A pesar de todo
Capítulo 1:
Abrió los ojos. Lo primero que vio fue el techo de su habitación, inconscientemente, se llevó una mano a su poblada cabellera color azabache y se la despeino aún más de lo que estaba. Tocó con torpeza la mesita de noche junto a su cama y encontró sus anteojos, se los colocó. Dio un descomunal bostezó, se desperezó, y dirigió la vista a la cama que tenía a la derecha. Solo se podía ver un par de mechones de cabello negro debajo de las sabanas.
Se acercó sigilosamente a la cama contigua, vio a su amigo dormido, se acercó él y exclamó:
-¡Arriba, Canuto!
Sirius Black, despertó sobresaltado, su cabello estaba más despeinado que el de James, si es que eso era posible.
-Ah, eres tú…-dijo al ver a James, que le sonreía de oreja a oreja.-Qué gracioso, Cornamenta…-murmuró y volvió a cubrirse hasta la cabeza con las sábanas.
-Ah, no, Canuto. Hora de levantarse.-dijo alegremente, se dirigió a grandes zancadas a la ventana y corrió las cortinas, de manera que la luz del sol invadió completamente la habitación.
-¡No!-gritó él. Y se cubrió la cara con las sábanas.
-En serio, Sirius. A veces creo que eres mitad vampiro.-dijo James, sonriendo.-Vamos, levántate…-comenzó a zarandear a su amigo de manera que se cayó de la cama. James empezó a reírse a carcajadas.
-Amaneciste comediante, ¿Eh, Cornamenta?
-Sí.-respondió él, y se apoderó del baño.
-Genial.-murmuró Sirius, levantándose del suelo.- ¡Pero no te tardes mucho, James!
-¡Tranquilo! ¡Solo unas dos o tres horas!
Unos minutos después, James salió del baño, ya vestido y secándose el cabello con una toalla.
-¿Canuto, qué hora es?
-La una.-respondió el animago, antes de entrar al baño.
-¿Y…a qué hora venía Cris a visitarte?
-A la…-Sirius se quedó con la boca abierta. De repente, el timbre de la puerta sonó.
-¡Yo abro!-gritó James con una sonrisa.-Será mejor que te vistas, Canuto. A menos que quieras recibir a Cris en pijama.-y sin decir más salió de la habitación.
James desapareció y volvió a aparecer frente a la puerta de entrada, lo cansaba mucho bajar las escaleras. Abrió la puerta y se encontró a una joven, vestida con ropa holgada y bien muggle, cabello largo, lacio y verdoso que le sonreía.
-Hola, Cris.
-Hola, James.-lo saludó ella, entrando en la casa.- ¿Y Sirius?
-…l…bajará enseguida.-respondió con una sonrisa. Imaginándose a su amigo vistiéndose a toda velocidad.
-Mis abuelos salieron.-dijo James, mientras se sentaba en un sofá. Cris lo imitó.
-Hola.-dijo una voz agitada en el marco de la puerta. Sirius por fin se había vestido, quitando el hecho de que se había puesto la camiseta al revés estaba muy bien, y parecía que había corrido desde la habitación hasta allí.
-Hola.-dijo ella con una sonrisa. Y le dio un beso.-Oye, no quiero criticar tu forma de vestirte ni nada, después de todo. Mira lo que yo tengo puesto, pero…-señaló su camiseta y Sirius maldijo por lo bajo.
-Espera un segundo.
Un minuto más tarde, ya había regresado con todas las prendas puestas correctamente.
-¿Y…cómo a todo?-preguntó Cris a James.
-Genial.-respondió él.-Como verás, dormimos hasta la una.
-Sí, ya me di cuenta de eso.-dijo y se rió.
-Tendrás que aguantarme poco tiempo, Cornamenta.-dijo Sirius.-Cuando haya cumplido diecisiete, me conseguiré mi casa.
-Sí, que bien, Canuto.-dijo James, con ironía.- ¿Con qué dinero?
-Ya conseguiré algo. Tengo algo de dinero.
-Sí, pero eso no te alcanzará para comprar ni un departamento en el Callejón Diagon.
Cris, que estaba como en shock, despertó y clavó los ojos en Sirius.
-Yo también tengo algo de dinero guardado.-le dijo a éste.-Podemos comprar un departamento barato entre los dos.
-¿Y vivir juntos?-preguntó Sirius.
-Sí, ¿Por qué no?-respondió encogiéndose de hombros.
-Pues…pues…pues sí, claro.-dijo él, muy sorprendido y sonriente. Y la abrazó.
-Ver eso me dan aún más deseos de ver a Lily.-dijo James, con envidia.
-Entonces escríbele una carta.-sugirió Cris, sin dejarse soltar por su novio.
James subió a su habitación "compartida" y vio a la lechuza de Sirius.
-Solo la tomaré prestada.-murmuró y comenzó a escribirle una carta a Lily. Cuando estuvo lista, se la dio a la lechuza, quien se fue por la ventana.
James se quedó en la ventana, viendo como el animal desaparecía en el cielo azul.
-Maldita sea, Lily. Como te extraño.-murmuró, cerró la ventana y salió de la habitación dispuesto a molestar un poco a Sirius y Cris.
