Bueno, primer fanfic, a ver si alguien disfruta leyéndolo.
Obviamente ni los personajes, ni nada de nada me pertenece jeje.
De nuevo estamos los tres en el tren, sentados frente a frente, en las butacas azules. Aunque estoy mirando a Peeta a los ojos, mi mirada está desenfocada y la rabia de la injusticia me envuelve el rostro. Vuelvo a la arena. No puedo dejar de pensar en ello, una y otra vez, vuelvo a la arena… vuelvo a la arena…
Peeta está frente a mí, observándome, angustiado y malhumorado por la situación. Sé que la impotencia le ahoga, sobretodo porque esta vez él no va a la arena conmigo y no podrá ayudarme. Durante tan sólo un segundo gira la cabeza hacia Haymich. No puede ocultar la poca fé que tiene en el borracho al que mandan a la arena conmigo.
Haymitch no ha dicho una palabra desde que subió al tren. Recostado en el incómodo sillón, tan sólo mira concentrado al vaso que tiene en la mano. Ni siquiera le ha dado un trago. Su ceño está levemente fruncido y sé que está pensando cómo sacarnos a todos de esta situación, o al menos a Peeta y a mí. Está claro que por él hace ya tiempo que dejó de preocuparse.
Tras media hora larga sin que ninguno de los tres diga una sola palabra, Haymitch se levanta y dándonos la espalda mira a través de la alargada ventana del tren. En cuanto Peeta y yo volvemos a mirarnos a los ojos, Haymitch rompe el silencio, sin mirarnos.
– Peeta, no te servirá de nada esa mirada de perro degollado con los patrocinadores, ¿comprendes?. Vete practicando desde YA a elogiar todos los sufrimientos que surgirán y a reírte impasiblemente de todo aquello que sea una horrible crueldad aunque le esté pasando a la mismísima Katniss!.
– Pero… – es lo único que consigue decir Peeta antes de que Haymich estrelle con rabia su copa en el suelo del vagón y se gire hacia Peeta.
– ¡Que borres esa maldita mirada! – grita Haymitch perdiendo la paciencia.
Yo los observo distante, aun no han asumido su papel, claro que no sé de qué les servirá hacerlo. Yo he asumido el mío y de todas formas no sé qué pasará.
– Tranquilo Haymitch, sé ganarme a la gente, os conseguiré patro–
Antes de que Peeta pueda terminar la frase, Haytmich le interrumpe. Le agarra de la camiseta y lo levanta del sillón hasta que lo tiene a un palmo de su cara.
– ¡Olvídate de mí! Ni se te ocurra perder un segundo por mí. ¡Haz el favor de ocuparte tan sólo de Katniss, entiendes?. ¡ KATNISS! – le grita zarandeándole como si quisiera despertarlo. Haytmich no lo suelta y se quedan mirándose a los ojos una eternidad. Me planteo decir algo pero justo entonces Peeta habla.
– Vaya con las prisas, deja que me despierte primero… –responde Peeta con una divertida y cínica mirada apartándole de su lado mientras continua su casi perfecta imitación de Haymitch en el día que le conocimos en este mismo tren. Peeta enseguida se gira hacia a mí y me dice – Desayunamos, preciosa? – tal y como lo habría dicho Haymitch.
Ni Haymitch ni yo podemos evitar romper a reír. Los tres nos reímos a carcajada limpia en el tren. No se nos olvidan por ello nuestros miedos pero al menos liberamos algunas tensiones y nos sentimos mejor.
– ¿Qué está pasando aquí? – pregunta Effie entrando en el vagón mientras aun reímos.
– Desayunamos, preciosa? – repite Haymitch dirigiéndose a Effie, lo cual hace que los tres volvamos a estallar en risas.
Haymitch nos rodea a los dos por los hombros y sin soltarnos nos dirige al vagón restaurante.
– Chico, te había subestimado! Me dejas mucho más tranquilo.– Le susurra a Peeta al oído. Puedo ver cómo Peeta se enorgullece por las palabras de Haymitch pero en un instante vuelve a poner su cara de "Capitolio" que realmente oculta lo que piensa. Excelente actor. Yo también estoy contenta y mis labios dibujan una sonrisa mientras los miro a los dos. Haymitch esta vez se gira hacia mí y sonriendo me da un beso en la mejilla. Me quedo algo extrañada, ya que para nada le pega esa reacción, aunque he visto que lo hacía de manera sincera. Aun así, no queriendo dejar pasar la oportunidad de hacerle rabiar, me acerco a su mejilla y le susurro:
- Así que ahora eres tú el que intenta imitar a Peeta?. Pues te aviso que no sé si esta vez podré salvarnos a los dos.
Mientras sus ojos se ríen astutamente sopesando mi comentario, su mano me golpea enérgicamente en el trasero y la deja ahí, amoldándola descaradamente a mi culo para que no me pase desapercibida.
– Nada más lejos de mi intención, preciosa, de sobra sé que prefieres a chicos mucho más desvergonzados.– murmura. No puedo decir que no tenga parte de razón. Haymitch desafiante, aun mantiene la mano en mi culo, pero ni me mira, se centra en dirigirnos hasta la mesa donde está preparado el desayuno. No puedo evitar sonrojarme al caminar con su mano ahí pegada aunque intento que no se de cuenta que me perturba.
– Tú lo has dicho, CHICOS. – subrayo con rechazo, echándole una miradita de arriba abajo llena de repulsión.
- Vamos, no estropees el momento, preciosa – suspira dándome un pellizco y finalmente apartando su mano de mi trasero. – y un consejo, hártate mientras puedas a dulce que luego no podré darte nada de eso.
Me guiña un ojo y vuela a sentarse a la mesa rompiendo todo contacto. Effie y Peeta están hablando sin percatarse de nada. De pie, observo como no se preocupa en ocultar su descarada sonrisa, de hecho sé que está dirigida a mí, aunque el muy grosero no me mire. Me siento lo más lejos que puedo de él en la mesa y por desgracia eso desata su sonrisa más inaguantable.
Y si habéis llegado hasta aquí y tenéis algo que decir, ya sabeis que cualquier crítica comentario etc. es bienvenido. En breve el siguiente capítulo.
Gracias por leerlo!
