Capítulo 1 Manos

Sus pulmones ardían de tanto correr, sus pies estaban cansados pero no paraban, casi no sentía sus piernas pero se mantenía de pie, su espalda dolía pues nunca se quitaba esa pesada mochila. Nada de eso le importaba pues corría para salvar su vida. Eso le había prometido. Lo haría por él, por salvar el mundo de los infectados y por cobrar fuerzas para encontrar al asesino de su último familiar vivo y acabarlo.

Georgia era un bonito lugar, pero ahora más que nunca deseaba estar en casa. Había sobrevivido el invierno con la gente que ella y su hermano habían conocido en el camino esos últimos meses aun cuando todo era más difícil, pero siempre se repetía que extrañaba Nueva Jersey. Sabía que estaría igual o peor pero no le importaba, la verdad. Aun así continuaba en Georgia, sobreviviendo. A veces maldecía la hora en la que ella y sus hermanos se antojaron de viajar a ese estado solo para alejarse de algunos asuntillos que no deseaban resolver, pues les causaba un estrés tremendo.

Ahora se veía sola en un lugar al que no podría llamar hogar.

Finalmente, después de lo que parecieron siglos Rummer se refugió en una vieja casa que estaba solitaria. Encerrada en la habitación más lejana y con mejor visibilidad de la casa, la mujer vio como el sol se escondía para dar paso a la oscuridad. Vio el cielo llenarse de pequeñas luces destellantes y suspiró.

Era la primera vez en mucho tiempo en la que estaba realmente sola.

Se sentó en la cama dejando su mochila en el suelo y miró su alrededor. El lugar estaba hecho un desastre y lleno de polvo y sangre vieja o quien sabe que eran aquellas manchas. Dudaba que alguien limpiase en aquellos tiempos. Sonrió en la oscuridad. Ella estaba igual o más sucia que aquella habitación. Dejó sus armas sobre la mesita de noche y se recostó al aquella cama.

Trató de despejar su mente pero le fue imposible. La imagen del cuerpo su hermano menor siendo después de haber sido asesinado por unos desconocidos y su impotencia ante aquellos hechos llenaron su cabeza ocupando el cien por ciento de sus pensamientos. Sin poder evitarlo lloró. Lloró porque lo necesitaba y no se lo guardaría pues el siguiente día sería para seguir su camino. Sin darse cuenta en la soledad de la habitación por consecuencia del cansancio y todo lo demás Rummer quedó dormida.

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Rick Grimes haría su última salida de la prisión ese día, aunque aún no lo sabía, claro. Además que el destino le tenía algo preparado.

Acompañado de Daryl y Michonne, más que buscar provisiones buscaban rastros del Gobernador. Así que su plan más lógico era revisar cualquier lugar que sirviese de escondite. Llevaban tiempo siguiendo ese plan y ciertamente había indicios, aseguraba Daryl que era experto en huellas, pero pronto ese trasto se había desaparecido.

Así que esta vez se encontraban en un pequeño suburbio donde lo más que había era casas deshabitadas. La Hyundai se iba ocupando poco a poco a medida que entraban en cada casa. Ya se estaba haciendo tarde y Rick dio la orden de revisar tres últimas casas antes de volver a su hogar.

Mientras sus compañeros carroñeros buscaban en la planta baja, él se dirigía a la planta alta, donde se llevó la sorpresa de encontrar un cuerpo que aún no parecía descomponerse.

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Rummer se removió en la cama pues algo la molestaba pero había dormido tan cómoda que la cama la instaba a quedarse más tiempo en ella. Cuando finalmente su cerebro reconoció el roce de una mano que no era la suya, abrió los ojos de inmediato, reaccionando como solía hacerlo con ruidos extraños en el bosque o como cuando esperaba el asecho de un caminante. Sin dudar agarro el cuchillo que yacía aun en la mesita e intentó vanamente atacar a quien la sujetaba.

En pocos segundos, los cuales parecieron nunca acabar, ella y su atacante rodaban por toda la habitación forcejeando. El hombre al que aún no distinguía bien por su ofuscamiento, sacó un revólver el cual desapareció de sus manos un instante después al recibir un golpe, cayendo lejos de él.

Cuando ambos se ponían de pie para volver a atacarse, la entrada de Michonne y Daryl, quien llamó la atención de ambos apuntando a la mujer con la ballesta, se mantuvieron estáticos. Daryl se mantuvo al lado de Grimes mientras Michonne se acercaba a la mujer.

- ¿Qué pasó? –preguntó Daryl a Rick sin dejar de mirar a la mujer.

- Me atacó sin razón. –dijo el ex policía.

- ¿Sin razón dices? –dijo exasperada limpiando la sangre que corría por su labio inferior. – ¿Sin razón? ¡Este pervertido estaba tocándome! –lo acusó con Michonne quien era la única mujer del trio.

- Debe ser un malentendido. –intervino la mujer de color pues conocía a Rick muy bien.

- Comprobaba si seguías viva. –dijo como si fuese obvio. –Siento haberte asustado. –se disculpó.

- Ajá, claro. –soltó mirándolo mal.

Michonne se acercó más a la mujer, son cautela.

- ¿Estas bien? –le preguntó. La mujer asintió.

- Lo siento. –dijo directamente a Rick. –Uno no se puede confiar de la gente. –aseguró.

- Y es cierto. –estuvo de acuerdo Michonne. –Es por eso que te ayudaremos. –le dijo confiada y dándole una rápida mirada a su compañero policía.

- Dudo que el panadero acepte. –refiriéndose a Rick. –Además, que me aseguran que no son gente de ese psicópata que asesinó a mi gente o peor. –comentó con recelo.

- ¿Psicópata? –soltó Daryl mirando a sus compañeros.

- ¿El Gobernador? –inquirió Michonne también dando voz a sus pensamientos.

- ¿Quién? –curioseó Rummer negando rápidamente cerrando los ojos, su expresión seguía confundida. – No creo que hablemos de la misma persona… -se atrevió a decir.

- ¿Le faltaba un ojo? –preguntó Rick pues era lo más llamativo de Phillip.

- No, no pero para nada. Tenía ambos ojos bien puestos el muy hijo de puta… -pausó después de escupir cada palabra. –Su rostro tenia tatuajes… -soltó después de unos segundos.

El trio de la prisión un poco decepcionados aceptaron que ya habían perdido hasta ahí el rastro de Phillip, pero les preocupaba enfrentarse a alguien peor.

- Deberíamos irnos ya. –dijo Daryl.

- La llevaremos, ¿cierto? – se metió Michonne.

- Es lo menos que puedo hacer después de casi matarla. –murmuró el líder. – Contesta tres preguntas y si las pasas, vendrás con nosotros.

- ¿También hay que concursar…? –dijo con falso tono de hastío pues quería ir con ellos. – Vamos, dispara. O sea, pregunta. –se corrigió rápidamente recordando a sus hermanos que a todo le encontraban doble sentido.

- Bien, ¿Cuántos caminantes has matado?

- Muchos. –dijo como si fuese obvio. – Aunque no llevo cuenta.

- Cuantas personas has matado.

Rummer no contestó de inmediato como había hecho con la primera pregunta.

- Dos. –soltó casi empujando cada una de las letras para que salieran de su garganta, pues le dolía recordar el momento.

- ¿Por qué?

- Mi cuñada me lo pidió. –le costó decir con el nudo que se formaba en su garganta. – Y… y mi pequeño sobrino… él sufría la transformación. No quise que se convirtiera. –finalizó sin dar mucho detalle.

Hubo silencio unos segundos antes de que alguien volviese a hablar.

- Está oscureciendo, Rick. –el susodicho asintió.

- Bien, te nos unirás, pero a la primera que intentes algo raro… te mataré. –advirtió Rick.

- Claro. –asintió.

- Tu nombre, ¿Cuál es? –cuestionó Michonne.

- Rummer, Rummer Anderson.

- Michonne. –se presentó la mujer de color para luego presentar a sus compañeros. – él es Daryl. –señaló al cazador. – Y él es Rick.

- ¿Rick Grimes? –preguntó, sin darle tiempo a contestar se acercó a su mochila y buscó sus lentes, bajo la mirada de los presentes quienes la apuntaban con sus armas.

Observó cuidadosamente el rostro del hombre.

Sonrió.

- Como sabes mi apellido. –dijo con el arma en ristre.

- Creo que me detuviste una vez. –se ruborizó avergonzada.

- Seguro…

Rick meditó unos segundos. La observó. Tenía razón. Ella estiró la mano hacia él.

- Qué suerte encontrarte de nuevo. –él estrechó su mano.

Como una mala broma, al juntar sus manos, ambos sintieron cierta descarga eléctrica.

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N/A: Hola, pues este es un historia ambientada en el maravilloso mundo apocalíptico de TWD y relacionado directamente con Rick. Tenía provisto hacer un fic con Rick pero la idea que tenía escrita no me convencía así que me dije has otra cosa con el sexy Grimes y pues esta esto que han leído. Es una historia corta, creo –pues está en construcción. Ojalá les guste.