(A/N)
LeSuperEditéDelDoom!~ Versión corregida y remasterizada (¿?) para todos ustedes, lectores constantes y pasantes erróneos. Gracias por el apoyo.
Dedicado a R. Rigal, por ser un excelente amigo.
Primer historia de horror (O intento de eso :P)
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Disclaimer: Naruto no es mío.
Setting: UA.
Parejas: leve SasoDei.
Rating: M
Advertencias: Sangre, violencia, muertes, demencia, Gore. No apto para personas sensibles, y corres el riesgo de perder una que otra neurona en el proceso de lectura. No pago psicólogos.
Conteo de Palabras: 1310
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Ama-no-Jaku:
("Espíritu Divino Malvado")
Una criatura parecida a un demonio. Es capaz de provocar los deseos más oscuros de una persona y así convencerlo de cometer malos hechos. El espíritu de la contradicción y perversidad.
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Capítulo I:
Prólogo—Un Despertar.
Ojos pesados intentan abrirse, sin triunfar.
Su cuerpo, manchado de sangre y tierra, entumido está.
La batalla por movimiento estalla. Un error fatal.
El éxito no lo encuentra. Se deja llevar por la oscuridad.
Eco de pasos se oye. Movimiento a un lado de él percibe.
Sus ojos se abren paso lentamente. Un dolor en la espalda lo recibe.
Sus ojos se cierran. Siente una mano en su frente.
Decir algo intenta, mas en vez de palabras un grito sale.
Un cuchillo en su estomago. El dolor es insoportable.
Y entonces desaparece. Y en su cuello se vuelve a enterrar.
Gritos, ahogados en sangre, su boca emite.
Y poco a poco todo se desvanece.
Y lo despiden unos ojos rojos, y una sonrisa torcida,
Manchados de sangre. Con malicia…
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Sus parpados se separaron, sintió sus pestañas pegadas entre sí. Parpadeó sus adormilados ojos, y dos orbes azules se abrieron paso por entre la oscuridad. Una incómoda luz lo cegó completamente, un gruñido salió de su boca. Sus músculos estaban entumecidos por falta de movimiento. ¿Cuánto tiempo había estado acostado? Se levantó un poco, pero, cuando sintió un intenso dolor pasar por su espalda, abandonó el intento.
Con un suspiro, y poniendo sus cinco sentidos al máximo, intentó captar lo que había a su alrededor.
Vista…
No mucho. Un techo blanco, sucio y con goteras. Su pelo, desarreglado, cubría parcialmente su rostro. Eso, y el repentino dolor de cabeza que le sobrevino, le hizo imposible poder intentar ver más allá que el pedazo de techo que había sobre su cabeza y el foco, el cual lo había cegado al principio, que no dejaba de mecerse sobre él.
Olor…
Pesado. El aire estaba pesado y difícil de respirar. Tierra mojada. ¿Óxido? No lo podía identificar bien.
Oído…
Agua. Un constante, extremadamente molesto goteo. Era desesperante. Hacía a Deidara desear poder pararse e ir a detenerlo, si pudiera.
Tacto…
Tensó y apretó sus manos, luego relajándolas. Podía moverse, al menos. Sus manos estaban pegajosas. Estaba recostado en algún lugar.
Sabor…
Metálico. Ese característico y familiar sabor que envuelve la sangre. Se preguntó por qué.
Exhaló y levantó su mano hacia su frente, queriendo despejar esta de su pelo. Cuando su mano rozó su frente, sintió algo húmedo. Frunció el ceño y separó su mano a suficiente distancia. Su vista estaba borrosa, así que tardó un poco en enfocar. Cuando pudo ver, un sonido de sorpresa y miedo salió de su boca.
Sangre
Cerró sus ojos con fuerza. Era solo su imaginación. Era solo su imaginación. Tal vez, si ponía suficiente voluntad, desaparecería. Fue una sorpresa, de hecho, que eso funcionara, pues cuando volvió a abrir sus ojos, su mano no estaba manchada ya de aquel líquido carmesí.
Suspiró de alivio, y se rió de sí mismo, al ver su paranoia.
Y entonces algo cambio en el ambiente. Frío y pesado. Sintió un peso en su espalda. Tenía el presentimiento de que alguien lo estaba observando. Se sentó rápidamente, ignorando por completo el dolor. Sus ojos bombardearon la habitación. El lugar a duras penas podía iluminarse con el foco que estaba sobre su cabeza, que se mecía y parpadeaba continuamente, advirtiendo silenciosamente que se iba a fundir.
Los ojos del rubio aún estaban pesados, y parpadeó varias veces.
-Despertaste.
Después de la sorpresa, algo recorrió su cuerpo. Una sensación refrescante y placentera para sus crispados nervios. Alivio.
Reconocía esa voz. Era la de Sasori. Al rubio siempre se le había hecho tan maravillosa su voz; tranquila, imponente, controlada. Ahora que la volvía a escuchar se había sentido tan bien—era refrescante. Dejó una sonrisa cansada apoderarse de sus labios.
Volteó su cara, esperando encontrarse con el pelirrojo. Buscó entre las sombras su cara. No la encontró. Confundido, volteó hacia el otro lado volviéndose a encontrar con oscuridad. No había rastro de Sasori. Frunció el entrecejo. Estuvo a punto de decir su nombre, una fuerte esperanza de que no hubiera sido su propia mente jugando trucos crueles con él.
El nombre de Sasori nunca salió de sus labios. En cambio, un sonido—el mismo de un grito de miedo y sorpresa ahogado—salió de su boca al encontrar a Sasori prácticamente encima de él. ¿De dónde había salido? Era imposible que el rubio hubiera pasado por alto su presencia. Y cómo había llegado a estar así de cerca de él, también le era un misterio.
Había algo extraño…
-¿Qué sucede, Dei? Pareces asustado…- dijo en un susurro, Sasori. No hubo necesidad de levantar la voz, pues sus caras estaban a solo centímetros aparte. Deidara podía sentir su aliento en su mejilla. El rubio contemplaba con horror el rostro de Sasori.
Pero él no lo era. No su Sasori. Este tenía una sonrisa retorcida en su rostro, una que lo hacía estremecerse. Y sus ojos… Sus ojos estaban abiertos más de lo normal. La pasiva mirada que ocupaba antes la joven cara de Sasori estaba rota. Puede que tuviera su mismo rostro, pero no era Sasori. Y tenían un brillo rojizo. A Deidara se le heló la sangre y un escalofrío paso por su cuerpo.
La cercanía lo molestaba, y encontró haciéndose más atrás, y atrás, queriéndose alejar de esta persona. Pero mientras más retrocedía, Sasori más lo acorralaba con la pared.
-¿D-danna…? -lo llamó y no estaba muy seguro de por qué lo hizo.
Él ensanchó su sonrisa maniaca, y Deidara pudo haber jurado que sus ojos habían brillado rojo.
-Que hermoso apodo… dilo de nuevo.- le contestó el pelirrojo, con un aire divertido que hacía un horrible y escalofriante contraste con la cara de Sasori. Esa cara que siempre estaba tranquila y controlada estaba corrompida por esa sonrisa que demostraba todo menos sanidad.
Deidara negó con su cabeza y apretó sus ojos con fuerza. Dejó su cabeza de lado con temor de seguir viendo a Sasori así.
Drip.
Se sentía sofocar. La pared lo estaba empujando hacia Sasori.
Drop.
Y las demás paredes, acompañando a su hermana, se cerraban sobre ellos dos
Drip.
Pero Sasori parecía inmutable, demasiado divertido con ver a Deidara tan asustado.
Drop.
¿Acaso no lo sentía?... El aire era mas difícil de respirar… ¿Acaso era tan difícil darse cuenta?
Drip.
Se estaba ahogando, lo sabía. No podía aguantar más…
Drop.
¡¿Y por que demonios esa gotera no se detenía?! ¿¡No se daba cuenta que lo estaba ensordeciendo!?
-¡No!- gritó desesperado, empujando a Sasori y escapando por el breve intervalo que había hecho. Corrió hacia la puerta y salió por un pasillo extraño. Miró hacia los lados y se fue por la derecha. Las paredes y sus alrededores eran un borrón, y el rubio no les estaba prestando atención a nada—las ansias de buscar un lugar con silencio lo manejaban.
Podía escuchar una risa ahogada en algún lado. Se preguntaba si era en su mente o si era Sasori en la otra habitación.
Dio la vuelta a la derecha, de nuevo.
No sabía a donde ir, la alfombra del suelo se sentía rasposa, y las puertas estaban desteñidas, y los números que marcaban las habitaciones estaban oxidados y viejos. Solo quería parar todos esos sonidos ensordecedores. Esa gotera. Esa risa. Pasos. Golpes. Su propia respiración. Era demasiado.
Otra vuelta, esta vez a la izquierda…
-Sé donde estas…-la voz de Sasori, burlona y en ligero tono musical, hacía eco en los pasillos.
Los ojos de Deidara se humedecieron, y siguió corriendo. ¿Dónde estaba? ¿Qué paso con sus amigos? ¿Qué pasó con Sasori?
Esos pasos lo desorientaron. Miró a un lado, y decidió entrar a una habitación. Abrió la puerta con frenesí, y la cerró de un portazo. Se dejó caer frente a ella. Recargó su espalda en la puerta, sentándose en el suelo, mientras ocultaba su rostro entre sus piernas, jadeando.
'¿Qué pasó con Danna…?'
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Exacto…
…
Drip…
…
¿Qué pasó con Danna…?
…
Drop…
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(A/N)
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Edit: Varias personas me han preguntado, así que les quiero decir que NO, este fic NO es de esos fics que empiezan con el final. La parte en rima del principio es…algo random XD No le tomen mucha atención.
¡Review! ¿Onegai? (:
