiel!
Miré con infinito odio al hombre que tenía levantada la mano, impidiendo que los caballeros lanzaran más flechas hacía nosotras.
-Te he estado buscando por días, Eileen.-Dijo con arrogancia, para acercarse a mí y tomar mi barbilla.-No esperaba menos de una hechicera como tú, pero el hecho de escapar con mi hija es algo que merita pena de muerte.
El llanto de Erza se intensificó tanto que incluso provocó que Irene llorara de igual manera.
Miré horrorizada como Ezequiel se acercaba al cuerpo tembloroso de Mavis, que inclusive con miedo protegió con recelo a Irene.
-No tocaras a esta niña estando yo viva.-Declaró Mavis, mirando con coraje a Ezequiel.
Ezequiel pareció ignorar el comentario de Mavis, por lo que miró asombrado el pequeño cuerpo de Irene.
-¿Tuviste dos niñas?-Su pregunta era más para él que para mí.-Esto es mejor de lo que creí. ¡Ven aquí, Bruja!
Ante sus palabras, una mujer de aspecto anciano se asomó entre los caballeros, para acercarse a Ezequiel, quién veía con interés a Irene. La mujer parecía saber lo que ella hacía ahí, ya que estiró su mano y cerró sus cansados ojos en dirección a Irene.
¡Era una hechicera también!
-Esta niña no es una hechicera, mi señor.-Dijo con simpleza para acercarse a mí.
Tomé con recelo el cuerpo de Erza, para evitar que esa mujer analizara el cuerpo de mi pequeña hija.
Si descubría que Erza era una hechicera como yo, él me la quitaría.
Esa mujer había sido habitante de Dragnof, ya que no existían hechiceros pertenecientes a otros Reinos. La magia y la hechicería, así como los dragones, sólo existían en el mítico Reino de Dragnof.
La mujer a cierta distancia mía hizo lo mismo que había hecho en frente de Mavis e Irene.
-Ella es la Reina, mi señor.
¡Maldición!
Se refería a Erza.
Traté de levantarme para ver a Mavis con una mirada que sólo ella era capaz de entender.
Ambas sabíamos que si Ezequiel nos encontraba, utilizaría el poder de su hija para lograr dominar el poder de los Dragones. Yo había fallado y él sabía que jamás manipularía a los Dragones para la guerra entre Reinos, pero su hija sí sería capaz si él lograba manipular a su propia hija a conveniencia.
-Maten a la otra basura, no me interesa que pase con ella.-Ordenó a sus caballeros.
Ensanché los ojos con miedo al ver como sus hombres apuntaban sus arcos hacía Mavis e Irene. Estaban dispuestos a matarlas.
Ese maldito no le interesaba que se tratara de su hija e incluso sabía que no le interesaba en absoluto Erza, si no fuera por la herencia que le había dejado yo.
-Siento que tenga que dejarte todo a ti, Mavis.-Dije con tristeza al ver como Mavis veía con miedo a aquellos hombres que iban a matarla.-Tenía tantos planes contigo y con mis hijas, pero la vida de ustedes es más importante que mis ambiciones como madre y maestra.
Mavis no dijo nada, simplemente sus lágrimas eran derramadas en su blancas mejillas.
Alcé mi vista hacía Ezequiel y éste miró sorprendido el cómo mis ojos habían cambiado a un color plateado.
-¡Cuidado!-Gritó la anciana al saber lo que iba a hacer.
Mi cabello comenzó alzarse debido a la cantidad de magia que estaba expulsando. Los hombres de Ezequiel me apuntaron con sus arcos, liberando las flechas, pero mi magia había sido capaz de proteger el cuerpo de Mavis e Irene, así como el mío y el de Erza.
Los hombres de Ezequiel eran demasiados, que inclusive dudaba poder matarlos a todos, pero si dejaba a uno solo vivo, ellos irían por Irene y por Erza.
Mi cuerpo comenzó a resplandecer.
Y de repente todo pasó en un segundo.
Había usado el único hechizo que tomaría fragmentos de mi vida por el número de almas que había matado.
Mi cuerpo había concentrado su poder en los que sabían que eran enemigos, por lo que un segundo fue necesario para que todos los caballeros de Ezequiel fueran atravesados por un rayo de luz que iba directo a sus corazones.
-¡Maestra!-Gritó con horror, Mavis.
Todo lo que podía hacer es encomendar a mis hijas a las dos diosas y esperar que sus bendiciones sean dadas para ellas.
Mi cuerpo sin más cayó, viendo por última vez a Erza llorar con amargura.
Esta historia hubiera terminado ahí. Erza e Irene habrían crecido como humanas normales ya que Mavis no conocía el camino hacía Dragnof.
Hubieran crecido y muerto como simples humanas, pero el destino había decidido un camino diferente para ambas.
El destino que formó aquella persona que tomó a Erza en el momento de mi muerte, trajo una historia llena de sufrimiento y dolor.
Empezando con el misterio por supuesto jojojo
Espero que este primer cap les haya gustado y que la idea de este fic les parezca agradable, ya que aún falta mucho para que se vea la verdadera historia y de verdad que espero poder lograr lo que tengo en mente
Si les gustó o disgustó la idea favor de decirme n.n la verdad espero sus bellos comentarios sobre su opinión ya que su misma opinión es la que me da inspiración para futuros capítulos y especialmente para seguir escribiendo de manera seguida
Sin mas los dejo, con amor
IleyBriseo
