Solo el amor puede hacer esto
Prólogo
En la época, en donde todavía se respetaban los acuerdos matrimoniales, para lograr una poderosa alianza económica. Dos familias formaron la unión de sus empresas con la misma unión de sus respectivos hijos, Kagome e Inuyasha, los cuales harán cualquier cosa para pasar el resto de sus vidas juntos. Ya que solo el amor puede hacer esto.
Capitulo 1: Presentación.
La familia Higurashi había tenido a su esperada y amada hija, la cual les dio mucha felicidad desde el día en que supieron llegaría.
Esta hermosa niña, caracteriza por su hermosa cabellera negra como la noche misma, piel blanca y nívea, y con unos ojos marrones semejantes al mas apetitoso chocolate. Fue la única hija del matrimonio Higurashi. Su padre, Onigumo, dueño de una de las empresas más importantes de arquitectos de todo Japón, siempre cuido de su hija, mas nunca dejo de decirle que su vida nunca seria como la de los demás niños y que aunque no los entendiera ahora algún día podría agradecer a sus padres sus desiciones, no muy fáciles de tomar.
Mientras que su madre, Sonomi, una importante asociada en la misma empresa que su esposo, Onigumo, siempre procuro enseñarle a su pequeña Kagome los buenos modales, correctos de una señorita, ya sea con la practicas de piano, aprender a tomar el te apropiadamente, hasta como preparar una hermosa y exquisita cena para su futuro marido.
Para Kagome toda su vida estuvo bajo la ley de ser siempre una señorita ante todo, y es así como se crió, hasta el día en que conoció a su futuro marido Inuyasha Taisho.
Todo estaba listo para que al fin se conocieran, habían decidido presentarlos oficialmente el día del cumpleaños numero 10 de Kagome.
El hermoso salón de baile de la residencia Higurashi estaba completamente decorado con flores, mesas redondas revestidas con una carpeta blanca y un camino rosa, el preferido de Kagome, y las sillas haciendo juego a las mismas. Sus centros de mesa eran rosas blancas, rosas y jazmines como a Kagome le gustaba. Y claro con la apetecible comida de entrada para los invitados. Habían enviado alrededor de 200 invitaciones, y todos habían confirmado que asistirían, junto con ello los Taisho.
La tan ansiada noche, para los padres de los niños, llego. Kagome se estaba arreglando en su habitación con la ayuda de su adorada abuela paterna, Kaede, cuando su madre irrumpió en su habitación:
-¿Kagome, hija, todavía no te has terminado de alistar?- pregunto Sonomi con una sonrisa en su cara mirando enbelesadoramente a su hija. Le habían regalado un vestido blanco, con finas tiritas sobre sus delicados hombros, con un corte princesa, digno de ella, y con unas rosas hechas de gasa de color rosa pálido. Kaede le había hecho media cola en su oscuro cabello, aprovechando las ondas ya destacadas en el cabello de kagome. Tenía unas sandalias blancas que dejaban al descubierto sus pequeños dedos. Solamente le faltaba ponerse la cadenita de oro que le habían regalado sus padres en su cumpleaños anterior, que llevaba sus iniciales KH. Una hermosa cadenita la cual Kagome le tenía mucho aprecio.
-Ya casi estoy madre. Solo me falta mi cadenita- dijo la niña con una sonrisa.
-Bueno la gente ya llego, estamos con tu padre recibiéndolos, cuando termines por favor baja ¿si?- dijo su madre dándose la vuelto para irse, cuando de repente se dio la paro para decirle a kagome – por cierto, kagome, estas tan hermosa, cualquiera diría que ya eres todo una señorita.-
-Gracias madre, te amo- contesto kagome sonrojada por lo dicho por su madre.
- Y yo te amo a ti, mi dulce ángel- dijo antes de cerrar la puerta detrás de su espalda.
En la puerta de la casa estaban por ingresar los muy famosos Taisho. Era una familia muy conocida en Japón, Inuno Taisho, tenia también una empresa de arquitectos, pero en Europa. Había decido, junto a Onigumo, asociarse para crear una empresa mucho mas importante. Para que el día de mañana nadie saliera perjudicado, ni con desventaja, si es que decidían no seguir con la asociación, propusieron casar a la única hija del matrimonio higurashi, Kagome, con el segundo y mas chico del matrimonio Taisho, Inuyasha.
Pero ante este trato había un acuerdo para no dañar a nadie. Habían llegado a la conclusión de presentar a los pequeño, y hacer que se vieran nada mas una ves por año. Hasta que kagome, la mas chica entre los dos, cumpliera los 25 años. Luego les darían dos años de casados y esperarían, si el matrimonio fracasara, lo disolverían y así también el trato. Pero únicamente bajo la condición de llevar dos años casados.
-¡Seshomaru, Inuyasha! Dejen de estar jugando.- dijo un hombre serio, de gran porte, pelo negro y unos peculiares ojos dorados. Los mismos que llevaban sus hijos, Seshomaru e Inuyasha.
- Si papá– contestaron al unísono los hermanos. - ¿Por qué tenemos que venir a la fiesta de la prometida de Inuyasha?- pregunto Seshomaru, con una tinte de maldad en sus palabras, ya que sabia que inuyasha odiaba estar comprometido con -Kagome y encima que se lo recordaran a diario, como lo solía hacer Seshomaru.
- por que es la hija de nuestro socio, Onigumo, y porque nos invitaron muy cortésmente y no es correcto rechazar una invitación de cumpleaños, nunca le haríamos un desaire así a nuestros amigos- contesto Izayoi, interviniendo antes de que su esposo perdiera la poca paciencia con sus traviesos hijos.
Con toda la charla no se habían fijado que ya estaban en el recibidor de los Higurashi cuando Onigumo hablo:
¡Inuno! Que gusto me da verte. Izayoi, -hizo una reverencia- tan hermosa como siempre. Sehomaru, Inuyasha, veo que ambos han crecido, cada vez más parecidos a su padre- dijo Onigumo riendo y provocando la risa de los recién llegados, cuando llego su esposa a su lado.
¡Oh Izayoi! Mi querida amiga, ¿hace cuanto que no nos vemos? Estas igual de hermosa que siempre – dijo Sonomi guiñándole un ojo a Izayoi- Seshomaru, Inuyasha siempre tan guapos ustedes, igual a su padre.- dijo mirando a toda la familia.
Gracias. – contestaron, casi a coro todos.
¿Y como has estado Sonomi? Tanto tiempo, aunque parece que a ti tampoco a surtido efecto – dijo Izayoi sonriendo.
Gracias. Pasa y te cuento todo.- dijo mientras tomaba del brazo a su muy vieja amiga. – a por cierto, Kagome bajara en unos instantes, ¿Por qué no pasan y toman algo? No valla a ser que te quedes sin habla Inuyasha.- dijo por ultimo Sonomi dirigiéndose a Inuyasha. El solo la miro y sonrió. Onigumo los acompaño hasta su mesa que estaba continuación de la mesa donde estaría Kagome.
Inuyasha estaba muy nervioso por ver a Kagome, no es que le gustara ni nada por el estilo, es que su madre le había hablado tanto de ella que tenia curiosidad de confirmar todo lo que le había dicho. Por que si había algo que Izayoi supiera de Inuyasha es que era terriblemente curioso. Y esa era una de las características de Inuyasha, ya que el era amble, gracioso, pero reservado, para la corta edad de los 12 años. Era un niño con mal genio, con aquellos que no conocía, o si conocía pero no le caían bien. Tenia la misma apariencia de su padre, pelo corto y negro y unos hermosos ojos dorados, que parecían ser oro liquido. Los ojos de Inuyasha si bien eran parecidos a los de su padre y hermano, tenían un brillo especial, un brillo que aparecía, solo en ocasiones como esta, cuando estaba ansioso, o nervioso o incluso enojado.
De repente toda la gente se empezó a levantar de sus asiento para observar a la hermosa niña que estaba bajando por la imponente escalera. Todos se agolpaba para poder verla, sin entender el porque de la reacción de la gente, Inuyasha comenzó a hacerse espacio para llegar hasta Kagome. Primero pidió permiso, después empujo ligeramente a sus obstáculos y por último termino atropellando a quien se interpusiera en su camino. Para cuando llego termino por casi tropezar y quedar a los pies de la bella damita. Inuyasha quedo parado observando a la niña que tenia en frente de sus ojos, le parecía la persona mas delicada y hermosa que había visto, similar a una rosa recién florecida. Le sonrió y se presento:
Hola. Yo soy Inuyasha Taisho, tu futuro esposo.- dijo tendiendo su mano hacia Kagome
Mucho gusto Inuyasha, soy Kagome.- dicho esto la pequeña se alejo del niño para saludar al resto de los invitados. Inuyasha quedo frustrado ante la actitud de Kagome, el había intentado ser gentil y cordial y ella solo lo saludaba de la manera mas cortante de todos. Incluso lo dejo con la mano extendida. Lo único que pensó fue... feh! niñas... y se dio media vuelta y se fue a sentar a su mesa.
En cuanto Kagome vio a Inuyasha quedo fascinada, como cualquier niña que ve a un pequeño Adonis. Kagome no podía quitar su vista de sus hermosos orbes hasta que escucho algo que la desencajo totalmente... tu futuro esposo... esposo... esposo... Si le habían dicho que tendría que conocer a un niño, que el estaría relacionado con ella toda su vida pero nadie dijo nada de esposo. Y para colmo su tono altanero, quien se creía él para decirle tal cosa, sin nada de pudor, era tan solo una niña. En ese momento recapacito los consejos dados por su abuela y su madre... aunque alguien no te caiga bien, tienes que ser igual de cortes, porque esa persona no sepa lo que son los buenos modales, tu no vas a rebajarte a su mismo nivel.
Y así fue como el primer encuentro entre kagome e Inuyasha, se dio. Empezando así con el pie izquierdo.
Les pido mil disculpas a quienes hayan leído mi historia. La verdad es que soy nueva y me cuesta horrores entender esta página, recién me di cuenta que los capítulos estaban mal organizados y también recién leí los reviews que me habían dejado. Les juro que esto es demasiado complejo para mí.
En fin les pido disculpas y ahora me voy a asegurar de que los capítulos estén organizados. Muchas gracias por todo!
Only Love.
