Ese cabello verde suyo se movía a compás del viento que esa noche se encontraba indomable. Una tormenta se avecinaba, el cielo estaba completamente lleno de nubes y eso a él le encantaba. A cierta cantidad de tiempo pasado, unos truenos se dejaban oir cosa que le parecía extrañamente graciosa.

El se encontraba sentado en el barandal de la azotea del instituto, dejando sus pies colgar, tal vez el menor sobresalto lo haría caer y morir por la gran altura por donde caería, pero eso era algo que estando en ese lugar no importaba demasiado.

Suspiró fuertemente por unos instantes, los recuerdos de cuando estaba vivo comenzaban a atosigarlo en tiempos como estos, cuando la paz en el instituto era excesiva, el recuerdo de su hermano muerto estaba en su cabeza, y eso en cierta forma lo hacía sentir mal, pues su hermano no había muerto, fue el quien había fallecido ese fatídico día.

¡FUISTE TÚ QUIEN MURIÓ ESE DÍA!

Las palabras de su padre rebotaron en su cabeza, el hace mucho tiempo que había muerto, su hermano seguía vivo, el había muerto ese día. Las lágrimas habían comenzado a resbalársele de los ojos y comenzaron a correr libremente por sus mejillas, una sonrisa irónica adornó sus labios y subió su vista al cielo una vez más.

Morir dos veces en una sola vida, era algo que solamente él pudo haber experimentado.