Los personajes de Candy Candy son propiedad de Mizuki e Igarasshi, TOEI Animation, Tokio 1976, usados en este fic sin fines de lucro.
INTOXICACION PERPETUA
Prólogo
Si caía a la velocidad que llevaba seguramente moriría. El muchacho cerró los ojos esperando lo que sería el golpe final. Lo único que podía percibir era obscuridad alrededor de él, una obscuridad producida por una densa bruma, tan densa que ahogaba. No sabía dónde estaba cayendo, pero debía ser un abismo porque el golpe esperado no llegaba. Su cuerpo se tensó esperando el desenlace. No tenía caso protegerse, era inevitable. Sintió que su pecho se oprimía, era como si sus pulmones estuviesen comprimidos ¿cuánto había durado ya el viaje? Su pulso estaba acelerado; era irónico, se convertía en un prisionero cuya prisión era un vuelo, de ese tipo de vuelos no deseados. En esa profunda caída libre ya no podía sentir su cuerpo; miles de ideas vinieron a su cabeza como un relámpago. Si tan solo pudiera sostenerse de algo; era muy joven todavía, no era justo lo que le estaba pasando.
El rostro de su madre apareció en la sofocante penumbra y él esbozó una sonrisa. Después las sonrisas de sus primos y después la de ella; la de Candy.
-¡Candy! – esto era una sucia jugada del destino. Era el final, se preparó para el impacto aterrador.
Para su sorpresa, sintió el peso de su cuerpo caer sobre una superficie blanda; el rebote de la fuerza de inercia se confundió entonces como el suave montar de su caballo. Los recuerdos vinieron a su mente, y entonces lo tuvo todo claro. Necesitaba decirle a ella que no temiera, que todo estaba bien. Seguramente se habría asustado con su caída, él tenía que sonreír y bromear un poco con ella.
-Muy bien, justo lo que necesitaba, hacer el ridículo delante de ella –, se reprochó su falta de consistencia para manejar las riendas de su caballo. No quería imaginar las burlas que sus primos harían de él; seguramente estaría marcado para siempre con esa caída.
Por fin su cerebro empezaba a hacer su trabajo, lentamente reconoció cada músculo de su cuerpo. Los párpados pesaron le obedecieron, sus ojos se abrieron lentamente pero él no podía distinguir nada más allá de las sombras.
-¡AAAA! – un grito femenino precedió un ruido extraño, como la caída de enseres de acero, después unos pasos presurosos se alejaron.
Quiso hablar, pero no podía articular palabras. Quiso moverse, incorporarse, alcanzar la calidez que buscaba en el cuerpo de Candy; lo último que recordaba era un suave y delicado peso sobre sí; el aroma de rosas que llegó a su nariz antes de ser envuelto en esa obscuridad terrible no podía mentirle: Era Candy quien estaba con él. Anthony intentó llamarla, su lengua estaba adormecida y su boca tenía un sabor extraño, había algo en su boca y su garganta que ocasionaba una incomodidad por demás dolorosa. Había una extraña fuente de luz frente a él, sus ojos lentamente recuperaban sus funciones; la luz gradualmente se incrementó hasta el punto que Anthony tuvo que entrecerrar sus ojos para evitar la molestia. Después escuchó varios pasos acercándose de prisa acompañados de murmullos atropellados imposibles de entender.
-¿Candy? – quiso preguntar; se sintió frustrado y asustado al mismo tiempo.
Un pequeño malestar en su brazo lo alertó. Por reflejo su brazo se tensó.
-¿Candy? – volvió a intentarlo.
Los murmullos no cesaban alrededor de él. La luz había llenado todo el cuarto, pero su visión aún torpe le impedía reconocer el lugar. Su respiración se agitó entonces; empezó a sentirse alterado, no podía darse por vencido, no ahora ¿dónde estaba ella? ¿Por qué ya no podía sentir su cuerpo sobre él si todo había ocurrido en un abrir y cerrar de ojos? Esta vez tenía que lograrlo. Hizo un último intento; no importaba si su grito asustaba a alguien, necesitaba recuperarla. Anthony reunió toda su fuerza y todo su coraje, hizo caso omiso del mal sabor y gritó a todo pulmón.
-¡Candy! – lo que el muchacho se imaginaba sería casi un grito de guerra no fue más que la intención, ni siquiera tomó forma. Los murmullos se volvieron aún más atropellados y urgentes.
De pronto sintió que unas manos lo sujetaban. Sus ojos empezaban a acostumbrarse a la luz que percibían, sus oídos escuchaban con mayor claridad. Su nariz percibía aromas no muy familiares. Trató de serenarse. Ahora pudo identificar la molestia en su brazo: Tenía un catéter para la administración de medicamentos. La molestia en su garganta tomaba forma, era una sonda naso gástrica, eso lo asustó tremendamente; las figuras a su alrededor se mostraron más nítidas, todos vestían de blanco. Finalmente dejó de esforzarse, sus ojos se cerraron y una vez más se vio envuelto en la penumbra.
De mi escritorio: ¡Hola preciosas! Les dejo el prólogo de mi nuevo fic.
Es una idea que todavía no resuelvo, JaJaJa! Dedicado a todas las que alguna vez tuvieron un lugar en su corazoncito para Anthony Brown.
PD. Al más puro estilo de Meyer quiero agradecer a Radio Futura por inspirarme para el título con su canción "Veneno en la piel". ¿Lo ves mami? El rock de mi época también sirve de algo; y tú que siempre me decías que le bajara el volumen, que eso no me ayudaría en nada...
Malinalli, para la Guerra Florida, 02 Abril 2010
Dos años después: Abril 2012. Chicas, estoy publicando esta nueva historia que inicié a escribir hace un par de años pero que, por razones de fuerza mayor tuve que dejar en Stand By, tal como dejé mi Terryfic Juego Limpio (y que por cierto terminaré en cuanto termine este fic, del cual solo me faltan tres capítulos por escribir, pero son capítulos pequeñitos que para nada tienen la extensión a la que las había acostumbrado). Es un genero diferente, pues notarán más romanticismo y comedia; atrás se quedaron los días del drama (afortunadamente) ¡Espero que lo disfruten!
