¿Cómo se construye una historia de amor?... ¿respeto?, ¿confianza? ¿Qué se puede decir del chico de 19 años que me dejó? Que era lindo, y terriblemente divertido, que le hice adorar el alcohol y el cigarro. Y a mí. Un día le pregunte en que lugar me encontraría en su larga lista de prioridades, sonrío, también yo sonreí en aquel entonces. Pero ahora pienso en ello y me preguntó como figuraba yo en su famosa lista, de todos modos es lo cierto que no ocupaba el primer lugar, cosa que por alguna razón estúpida me fastidia.
La víspera de uno de mis exámenes aún no había abierto ni el primero de mis libros que habían de sacarme de apuros al día siguiente. A principios del último curso me dio por estudiar en la biblioteca. El local era tranquilo, nadie me conocía y los libros de reserva estaban menos solicitados. Me a cerqué al mostrador con la intención de obtener uno de los libros de reserva. En el mostrador había dos personas una de ellas alta, del tipo tenista; él otro, tipo ratoncillo. Opté por el tipo ratoncillo.
- Oye ¿tienes La decadencia de la Edad Media? – me miró de pies a cabeza
- Y la biblioteca... ¿de qué te sirve? – preguntó sarcástico
- Oye necesito ese condenado libro –
- Un poco más de modos, por favor –
- Tienes todo el aire de ser un tonto rico – dije
- Pues ahí te equivocas – protestó – soy listo y pobre –
- Que va, yo sí soy listo y pobre –
El chico me miraba a los ojos. Los suyos eran de un ámbar hermoso. Pero no estaba dispuesto a permitir que un niño – ni aun por sus lindos ojos – me llamará tonto
- ¿En que te basas para considerarte tan listo? – pregunté
- En qué no estaría dispuesto a ir a una fiesta contigo – respondió
- Ni a mí se me ocurriría invitarte –
- En eso se nota que eres tonto – dijo entonces
Explicaré él por qué le invite a salir, pues verán, fingiendo que de pronto me interesaba en ir con él conseguí el libro que necesitaba y dado el hecho de que él no salía sino hasta que se cerraba la biblioteca me daba tiempo de sobra para poder estudiar y aprenderme unas cuántas frases. En él examen saque un 17 sobre 20 casualmente la misma calificación que le asigne a Ren la primera vez que le vi.
Para mi suerte ese mismo viernes Liserg organizaba una fiesta por lo que decidí llevar al chino como acompañante. Encargué dos cervezas, unos cigarros y un refresco (para él)
- Me llamó Horokeu Usui, me dicen Horo-Horo -
- Yo me llamo Ren – dijo el chino – Ren Tao –
- Sí ya recuerdo, el amigo de Yoh ¿no? Eso explica por que te me hacías tan familiar –
- Sí –
Enmudeció de pronto el chico. Era posible que ya no tuviésemos de que hablar
- Por lo visto eres muy popular –
Asentí con la cabeza – ¿No sabes quién soy? –
Hice una pregunta por decirlo en términos complejos idiota era obvio que ese chico no tenia ni idea de quién era. Opté por no decírselo era mejor si él lo descubría por si mismo, podría sentirme más orgulloso
- Oye el sábado por la tarde hay partido de hockey – le comenté mientras llegábamos a la estación
- ¿Y qué? –
- Qué me gustaría que fueras, Yoh y los demás generalmente van –
- ¿Y por qué demonios tendría yo que ir a aguantar un partido de hockey? –
Contesté en un tonto falsamente indiferente – Por qué juego yo –
Siguió una breve pausa. Podía escuchar claramente los sonidos nocturnos
- Pronto terminará el curso, ¿piensas ir a algún lado? – pregunté solo por hacer una última conversación, casi llegábamos
- Eso no lo sé, todo depende de mi padre –respondió con un tono indiferente – no entiendo el por qué de tu pregunta seguro tú estarás entretenido en los cursos de verano para los últimos créditos –
- Ren sí estás tan seguro de que soy un don nadie por qué aceptas estar conmigo –
Me miró fijamente a los ojos – ¿En que bando? –
Solo por aclararlo un poco cuando el chino pregunta en que bando es cambiando el tema y siguiendo lo que le dijo Horo, en pocas palabras véanlo así
Contesté en un tonto falsamente indiferente – Por qué juego yo –
– ¿En que bando? –
