Habían pasado casi tres años después de la segunda guerra mágica, Voldemort por fin había sido derrotado por Harry Potter; Habían pasado ya dos meses también desde que en el diciembre anterior Gabrielle Delacour había sido secuestrada en Francia por un mago adicto al poder. Harry Potter era el director de la oficina de aurores, uno de los puestos más importantes dentro del ministerio británico, muchos magos detractores del sistema y alguna que otra periodista, opinaban que su ascenso en la linea de mando había sido prematuro y que este no contaba con la experiencia necesaria para dicho cargo, se decía que solo contaba con una extraña amistad con el ministro Shacklebolt (casi enfermiza como con Dumbledore) y la fama de haber sido el encargado de derrotar al mago mas tenebroso de todos los tiempos. Harry vivía en la casa que había heredado de su padrino Sirius Black; Una vieja mansión en pleno centro antiguo de Londres, el numero 12 de Grimmauld Place, en esta enorme y antigua casa vivía de una forma inusual para la sociedad mágica junto a su novia Ginny Weasley, su pareja desde el colegio, la mujer por quien respiraba y a la que amaba más que a nada en el mundo y con quien pensaba pasar el resto de su vida; Ginny era la hija menor del matrimonio Weasley, la primera mujer en muchas generaciones, una bruja poderosa que al igual que su novio, su hermano y su mejor amiga había luchado en la batalla de Hogwarts y ahora era la famosa capitana de las Arpías de HolyHead, el único equipo de Quidditch totalmente confirmado por mujeres en le reino unido y del que ademas era una gran admiradora, Ginny había reemplazado a Gwenog Jones, su máxima ídolo en la capitanía del equipo después de jugar en el pasado noviembre y diciembre el campeonato europeo en Francia. La pelirroja era además una de las solteras más cotizadas del mundo mágico, muchos magos de varios países la admiraban por su calidad de juego pero sobre todo por su belleza. Era normal que semanalmente recibiera muchas lechuzas en su casa o en el estadio de HolyHead que la chica leía en su mayoría aunque Hermione le reprochara que lo hiciera; Hermione Granger vivía con sus padres en la casa que con engaños le había regalado Harry a pocas cuadras de Grimmauld Place. Cuando ella y Ron pudieron ubicar a los señores Granger en Australia y les devolvieron su memoria, decidieron vender todas sus pertenencias en aquel país y regresar a Londres, Hermione le envío el dinero de la casa a Harry para que este le gestionara una modesta pero cómoda casa con ese dinero tal y como siempre habían vivido, lo que no esperaba la castaña era que al chico que consideraba su hermano, quien era su mejor amigo le iba a regalar una casa que a simple vista costaba dos o tres veces el dinero que ella había enviado. Después de varios meses se resignó al regalo y acepto vivir y disfrutar de su casa junto a sus padres y una prima que había llegado a mediados del año pasado, Linda Harrison. Hermione trabaja en el departamento de criaturas mágicas en la división de actualización de leyes y tratados sobre criaturas y seres mágicos, hace casi ya un año que había logrado su mayor logro personal. Junto a su asistente y amiga Astoria Greengrass habían pasado un proyecto para reformar la forma en que los elfos domésticos eran tratados históricamente por los magos, la controversial Ley Dobby había tenido detractores y seguidores pero había sido un éxito, al menos para la castaña que había cumplido su propósito iniciado desde la PEDDO en Hogwarts; Hermione era la feliz novia de Ron Weasley, el hasta dentro de poco sub director del cuartel de los aurores y futuro codirector de sortilegios Weasley. Ron vivía con sus padres en la madriguera aunque compartía sus noches con la habitación de Hermione en la casa Granger. Ron había decidido dedicarse al negocio de su hermano después de que Harry le regalase una propiedad en Nice, la ciudad francesa a la que más magos jóvenes iban a comprar gracias a las pequeñas excursiones de Beauxbatons el colegio mágico de aquel país, para que la usara como inversión en Sortilegios Weasley y abrieran una sede, Ron y Hermione también eran dueños de una pequeña fortuna resultado de una disputa legal de Harry Potter con el banco de Gringotts en el que le acusaban de incumplir un contrato con un goblin y de causar algunos daños en el banco de los magos en su cruzada contra Voldemort. En algunos meses se haría publica la decisión del menor de los hijos varones del señor Weasley.
- Oye Herms ¿Ya tienes todo listo para empezar tus clases? - Por supuesto Gin, desde hace días, incluso ya me estoy leyendo algunos de los libros. - Ginny sonreía, algo en el fondo hacía que se sintiera alegre con el lado inteligente y súper responsable de su mejor amiga. Se encontraban descansando por ese fin de semana en la casa que Harry había heredado de su padre en St. Ives, una casa a la orilla de la playa en la que aprovechaban para veranear, en la que Harry había instalado una biblioteca con todos los libros antiguos y raros que encontró en la bóveda de la familia Potter que había heredado, ahora eran administrados por Hermione que pasaba horas perdiendose en aquel lugar, no solo con los libros de Harry sino con los suyos propios y todos los que en el tiempo adquirían. Esa casa es la que mas usan para reunirse todos pues ademas de contar con suficientes habitaciones, la casa de la playa como la conocían contaba con su propio sector precisamente de playa; incluso los padres de Hermione la usaban para sus reuniones familiares muggles.
Narcissa Malfoy caminaba por el anden de una calle en un barrio de Londres, era una de las pocas veces que visitaba algún vecindario muggle y al igual que la vez anterior iba acompañada por una de sus hermanas. Para quien hubiera visto esta misma acción pero alrededor de cinco años atrás diría que estaba teniendo una visión, una premonición o incluso un dejavú excepto por que la acompañante de Narcissa esta vez no vestía una túnica negra ni tenia una expresión de evidente locura si no un par de vaqueros azules y una camisa holgada, también llevaba a un pequeño en brazos. - Gracias Dromeda por acompañarme. - Ni lo digas Cissy yo también quiero ver a mi sobrino y Teddy lo ha preguntado mucho ¿Estas segura que sabe que le visitamos?. - No, según me dijo Astoria quiere que le demos la sorpresa, la ultima vez que Lucio intentó confrontarlo terminaron peleando y mas separados de lo que ya estaban. - Cuanto lamento escuchar esto.
Las dos hermanas se acercaban a la dirección. Draco llevaba dos meses viviendo en casa de su novia después de que se peleara con su padre y con su madre por cosas del pasado, sobre todo por los cuestionamientos del señor Malfoy sobre el trabajo del rubio y el rumbo des honroso que según él, la vida de su hijo estaba tomando.
El timbre sonó en la casa, Teddy estaba desesperado, no acostumbraba a andar con gorras o sombreros, pero dada su fascinación por estar cambiando el color de su cabello debía usarlos en los vecindarios muggles. La puerta comenzó a abrirse y una sonriente Astoria apareció. - Señora Malfoy, Señora Tonks me alegro de verlas pasen. Que bueno que trajeron al niño Draco lo piensa mucho. - La casita tenia un aspecto más cómodo de lo que Narcissa había imaginado, en realidad era encantador. - Draco cariño te buscan, ven. - Astoria llamó a su novio mientras cerraba la puerta, una vez estaban todos a dentro sacó su varita del bolsillo y con un movimiento un par de vasos comenzaron a flotar llenos de lo que parecía ser un poco de hidromiel. Le pidió a las señoras que se sentaran, Teddy Lupin comenzó a recorrer la casa con la vista y antes de que pudieran notarlo se había quitado el sombrero y caminaba por la estancia.
Draco bajo y se sorprendió por las visitantes, en el fondo sabía que no podía estar bravo o molesto con su madre. Les saludó y no pudo evitar que Teddy se tirara en su brazos y le pidiera jugar. Habían pasado una agradable tarde del te como familia.
Harry estaba haciendo algo que había descubierto era muy reconfortante. Caminar o hacer deporte por las calles de la ciudad al lado de su amada. Era normal que salieran, que fueran a alguna de sus casas para descansar o cambiar de ambiente con regularidad, en St. Ives podían disfrutar de la brisa permanente del mar, bañarse en la playa y en el peor de los casos estar en la biblioteca, al valle de Godrig iban cuando querían tranquilidad total, la vista de las montañas en contraste el bosque que empezaba en los mismos limites de la antigua casa Potter era espectacular. En aquel lugar tenían cosa que en Grimmauld Place no cabían y que por ser objetos mágicos o que no cuadraban con St. Ives que estaba rodeada de muggles todo el tiempo no podían tener, Harry se sentía pleno cuando podia disfrutar de los escasos momentos a solas con Ginny en el valle de Godrig, se sentía completo, como si sus padres estuvieran ahí y el junto a su pelirroja. Sus momentos a solas normalmente eran premeditados y organizados con tiempo pues lo normal para la pareja es que fuera un cuarteto, Ron y Hermione siempre estaban con ellos.
- No sabia que había lugares así de hermosos en la país. - Ginny caminaba colgada del brazo derecho de Harry mientras con su mano libre cargaba un helado impresionante que disfrutaba mientras caminaban, el hermoso vestido verde que colgaba de sus pechos y terminaba en una falda de prenses hacían juego con su cabellera roja y hacía que muchos de los transeúntes del puerto de Liverpool voltearan su vista hacia la pareja. Harry llevaba sobre el hombro libre el bolso de su novia, algo que hubiera sido una razón de risas y burlas en otras épocas. - Siempre quise venir y conocer, mis tíos siempre hablaban de todos estos lugares y yo solo los veía en las fotos ya que nunca me trajeron. Al menos ahora puedo conocerlos contigo. - La pareja se detuvo, se besaron y siguieron su camino. Al terminar el helado buscaron un lugar oscuro donde desaparecer abrazados como siempre camino al refugio de Bill y Fleur, esa noche sería la cena de despedida de la familia Delacour después de los incidentes en que se vieron envueltos y todos deseaban pasar una noche en familia y tranquila.
Ron y Hermione se encontraban en Sortilegios Weasley del Callejón Diagon, George les había pedido que pasaran para contarles como iban las cosas en las tiendas que pronto abrirían en Nice. - ¡La expectativa es enorme! Incluso ya tenemos pedidos en esa tienda. - ¿Como es eso? - Hermione como siempre quería estar enterada de todo. - Fácil Hermione, muchos estudiantes se han acercado al local en Nice desde que vieron los letreros y terminamos la fachada y empezaron a preguntar cuando se empezaría a vender y a Ron se le ocurrió hace unas semanas que por que no implementábamos el sistema de correo lechuza que tuvimos en la época de la guerra y eso hicimos, los estudiantes van y piden en Nice y nosotros les enviamos desde París. - George se vía entusiasmado mientras Hermione miraba orgullosa a su novio que siempre la sorprendía con cosas que ni el sabia que era capaz de hacer o pensar. - Creo que sería mejor que nos alistemos para la cena, no quiero a mi querida cuñada histérica después. - Si creo que George tiene razón Herms, vamos a tu casa y de ahí salimos para le refugio. - Hermione aceptó sabiendo que Ron lo que pretendía era comer el estofado que la señora Granger le había prometido antes de ir a por los platillos donde Fleur.
La visita a la cas Granger se había convertido en una rápida sesión de sexo desenfrenado para la pareja, Ron no había podido resistir la tentación de ver a Hermione cambiándose de ropa y le había besado por detrás. Estaban más que contentos por que al parecer su futuro iba a ser muy diferente a como lo habían pensado desde el colegio excepto por lo de que estaban juntos.
