NA: Éste drabble contiene menciones slash (Chad/Ryan); así que, al estar advirtiéndoles por adelantado, no pienso aceptar ningún comentario reprochando ése aspecto de la historia, ¿está claro? Bien.
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Sharpay lo odia, con toda el alma; es decir, todo lo que ve en él, le produce arcadas. En serio.
Y no entiende.
Realmente no entiende, ¿qué le ve? ¿Qué? Es un idiota, está en el equipo de básquet, no sabría reconocer el verdadero talento ni aunque se lo tirasen en la cara, se viste horrible (Por Dios, las camisetas, ¡las camisetas!); y obviamente, no entiende ni la noción básica del cuidado capilar.
Augh.
Lo odia. Lo odia. Lo odia.
¡Y no! No es porque ahora Ryan se pasa las horas con él, o hablando de él; en lugar de estar con ella, y hablar con ella. No está celosa, y no se siente reemplazada por la persona que más quiere.
...
¡Bueno! ¿Y qué si así es? ¡Está en todo su derecho! ¡Ryan es su hermano! Ella es quien lo conoce desde antes, incluso, de nacer. Nadie debería poder romper eso, así como así, ¿verdad?
Mucho menos Chad Danforth.
Humph.
... Pero Sharpay debe admitir que jamás había visto a su hermano tan feliz como con aquél payaso. Ryan parece irradiar luz, y cuando sonríe, llena las habitaciones. Y cuando baila, o canta, es con una pasión que Sharpay no alcanza a reconocer.
Y aunque odia que sea Chad Danforth quien logra eso en su hermano, adora verlo así.
Entonces, cuando Ryan le cuenta antes que a su madre (Lo cual la hace sentirse especial, considerando que Ryan siempre le cuenta todo primero a mamá...) sobre su relación con Chad, ella sólo amenaza con matar de la forma más cruenta posible al camarero si osa lastimar a su hermano seis minutos menor, su forma de bendecidlos sin sonar realmente convencida.
...Porque el hecho de que ella ame a Ryan, y Ryan ame a Chad, no quiere decir que ella también deba hacerlo.
Porque ella aún lo odia un poco por robarse lo más precioso en su vida. Maldito Danforth.
