Bueno como ya comenté este es un crossover de más de un anime, mas bien es de algunas de mis parejas favoritas y un poco de su entorno... y está basada en una linda historia muy recurrida dentro del anime y un poco de esperanza o más bien creer en las segundas oportunidades o más bien en el otro extremo de tu HILO ROJO

los personajes son propios de sus autores

- Rumiko Takahashi

- Yoshihiro Togashi

- Akira Toriyama

- La franquicia Gunman


Capitulo 1 Cosa de suerte

10 de Septiembre del 2006

Se encontraba mirando tras el cristal de la ventanilla del autobús cuando él se sentó junto a ella como cada mañana, mientras rápidamente tomaba y se escondía tras su libro esa novela romántica que tanto le gustaba. Su respiración se agitaba sin motivo y su corazón se aceleraba pese a que el chico ni lo notara y para la chica de ojos celeste era mejor así. Cuando visualizo su parada sintió un poco de alivio, pidió que le cediera el paso para poder descender del autobús.

Una nueva mañana invicta, un nuevo día que podía recordar la fragancia que él llevaba, muchas veces intento comprarla cuando acompañaba a San al centro comercial, San esa castaña fastidiosa enamorada de la vida libre, Videl miró a ambos lados para comprobar que su fugaz pensamiento no había convocado su astral presencia, al percatarse que solo extraños iban a su lado se sintió aliviada.

Una vez en la escuela se dispuso a esperar a su hermana quien llegaría en veinte minutos más junto a San y probablemente Pon llegaría cuando la clase haya comenzado, la misma rutina cada día.

La clase era aburrida y luchaba por no quedarse dormida, mientras a su lado se encontraba San hablando de las locuras de su fin de semana, su hermana y Pon les miraban con detenimiento, pero Videl solo escuchaba un lejano murmullo sin mucha importancia. La vida de San era una fantasía constante para Videl había días en que sentía que jamás maduraría.

Tras la primera clase viene el descanso correspondiente y San se había apartado junto a Bankotsu a continuar lo que habían dejado inconcluso en clases pese a que ella no se veía muy animada.

― Vi…. ¿Qué te ocurre? - preguntaba Ponzu algo inquieta

― Nada Pon… no me ocurre nada ― respondía desanimada

― ¿Nada? - Insistía la chica

― no Pon…. Déjame en paz ― respondía molesta y se marchaba del lugar

Ponzu miro a Hilde buscando una respuesta al comportamiento de su hermana pero esta solo se encogió de hombros y miró a la que acababa de retirarse.

Videl era una chica un tanto tímida comparada con su hermana o sus dos amigas y para ser sinceros Videl jamás hubiera hablado con la señorita drama ( Sango) o la chica que aparentemente no conocía los despertadores ( Ponzu) si no fuera por Hilde. El problema era que llevaba semanas viendo a ese chico en el autobús pero no tenía el valor para poder hablarle se sentía estúpida y cobarde, sabía que era mayor porque llevaba traje pero se veía muy atractivo a los ojos de la adolescente quien sentía que su ilusión era lo más tonto desde que Sango se comió un oso hecho en gelatina de un metro de alto y terminó con un dolor de estómago que la llevó al centro médico.

Tras volver a clases se dispuso a prestar atención a lo que la fantasiosa de San tenía para contar y por primera vez vio caer lágrimas de esos brillantes ojos café

― ¿Pero que harás?, es decir debes hablar o esto seguirá creciendo ― decía Ponzu casi en susurros

― No se, no deseo herirle, sus padres se acaban de divorciar ― respondía quitando las lágrimas de sus mejillas

― Es tan fácil como decirle "Ban no te amo ya han pasado cuatro años y la rutina mato este amor" ― Decía Videl con un tono algo alto que llamo la atención del aludido

― ¿San mi amor porque lloras?, ¿te he hecho algún daño? ― Preguntaba acariciando su cabellera

― No es solo que temo no conseguir el solo, en la presentación ― Respondía bajando su mirada sin poder contarle la verdad

― San…. Hermosa San eres mi novia y como eres mi novia eres la mejor bailarina de ese estudio así como yo soy el mejor en lo que hago ― Decía con arrogancia antes de besar su cabellera y retirarse a su lugar

Sango hizo una mueca de disgusto y se retiró del salón. Los años pasaban y con cada día la relación unipersonal que tenía Bankotsu junto a ella no llenaba sus expectativas, ella soñaba con ser una gran bailarina y se esforzaba a diario para que ese sacrificio valiera la pena, pero junto a él las cosas no resultaban, no asistía a las presentaciones pese a que ella le acompañaba a sus aburridas reuniones para " jóvenes empresarios del futuro", se sentía un trofeo.

Las lágrimas se dejaban caer en el baño de la escuela, deseaba que esa relación tuviera algún futuro el era y fue todo en su vida, cada vivencia y experiencia romántica se la debía a él, en cada recuerdo romántico estaba contemplado.


Ponzu llegaba temprano a los ensayos, había audicionado para ser parte de una banda de rock y había sido seleccionada entre mil candidatas, lo cual era un triunfo para la adolescente, por lo que se encontraba practicando su respiración cuando entro Hisoka con un lindo ramo de rosas rojas para la chica

― ¿Que tal Hisoka? ― decía la chica animada aun con su uniforme escolar ― ¿A qué se debe esto? ― Preguntaba con una sonrisa

― Señorita Ponzu, cuando usted está este lugar se ilumina ― respondió el hombre ― Son para la vocalista mas linda de esta banda

― Gracias , usted es un caballero ― Decía algo nerviosa al recibir un beso en su mano ― pero soy la única ― Respondió soltándose de un fuerte abrazos del pelirrojo ― Además, sabes lo que dice Leorio de estas relaciones ― Agregaba mientras colocaba las flores en un florero de cristal

― Lo se pero no se enterara - decía tomando a la adolescente por la cintura causando que esta se enrojeciera

― No…. Creo que sea correcto ― Decía mientras era acercada al rostro de Hisoka por éste

― Oh…. Siento interrumpir pero Kurapika llegará en cualquier momento y espero que Leo no los vea ― Decía Feitan ayudando a Ponzu a safar del incómodo momento

― ¿Siempre arruinas todo idiota? ― Preguntaba con una sonrisa sarcástica

― Para eso somos amigos tonto

― Bien afinemos los detalles antes de que llegue Kurapika ― Decía algo nerviosa la chica

Tras cuatro horas de ensayo era hora de ir a casa Hisoka como un verdadero caballero se ofreció a llevar a la chica, siendo interceptado por Feiran quien excusando que vivía en el mismo edificio que ella se ofreció a escoltarla a casa cosa que le pareció bien a Leorio pero que causó cierto rechazo en el pelirrojo.

Ponzu en temas del corazón era algo más torpe que sus amigas su padre no solía hablar mucho del tema más aún después de su fracaso con su madre quedando a cargo de dos hijos, ella de dieciséis y su hermano Gon de seis. Ponzu sabía que su madre se había casado hacía tres años y que tenía un nuevo hijo, a ella no le afectaba mayormente pero no quería contarle a su padre por miedo a que el se lo tomara mal.

El amor era un tema complicado en el que ni su tía le podía ayudar y al ver sufrir a San cada día deseaba que ese sentimiento se le saltara a ella al menos hasta los treinta si esa era una buena fecha para poder pensar en el amor, sonrío al pensar en la tontería que había decretado para su vida.


15 de Septiembre del 2006

Las cuatro amigas se preparaban para salir en la que sería una de sus últimas noches como adolescentes siendo la madre de las mellizas quien les dio un particular consejo (que Ponzu jamás escucharía de su padre). Una vez en la portería le entregaron al guardia una cantidad de dinero para que omitiera la edad de las chicas, mientras San se trepaba al hombro de aquel hombre para besar su mejilla antes de seguir a sus amigas. Dentro se sentaron en una mesa desde la cual vieron a una chica bebiendo sola y algo triste, una pareja que se tomaban de sus manos por debajo de la mesa (Ponzu era quien hacía hincapié en la abismante diferencia de edad entre ambos), había una chica y un chico que se cruzaban miradas mientras que sus respectivas parejas se habían levantado y se reencontraban cerca de los baños, Sango no pudo evitar sonreír cuando sus amigas le hacían notar lo que ocurría a su alrededor, en otra mesa había un grupo de cuatro hombres festejando animadamente.

Pese a que prometió divertirse no podía evitar sentirse incómoda, Ban le había comentado vía telefónica que tenía algo sumamente importante que contarle, las intrigas y misterios no era lo de el y eso asustaba a San, solo esperaba que él deseara dar término a la relación.

Los tragos como cada vez llegaban de parte de los asistentes al bar hombres que creían o pretendían tener una buena noche con las adolescentes, las chicas siguiendo el consejo de la madre de las mellizas introdujeron su dedo índice para hacer el gesto de revolver el trago acción que servía para saber si le habían hecho algo a sus tragos, comprobando que todo estaba bien se dispusieron a beber.

En los alrededores un hombre llegó por la chica de la barra y la abrazó con fuerza antes de colocarle una capucha y sacarla del lugar, por una puerta trasera como si no deseara que la vieran, la mesa de los animados amigos ya les habían enviado dos rondas de bebidas a las chicas, las dos parejas se marchaban juntas, a diferencia de la pareja de diferente edad ya que el hombre se había marchado y a la joven también la escoltaba un hombre de edad mediana a quien ella miraba ilusionada.

― Es increíble lo que pueden hacer las personas por no aceptar la realidad ― Decía Videl a Sango en su oído

― ¿No comprendo? ― respondía está bajando la mirada ― …. Sabes Videl ― Agregaba tras una larga pausa ― Si eso les hace feliz, es decir vivir una mentira les hace feliz ¿Quienes somos nosotros para cuestionarlos?

― Tienes razón San….. Tu sabes mucho de eso ― Decía la adolescente algo ebria

― No fastidies…― Respondía con el ceño fruncido ― Vi el creerte mejor que nosotras no te hace mejor ni más inteligente

― Ya basta a ambas esta era nuestra última noche ya que Sango es la primera en conseguir una carrera profesional y desde mañana no saldrá más con nosotras y cambiará las bebidas azucaradas por los cigarrillos

― ¡Noooo! ― Gritaba alarmada la bailarina ― Sabes que siempre tendré tiempo para una junta con ustedes, ahora saldré a tomar algo de aire fresco, ¿Les parece?

― Ve, nos vemos al rato ― Respondía Ponzu


simultáneamente

Inuyasha pedía una y otra ronda de bebidas en su mesa y no era para menos tenía mucho porqué celebrar, en un par de días contraería matrimonio con la mujer de su vida y esperaba que esta vez fuese para siempre, ya se había divorciado una vez, pero sentía que esta vez era la mujer correcta, sus amigos y hermano mayor le acompañaban en lo que denominaba su última despedida de soltero

― Miroku le agradesco a tus padres por tener una hija tan linda como tu hermana y agradesco al destino que nos hizo amigos ― Decía Inuyasha abrazando a un hombre cabizbajo

― Si, si, si como tu digas... sabes deseo ir a casa con mi hijo ― Decía levantándose

― Noooo, por que te vas Miroku vive Kagome prometió quedarse con Shippo, diviértete un rato ― decía Inuyasha

― Si, veras Koharu te abandono pero no es el fin del mundo, mira a esa chica en la barra ― Decía un castaño, apuntando a la chica que era retirada en una condición deplorable envuelta en una capucha ― Hummm mejor no le mires ― Decía volteando a otro lado ― mira a ese grupo de chicas

― Que bien son cuatro y nosotros somos… ― Decía mientras entrecerró los ojos para ver con mayor claridad ― Cuatro, ¿Verdad? ― Decía llevando un vaso a la boca

― Inuyasha te casaras en un par de días ― Interrumpió el hermano de este

― Sesshhh... Sesshhoomaru ya me divorcie de Kikyo, ¡soy libre! ― Decía animado

― Pero te casaras con la hermana de Miroku ― Respondió el castaño

― Pokkle... perdón tío Pokkle, verdad que eres nuestro tío... bueno se que me casare con Kagome pero aun no estoy casado además si no hablan ¡uuu!... ni se entera ― Decía relajado

― Es mi hermana de quien hablas Inuyasha y prometiste no ser un patán ― Decía molesto ― Ademas con todo el respeto que te mereces Pokkle si te vuelves a referir de manera despectiva a la madre de mi hijo te ganaras un golpe

― Genial ella se marcha con otro y yo pago los platos rotos ― Decía molesto

― Te lo advierto una vez más ¡No te metas con Koharu! ― Decía molesto

― Bien ― Respondía Pokkle alzando las manos

― Miroku se fue hace cinco meses, Miroku o Shippo como le llamas aún no tenía ni seis meses y ¿Tu crees que volverá?, asúmelo te dejo con un niño que críar, solo... ― Decía Sesshomaru ― Pero quieres un consuelo los niños son un imán con las chicas o cómo crees que me case con Kagura, ella no deseaba salir conmigo hasta que le conté que era padre soltero y ya ves llevo cinco felices años casado

El comentario del hombre correcto y bien comportado hizo reír a los demás, esas cosas se esperaban de Inuyasha quien era la oveja negra de la familia pero no del compuesto Sesshomaru aunque tenía razón con su comentario a algunas mujeres les agradan los hombres que cuidan de los niños.

― Saldré a tomar un poco de aire fresco vuelvo enseguida

Miroku se encontraba en la entrada del bar encendiendo su cigarrillo cuando vio a una damisela de jeans oscuros, larga cabellera y una fabulosa chaqueta de cuero, su esbelta figura la hacía ver frágil, Miroku un romántico y caballero con aires de príncipe azul en busca de su amada princesa se acercó con cautela, al verla de pie junto a él su edad de seguro no superaba los dieciocho años, quien dejaba que unas lagrimas negras se deslizaran por sus mejillas. La chica al verle las quito de inmediato y le dedicó una suave sonrisa antes de susurrar

― ¿Tienes otro cigarrillo?

Miroku quien es un caballero saco rápidamente de su bolsillo la cajetilla y se la extendió a la niña, además de un encendedor

― ¿Por qué llorabas? ― preguntaba por cortesía

― Penas de amor, es solo eso, una tonta pena de amor adolescente ― Respondía con un gran suspiro

― Nunca son tontas… yo también tengo el corazón roto ― respondió con la misma sinceridad de la chica

Instintivamente tomó su mano y besó el dorso de la palma de esta, sacando una sonrisa en la chica. El cigarrillo de ambos se estaba terminando y el exterior era muy frío para quedarse a fumar otro por lo que ambos debían hacer ingreso al lugar y quizás era lo mejor

― ¿Quieres un consejo? ― Decía Miroku ― Sigue a tu corazón y jamas te arrepientas de las decisiones que tomes

Sango sonrió al extraño de los ojos azules antes de responderle

― Lo haré, gracias ― decía alzándose en sus puntillas para poder alcanzar los labios de ese hombre y depositar un suave y tibio beso en sus labios antes de ingresar en el bar.

Miroku llevó los dedos de su mano izquierda esa que aun tenia su argolla de matrimonio a sus labios y rememoro la traviesa sonrisa de la chica al voltearse y entrar en el lugar, algo en su interior se removió y activo su corazón ademas de sentir ese cosquilleo en el estómago que tan bien le hacía sentir.

Al ingresar vio a sus amigos hablar de cosas sin mayor interés y pese a que les había enviado un par de rondas de bebidas a las jóvenes de un par de mesas de distancia, no se habían acercado y al cabo de unas horas las chicas se retiraron junto a un hombre joven.

― Perdiste tu oportunidad Miroku, ya se fueron las chicas ― Decía Inuyasha

― Bueno yo también me voy ― Decía este ― No abusare de mi hermana

― Entonces nos vamos ya que soy el conductor designado ― Decía Pokkle

― Si... eso pasa porque eres un ñoño y los ñoños no beben, por eso eres un conductor designado

― Decía Inuyasha en un estado de ebriedad avanzado

― Bien yo pago ― Decía Sesshomaru ― También debo llegar con mi familia

Mientras abandonaban el lugar vieron a las jóvenes salir, Pokkle quien estaba sobrio noto la juventud de las chicas a las que le habían enviado un par de rondas de tragos pero espero a encontrarse en el automóvil para comentarle a sus amigos

― Estoy casi seguro que eran menores ― Decía al volante

― ¿Que cosa? ― Decía Miroku rememorando lo sucedido

― Las chicas eran menores de edad no se con exactitud que edad, pero si, no tenían su mayoría

― Que importa Pokkle, se fueron ya se acabo ― Decía Inuyasha ― Como mi matrimonio con Kikio

― Otra vez con lo mismo Inuyasha ― Dijo Sesshomaru

Una vez en casa de su hermana Miroku se dispuso a descansar, no sin antes ir por su hijo a la habitación que tenía en casa de Kagome, el bebé era un pequeño de diez meses que solía dormir sobre el pecho de su padre cuando era mas pequeño pero que hoy lo hacía junto a él.

El era el único recuerdo que le quedaba de la mujer que tanto amaba y pese a que los demás no lo comprendieran el sentía, sabia que en algún momento recapacitara y volviera junto a ellos pero ya llevaba cinco meses y aun no podía dar con una pista de su paradero.


Hilde se preparaba para irse a la cama después de esa divertida noche de amigas, cuando a su teléfono llego un mensaje

"Que tengas una linda noche princesa"

No pudo evitar que una sonrisa se asomara por sus finos labios, esos mensajes eran lo mejor de su día, saber que él estaba del otro lado de la línea, era lo que le bastaba para que su noche fuese la mejor y poder comenzar un lindo día, sabia que lo leería una y otra vez antes de dormir, además de sus ratos a solas esos pequeños momentos que se habían vuelto rutinarios desde hacía casi un año, cuando ella dejó de ser a los ojos de su enamorado la niña fastidiosa y él el molesto hermano mayor de su amiga San. no lo sabía con claridad pero en algún punto se encontraron y comenzaron ese romántico intercambio de mensajes de manera secreta, sin tener muy claro el por qué, sus padres eran muy liberales y cinco años no era mucha diferencia de edad, además ellos siempre deseaban la felicidad de las mellizas y si Duo era parte de su felicidad para ellos estaría bien, pero la relación llevaba cerca de un año en el más absoluto secreto y para ser sincera le gustaba que estuviera así, lejos de los comentarios de los demás, lejos de los problemas y la infelicidad de las parejas que caían en la monotonía

"también te deseo una linda noche amor"

texteo antes de caer en el más profundo sueño


Por la mañana Ponzu despertó con un horrible dolor de cabeza, sabia que seria regañada por el equipo pero era una chica, una adolescente que intentaba vivir como una, camino hasta donde había arrojado su chaqueta recordando que en ella estaba su teléfono móvil pero este no estaba ahí, en su lugar había una servilleta la abrió y leyó el mensaje, creyó que se trataba de una broma de sus amigas, quiso llamarles pero no recordaba el numero personal de ninguna de ellas, sintió una pequeña molestia y decidió seguirles el juego, tomo el teléfono de su padre en un descuido de este y le mando de regreso el texto escrito en la servilleta a su propio teléfono, mientras en la radio y como casi por azar del destino sonaba la canción de "Spice Girl - Time Goes By", en ese momento un pequeño pensamiento cruzo su mente quizás, solo quizás no se trataba de una travesura de sus amigas, quizás era el destino y su propio decreto.

No muy lejos de su residencia se encontraba Sango quien despertó por su teléfono. Dio un gran suspiro antes de cortar sabía exactamente de quién se trataba, la frase "amor" en el contacto se veía como lejana y vacía, no sentía ganas de verle o hablarle ese día, se tendió en su cama a pensar y repasar todo, su relación, su vida y su futuro

Había sido la novia de Bankotsu desde los trece años y juntos habían aprendido a madurar, pero ella sentía que desde hacía un par de meses las cosas no eran lo mismo, quizás la rutina les estaba pasando la cuenta o quizás era que sus caminos comenzaban a separarse, lo único que tenía claro era que debía terminar con esa relación pronto antes de que uno o ambos salieran dañados y temía dañar más a Ban de lo que ya lo habían hecho sus padres

Ban siempre había sido exitoso tenía un cargo en el consejo estudiantil y pese a que casi no se veían (por la carrera ascendente de Sango), Bankotsu le había comentado en más de una ocasión que sentía que ambos estaban destinado al éxito juntos.

"Son una hermosa pareja, de esas de cuentos de hadas", "sus hijos serán hermosos" eran parte de los elogios que reciben a diario de parte de los estudiantes y maestros… ¿hijos?, se planteaba como un futuro lejano…. No, ellos no tendrían hijos, no antes de estar en la cima del mundo o esos eran los planes... ¿de ambos?. Si bien Sango tenía una carrera como bailarina de ballet desde hacía tres años, la idea de formar una familia y dejar su carrera no le molestaba, le gustaban los niños y si su gran pasión no hubiera llegado a su vida ella quizás seria maestra o eso decía.

El teléfono la sacaba de sus pensamientos una vez más era su "amor" y nuevamente ella cortaba la comunicación, con ese gesto sintió un gran sentimiento de culpa Ban era un gran chico y la amaba tanto como ella lo hizo alguna vez, pero hoy ya nada era igual quizás era momento de

"Echar todo a la suerte"

Tras un día sin hablarle a su novio Sango decide juntarse con Bankotsu en el parque como habían acordado, Ban la esperaba con un gran ramo de rosas cosa que intrigó a la adolescente. tras una conversación casual mientras miraban a los demás asistentes al parque Bankotsu se decidió a dar el paso para el cual había juntado el valor necesario, tomó a su novia de la mano y la ayudó a ponerse de pie mientras él se inclinaba en una de sus rodillas

- San amor te quieres casar conmigo y compartir tu vida conmigo - decía emocionado

Pero como era de esperar no espero la respuesta, solo se levanto al ver las lágrimas que corrían por las mejillas de su "prometida", colocó aquel anillo que tanto había guardado y susurro al oído de la chica con dulzura

- es el anillo que le dio mi abuelo a mi abuela…. y sabes ellos estuvieron juntos hasta el ultimo día de su vida

Sango sintió como un escalofrió recorría su cuerpo y las lágrimas no dejaban de caer, para ella todo estaba perdido, había dejado todo a la suerte y ahora todo se volvía en su contra, pero no tuvo el valor para decirle que no deseaba casarse, sus piernas no respondían las sentía como un gran bloque de cemento unido a su cuerpo. Solo se quedo en ese lugar inmóvil llorando, mientras su futuro esposo le robaba el aire en cada beso.

Ban sintió que la felicidad lo inundaba, interpretó las lágrimas de Sango como una señal de emoción por lo que estaba decidido a pasar su vida junto a la mujer con la que había crecido, su único y gran amor.