Los personajes de Naruto no son de mi autoridad, sino de Kishi. Además de ser ésta una adaptación de "Playful Kiss". Espero que les guste el proyecto, le he dedicado mucho tiempo y esfuerzo;)

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El paisaje que se veía sin duda era digno de fotografía.

Los grandes árboles frondosos siendo decorados por plantas exóticas y mariposas volando daban un aire de ensueño, como si fuera un bosque encantado.

Y en medio de toda esa naturaleza, en el corazón de aquel lugar, se encontraba el árbol más grande y lleno de vida que hubieses visto.

Debajo de éste, se encontraba un chico sumamente atractivo y de buen porte paseando por ahí, oliendo la fresca brisa y tocando a su paso las hermosas flores que lo rodeaban.

Mientras tanto, a metros de distancia, una hermosa muchacha con el vestido más simple que se pudiese comprar, estaba plácidamente descansado. En su mano se posaba una libreta, un ramo de bellas plantas se veía plasmado en la hoja.

El paseo del muchacho lo llevó a toparse con aquella escena. Cautivado se acercó a ella, quedando a pocos centímetros de distancia de aquellos rosados y delicados labios ajenos.

Solo fue un segundo en los que él juntó los suyos en esa boca apetecible, un roce solamente. Y finalizando su saludo, como por arte de magia, desapareció.

La pelinegra, al sentir algo chocando con su piel, abrió los ojos lentamente. La melodía que los pájaros cantaban la tranquilizaba y el césped fresco bajo su cuerpo la reconfortaba. Su cabeza que estaba descasando en algún tronco se movió un poco, tratando de tomar la compostura.

Su mano se aproximó a sus húmedos labios, palpando y sintiendo que habían sido tocados.

Un bufido hicieron que ella volteara hacia su izquierda, topándose con un corcel de blanquecino pelaje, elegante y hermoso.

Éste comenzó a caminar hacia el centro del bosque, atrayendo la atención de la chica, quien no dudó en seguirlo. Algo le decía que no pasaría nada malo, que nada la lastimaría, se sentía en paz.

Siguieron caminando. El caballo sentía la presencia de la pequeña intrusa, pero no hacía nada para evitar que ella lo siguiese; la estaba guiando hacia algún lugar.

Las flores crecían a medida que la chica pisaba tierra con sus descalzos pies, como si ella pudiera hacer que brotaran con su tacto. En un descuido perdió de vista al gran animal, siendo solo su instinto el que la encaminaba hacia el gran árbol.

Al detenerse a mirar una hoja cayendo con suavidad al piso, no se percató de otra presencia. No fue hasta que esa hoja se detuvo de su trayecto al parar en el hombro de un moreno y apuesto muchacho que se dio cuenta que no estaba sola.

El viento se llevó aquel objeto y flores coloridas comenzaron a aparecer del piso, rodeándolos a ambos. La naturaleza parecía como si estuviese contenta de que ellos se toparan.

El joven se acercó a la pelinegra, haciendo que el corazón de ambos palpitara con más rapidez. Ella correspondiendo a lo que se aproximaba, sus pies se levantaron más, dejándole el camino libre a él para juntar así sus labios.

Se aproximaba, más y más hasta que...

Un movimiento brusco de su cabeza hizo que la hermosa ilusión desapareciese de su mente. Abrió los ojos rápido y se topó con la tierra húmeda y tiesa de su instituto, no con el hermoso y tranquilo césped. Luego levantó la mirada, observando la construcción que enserio detestaba, no un bosque mágico y angelical.

Se limpió la saliva que salía de su boca, viendo su reloj en el trayecto. Llegaba tarde, eso era seguro. Se exaltó mientras sus pies corrían hacia su salón de clases.

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Toda la sala estaba en silencio. Hinata se encontraba soñando despierta mientras veía aquel cuaderno de sus sueños; tenía las mismas bellas flores dibujadas en él.

—Hyuuga Hinata— su maestro Guy la llamó al verla distraída, pero al no obtener respuesta de ella, trató de nuevo por captar su atención—, Hyuuga Hinata.— al aumentar su tono, la chica saltó en su asiento.

Tan despistada como siempre— pensó su profesor.

—Sí.— contestó asustada por el llamado del mayor.

—Linda, ¿en qué piensas?— todo el salón comenzó a reírse por la tomada de pelo del señor Might.

Hinata se limitó a tocar sus labios y sonreír. El de cejas pobladas se dio por satisfecho y volvió a su trabajo.

Mientras tanto, un rubio miraba esperanzado aquel gesto de la joven, ignorando completamente al pelinegro que paseaba a su alrededor.

Guy se detuvo un momento al ver que su hiperactivo alumno no prestaba atención, siguió con sus ojos a la dirección en donde él observaba atentamente, topándose con la cabellera negra con tonos azulinos de su alumna.

Los zafiros de Naruto dejaron de mirar a la chica, observando con temor los obsidianas de su maestro. Éste se limitó a sonreír y propiciarle un pequeño golpe al hombro del rubio, haciendo que su cuerpo fuera propulsado hacia adelante.

—Es un fastidio estudiar tanto— dijo el de traje verde al ver lo decaídos que estaban todos—. Interrumpe la llama de la juventud. ¿No lo creen?

—Sí.— hablaron todos al unísono, hasta su voz se escuchaba carente de fuerza.

—Es duro, ¿Verdad?— volvió a repetir el mayor.

—Sí.— la tonalidad de sus alumnos subió un poco más.

—Lo sé— se apuntó a sí mismo sonriendo—. Sé lo horrible que es ser un estudiante de tercer año en instituto japonés— caminó entre las mesas, atrayendo la atención de los de uniforme—. Lo difícil que es, lo solitario también— a su paso, con su mano golpeó la mesa de Inuzuka Kiba, quien despertó agitado.

Sus compañeros se burlaron de la acción, el buen humor se retomaba en la clase 3-B.

Las palabras de su profesor hicieron que las esperanzas crecieran en su interior, esperando a que el mayor diera la orden de suspensión de clases, hasta se conformaban con salir temprano.

Pero no fue hasta que el de cejas pobladas volvió a hablar que sus expectativas cayeron a los suelos.—Pero no importa cuán dura sea su vida de estudiantes— se cruzó de brazos para darle más significado a lo que iba a decir—, nada es más difícil, que ser su maestro— se borraron algunas sonrisas, se escuchó que varios alumnos dejaron caer sus cabezas en los pupitres rendidos, y en buen humor, se desvaneció— ¿tienen alguna idea de lo horrible que es?— lágrimas cayeron de sus achinados ojos—, mientras mi eterno rival tiene al mejor grupo, yo tengo que conformarme con ustedes.

Hinata y sus dos mejores amigas agacharon la cabeza. Habían hecho algo malo, lo presentían.

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Kiba, Choji y varios de su grupo se divertían con los instrumentos mientras todos los de su clase almorzaban, ya exhaustos de la jornada escolar.

Sin duda era un buen ambiente, tanto que varios se levantaron a bailar. La música que salía del pequeño círculo era alegre.

Cuando terminó la melodía, aplaudieron como muestra de agradecimiento por brindarles un buen humor, y volvieron a hablar entre todos.

Hinata como siempre, estaba sentada acompañada de Yamanaka Ino y Tenten, sus amigas de la infancia.—¿Fue por los resultados de los exámenes?— preguntó ella hacia ambas.

—Eso creo.— la morocha contestó mientras acercaba un pedazo de su sanwich hacia su boca.

—Nuestra clase volverá a tener las peores notas— Ino intervino dejando de leer la revista de moda que sostenía—, no será la primera vez— pasó de página y volvió a centrarse en su contenido—. El señor Might no debería exaltarse tanto cada vez que llegan las calificaciones.

Tenten al ver que los ánimos caían en la mesa, trató de que el buen humor de su Hyuuga amiga volviese.—¿Tu casa nueva ya está lista? Vayamos esta tarde.— sonrió con diversión al ver el exalto de la pelinegra.

—A-Aún no desembalamos todo.

—Pídele a Naruto que te ayude— de nuevo su amiga rubia enfocó su vista en ellas, pero esta vez cerrando la revista finalmente—. Lo vi...— se acomodó en la silla de una manera que parecía un adolescente enamorado viendo a la persona de sus sueños—... te estaba mirando así.— bromeó Ino haciendo que la castaña y Hinata rieran un poco.

—No fue así.— comenzaron a discutir, pero amistosamente.

—Claro que sí, te comía con los ojos. Imaginando a los tres hijos rubios que tendrán.— todo mal se fue y las tres amigas sonreían con alegría.

Pero una voz hizo que Hinata se descolocara un poco.—Hola— era Uzumaki Karin, prima de su amigo hiperactivo, pero que no parecían serlo, ya que la pelirroja detestaba que la vieran con un perdedor como él.

—Hola.— pero poco le importó a la Hyuuga. Ella la saludó, lo menos que podía hacer era responderle.

Fue un vistazo rápido, ya que Karin se alejó; supusieron que la de anteojos las había confundido con otras personas.—¿Ella nos saludó?— Tenten preguntó más para sí misma que para sus amigas.

Mientras tanto, Hinata no le quitaba los ojos de encima tratando de averiguar el cambio repentino de la chica más popular e inteligente del instituto al dirigirles la palabra.

Karin se encontraba molesta; la máquina expendedora de sodas se había tragado su billete.—¿Qué pasa?— habló bajito golpeando al artefacto.

Ino y Tenten dejaron de hablar entre ellas para ver como su tercera amiga se levantaba e iba en dirección hacia donde se encontraba Uzumaki.

Kiba también se percató de esa acción y comenzó con su guitarra a poner el ambiente, seguido por sus demás amigos músicos. Mientras tanto, al escuchar la melodía la pelinegra bajó sus shorts, se veían por debajo de su falda escolar.

Toda la atención se centró en la de ojos cuarzo mientras pegaba su oído a la máquina, tocando un poco ésta, tratando de averiguar el problema.

Karin la miró extraño, ¿qué haría esa pequeña mocosa de la clase B para darle su soda o devolverle su dinero?

Al parecer la chica terminó, ya que se separó un poco y movió la cabeza un par de veces tratando de que la tensión en su cuello desapareciese, evitando dolores.

Y como si fuera tan sencillo como darle una certera patada a la máquina, ésta dejó escapar una gaseosa sabor naranja.

Toda la clase B festejó animado al ver que su pequeña Hinata volvió a hacer de las suyas, mientras los de la clase A observaban la escena espantados de lo salvajes que podían llegar a ser las chicas del otro grupo.

Pero por supuesto que podía hacerlo, ella era una Hyuuga, proveniente de una familia conocida por sus artes marciales, cremas sanadoras y comida exageradamente deliciosa.

Hinata sonrió satisfecha por haber ayudado a la pelirroja y caminó hacia la mesa donde la esperaban sus amigas. Karin no despegaba sus ojos de ella ni dejaba su expresión de asco. Tomó su soda y fue hacia donde estaban reunidas Shion y Karui.

Cuando se sentó, escuchó a la pelirroja.—Aplicaron el examen, Uchiha Sasuke sacó la mejor nota. De nuevo.— dijo mientras peinaba su cabello.

—Sacar la mejor nota no es nada para él— halagó Uzumaki sonriendo satisfecha—, sino que sacó puntaje perfecto, ¡500 de 500!

Al estar tan cerca de la mesa de Ino, ésta escuchó perfectamente.—¿Qué? ¿de nuevo?— miró a Tenten, quien le devolvió el gesto desconcertada mientras Hinata estaba sumergida en sus pensamientos—, ¿siquiera es un ser humano?— preguntó hastiada.

—No, no es un ser humano— murmuró la Hyuuga suficientemente alto para que sus amigas la observaran incrédulas. Al ver que la atención fue puesta en ella, la pelinegra sonrió encantada con un lindo sonrojo—. D-debe ser un espíritu— habló volviendo a recordar su sueño por décima vez en el día; ese bello sueño que tantas veces había visto por sus noches—, un espíritu del bosque...— finalizó con un suspiro enamorado.

Tenten sonrió satisfecha al ver la esperanza y juventud de su amiga, mientras que Ino parpadeó varias veces, dando a entender que escuchaba su explicación.

—¿Saben?— la chica dejó de fantasear para mirar a sus dos amigas—, s-seguí un caballo blanco, hasta que desapareció— sus codos se posaron en la madera, mientras un par de dedos jugaban entre ellos—, y allí estaba él, de repente, justo parado frente a mí— la rubia y morocha abrieron más sus ojos, cautivadas de la anécdota de su amiga—. Tan precioso que yo solo quería...— ambas se acercaron más a la de ojos fantasmagóricos, esperando el gran final—darle una mordida.— las tres rieron con humor al gran giro de la historia.

—¿Una mordida?— preguntó Tenten dejando de reír.

—A-ahora sé lo que sienten los vampiros— volvió a bromear Hinata—. Resistirse a no morder el cuello de su amada es una tortura.— sonrió finalizando.

Ino alzó una ceja, no satisfecha de que no hubiese beso en la fantasía de su amiga.—Mejor muerde esto— de un rápido movimiento tomó una papa frita y la acercó a la boca de la Hyuuga—, es más delicioso que tu imaginación.

Ambas pelearon por ganar el control de la fritura.—N-no lo estoy inventando Ino-chan.

—De todas maneras muerde.— comenzaron a jugar las tres, recobrando el ambiente amigable de siempre.

Tanta era su diversión, que no se percataron al instante de la presencia tan familiar para Hinata que estaba subiendo las escaleras. No fue hasta los gritos que resonaron por toda la cafetería que las tres voltearon.

Era un apuesto y alto chico moreno, se veía desinteresado y ajeno a que un montón de chicas lo siguiesen y gritaran su nombre.

Hinata volteó rápidamente, dándole la espalda. Su corazón bombeaba con más velocidad y un montón de mariposas comenzaron a volar dentro de su pecho y estómago.

Con miedo giró su cabeza lentamente hacia la dirección donde estaba el muchacho y un montón de admiradoras, pero al ver que éste caminaba hacia ella, casi se desmaya. Alcanzó a rápidamente estar de frente a sus amigas antes de que cayera al piso inconsciente frente a él.

Percibió su aroma masculino, haciendo que su cuerpo se tensara entero. Luego de escuchar varios pasos detrás de ella, su nariz no volvió a deleitarse, en su lugar un olor a comida y perfume de chica llegó.

Lo siguió con la mirada hasta toparse con que él buscaba algo para beber en la máquina que se trababa todo el tiempo.

Karin aprovechando la situación se acercó a él.—Sasuke-kun, toma— le extendió su soda aún sin abrir—. Acabo de comprarla— sonrió amistosamente hipócrita. Pero lo que recibió no lo esperaba, el moreno ha había ignorado, volteando de nueva cuenta hacia el montón de refrescos—. Soy Uzumaki Karin— la chica trató de llamar su atención, no demostraría lo desesperada que estaba porque Sasuke la viese—, tu madre y la mía son amigas.

Uchiha no era de mucha paciencia, odiaba la clase de chicas como ella. Sí, la conocía, pero poco le importaba que sus madres fueran amigas o su falta de atención, él solo quería algo de beber.

Apretó el botón, pero al no obtener lo deseado, comenzó a oprimirlo varias veces. Nada.—No, ¿volvió a fallar?— su mano se tensó y dejó de hacer presión con su dedo, mirando fijamente los ojos de la Uzumaki, quien sonreía satisfecha.

Volteó hacia alguna mesa, posando su mano en la estrecha cintura.—¡Hinata!— la nombrada saltó en su asiento, asustada de ambas miradas en su cuerpo—, la máquina volvió a fallar— Karin apuntó hacia la expendedora—. Ella es buena con eso, me consiguió la soda.— le dijo al moreno, quien no despegaba los ojos de la chica que estaba levantando su cuerpo del asiento.

Se veía que era normal, una estudiante para nada especial; cabello normal, rasgos normales, gustos normales. Ella para los ojos de Uchiha no era extraordinaria, sino ordinaria en toda la palabra.

—Bruja.— escuchó decir a Ino antes de caminar hacia donde los dos chicos de la clase A estaban esperándola.

Lentamente sus pies se fueron acercando.—Apúrate.— fueron las palabras de la pelirroja.

Hinata estaba muriendo de vergüenza, no solo iba a dejar que Uzumaki la humillara, sino que el chico de sus sueños iba a ver que no era para nada femenina; jamás había odiado su fuerza hasta ahora.

Todos los del grupo B sabían los sentimientos de la Hyuuga hacia el de ojos obsidiana, por eso no despegaban sus ojos de la escena. Tenten estaba lista para salvar a su amiga si llegaba el caso e Ino para darle una golpiza a la pelirroja.

Karin al ver que la pelinegra se acercaba y acomodaba su short, aprovechó para tomar en fuerte y varonil brazo de Sasuke.—Cuidado.— advirtió haciendo a un lado el cuerpo de él y el suyo.

Hinata se estaba regañando internamente, podía negarse, pero sus instintos de chica enamorada le decían que el moreno necesitaba esa soda, no lo dejaría sin ella.

Hizo lo mismo que hace diez minutos, golpeó varias veces la máquina buscando el problema; se mordía los labios en todo momento, tratando de tranquilizarse por estar cerca del Uchiha.

Mientras tanto, detrás de ella todos la miraban, esperando a que fallara o rezando para que no la humillaran.

Se separó un poco, aumentando la tensión en el ambiente de la cafetería. Sasuke se mostraba desinteresado, ¿qué iba a hacer esa tonta niña?

Y de una patada certera y fuerte, la lata cayó como si la máquina no tuviera fallo.

Uchiha abrió sus ojos impresionado. Hinata rezaba por que no hubiese comentarios de su parte. Y Karin tomó el refresco para entregárselo.—Aquí tienes Sasuke-kun.— el moreno no despegó sus ojos de la cabellera oscura de la chica ninja, pero al obtener lo que quería, su expresión desinteresada volvió y se fue.

Karin le echó un último vistazo de odio a la Hyuuga antes de correr hacia donde se había ido el muchacho.—Supe que volviste a sacar el puntaje perfecto— habló caminando a su lado, obteniendo atención nula por parte de él—, ¡eres asombroso!

—¡Hinata!— comenzó a gritar la rubia, tratando de que el estúpido chico se diera cuenta de su existencia. Sintió la mano de Tenten en su brazo, tratando de detenerla, pero fue como si la estuviese alentando, porque gritó más fuerte— ¡Hyuuga Hinata!— gritaba en dirección a la máquina, donde se encontraba su amiga petrificada, pero al no ver que el chico le prestase atención, decidió levantarse y hacerlo hacia donde se encontraba el pelinegro— ¡Hyuu-ga Hi-na-taaa!

Para sorpresa de todos, el Uchiha finalmente volteó. Ino se sentó satisfecha y Tenten se cubrió el rostro, esperando lo peor.

No fue hasta que el moreno comenzó a caminar en dirección a la pelinegra que la rubia se sintió alarmada.

Mientras tanto, al sentir su presencia acercándose, el corazón de ella latía más y más. Volteó esperando a que él le diera las gracias, a que le dirigiera la palabra siquiera. Pero Sasuke la ignoró completamente, acercándose a la máquina y tomando su cambio de la pequeña rejilla.

Se alejó sin siquiera mirarla.

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