No quiero ser tu hermana

Nota hp'sworld: Esta historia está basada en Wizards of Waverly Place que lo tradujeron como "Los Hechiceros de Waverly Place" (en Latinoamérica) y "Los Magos de Waverly Place" (en España).

Resumen: Alex Russo era la chica más feliz del mundo hasta que supo que tenía que convivir con su hermanastro, Justin. En la vida de su madre llega Jerry, su nuevo padre. Éstos se casan y se mudan a Waverly Place.

Disclaimer de la autora: Nada de esto es mío. Todos los personajes son de Disney. Tengo que decir que no tengo ninguna compensación económica por escribir esto, sólo quiero divertirme y hacer pasar un buen rato a los demás.

Capitulo 1 – Intentando convivir

Aclaración: Max será el hermano pequeño de Justin, y el padre de éstos será Jerry. Álex es la hija de Theresa. La madre de Justin y Max estará muerta. El padre de Álex las abandonó. Justin y Álex son hermanastros, es decir, que no están emparentados genéticamente y además tendrán la misma edad.

#Point of View Alex#

La primera vez que me habló de él, supe que estaba enamorada de Jerry. Hablaba como una adolescente. Todo eran palabras bonitas para él. No me molestaba, todo lo contrario, me alegraba por ella. Por fin parecía que había olvidado a mi padre.

Mi padre se había marchado de casa cuando yo tenía 5 años y desde ese día no hemos vuelto a hablar de él. Además nunca regresó.

Volviendo a lo que interesa… Poco a poco, se fueron conociendo y ella me hablaba maravillas de él. Un día me lo presentó. Lo describiría como un tipo majo, bueno y perfecto para mi madre. ¿Supongo que sabréis como acaba, no? Pues sí, se casaron; pero no tuvieron muchos hijos como en los cuentos de princesas porque Jerry ya tenía dos hijos, uno era de mi edad y el otro tenía 13 años.

Justin era el hijo mayor de Jerry, tenía 17 años. Era el típico chico que estudia y le entusiasma aprender tanto en la escuela como por su cuenta.

Max tenía 13 años y era el menor de la familia. Era el típico 'Daniel el travieso' de cada familia y siempre se metía en líos.

Pero, no os he explicado lo más importante: Jerry era mago. Sí, ya sé que pensaréis, que estoy mintiendo, pero no es mentira. Jerry había sido uno de los magos más expertos, pero los magos no pueden estar con los mortales y Jerry escogió a la madre de Max y Justin la cual era mortal y Jerry perdió sus poderes.

Mi madre y Jerry se casaron cuando yo tenía 10 años, ¡fue todo tan maravilloso! Como en un cuento de hadas.

¿Mis hermanos? No sé gran cosa de ellos. Ellos son magos y viven en una escuela de brujería tipo Hogwarts (digo yo). Hace más de 4 años que no los veo, ya que están en un internado. Pasan las vacaciones aquí, en Waverly Place, pero nunca hemos coincidido porque siempre ha coincidido que yo estaba de viaje cuando ellos venían.

¿Qué más puedo decir de Jerry? Es una muy buena persona y me trata como a una princesa, como su hija. Es un buen padre, aunque a veces estricto.

Estábamos a principios del curso, los mejores días ya que no teníamos deberes ni exámenes. Yo no era una mala estudiante, pero no me gustaba estudiar. Era demasiado aburrido, monótono y no me van esas cosas.

Estábamos en la mesa del comedor cenando los tres: Jerry, Theresa y yo. Estábamos comiendo una pizza tamaño familiar. Así que solo se nos escuchaba comer aunque ocasionalmente comentábamos algo en voz alta.

- Por cierto – empezó mi madre -, ¿cómo fue tu último examen? – preguntó arqueando una ceja.

- Humm, bien – dije aunque sabía que mi profesor me había pillado copiando de Harper, mi mejor amiga.

- ¿Como de bien? – dijo mientras yo me metía un enorme trozo de pizza en la boca porque así no podría hablar.

Le hice gestos con mi mano diciendo que no podía hablar que tenía que masticar. Al menos ganaría unos segundos para pensar en un tema hasta que alguien tocó el timbre. Salvada por la campana.

- Voy a abrir – dije con la boca abierta mientras acababa de engullir el trozo.

Abrí la puerta y me encontré cara a cara con alguien que me resultaba vagamente familiar pero no recordaba a quién.

Tenía pelo negro color azabache, desordenado dándole un toque sexy. Sus ojos eran de un color verde esmeralda y unas diminutas pestañas de color negro le recubrían los ojos. Su nariz era prominente pero no demasiado. Su boca dibujaba una perfecta sonrisa. Su piel era rosada, y la camiseta dejaba entrever que su torso y sus brazos estaban bien moldeados.

El chico también me estaba reconociendo hasta que alguien junto a él dijo.

- ¡Alex! – vi como el chico pasó de examinarme y se dio cuenta de quién era yo. Presté atención a la voz y vi a Max, mi hermano, era mi preferido.

- ¡Max! – chillé. Éste saltó a mis brazos y cuando lo dejé en el suelo continué -. ¡Estás más grande de cómo te recordaba!

Mis padres vinieron corriendo mientras Max iba a abrazarlos. Miré otra vez al frente y volví a verlo. Así que ése era Justin, mi hermano mayor, no lo soportaba.

- ¡Hola Alex! – dijo Justin dándome la mano -. No te había conocido, tú también has cambiado.

- ¡Ho…hola Justin! – farfullé mientras le daba la mano.

Siempre había sido así: frio y distante. Por eso, no hablaba mucho con él.

- ¿Me dejas pasar? – dijo Justin aun fuera, en el portal.

- ¡Ohh, sí! Perdona – dije haciéndome a un lado para que pasara.

Entró y mientras yo cerraba la puerta, les dio un fuerte abrazo a mis padres. Cosa que nunca hacía conmigo. Aunque tampoco había ayudado mucho que yo lo rehuyera cuando era pequeña.

Siempre le había tenido envidia y en ciertas ocasiones, lo había odiado. Sí, sé que es un poco fuerte, pero Justin era el niño bueno de la familia que siempre hacía todo bien y con el que siempre me comparaban. Siempre decían que me tenía que parecer más a él y también se lo decían a Max. Por eso, Max me caía bien, siempre hablábamos de hacerle alguna broma y siempre lo hacíamos. Me gustaba hacerlo rabiar, pero siempre se calmaba aunque yo quería que se vengara, pero nunca pasaba.

- ¡Pizza, qué bueno! – dijo Max -. En la escuela nunca ponen esto – dijo cogiendo un gran trozo.

- Sentaros – dijo Jerry mientras todos nos acomodamos en una silla -. ¿Qué hacéis aquí? – preguntó.

- Han cerrado la escuela de magia – dijo Justin -, por falta de alumnos.

- ¿Qué? – dijeron mis padres.

- Que han cerr… - dijo Justin pero no pudo acabar la frase.

- No si nos hemos enterado, pero ¿cómo? ¿Por qué no lo sabíamos? – dijo Jerry.

- Enviaron una carta por correo normal – dijo Max mientras devoraba la corteza.

- Pero nosotros no hemos recibido nada y ¿qué haréis? ¿Dónde estudiaréis? – preguntó Jerry sobrepasado por la situación.

- Ni idea a todo – dijo Max -. ¡Pero ahora soy libre! – dijo como si lo hubieran tenido como esclavo en la escuela cosa que me hizo reír.

- No, mientras estéis aquí tendréis que ir a la escuela normal – dijo mi madre con tono dictatorial -, y la magia la… podrían aprender aquí. Tú podrías ser su profesor – dijo sabiendo que Jerry había querido ser profesor desde que era pequeño.

- No es mala idea – dijo Justin -. ¡Nos podrías enseñar aquí!

Durante la cena Jerry no paró de hablar sobre las lecciones que él les daría, los consejos, la seguridad, etc. Que, si el viejo almacén se convertiría en guarida. En fin, estaba emocionado.

No me gustaba hablar de eso, siempre les había tenido envidia a mis hermanos. Ellos tenían poderes y eso era algo que se escavaba de lo normal y yo lo quería, quería sentirme libre, sin ataduras, ser Alex. Pero eso sería muy difícil, primeramente no tenía poderes (o eso creía yo).

Me despedí de todos alegando que no me encontraba demasiado bien y que aun me faltaban deberes por hacer. Me fui a mi habitación y me estiré en la cama. Estaba cansada y no había hecho nada en particular para estarlo. Mañana iba a ser un día largo y no me apetecía que lo fuera.

En la cama me puse a pensar en Justin, ¿cómo podía ser así? Y ¿cómo había podido pensar que era guapo? Pensé que estaba más cansada de lo que había pensado.

No podía parar de pensar en la magia, era injusto que, por ejemplo, Justin la tuviera y no la utilizara para hacer cosas cotidianas.

Me dormí pensando en todo lo que podría hacer con magia pero me desvelé y me di cuenta que no llevaba el pijama. Fui hasta mi armario, cogí una vieja camiseta y un pantalón a modo de pijama, me los puse.

Como me notaba la garganta seca fui hacia la cocina y bajando las escaleras vi a Justin sentado en la mesa del comedor mirando por el balcón. La luna bañaba toda su piel hacia que ésta brillara con otro tono.

- ¿Qué haces aquí, Justin? – pregunté bajito, pero aun así se asustó.

- Uhm, no… no podía dormir y he bajado – dijo escuetamente.

Me fui hacia la nevera y bebí del cartón de leche. Cuando acabé la volví a meter en la nevera y cerré la puerta de ésta. Iba a subir las escaleras cuando escuché…

- ¿Alex podrías sentarte un momento? – dijo sin mirarme, yo obedecí, me senté enfrente suyo. ¿Qué querría? Casi nunca hablábamos y me pareció extraño -. Sé que no hablamos muy a menudo… - prosiguió -, pero ¿crees que pueda adaptarme a éste mundo?

- ¿Qué? No te entiendo, ¿qué quieres decir? – pregunté, no sabía donde quería ir a parar, no entendía su pregunta ¿qué mundo?

- El colegio, quiero decir – dijo pero yo sabía que estaba mintiendo, eso no era lo que él me quería preguntar. Él no sabía mentir, era pésimo mintiendo.

- Sí – dije -. ¿Por qué no te adaptarías?

- Claro – dijo -. Lo siento, ha sido… una pregunta tonta – dijo mientras se llevaba a los labios un vaso de leche.

En todo tenía que ser perfecto. No podía beber del cartón de leche (como la gente normal) y además tenía un posavasos para no manchar la mesa.

Estuvimos unos minutos en silencio, me levanté y me fui a mi habitación. Justin era demasiado raro, al menos conmigo. Me metí en mi cama y me dormí en pocos minutos.

Volví, otra vez, a mi sueño. Era un sueño recurrente. Desde hacía 10 años que lo soñaba. Sabía que mi sueño se cumpliría tarde o temprano.

Estaba en un prado, pero ese prado no era normal como los demás. Parecía una palestra. Estaba en un duelo. En el centro había una bola de fuego que con los años supe que era una esfera de los poderes mágicos. En un extremo me encontraba yo vestida con un uniforme que parecía sacado de los cuatro fantásticos. En el centro estaba una persona rubia y era ¿Jerry?

Con los años iba identificando todos los elementos que había en mi sueño y las personas que había allí se me antojaban borrosas.

Jerry era el juez del duelo. Al otro extremo, había un chico que con los años me di cuenta que era… el chico que siempre había esperado, el único. No le podía ver la cara bien pero sabía que tenía el pelo negro.

Jerry nos explicó las reglas y dio el señal para salir.

Siempre me había despertado en ese momento pero el sueño seguía.

El chico en el otro extremo salió y yo me había quedado paralizada.

- ¡Yo no puedo hacerle esto a Alex! – dijo el chico a Jerry.

- Sabes que las reglas son así – dijo Jerry -. No os podéis echar atrás y tampoco podéis dejar ganar al otro.

Continuará…

Nota hp'sworld: Espero que os guste este capitulo... El próximo cap. se llamará "Justin en el colegio" y será un poco más entretenido que este (y tendrá humor)... Lo siento si era un poco pesado el cap. pero era como una introducción... Espero que os guste y hasta otro cap. Por favor, dejar comentarios aunque sea para decirme lo mal que lo he hecho, please...